jueves, 24 de diciembre de 2009

En tren todos - Editorial del 26 de diciembre de 2009

En tren todos - Editorial del 26 de diciembre de 2009

Los kirchneristas hacen una bandera de la revisión del pasado, pero solo de aquellos aspectos que los tienen a ellos como supuestos héroes, incluso fabricándose biografías que no coinciden en absoluto con la realidad. Néstor y Cristina, por ejemplo, se inventaron un pasado montonero que “ni ahí”, como se dice ahora. No estamos diciendo con esto que esté ni bien ni mal haber sido montonero. En todo caso a este tema ya lo hemos tratado y lo seguiremos haciendo cada vez que se cuadre. Pero así como en su momento nos pareció horrible lo del Gral. Camps, que justificaba la desaparición de diez militantes con tal de encontrar a un “subversivo”, a contrario sensu, merece la misma calificación la actitud de quienes habiendo estado entre los nueve, pretenden ahora, ya sin riesgos, haber sido el uno que se salvó.

Entonces, cuando hablan de los trágicos hechos del 19 de diciembre de 2001, y le adjudican a Montiel la autoría intelectual de las muertes de Eloísa Paniagua y Romina Indurain, pero no hablan de las que, con el mismo ilógico argumento, serían responsabilidad de gobiernos peronistas, están faltando a la verdad. Nos referimos, por supuesto, a las de Pocho Lepratti en Santa Fe y Kosteki y Santillán en Buenos Aires, para no hablar, que deberíamos hacerlo bien a fondo, para terminar con tanta “vulgar y estúpida mentira” del altísimo porcentaje de desaparecidos en el gobierno “democrático y republicano”, peronista, de Isabel Martínez o a la subrogación presidencial de Ítalo Argentino Luder. Gobierno que, por otra parte, votaron muchos olvidadizos.

En el fatídico programa 6, 7, 8, absurda propuesta totalitaria del canal oficial, y desperdiciada opción para hacer un programa serio y objetivo, se criticaba el otro día al juez que había fallado en favor de la inconstitucionalidad de algunos artículos de la Ley de Medios. Por supuesto que las objeciones no tenían que ver con la racionalidad o no del fallo, ya que esa no es la fórmula que adoptó el programa, sino con el hecho de que el citado Carbone había sido funcionario del gobierno de facto de Lanusse.

Dada la edad que tiene ahora el juez, uno debe suponer que el suyo habrá sido un cargo de menor importancia. No creemos, en todo caso, que se haya desempeñado como Asesor Legal o Director de Asuntos Institucionales y Jurídicos, como sí lo hizo acá un destacado jurisconsulto cuyos fallos en el máximo tribunal de la provincia nunca se discutieron con ese argumento, ya que hacerlo hubiese sido desmerecer sus valores intelectuales. Habría que avisarles, eso así, a los genuflexos conductores de ese adefesio televisivo vulgar y trapero, que si no se mide a todos con la misma vara, entonces no se debe medir. Como en una de esas no conocen el caso, y para que sepan que el de este juez que se animó a contradecir la presión de Aníbal Fernández no es el único en la lista de colaboradores de golpes de estado y gobiernos inconstitucionales, nos ponemos a su disposición para brindarles la información necesaria, que no es de tan pública difusión. En todo caso, para aquellos a los que les moleste esta referencia, nos gustaría verlos hacer mención pública de eso que muchos de ellos denominan “pecados de juventud”, con el ánimo de quitarle importancia a la cuestión, siempre y cuando se trate de ver la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio.

Cuando decimos más arriba que 6, 7, 8 desperdició una oportunidad única, lo hacemos porque los noticieros de los demás canales nos parecen una bazofia al servicio de intereses económicos o políticos aviesos. Pero criticar eso y hacer luego lo mismo, es paradójico. La única diferencia es que en vez de endiosar a De Narváez como hace América TV, o a Duhalde como hace el Canal 26, éstos ponen en un pedestal a la pareja presidencial y a cuántos constituyen su cohorte, sin atreverse a criticar ni una de sus acciones. ¡¿Entonces?!

Pese a que se nos sube la presión cada vez que miramos el programa, lo hacemos cada vez que podemos para ver hasta dónde puede llegar la hipocresía. Así, días pasados, fuimos testigos de dos aseveraciones que hubiesen ameritado protestas del panel, pero prefirieron seguir arrastrándose. La primera mención tiene que ver con un video que mostraron, en el cual la Sra. Presidente analizaba publicidades de los ’70. Cristina se refirió al actor que las protagonizaba como un “idiota”, y nadie dijo nada. Solo Darío Grandineti, que estaba como invitado, atinó a manifestar que era un error atacar al cartero. Obviamente que fueron rápidamente al corte y ahí quedó el tema.

Pero mucho más grave fue la participación del jefe cegetista Hugo Moyano, que muy suelto de cuerpo, y con la seguridad que le brinda su actual impunidad (¡cuando las barbas de Zanola veas cortar pon las tuyas a remojar!) afirmó que el vicepresidente Julio Cobos tuvo "miedo" cuando votó contra el Gobierno por la resolución 125 y que, por ello, "no está en condiciones" de ser presidente en 2011. Por supuesto que para Moyano hablar de miedo es referirse a algo que no conoce, porque siempre lo rodean quince guardaespaldas y su vida pública (no la política) es nula o desconocida. Él sabe cómo manejar el miedo, o en todo caso, como revertirlo y hacer que lo sientan los demás.

Parce que nos fuimos un poco del título y de la intención que teníamos al empezar, pero así somos. Así que, para ir entrando en tema (¡ya casi para ir saliendo!), y para continuar con el juego de palabras propuesto en el título, no hemos escuchado en ninguno de los discursos de los funcionarios provinciales y municipales referencias al tren que, todos los días, desde hace ya seis años, va y viene a Villaguay. Pareciera ser que se trata de un “tren fantasma”, y por eso se lo ignoran. ¡No sea que al hacerlo haya que reconocer que hubo un gobernador que se animó, cuando todavía estaba fresco el aroma a “menemismo” (hoy ya absolutamente desaparecido, aunque a muchos les quede la marca de la etiqueta en el frasco y no la puedan despegar), a comunicar pueblos a través de los rieles, haciendo honor a la frase que ahora se pretende acuñar: “ramal que abre, ramal que no cierra más”.

Esos mismos que niegan la realidad tampoco recuerdan que hubo una orden expresa para que no se cruzara ningún funcionario municipal de esa época a despedir la formación y participar de la alegría popular. No por casualidad, ahora lo entendemos, el único que se animó a hacerlo en aquél día de agosto de 2003 no estuvo el sábado.

Le sugerimos, entonces, humildemente, a la Sra. Perla Battilana, que le dé el mismo consejo a algunos de sus “compañeros”, que no dejan de hablar de “la herencia recibida”, de los Federales, de la herencia de Montiel, de los presos peronistas, etc. Cuando ella habla de que "se terminó el tiempo de rezongar y de quejarnos", ese consejo debe ser para todos, o para nadie.

Lo mismo que el tren.

Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

viernes, 11 de diciembre de 2009

El Estado es él - Editorial del 11 de diciembre de 2009

El Estado es él
A la hora del balance periodístico del presente año, uno no debería dudar acerca de que el tema más importante, por sí solo y por sus implicancias, termina siendo el de la embestida de Néstor Kirchner contra los medios.
Seguramente habrá quienes propondrán, por el contrario, la derrota del oficialismo como noticia para ocupar dicho lugar, pero estamos convencidos de que ésta es solo una cuestión rutinaria, propia de un sistema democrático, que no debe asombrar a nadie. Es más, nos parece que solo adquiere real importancia si la consideramos como la directa causa fuente para el berrinche del monarca (monarquía=gobierno de uno), expresada primero con el tan emblemático "¿Clarín, estás nervioso?", y luego con la presión para que se votara la ley.
Conste que no vamos a entrar a acá a discutir la cuestión acerca de si en la Argentina existe un monopolio en la comunicación. No es necesario hacerlo de tan evidente que resulta. Además ya hemos profundizado el análisis en tiempos más cercanos al tratamiento legislativo. Lo que sí queremos dejar en claro es que estamos advirtiendo, aún cuando ya algo atenuada en los adláteres, una despreocupación respecto a la motivación que se ha tenido al dejar al descubierto el tema.
Para hablar claro, a nadie que haya tenido uso de razón (técnicamente) en los años setenta se le puede escapar el recuerdo de cómo se apeló, con vileza extrema, a nuestro acentuado fanatismo futbolístico y a nuestra propensión a confundir camiseta con bandera, para tapar frente a propios y a extraños la verdad acerca de la represión brutal que, sistémicamente, se estaba llevando adelante. Se ganó el Mundial 78 al precio que fue necesario pagar, y todos salimos a la calle a festejar, sin preguntarnos siquiera a quiénes les estábamos siendo funcionales. Es más, hasta en los autos de más de un "pintado" lucía aquella calcomanía puesta a todo lo ancho de la luneta trasera y que declaraba, indubitablemente, que "los argentinos somos derechos y humanos".
Es claro que también es de honestos recordar que el que osaba sugerir un pensamiento discordante, renegando, por ejemplo, y aunque fuera momentáneamente, de la irracionalidad, era tildado automáticamente de anti argentino, segregado de cualquier foro, por más intelectual que fuera el mismo (el foro) y condenado inicuamente al ostracismo.
Algo similar ocurrió, pocos años después, con la aventura alcohólicamente suicida de Galtieri. Casi nadie se detuvo a advertir que el único propósito que tuvieron los militares para intentar "recuperar" las islas era el de meter la basura debajo de la alfombra y detener el vertiginoso avance de la democracia. Otra vez fuimos a cantar loas al régimen, sin importarnos para nada la reiterada funcionalidad.
Debe haber a lo largo de la Historia Argentina reciente muchos otros casos de esa pérdida de la brújula, para hablar metafóricamente. No nos olvidemos que ese invento chino marca siempre el norte, salvo que uno le acerque un imán artificial y la engañe maliciosamente. ¡Oh casualidad!
Pero como no tenemos el tiempo ni el lugar para hacer una búsqueda exhaustiva de tales ejemplos, vamos a dedicarnos al último de ellos, que, como ya dijimos, es para nosotros el tema del año.
Muchos amigos y conocidos se sumaron a la ola, a nuestro entender llevados más por el rechazo a la ley vigente que por la convicción de que la nueva era la adecuada. Algo así como la frase de Borges, que dejaremos trunca porque en su obra está referida a su relación patológica con Buenos Aires: "No nos une el amor sino el espanto…"
Pero esa adhesión resultó finalmente incondicional, no ya por decisión de cada una de estas personas, sino porque los términos del contrato que se firmaba con Kirchner al avalar el procedimiento, tenían una similitud notable con aquellos contratos de adhesión en los que nunca leemos la "letra chica", y esa es la que finalmente termina perjudicándonos.
Discutimos mucho, y ahora queremos dejar esos argumentos por escrito, defendiendo nuestra postura respecto a que Néstor Kirchner avanza, es cierto, pero que lo hace sobre cuestiones tan sensibles como la libertad de expresión y otros derechos y garantías constitucionales. No es cierto que lo anime la ardorosa defensa de la República ni de la Constitución Nacional. Esos banales propósitos nunca frecuentaron sus decisiones de gobernante. Es solo que, para su suerte (circunstancial) se encontró con una sociedad desmoralizada, anestesiada y también resignada.
Es evidente que una enorme mayoría social no quiere a los Kirchner, pero hasta esos sectores suponen que ya todo es inevitable en una Argentina cooptada por líderes caprichosos y mandones exitosos.
La libertad de expresión es el derecho de la gente común a conocer las cosas que el poder esconde. Y para citar un caso demostrativo de que eso es ahora dudoso en la Argentina, tomamos nota de algunas cosas ocurridas durante la sesión de la jura de los nuevos diputados y la elección de las autoridades de la Cámara. Estábamos siguiendo ese jueves 3 de diciembre, a las 23,30 para ser más exactos y para tomar una referencia comprobable, el debate. Lo hacíamos como siempre, cambiando de canal a cada instante, para poder efectuar una síntesis de las opiniones de los analistas de cada uno de ellos, y de ahí inferir las motivaciones ideológicas que guían los distintos comentarios. Pero hete aquí que cuando le conceden la palabra al recién asumido Felipe Solá, "peronista disidente", el Canal 7 lo sacó del aire y puso la reiteración del discurso del presidente del bloque oficialista, Agustín Rossi.
Si ese es el manejo de la "verdad" que nos ofrece el modelo, nos parece que saldremos de Guatemala para meternos en "Guatepeor". Por supuesto que la cosa no queda ahí. Si uno ve diariamente, aunque sea un ratito, y conteniendo las arcadas, el canal oficial, no puede menos que horrorizarse imaginándose un escenario en el cual el único medio esté en manos del estado.
Y para aquellos que supongan que habrá libertad para adquirir las concesiones en el futuro, no nos parece que vaya a pasar algo distinto de lo que pasa ahora. Nada más que los medios, en vez de ser de los que alguna vez fueron amigos, lo serán de los nuevos.
Recordemos que cuando el titular del Comfer, Gabriel Mariotto, se defendió asegurando que el artículo 25 de la iniciativa establecía que los poseedores de licencia tenían que tener como objeto único la radiodifusión, y a una pregunta de Gerardo Morales acerca de si podían participar como socios en una unidad de negocios los contratistas del Estado, admitió: "No, esa prohibición que usted marcó no está".
Por lo tanto uno puede colegir que Cristóbal López, empresario del juego y amigo de Kirchner, formará parte del nuevo negocio, tal como forma parte de todo lo que desde el gobierno sea negocio, permitiéndole al ahora devaluado matrimonio presentar ante la opinión pública una verdad tan mentirosa como se les ocurra.
Si uno tiene memoria, y volviendo a aquello de los que alguna vez fueron amigos, Kirchner prorrogó hace algunos años las licencias de los canales de TV por aire y confesó que había sido "a pedido de las empresas".
Uno tiene todo el derecho a pensar que, si se hizo una vez, se puede volver a hacer.
Palabras borradas por los hechos. Esa es la contradicción que no supieron (¿no quisieron?) ver ni siquiera los que coinciden auténticamente con la nueva ley. ¿Democratizar los medios de comunicación? ¿Quién lo va hacer? ¿Un gobierno que ha intervenido los teléfonos y los e-mails de los periodistas, y que ha castigado, difamado y censurado cuando pudo al periodismo independiente?
La peor consecuencia de estas sucesivas regresiones ocurre cuando todos, sociedad y dirigentes, se terminan acostumbrando a un mundo sin libertad.

jueves, 3 de diciembre de 2009

El desafío - Editorial del 4 de diciembre de 2009
Cuando se acerca fin de año llega una hora crucial para los adolescentes y para sus padres. Nos referimos, sobre todo, a aquellos adolescentes que terminan el colegio (nos quedamos con la vieja denominación), porque en ellos, y para sus padres, se suma a la problemática normal de cada día la que viene reservada para este tiempo "bisagra".
Nosotros hemos practicado y hemos predicado una forma de actuar frente a ésto, sobre todo desde la cátedra en la que desde hace ya casi veinte años acompañamos este último camino de una etapa y primero de lo que podríamos denominar "la vida en serio".
En medio de esta situación de crisis que para los chicos supone asumir que crecieron, que muchas de las cosas que se les perdonaban ya no se les perdonarán, que muchas de las cosas que se les permitían ya no se les van a permitir, y que muchas cosas que se ocultaban van a salir a la luz, nosotros creemos que esta toma de conciencia es importante, porque se están jugando con ella todos los años de su vida, por aquello de que si mezclamos tierra con agua, inexorablemente va a salir barro.
Es muy frecuente, cuando uno se hace el hábito de intercambiar opiniones con los adolescentes, el escuchar la afirmación de que se trata de los peores momentos de su vida y que harían cualquier cosa por no atravesar por los mismos. Pero también se escucha en esa especie de confesión que les cuesta comunicárselo a los padres.
Es por eso que, como estamos viendo, cada vez se posterga más el tiempo del despegue, y se buscan (y se encuentran) justificativos para justificar lo injustificable. Solemos sugerir que una posible solución es sacarse el problema de encima lo antes posible; definir casi inmediatamente a la finalización del secundario los pasos a seguir y hacerlo. Sin dudas, con la menor cantidad de dudas posibles, o con todas las dudas. No importa. Sólo se equivoca aquél que intenta hacer algo. Los otros sólo están para criticar.
La demora en tomar decisiones termina por volver más amenazante la situación, y es así que (esto está comprobado) empiezan las somatizaciones que los convierten en "víctimas" de su propia experiencia, impulsando a quienes los rodean a protegerlos (¡o a pensar equivocadamente que de esa forma los protegen!), y se quedan en la misma casa que los vio nacer, en la misma cama en la que durmieron toda la vida, solo por no animarse a correr el riesgo.
Los padres debemos, entre otras cosas, ser conscientes de que el adolescente está pasando por un momento de conmoción, tanto desde el punto de vista biológico como en su estructura psíquica.
Una de las cuestiones que debemos abordar sin que de parte nuestra (de los padres) quede ninguna señal de dubitación, tiene que ver con el hecho de trasmitirles la convicción de que cada vez es más necesario progresar en el nivel educativo. En una charla que teníamos días pasados escuchábamos a un colega decir que ya hasta para ser reponedor de un supermercado (¡esta mención no está dicha en tono peyorativo, por favor!) se requiere título secundario. La competencia laboral es tan despiadada que ya no quedan casos de sobreocupación (entiéndase por esto a todo trabajo que exija más capacidad de la que se adquirió) y sí aumentan los de subocupación (o sea aquellas tareas que son de inferior nivel que la preparación que uno trae). Ejemplo de esto último lo constituían en alguna época no muy lejana (aunque fuera ya mitológico el tema) la cantidad de arquitectos o de abogados que se ganaban la vida en Buenos Aires manejando un taxi.
Entonces, cada vez más, los chicos deben entender y aceptar que el título secundario es solo un paso en su formación. No les alcanza con eso y tienen que buscar profundizar y mejorar su acreditación académica. La etapa que les toca vivir es la ideal para atreverse a cruzar esa barrera. Hay que animarlos a que se vayan, aunque los extrañemos. Además, porque uno siempre debe alentar la esperanza de que luego vuelvan, más capacitados y habiendo aprendido a "jugar en otra cancha". Por supuesto que se extraña, por supuesto que cuesta, pero también hay que admitir que muchas cuestiones se tergiversan o se manipulan de acuerdo a las ganas que uno tenga de tomar la decisión y también de aceptarla.
No comprendemos las dudas y vacilaciones de muchos padres a la hora de ejercer sus funciones de tales. Y menos cuando están fundadas en el temor de invadir los derechos de los hijos, porque eso denota que no se dan cuenta que se están planteando una seria restricción a la autoridad parental. Nosotros como mayores no podemos, ni debemos, darnos el lujo de dejarlos abandonados a su suerte.
Al respecto se nos ocurre el término "acompañarlos" en el sentido de ayudarlos a organizarse, ordenarse, establecer rutinas útiles, y sostenerlos en los momentos de desgano y falta de fuerzas.
Estamos convencidos de que de esa manera nuestros hijos entienden que pueden confiar en nosotros como para solicitarnos ayuda porque no se encuentran solos en esta situación, y que, paralelamente, acudir en busca de ayuda a las personas que son de su afecto los va a hacer sentir más tranquilos.
Por supuesto que, como sugerimos más arriba, se van a encontrar con dificultades, pero también de ellas podemos extraer sus aspectos positivos, para convencernos juntos, nosotros y nuestros hijos, de que así es la realidad que nos toca vivir, con inconvenientes, con tropiezos, con aciertos y con fracasos.
Seremos ilusos si no comprendemos que no está sólo en nosotros la solución de estos problemas. Estamos inmersos en un entorno que le aconseja a los adolescentes otro tipo de vida, seguramente porque pretende tenerlos cautivos de sus intereses económicos, políticos o sectoriales. Eso lleva a que, muchas veces, haya padres que piensen que su círculo se ha salvado del problema y que sólo afecta a los demás. Más allá de conmovidas apelaciones a la importancia de la educación, la sociedad no está dispuesta a hacer los sacrificios personales y de conjunto necesarios para afirmar en los hechos esta importancia.
Con la antigua (y ahora degradada) "complicidad" de padres y docentes, nuestros hijos deben saber que educarse es un trabajo difícil que realiza cada persona sobre sí misma, ayudada por otros.
Es muy probable que la mayoría de los lectores padres de adolescentes no tenga el problema que aquí describimos.
O que no sepa que lo tiene.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

viernes, 27 de noviembre de 2009

Una vulgar y estúpida mentira - Editorial del 27 de noviembre de 2009
Somos conscientes de que es muy difícil que la destinataria directa de nuestra página de hoy lea este trabajo, y nos duele porque sentimos hacia ella una admiración artística que nos hizo incluso rastrear su primer disco, que nosotros teníamos en LP y que habíamos extraviado hace muchísimos años.
Claro está que esa "admiración", que debería subsistir e incluso estar potenciada por el paso del tiempo y el avance de la nostalgia, cayó en el vacío coetáneamente con la decisión de Nacha Guevara (que de ella se trata), de figurar en las listas de "candidatos testimoniales" para las pasadas (por adelantadas) elecciones a diputados nacionales.
Ya en aquella oportunidad hicimos pública nuestra postura al respecto, opinando que constituían una burla al sistema democrático, porque subvertían el sentido que tienen los representantes, que es justamente no solo ser candidatos a representarnos sino, fundamentalmente eso, representarnos.
Algunos de esos "chupamedias" que se prestaron a engrosar las débiles listas del kirchnerismo, sin tener los que hay que tener para decir que no ante la propuesta de una payasada, expresaron a tiempo, como para cubrir sus vergüenzas, que lo hacían en ese carácter, o sea que eran meros "prestanombres", y que así lo tenían asumido. No les envidiamos la elocuencia que deberán haber demostrado ante sus íntimos para justificar este bochorno a que ¿se vieron obligados?, salvo que más allá de suponerlo, desconozcamos la magnitud de las contraprestaciones que recibieron a cambio de mostrarse en esa "vidriera irrespetuosa" que tan bien describiera Discépolo en su "Cambalache".
Cuando se caía de maduro cuál era la naturaleza jurídica de este absurdo y ficticio encolumnamiento, Néstor Kirchner, que necesitaba de esos nombres famosos para apuntalar su débil postulación, lo que quedó demostrado cuando perdió, había dicho que las "candidaturas testimoniales son la conceptualización de ponerle rostro al proyecto". Acá debemos decir que, a nuestro pesar, estamos de acuerdo con el ex presidente. Eso es exactamente en lo que consistían las mismas. Y por eso se necesitaba la mayor cantidad posible de caraduras, que no tuvieran ningún miramiento, por ejemplo, en militar en cuánta organización de defensa de la democracia existiera o existiese, al tiempo que generaban con su accionar un vil ataque al sistema. Sor Juana Inés de la Cruz se regodearía con aquello de "…sin ver que sois la ocasión de lo mismo que juzgáis".
En el disco "Este es el año que es", al que hacíamos referencia más arriba, entre otras canciones Nacha le dedica una a Roberto Marcelo Levingston, increíble Presidente de la Nación (no más increíble, al final de cuentas, que la misma Nacha candidata), en la que, en un tono coloquial se burla de su falta de autoridad. En el mismo tono utilizado por ella, podríamos nosotros ahora decirle: "terminaste doblegándote al poder, te usaron y te tiran y ahora la opinión pública con vos va a ser siempre lapidaria. Cargarás con una mochila de plomo por este fraude; un fraude tan grande como tu nombre ficticio. "De apuro llegaste y de apuro te fuiste, ¿por lo menos te han indemnizado?", decía esa canción. ¿Habrá ahora quien se la cante a ella?
Alguna vez, ante la renuncia de un amigo (a tiempo) al cargo para el que había sido electo, arriesgamos la opinión de que "la única ventaja de jugar con fuego es que uno puede aprender a no quemarse". Nos reservamos el derecho a pensar que, quizás, un ataque de dignidad, de lucidez, le hizo ver la realidad. Así vio el abuso del poder, las violaciones a la Constitución, la soberbia y la gran corrupción, ¡y se espantó!
De todas maneras, justo ahora que se está aprovechando la oportunidad histórica que brindan estos excelsos legisladores que tenemos hasta el 10 de diciembre para votar, un poco de apuro, las necesarias leyes que requiere esta República y que nunca se pudieron lograr hasta ahora, se podría dictar una ley que sancione de por vida a un candidato que hace esta basura, además de prohibirle recibir un peso de pensión y/o jubilación por esa causa. Habría que suspenderlo como ciudadano por el tiempo que iba a durar su mandato, que no pueda sacar créditos, pasaporte, nada de nada. Así aprenderían a respetar a la Constitución y a sus semejantes. ¿Estoy soñando despierto? Dígamelo Ud., amigo lector, porque creo que eso es lo que me pasó también cuando escribí la página de la semana pasada, imaginando una noticia que debería haber existido, pero que no fue. Lamentablemente para todos.
Las únicas dudas que nos quedan ahora tienen que ver con las promesas que Nacha Guevara no cumplirá. Lástima que todavía no tenemos una versión digital de nuestro semanario, pero como decimos siempre que recurrimos a un "soporte" (así se llama ahora) que no podemos transcribir, ponemos a disposición este disco que parece premonitorio, porque Nacha se burla y juzga muy ferozmente en él los mismos comportamientos que ahora asume, sin vergüenza (se puede leer todo junto).
No podemos soslayar que, en plena campaña aseguró: "veo esta posibilidad como un nuevo camino que permitirá dedicar mi energía a la tarea más alta: la tarea de servir a los demás… Haré lo que he hecho cada día desde hace 40 años, utilizar mi creatividad, trabajar mucho, perseverar y buscar la excelencia. Sé que no es una tarea sencilla, pero yo soy una mujer afortunada porque nada en la vida me ha sido fácil y desde este pequeño lugar intentaré ayudar a construir un país más feliz".
A ver. ¡¿Tantas palabras para decir que finalmente iba a renunciar?! ¿O no es eso lo que quiso decir? Estás segura, Nacha, de que renunciando estás "ayudando a construir un país más feliz"?
"Estoy preparando proyectos que presentaré a partir de esa fecha, pero voy a hablar muy poco porque ya hay mucha gente hablando como si supiera", aseguraba un mes atrás la diputada electa que nunca asumirá su banca. Obviamente ahora descubrimos que se estaba refiriendo elípticamente a ella misma, que era la que hablaba como si supiera.
"Quiero invertir mi energía en hacer mi trabajo, como sea, pequeño, sin pretender cambiar al mundo. Se pueden hacer muchas cosas, aunque sean chiquitas. Quiero saber si sirvo para servir. Siempre se puede hacer algo. Pero no esperen nada espectacular porque lo espectacular lo hago sobre el escenario. En la política haré un trabajo de hormiga". Luego del encomillado, que transcribe textuales sus palabras, y no sin antes decir que de tanto querer servir fue finalmente servil, nos queda a nosotros agregar que más que un trabajo de hormiga, el suyo parece el "trabajo" de la cigarra de la famosa fábula.
Elisa Carrió, anticipándose a los hechos, aún desde su visión apocalíptica, y dándose cuenta de cómo venía la cosa, pidió en aquél momento que Jorge Luis Borges encabezara la lista del Acuerdo Cívico y Social. De igual manera y por obvios motivos, el escritor tampoco asumiría su banca.
Nacha, para terminar, y como dice Valeria Lynch (por hora solo cantante), en la misma canción que usamos por título, te quedaría por asegurar:
"Me marcho muriéndome de rabia y de tristeza,
me guardo mis afanes de grandeza,
jugué a ganar y sólo he conseguido
un puesto en el reparto del olvido..."
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 19 de noviembre de 2009

Día no trabajado, mes no cobrado - Editorial del 20 de noviembre de 2009
Justo cuando íbamos a comenzar a escribir la página de hoy hemos leído con mucho beneplácito y con una inmensa alegría que no podemos ocultar, la noticia de que la totalidad de los funcionarios públicos entrerrianos y de los distintos municipios, que concurrieron el pasado martes 17 a los actos por el Día de la Militancia, ha presentado ante los organismos de los que dependen sus cargos una solicitud irrevocable de que le sea descontado el día de inasistencia a su trabajo y también, obviamente, el presentismo correspondiente.
Consideramos que es una actitud que además de ponderable, deja en claro que el principio seguido para con los docentes de nuestra provincia respecto a "día no trabajado, día no cobrado", que con tanta enjundia defienden el Sr. Gobernador y sus ministros, incluida, por supuesto, la Presidente del Consejo General de Educación (sobre todo ella, que debe defender y hacerse cargo de sus dichos "…y día no trabajado día no pagado, es una decisión política del gobernador que compartimos, y va a seguir firme"), ha calado hondo en la dirigencia. Esto no nos llama la atención, sabiendo que todos ellos pertenecen a un partido político que ha privilegiado el cumplimiento de las leyes por sobre todas las cosas.
De todas maneras, y como estamos acostumbrados a que nos sorprendan desagradablemente, hemos tomado la decisión de "hacer punta" en la ejemplificación de los hechos, poniendo a disposición nuestro recibo de sueldo de dos horas de la cátedra de Relaciones Humanas, que dictamos los días viernes en la Escuela de Educación Tecnológica N° 79 de esta ciudad. Como podrá ver el atento lector, si quiere, nos ha sido descontada la totalidad de nuestro sueldo, bajo el concepto de "descuento por días de inasistencia", tal como se ha comprometido a hacer Urribarri con quienes osamos contravenir sus especiales interpretaciones de las normas constitucionales vigentes.
Es más, en un sano ejercicio del poder público, y haciéndonos saber quién es el que manda acá, en esta estancia ubicada entre ríos, pese a que en el mes que se nos abona (septiembre) hubo un solo paro en día viernes, a modo ejemplificador, semejando los lonjazos que se solían aplicar a los que se "retobaban", nos ha dejado sin salario, aplicando una extensión del principio para ajustarse a nuestro título de hoy, pese a que hemos trabajado los tres viernes restantes. Para colmo ahora tiene el aval de Moyano y su gente, que calificó como "zurda loca manejada desde afuera" a los movimientos sindicales que se atreven a discutirle su monopólico y totalitario manejo gremial. En esa "bolsa" cayó la CTA, con lo cual también hemos caído quienes la integramos, en este caso la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos. Solo nos resta esperar a saber cuándo empezarán con la implementación de la "solución final", cuyos prolegómenos serán, seguramente, luego de esta vileza, cuestiones tales como "pueblo/antipueblo" o "patria/antipatria".
Pero no queremos dejar de expresar que nos parece una fenomenal aplicación de la justicia la que hace el primer mandatario de la provincia. Imagínese Ud., amigo lector, qué ganas pueden quedarle a un empleado de protestar o de sumarse a un plan de lucha, si como respuesta el gobierno se queda con su plata, que se ha ganado con el sudor de su frente. Ya lo dijo quien no por casualidad es la máxima autoridad de la educación en la provincia, la Prof. Bar, que en un exceso de convicción ciudadana, y haciendo gala de una profunda fe democrática, declaró, a propósito de los descuentos (a los docentes): "Por eso, pienso que esto también va a incidir en el no acatamiento a medidas de fuerzas que son exageradas en el reclamo". Esto, señoras y señores, parece que se llama ¡justicia social! Ya es hora, según la citada profesora, de que el ejercicio de los derechos cueste plata, así volvemos a los totalitarismos, que son más cómodos ya que se reprime, y listo.
Es claro, entonces, que los índices de presentismo aumentarán de aquí en adelante (Graciela Bar dixit), teniendo en cuenta el poder de convicción que tiene este gobierno, que no solo le ha encontrado la vuelta a este tema de los descuentos, sino que, además, y utilizando el antecedente directo de Goebbels por aquello de "miente, miente, que algo quedará", pone a consideración de la opinión pública los datos del paro docente del pasado viernes 13 de noviembre, pero utilizando para ello las planillas del 3 de abril. Seguramente esos números le convenían más que los reales, que manifestaban un cambio en la actitud de algunos maestros y profesores, que cansados del manoseo, habían decidido plegarse a esta medida de fuerza. Así procede, pero en forma de sátira, Les Luthiers, cuando en su tema "Visita a la Universidad de Wildstone" aclara que el video publicitario está filmado en la Universidad de Columbia, que, por supuesto es más linda y más grande. ¡Pero no es la de Wildstone!
Pero ahora estamos muy esperanzados en que a fin de mes, cuando a los funcionarios políticos que asistieron a los actos del pasado martes les sea aplicado el mismo criterio y no puedan pagar no ya la canasta básica sino las cuotas de sus cero kilómetro, ni los alquileres de sus lujosos departamentos, ni puedan irse de vacaciones, se levante el clamor popular al ponerse ellos a la cabeza de la defensa irrestricta de derechos constitucionales tan esenciales como el de festejar el Día de la Militancia, aunque caiga en fecha hábil y complique la prestación de sus tan importantes servicios.
Confiamos en que la afectación de los emolumentos de personajes tan preclaros e imprescindibles para la continuidad del sistema democrático, haga reconocer su error al Sr. Gobernador y le indique la conveniencia de legalizar la cuestión, devolviendo aquello indebidamente retenido, y ordenando que, de aquí en adelante, como debe ser, se respeten los artículos de la Constitución Nacional que se están vulnerando arteramente. Hablamos, por supuesto, del 16°, que menciona aquello tan raro de que "todos somos iguales ante la ley", del 19° que dice que "ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe" y, por supuesto, del 14° bis, que define que "Queda garantizado a los gremios…el derecho de huelga". Por supuesto que para que esto sea así, también deberá el Sr. Gobernado releer el art. 28°: "Los principios, garantías y derechos reconocidos en los anteriores artículos, no podrán ser alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio", lo que no se puede hacer ni aun contando con la "mayoría automática". Conste.
A la vista de los resultados, que están a nuestro alrededor y no requieren de mucha inteligencia para advertirlos, y a juzgar por los veloces enriquecimientos de quienes pasan por el poder, el concepto de pueblo no es para ellos el mismo que tenemos nosotros. Ellos al pueblo lo conocen poco, y encima lo menosprecian.
Debemos asumir, entonces, que lo de descontar es una decisión economicista de un gobierno neoliberal y antipopular, que pretende equilibrar sus cuentas ajustando a los trabajadores, sin políticas de estado en educación y en salud. Su único fin es presionar al que menos tiene, pero sigue con presupuestos para ñoquis que bien sabemos quiénes son, para familiares, amigos, punteros, etc., los que, si les descontaran por día no trabajado, deberían pagar encima.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 12 de noviembre de 2009

Nada el pájaro y vuela el pez - Editorial del 13 de noviembre de 2009
Lo que tan visionariamente anunció María Elena Walsh hace más de cuarenta años, se está cumpliendo al pie de la letra. Ella decía (y cantaba, como cantamos tantos con ella y después de ella) "vamos a ver cómo es, el reino del revés", y ahora nosotros estamos viendo su canción hecha realidad. Lamentablemente.
Sobran los ejemplos que prueban nuestra aseveración, y vamos a recurrir a ellos para que ésta no sea solamente una expresión de ideas sino que se subsuma en hechos concretos.
Hace poco releíamos a José María Rosa, con quién estudiamos en la Facultad de Derecho de la UBA (como discípulos, no como condiscípulos, que se entienda), y de quién no se puede sospechar ideas extrañas al "sentir nacional". El que fuera uno de los más importantes historiadores argentinos, más allá de su original postura, decía que "una sociedad no es una entelequia a desarrollar fuera del tiempo, una máquina que se construyese pieza a pieza. Una sociedad es un cuerpo real y vivo, con raíces que se clavan en el pasado y ramas que se dirigen hacia arriba".
Siguiendo un poco con el hilo iniciado la pasada semana, a los efectos de terminar de desmitificar algunas cuestiones, es bueno recordar que gracias a la Historia (como ciencia, por eso va con mayúsculas) podemos reconocer los lazos filiatorios que hay entre el pasado y el presente. Nuestro hoy es hijo de nuestro ayer, y eso es indiscutible. Como pusimos alguna vez, "de aquellos polvos estos lodos".
Si no sirviera para eso la Historia no tendría interés ni objeto. Entonces, con más razón, es lógico que nos alteremos cuando se falsifica el sentido, ya que quienes lo hacen, y a conciencia, contribuyen a pervertir la política, que es la ciencia que, bien aplicada, permitirá no repetir los errores del pasado.
Aquello del "juicio inapelable de la historia" no es más que un muy difundido lugar común. La Historia no es un tribunal que dicta sentencias y menos aún con carácter de inapelables. Puede aspirar a convertirse en memoria ordenada y razonada de los pueblos, pero por ahora sólo ayuda a comprender el pasado, y a través del pasado el presente.
Vamos, entonces, a las cosas, como nos pedía Ortega y Gasset a los argentinos.
El gobernador de la provincia, militante y dirigente de un partido de masas, que más que partido es un movimiento, y que tuvo como origen una impresionante movilización popular que ya está en el folclore de nuestro país, obviamente estamos hablando del 17 de octubre de 1945, dice ahora, que "amagar con una movilización no tiene sentido y lo mismo piensan los actores que trabajan con nosotros…por eso, amenazar con medidas de fuerzas es una práctica que ya no acepta nadie".
"Llama poderosamente mi atención la coincidencia en la modalidad de las protestas"… "la posibilidad de un plan desestabilizador a las políticas del gobierno actual".
¡Qué raro! Hablando de Historia, parece que el Sr. Urribarri no tiene sentido de pertenencia, y por eso abjura de los principios que lo llevaron a él mismo al gobierno. También la Historia le enseñaría, por supuesto, que Saúl Ubaldini esperó muy poco para hacerle la vida imposible a Raúl Alfonsín con paros y movilizaciones. ¿O es que aquéllas no entran en la definición que nuestro gobernador tiene de "plan desestabilizador? Porque de ser así, y de estar de veras "persuadido" el primer mandatario entrerriano de que es posible que la oposición haga eso, y él lo condena, debería hacer un mea culpa bastante grande.
Y ese mea culpa también debería incluir, para ser justos, al Presidente del PJ de Entre Ríos, José Cáceres, quién, en otro destacadísimo gesto de cultura cívica y democrática, de apoyo a las causas nacionales y populares y de defensa de los derechos de los trabajadores (¡ja!), dijo esta semana que "Si AGMER hace la protesta el viernes, cuando llega el presidente Chávez (todavía no se sabía que no venía, así que de todas maneras quedó en "orsai"), será para empañar la fiesta y quizás podría haber una confrontación con las agrupaciones peronistas que nos van a acompañar" (le faltó decir "cinco por uno" y ya estaba completo) , en referencia a la movilización que realizará la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos hoy. "Esta es una oportunidad para hacer negocios con los empresarios entrerrianos, justamente para darle más trabajo a la gente, y una movilización (de AGMER) podría ser un acto desafortunado y hasta temerario, ya que los justicialistas no se van a quedar con los brazos cruzados si pasa algo", aseguró el dirigente, olvidándose ya no sólo del 17 de octubre, sino también de la marcha peronista, de los discursos del general, de "el año 2000 nos encontrará unidos o dominados", de, de, de…
Otra, como para ir terminando (y anotando). Aumentó la cantidad de chicos en los comedores escolares del Departamento Uruguay. Así lo informó el delegado ministerial Miguel Iriarte a LT11.
Aún sin saber si la noticia se dio como buena o como mala, debemos suponemos que como mala, aunque no entendemos, entonces, la postura del funcionario. Pero si se dio como buena, entonces nosotros vamos a aportar que aunque el mundo cuente con una producción suficiente para alimentar cada boca, la cifra de personas que padece hambre ha subido dramáticamente a más de mil millones este año por primera vez en la historia de la humanidad -teniendo en cuenta que el 80% de esta población que sufre los estragos del hambre es campesino y campesina, desplazado o trabajador rural, indistintamente hombre y mujer.
No es una figura la existencia de tantas familias alrededor del hambre; es una cruda realidad. Irónicamente, esta crisis alimentaria que genera la "buena" noticia del crecimiento del número de asistentes a los comedores escolares (seguramente también se blasonará del crecimiento de los planes sociales) ha visto el desarrollo de iniciativas encaminadas en la misma dirección de las políticas que han creado el desastre actual.
La Historia, señores, también nos demuestra (¡quién quiera oír que oiga!) que esta situación que a los gobiernos kirchneristas le conviene (y le apasiona) porque les genera un clientelismo político inconmensurable, fue creada por el gobierno de Menem en la década del '90, y si bien no pudo ser solucionada en los dos años de gobierno de la Alianza, menos todavía se pudo (¿no se quiso, tampoco, dice usted?) arreglar en estos casi seis años de vida matrimonial.
Está vigente por estos días una campaña denominada "El Hambre es un Crimen", tendiente a demostrar que el problema existe y que no se va a arreglar con asistencialismo. Si el mundo toma en serio el hecho de erradicar el hambre, no existen muchas opciones.
Debemos apoyar y animar a la gente a producir alimentos para sus comunidades de manera sostenible. Una solución auténtica para la crisis alimentaria implica que la agricultura de pequeña escala, y no las corporaciones transnacionales, debe recobrar el control sobre los recursos productivos alimentarios como la tierra, las semillas, el agua y los mercados locales. Ésto es así, y habrá que buscarle la forma de armarlo rápido, antes de que se nos muera la gente o termine más cautiva de los perversos intereses partidarios. Como decía un amigo, que no estaba tan equivocado: a la gente no hay que regalarle pescado; hay que enseñarle a pescar.
No solemos mirar mucho Canal 7, porque nos parece demasiado chupamedias del poder. Pero por esto de seguir las alternativas de lo que iba a pasar en nuestra ciudad con la presencia de "Estudio País", nos encontramos con que en ese "programa federal" que tanto alaban, el periodista que representa a Catamarca denunció la falta de ambulancias en una ciudad de esa provincia (provincia en la que el kirchnerismo nunca pudo hacer pie). Pero, insólitamente, y por más que estuvimos un rato largo esperando, no escuchamos ningún comentario del representante de Santa Cruz respecto al viaje que el avión presidencial hace los domingos desde Buenos Aires hasta El Calafate a llevarle los diarios al matrimonio presidencial. ¡Por lo menos se podría haber dicho que con lo que cuestan esas horas de vuelo se podría comprar una excelente ambulancia para ese pobre pueblito catamarqueño!
En plena crisis mundial, como dice nuestra presidente, Brasil sigue creciendo y en Argentina, desde hace dos años, aumenta la pobreza, hay mayor desempleo y ya no le cierran las cuentas fiscales.
Encima, como si esto fuera poco, hay una interna sindical y "piquetera" en las calles con desestabilizacion del poder entre los propios "amigos".
La gente debe saber, entonces, que lo único que hacen los que defienden este modelo, es defender a los que se están enriqueciendo, mientras le mienten al pueblo haciéndole creer que se ocupan de él.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 5 de noviembre de 2009

30/10 - Editorial del 6 de noviembre de 2009
El viernes pasado se cumplieron veintiséis años de la reválida del derecho que tenemos los ciudadanos a elegir nuestros representantes. Este derecho, más allá de los resultados finales obtenidos, nos viene desde los tiempos de la Grecia "inventora" de la democracia, o sea desde los días en que a alguien se le ocurrió que nadie mejor para gobernarnos que nosotros mismos.
A medida que fue aumentando la cantidad de ciudadanos que habitaba las "polis", aún descontando aquellos que por ser mujeres, extranjeros o esclavos no podían votar, se fue haciendo necesario elegir de entre ellos algunos para que los representaran, porque de otra manera se hacía imposible la toma de decisiones.
Mucho se ha hablado acerca de la validez de este sistema, que nació con los defectos propios de algo hecho por los hombres, y que incluso ameritó que durante algunos períodos, en esa misma Grecia creadora, se utilizara la figura de la dictadura para "remendar" los errores. Es claro que en aquellos tiempos las dictaduras se atenían al estricto sentido de la palabra, y quienes las encabezaban, que por lo general eran preclaros e ínclitos ciudadanos, hacían exactamente eso: le dictaban a los demás lo que debían hacer. Una vez concluidos los deberes y aprendida la lección, para utilizar una metáfora escolar, el dictador se iba para su casa y la democracia resurgía.
Acá no fue tan fácil la cosa. Los dictadores no fueron jamás llamados por el pueblo sino que se autodesignaron "salvadores de la patria", y una vez puesto el pie sobre la alfombra, (para no decir otra cosa sobre el sillón) no escatimaron argumentos para explicar que el fin justificaba los medios y que tenían objetivos y no plazos.
Ahora bien, justamente al recordar ese día en el que los argentinos votamos, mayoritariamente, por las dos opciones populares que por esos tiempos se ofrecieron como alternativa, y elegimos de entre esas dos a la que nos garantizaba mayores posibilidades de enfrentar el desafío, bueno es que, más allá de recordar al Dr. Raúl Alfonsín y de añorar (esta es una visión personal del editorialista y está dicha mientras rememora aquellos inolvidables días) los actos multitudinarios (incluso el de la quema del cajón, porque de los errores también se debe aprender) y las larguísimas caravanas de esa noche, que se prolongaron hasta el lunes y lo convirtieron casi en un feriado patrio, hagamos también un análisis acerca de qué es lo que hemos hecho hasta ahora con esta propiedad que supimos conseguir, y hasta dónde somos conscientes del valor que tiene.
Si no leemos adecuadamente las líneas que nos escribe la Historia, aún la más reciente, solo conseguiremos, otra vez, que el árbol nos oculte el bosque. No resulta útil, entonces, negar que los hechos (¿deberíamos mejor decir los deshechos?) se suceden unos tras otros, a velocidades precisamente impensables, mientras el pensamiento y las ideas son devorados por la trivialidad que los deglute, que los ingiere como si la vulgaridad extrema fuese nuestro único proyecto viable. Así, mientras la mayor parte de los programas de la televisión lleva un estilo de farsa decadente, marcado por el griterío, las burlas en torno a bromas que degradan siempre a alguien, o los "ejemplos" tipo Zulma Lobato (hay muchos más, lamentablemente), la gente del país se mueve por la calle tratando de imaginar cada días más sutiles y complejas estrategias de supervivencia económica, o intentando encontrar un sentido a su propia vida en medio de una situación de caos.
A nosotros no nos convencen ya con cháchara. Nos da asco la exhibición obscena que se hace desde el poder y nos asusta la acumulación de espacios que, se nos ocurre, serán muy difícil recuperar. Cada vez que vemos las payasadas en las que se convierten los actos públicos en los que se inaugura lo ya inaugurado y se anuncia lo ya anunciado, sin ni siquiera sonrojarse ante el fracaso de lo que se inauguró o se anunció la semana anterior, el temor nos invade, porque amamos este país y porque necesitamos vivir en él para vivir, aunque esto parezca una perogrullada.
Como estamos obligados a creer en algo, y como cuando uno festeja un cumpleaños tiene que pedir tres deseos a la hora de apagar las velitas, y tirar de las orejas al homenajeado contando un año más de los que realmente cumple, a partir de ahora apostamos todas las fichas a que el día después del 10 de diciembre (otra fecha patria, de la Nueva Patria) la página de la democracia vuelva a nutrirse de los elementos que la justifican, y dejemos de lado aquellas cosas perniciosas que algunos confunden y tildan de democráticas.
En una Argentina que propuso que "con la democracia se come, se educa, se cura…", para luego amenazar con una "revolución productiva", y caer, finalmente, en las redes hábilmente arrojadas al agua por el matrimonio ahora presidencial, la realidad nos indica que cada vez hay más pobres y más desencantados, y hay muchos que se desesperan imaginando que no hay salida.
Creemos que va siendo hora de pensar que dos años pasan rápidamente, y que tenemos que ayudar a que pasen, y a que pasen lo más rápidamente. Para eso debemos ser conscientes de que los argentinos tenemos una verdadera pasión por abrazar "ideas totales", según los humores y las circunstancias, entregándonos a un credo (no en el sentido religioso, por favor, que se entienda) sin admitir que la verdad jamás es una sola, sino diversa y a veces no compatible la una con la otra. Estamos preparando un ensayo respecto a la cuestión de ser "gorila", tratando de analizarlo, lo más desapasionadamente posible que podamos (asumiendo la dificultad que eso conlleva), pero seguros de que hace falta desmitificar esa cuestión, porque acusando a los demás con ese mote se termina muchas veces justificando lo injustificable. A nosotros, en principio, no nos quedan dudas respecto a que muchos de los gobiernos justicialistas, específicamente el de Menem y el actual, entran más justamente en la definición de gorilas que otros que fueron denunciados de ello.
Pareciera que estaría llegando la hora de asumir la responsabilidad de todos, acordándonos, por ejemplo, a la hora de "sacarle el bulto", que muchos admiraban a Carlos Menem por sus salidas nocturnas y su afición por las mujeres y los lujos. Y a esos mismos, ahora, les cuesta mucho explicar por qué, por ejemplo, el criterio de memoria y justicia, o de Nunca Más, o de juicio y castigo a los culpables, que tanto pregonan, no se aplica a la hora de aclararle, sobre todo a la juventud esperanzada, cuál es la razón por la que hoy tenemos que reactivar los ferrocarriles. Como dice sabiamente Francisco Luis Bernárdez, "para recobrar lo recobrado tuve que haber perdido primero lo perdido".
La idea de que el pueblo alemán era inocente y los nazis, con Hitler a la cabeza, los únicos culpables, es un cuento parecido a la letra de ese tango que habla de la "costurerita que dio el mal paso". No nos olvidemos, y eso es tan cierto como tantas otras cosas que se dan por indiscutibles, que el pueblo argentino aplaudió a la Junta cuando salimos campeones del mundo, avalando, aún sin querer, aquello de "somos derechos y humanos", mientras en la ESMA, a muy poca cuadras del Monumental, se torturaba y se mataba. Tampoco olvidemos que el 30 de marzo de 1982 fuimos a la plaza a pedir la cabeza de Galtieri, y a los dos días fuimos a adorarlo porque había "recuperado las Malvinas".
Pero es claro que, para completarla, y a esto lo vamos a analizar cuando estudiemos el fenómeno del "gorilismo", bueno sería que así como en ese terrorífico edificio (hablamos de la ESMA, no del otro) se hizo un museo de la memoria, se descubrieron placas y se bajaron cuadros, no estaría nada mal que, en homenaje a esta democracia que tanto nos costó conseguir y tanto nos cuesta mantener, se haga lo mismo respecto a los autores materiales e intelectuales de la entrega de las empresas del estado y del pago de la deuda ilegítima, cosas que se hicieron en democracia y a costa del hambre de varias generaciones de argentinos.
¡Después si hablaremos de gorilas!
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

viernes, 30 de octubre de 2009

Emparejar para abajo - Editorial del 30 de octubre de 2009
La pasada semana publicábamos un artículo que, bajo el vanidoso nombre "Lineamientos políticos y estratégicos de la educación secundaria obligatoria" tiene el supuesto objetivo de reformar la escuela secundaria para evitar la "expulsión" de los alumnos del sistema educativo.
Según el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, la principal meta es que "el alumno que ingresa debe egresar".
Por supuesto que no se rompieron mucho la cabeza para imaginar soluciones de fondo al problema, sino que, otra vez, apelaron a viejas mañas demagógicas que no son ni siquiera un esbozo de gatopardismo, porque no es que cambien todo para que no cambie nada, según el conocido axioma, sino que cambian todo para peor.
En vez de tratar de lograr que los alumnos mejoren su nivel, a estos genios se les ocurrió que el "nuevo" sistema educativo incluya la posibilidad de que los alumnos puedan dejar previas para el próximo año más de dos asignaturas.
Otra de las "innovaciones" es la convicción de que la evaluación no puede constituir, por principio, una herramienta de expulsión o exclusión del sistema, y acá queremos detenernos un poco.
En esta misma edición publicamos una noticia que tiene que ver con la premiación de la excelencia, medida a través de las notas logradas en un título universitario, y, mientras eso sucede en ese ámbito, y nadie discute que aquél alumno que tiene mejores notas tendrá mejores posibilidades de acceder a los mercados laborales y académicos, nosotros todavía seguimos perdiendo el tiempo en meras cuestiones idiomáticas que, en la confusión, generan una actitud de emparejar, pero hacia abajo.
Antes con años, como decía mi abuela, se clasificaba. Lo que significaba dividir a los alumnos en diferentes clases o categorías de seres, inteligencias o comportamientos. Luego "progresamos" y empezamos a calificar. Era lo mismo, pero sonaba mejor, más humano, menos mecánico. Más tarde surgió el último grito en el respeto al alumno, que de eso aparentemente se trata, y así fue como entramos en la era de la evaluación.
Entonces, mientras les permitimos a los alumnos llevarse más previas, nos seguimos preguntando cómo nos está yendo en educación.
Y, sincerémonos, el resultado viene bastante magro, y la cosecha es de calidad bastante criticable. ¿Qué nos falla? Nos fallan las matemáticas y el lenguaje. ¿Y por qué justamente esas asignaturas y no otras? Nadie responde.
Matemáticas y lenguaje llevan una carga tradicional (casi desde siempre) acerca de su relevancia en el desarrollo intelectual de una persona, y así el resto de la currícula sigue siendo una incógnita, un decorado, un encuadre para que las divisiones y las oraciones subordinadas puedan sobrevivir. A la hora de evaluar la educación, el que no distinga entre sujeto y predicado tendrá un futuro imperfecto.
Hemos dicho muchas veces acá, y en los ámbitos educativos correspondientes, que de la Ley Federal de Educación en adelante, o mejor deberíamos decir desde el Congreso Pedagógico, a la escuela argentina le entró la manía del verbalismo para expresar y demostrar teorías. Pese a que René Descartes dijo que las ideas han de ser claras, acá se empeñaron en complicarlas creyendo que eso les daba título de contenido, sin ver que solo lograban ocultar su propio vacío.
Nosotros hace mucho que sostenemos que a la escuela se va a estudiar. O, si Ud. quiere, a aprender. Y los maestros están para enseñar, siempre y cuando se les pague lo que les corresponde y lo que valen.
Pero, para completar, los padres deben apoyar esta acción, de cerca, con amor, y con acción en sus propias casas, explicándoles a los hijos que van a la escuela a aprender, a absorber cultura, requerimiento elemental de la sociedad humana.
Y las autoridades educativas, en vez de dedicarse a hacer números pensando cuánto van a ganar descontándoles a los docentes los días de huelga, deberían abocarse a una especie de abstinencia lingüística para poner todo el esfuerzo en descubrir qué necesitan estudiar nuestros hijos y, de paso, sacrificar demagogias acerca de la escuela "atractiva, simpática, interesante, divertida".
Jamás un balance o un estado de resultados serán divertidos para los alumnos. Y mucho menos los logaritmos o la Constitución Nacional. Pero ese no es el objetivo final de la educación, así que no debemos preocuparnos.
Y contra esto conspira el criterio expresado por el Ministro de Educación de la Nación, que dice que "tenemos que romper la representación de que la escuela secundaria es para pocos y selectiva. Se trata de pensar algunas estrategias de evaluación que consideren la posibilidad de que el alumno que ingresa debe egresar". Lo que no dice el Ministro es que a ellos no les interesa cómo egresa, total después se encargarán el mercado laboral o los ingresos a las universidades de marcarles sus carencias. Pero ya será tarde para todo, salvo para engrosar las filas de los abonados a los planes sociales. ¿O será ese, por fin, el propósito oculto de este plan?
También tienen una idea "revolucionaria" respecto al ausentismo, y por eso "estudiaron" una posible flexibilización del sistema de control de faltas. Bueno, si lo anterior era absurdo, esto es más absurdo todavía.
Hoy es muy normal que haya alumnos que terminen el año (aprobando) habiendo tenido treinta faltas, e incluso más. No hay manera, cualquiera sea la forma de enseñar que tenga el docente, de que las clases con alumnos ausentes consuetudinariamente rindan sus frutos.
Por más que legalmente estén autorizados y no puedan quedar libres, el desnivel educativo se advertirá, finalmente, como resultado querido o no querido.
La educación tiene un extraño magnetismo: muchos creen saber lo suficiente como para destacar sus errores y proponer al mismo tiempo el modo de corregir sus faltas. Pero en la mayoría de esos diagnósticos los juicios se formulan de modo categórico y generalizado, lo cual no les asegura de por sí certeza.
A nosotros nos parece que la única solución es que el docente debe ser revalorizado, y debe ser él quien tome las decisiones finales en esta cuestión.
Él es el ejecutor de una programación educativa que tiene que ser flexible ante los datos de una realidad dinámica, a veces mezquina y, otras, más generosa.
Hay que confiar más en la calidad de los recursos y en la profesionalidad de quien enseña y sabe adecuar sus medios a sus alumnos y sus circunstancias, sin someterse a documentos bizantinos que hacen referencia a una escuela cada vez más abstracta.
Dr. Mario Ignacio Arcusin para Semanario Crónica de Basavilbaso

viernes, 23 de octubre de 2009

Peyton Place - Editorial del 23 de octubre de 2009
Tres noticias dan lugar a la temática de la página de hoy.
Una tiene que ver con que el ex presidente Fernando de la Rúa irá a juicio oral en la causa por el pago de sobornos en el Senado para aprobar la ley de reforma laboral en 2000. Solamente diremos, respecto a esto, por ahora, que nos extraña sobremanera que sin haber pruebas contra De la Rúa (por quién, de todas maneras, no estamos poniendo las manos en el fuego) se apele al principio de que el máximo mandatario debe saber, y es responsable de ello, todo lo que hacen sus subalternos. En ese caso celebraremos que, con idéntico criterio, y utilizando los mecanismos que la Constitución Nacional prevé para estos casos, se procese a los también máximos responsables de las causas Skanska, Conarpesa, Antonini Wilson, Jaime, D'Elía, etc., aún cuando en este caso no se trate de un vapuleado ex presidente al que le tocó gobernar en un período muy inestable (para lo que, obviamente, no estaba preparado), sino de los actuales, real y virtual, mandatarios.
La otra, que comparte protagonista, tiene que ver con las declaraciones del ¿ex? presidente Néstor Kirchner en un acto que encabezó el martes por la noche en Córdoba, donde aseguró: "Nos gustaría tener enfrente a una oposición que tenga ideas y que no agravie".
Alguien debería advertirle a Kirchner que lo malo del autoritarismo es que es un sistema de gobierno y una doctrina en la que todas las actividades de una sociedad están sometidas a los fines de los dirigentes y de la ideología totalitaria inspiradora del Estado, o quizás deberían hacerle leer un poco más de Historia, que es la ciencia que enseña a no repetir los errores. Por ejemplo, no abrevar tanto en las aguas del stalinismo, del que parece ser un admirador confeso, a la luz de los hechos.
Los regímenes autoritarios suelen surgir como respuesta a un supuesto caos social, donde se hace imprescindible encontrar un responsable que justifique los excesos del régimen, y esto es lo que está buscando hacernos creer este personaje que se torna cada vez más nefasto para la Argentina, a medida que va dejando de lado toda razón y toda lógica.
Y el último. Ese mismo día, en el microestadio de Racing, en Avellaneda, la Presidente, en un acto de incorporación de 10.000 "cooperativistas" al Programa Social con Trabajo, aprovechó la ocasión para elogiar su propia gestión y criticar a la oposición. ¿La alumna supera al maestro?
Dijo Cristina Fernández: "No nos reunimos para criticar a los demás, nos reunimos para hacer cosas, para celebrar y para festejar el trabajo, la dignidad. Creo, además, que es la mejor manera de reunirnos y encontrarnos. Lo demás, dejémoslo para aquellos que no tienen nada bueno que contar, tal vez porque no hicieron nada bueno", sostuvo. (Nota del autor: Este párrafo debe ser releído al terminar de leer el editorial).
Ahora vamos a empezar a desgranar nosotros estos tres "disparadores", que nos dan una excelente oportunidad para relacionar pasado, presente y futuro.
Pablo Pérsico, hijo de un importante funcionario kirchnerista de la primera hora, surgido precisamente de movimientos como el que Cristina apoyó el pasado martes en Avellaneda, fue detenido cuando, en una camioneta oficial que manejaba (pese a que Pablo Pérsico no trabajaba en el Ministerio de Desarrollo Social donde sí "trabaja" su padre) se encontraron plantas de marihuana. Suponemos nosotros (¡solo suponemos, eh, porque a esta altura se puede esperar cualquier cosa!) que el destino de la camioneta no era el traslado de marihuana, de manera que también hay que investigar una malversación de caudales públicos.
Con todo el derecho del mundo, y porque alguien tiene que hacerse cargo de las consecuencias queridas y no queridas de los hechos que genera, ayer, después de un acto en la gobernación bonaerense, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, sostuvo, al ser consultado sobre el escándalo: "si un juez de la Corte dice que podemos cultivar marihuana en el balcón, entonces todo es posible".
No es la primera vez que se encuentra droga en una camioneta del Estado nacional. Hace casi un año se encontraron siete kilos de cocaína en una camioneta de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar). ¿No será hora de que la defensa de De la Rúa invoque estos casos como probatorios de que en este país no se mide con la misma vara? ¿O alguien tendrá que denunciar a los Kirchner para que la balanza se equilibre?
De cuando en cuando una crisis pública, sin llegar a sacudir los cimientos de la gobernabilidad, deja magulladuras porque se mezcla lo público con lo privado, ya que el escándalo hace salir a la luz los secretos hasta ese entonces guardados, o protegidos, por la institucionalidad.
Pusimos el título de hoy, que recuerda a una muy famosa serie de la televisión de los '60, porque se trata de la historia de una gran aldea que se creía ciudad y que vuelve a mostrar públicamente sus pecados, porque las élites rompen sus cohesiones. Cada uno busca salvarse por sí solo al volar por los aires los vínculos colectivos que hasta ese entonces los mantenían unidos, o aparentar que lo estaban.
En nuestra pequeña "caldera del diablo" (que ese era el nombre de la miniserie en la Argentina) estamos asistiendo a un enfrentamiento que creemos se está tornando demasiado "sangriento", ya que trasciende lo meramente partidario para inmiscuirse en las esferas de gobierno, creando en los ciudadanos una sensación de vacío de poder que preocupa.
En el orden provincial es evidente que hay una mitad del oficialismo "arrimada" al gobernador Urribarri, muy abiertamente en la vereda de enfrente del sector encabezado por Busti. Así, en consecuencia, los intendentes que necesitan de las partidas de todos los días, son urribarristas, al igual que los funcionarios que necesitan mantenerse en sus puestos, mientras que los legisladores, o por lo menos los diputados, son bustistas, respondiendo a la cabeza de ese poder. Para colmo ese alineamiento se proyecta para arriba y para abajo. Para arriba porque Jorge Busti abjura del kirchnerismo mientras Urribarri es un testigo presencial de cuanto acto haya convocado la presidente o su marido. Y para abajo, porque, como bien sabemos por haberlo advertido en los hechos y por haberlo escuchado de boca de los protagonistas, en nuestra ciudad hay un sector claramente identificado con Julio Aldaz, conformado por la Presidente Municipal, sus funcionarios más fieles y dos concejales, y otro que reconoce el liderazgo de Fabián Flores y tiene en sus filas al presidente del Honorable Concejo Deliberante y a los restantes ediles ¿oficialistas?
Acá correspondería, en este hábito que tenemos de relacionar las cosas, preguntarle a Néstor Kirchner (¡si nos escuchara!), si cuando hablaba de "oposición" en aquél acto de Córdoba se refería también a la del propio riñón del PJ. Porque nosotros, acá, hemos escuchado que en algunas cuestiones se ha valorado más la palabra de los extraños que la de los propios.
Creemos que sería bueno que la población escuche alguna explicación sensata al respecto, y no solo los vanos intentos de "tapar el sol con la mano" a los que hemos asistido hasta ahora.
Las pruebas de que si ésto no se encara con seriedad, a más de dos años de la finalización del mandato, pueden ocurrir situaciones lamentables para la gobernabilidad y la convivencia, las hemos tenido a montones. Pero como los espacios son tiranos, tomaremos solo dos, y así concluiremos por hoy.
Mientras la Presidente promueve movimientos "cooperativistas" (por llamarlos como ella los llama), en nuestra ciudad el intento de apoyar los emprendimientos de ese tipo (hablamos de la Feria Comunitaria) ha desnudado intereses contrapuestos que hasta pusieron en riesgo la misma continuidad del proyecto que, recordemos, más allá de las objeciones y los controles que requiere, da de comer a la gente. Porque no sólo de puestos públicos inexistentes vive el hombre.
El Colegio Nacional de Basavilbaso cumplió 50 años. La realidad (que manda) hizo que los festejos debieran concretarse un 17 de octubre. Y esa misma realidad raleó de representantes del pueblo (elegidos y designados por los elegidos) tanto al acto protocolar como a la cena. ¿Es necesario recordar que preocuparse por la educación no es solo inaugurar y reinaugurar refacciones de escuelas o entregar cheques que ya fueron entregados? La Lealtad debería haberse demostrado, a nuestro modesto entender, primero con la Patria. Y los 50 años del Colegio Nacional indudablemente hicieron Patria en este pueblo, mal que les pese a los que optaron por la segunda opción de las tres que propuso el General.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

viernes, 16 de octubre de 2009

La vida en cinco años -Editorial del 16 de octubre de 2009
Lo conocí cuando él tenía 10 años y yo muy pocos más. Tres más para ser exacto. En el año 1969. Fue seguramente en una mañana de marzo, bien temprano. Y puedo decir, como digo, que ahí lo conocí, porque pasar y conocer de vista, no es conocer.
Por supuesto, hablo del viejo y querido Colegio Nacional, que fue parte de mi vida (¡es parte de mi vida!) y de la vida de tantos otros.
Mirando la película que el tiempo nos va dejando, me veo entrando con Jorge (poco después ya fue para siempre "Machengo"); Eduardo (hoy solo "Pepona"); el Cabezón (ese ya era, obviamente para el que lo conoce, su sobrenombre); el "Tuerto"; que después fue Chito; Mulato; el Negro; Liliana (ya dije alguna vez ¡oh, Liliana!)…para encontrarme, casi enseguida, con los que pasarían a ser parte de mi vida hasta hoy. ¡Y yo no lo sabía!
El "Enano" (y los demás de Mantero que conocimos ahí); "Coco"; el "Tape"; Berta; otros que fueron abandonando en el camino (también quedaron algunos de los que ya nombré), así como varios que fuimos encontrando y llevando con nosotros. Y terminaron con nosotros el "Tío" (sería también "Topito" por herencia familiar); "Chiquito", "Morta", el otro Mario, "Chiche" (Nenucho, que no sé por qué se tuvo que ir); "Bien ché" y Rothamel (que no me acuerdo si tenía sobrenombre). Obviamente que la lista se completa con "Letanú" o "Calcu", que vengo a ser yo.
Nosotros éramos de "Comercial, colegio de varones, no admite… (la rima queda a cargo del lector, que, por supuesto, si es Perito Mercantil, la sabe de memoria), pero fuimos incomparablemente amigos y compañeros de los del Nacional, con quienes nos unieron en esos años muchas cosas, además del viaje a Bariloche en la Promoción '73. Ahí estaba "Caco" (después de mucho esfuerzo); Nardo (¡por qué te fuiste!), Laura (también, como con Liliana, ¡oh, Laura!); "la Sofi"; el "Piojo", el "Mono"; Marta, las tres Gracielas; Josefa; Elio; Gloria; José (el apodo es cariñoso, pero no lo voy a poner acá); Elsa; Betty; el otro "Cabezón", "la Lidia" (¡cómo olvidarme de Lidia!) y espero no haber dejado a nadie en el recuerdo, porque sólo a él recurrí para armar la lista.
Escribo así sabiendo que solo a los treinta y cuatro de mi promoción les va a caer directa esta ficha. Pero asumo el riesgo y me juego a que cada uno de los otros ponga los nombres de su propia memoria y asocie este festejo de los cincuenta años con su propio paso por el Colegio.
Colegio que, por otra parte, ya no es el mismo, pese a que está en el mismo lugar. Pero como de todo hay que ver el lado positivo, o el vaso medio lleno, vale la pena tener que agudizar la imaginación para recordar aquellas aulas, las que no nacieron para eso y se adaptaron del viejo edificio de la Jewish, y las que se fueron agregando a medida que se iba haciendo carne en la gente que era bueno seguir estudiando, y que acá "se podía". Hasta ahora, como docente, como padre, como ex alumno, cuando entro tengo que resistir la tentación de tocar esas paredes, que son otras, buscando sentir el latido de mi sangre, que corre todavía por las venas del edificio que ya no está , tanto como corre por las mías.
Y así como hablé de mis compañeros, quiero (¡debo!) hablar de aquellos que nos enseñaron, nos cuidaron, nos atendieron, se preocuparon, nos retaron, nos hablaron y nos escucharon.
La lista es larga, es profunda y es intensa. Tan profunda y tan intensa como la sensación que me hace lagrimear por los que estuvieron y ya no están, y por la certeza de que no nos estábamos dando cuenta en ese momento de que era necesario acumular esa felicidad para disfrutarla siempre.
Por suerte pude "cargar las pilas" entre medio de este texto porque me encontré con Goyo. El querido Goyo que está como estaba por aquellos años, y al que solo le falta pararse en ese ahora imaginario patio para preguntar, a los gritos: "¿Baby, dónde tengo clase yo?", o limpiarse las manos en su saco (¡pobre Ñata, después!) luego de "destripar" una rana. Gracias a él nunca olvidaremos las amebas y los paramecios, ni tampoco al conejo que nos hizo comprar y luego azotó contra la mesa del laboratorio, poco después de habernos "prometido" que lo dormiría con éter.
Hace mucho que no veo a Lía Arroyo, "la Gorda" (¿la veré por estos días?), pero el Nito se acordará (todos nos acordamos) de su "Platero es ppequeñño, ppeeluuddoo y suuaaaaveee", y del terrible efecto que causaba no pronunciarlo como debíamos. Largas colas frente a las ventanas hacían aquellos que no pasaban la prueba. ¿Y el viejo Curi? Sé que ya no está, pero es imposible que me olvide de sus clases de Educación Democrática. Tampoco de las de Inés Zoff, en la misma materia y en Historia, o de las de "la Bocha", que hace poco nos dejó, ni de las del querido Naldo, con sus demostraciones, sus partidos de softbol y su afán de sacar atletas de dónde no los había.
¡Cómo olvidarme de Olga Kippen, de su inteligencia, de su compromiso intelectual e ideológico, de su diálogo con aquellos incipientes Centros de Estudiantes, con los que de a poquito fuimos consiguiendo algunas permisividades! ¡Si hasta una obra de Chejov hicimos para un Día de la Primavera!
Por suerte la tenemos a Polola, lo que, en cierta manera, aunque no, nos compensa de no tenerla a la "tía Pesi". Y Chacho nos hace pensar que todavía está Julio, el "chorizo eléctrico" que aprendimos a querer por aquellos días. Y Alba, tan joven entonces y tan joven todavía ahora; y Laura (la de Inglés, de la que estuvimos todos enamorados); y Gladys, Arturo, el "Turco" Godoy, Mario Gluschancoff, la "vieja" Gallino, Doña Berta Cerolini y sus vanos intentos de formar músicos (muchos más vanos, obviamente que no por su dedicación sino por nuestra nulidad absoluta, que los de Naldo por formar atletas), el "Negro" Ponce (sujeto activo y pasivo de tantas anécdotas), "Catita" Ayala, que pretendía enseñarnos ¡Merceología!, y tantos, tantos, tantos…
Párrafo aparte para el inolvidable "Cocho", que está parado en el cielo al lado de un interminable timbre, y para Ana María, que también se fue. Sin ellos, sin el viejo Esparza, sin Baby, a la que ya nombré de soslayo, sin Martínez, sin Estela y Marta, que por esos días empezaban a trabajar, nada de esto hubiese sido posible. Si hasta Santamaría y su oferta de "a las petri, a las petri", que comprábamos en los recreos a través del alambrado, a "cincola son los rabones" (textual) son un ingrediente imprescindible a la hora de escribir esta historia.
Después pasaron muchas cosas. La facultad, el ser padre, el ver a los hijos en el mismo lugar por el que uno pasó, la terrible muerte de Nardo (no puedo dejar de nombrarlo tantas veces como pueda), el paso de los años, el adiós a mis padres, los triunfos (y las derrotas y los empates), el nuevo paso por el colegio en la docencia, y muchas cosas más.
Pero lo de esos cinco años es especial, tan especial como es volver a encontrar a los compañeros, a algunos todos los días, y no cansarnos nunca de contar y escuchar mil veces las mismas anécdotas, los mismos recuerdos, las mismas añoranzas.
Del colegio no nos queda, como decía Nino Bravo "más que el polvo del camino". Pero es bastante eso. Lo tenemos adherido para siempre. En el corazón. En la piel. En el alma.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

viernes, 9 de octubre de 2009

Ni blanco ni negro - Editorial del 9 de octubre de 2009
Los argentinos estamos acostumbrados (mal) a una línea de pensamiento que no admite grises ni medias tintas. Acá se es peronista o gorila, bostero o gallina, de Ford o de Chevrolet (por lo menos en el viejo TC), rubio o “cabecita”, etc. Debemos decir en este punto que el etcétera, en este caso, tiene expresamente el exacto significado de “y lo que falta”, porque somos conscientes de que el lector podrá incorporar numerosas opciones a esta lista. Por estos días un amigo que suele darle una vuelta más a las cosas, nos decía que estamos viviendo en un sistema binario, donde solo hay ceros y unos.
Toda esta introducción viene a cuento a raíz de la notoriedad y el grado de discusión que ha alcanzado el tema de la nueva Ley de Servicios Audiovisuales, más vulgarmente conocida como Ley de Medios. Y debemos dejar aclarado acá que cuando hacemos referencia a esa “notoriedad y grado de discusión” lo hacemos sabiendo que esta cuestión no le quita el sueño ni mucho menos el hambre a la gente. Por supuesto que la discusión tiene su ámbito específico, relativo a los que estamos relacionados con la problemática y con los dirigentes políticos y sociales que ven en esto un avance o un retroceso, según los casos, en abierta consonancia con lo que decíamos más arriba. Acá o se está a favor o se está en contra.
Aún cuando en la radio y en la televisión gran parte del contenido de los programas periodísticos desarrolla los argumentos de ambas posturas, ya casi rozando el cansancio, también es cierto que la audiencia de esos programas está circunscripta a más o menos el mismo espectro de interés. A mucha más gente, obviamente, le preocupan las “botineras” o la supuesta aventura del “Facha” Martel en Concepción del Uruguay con una basavilbasense. Y eso se muestra en el programa de Jorge Rial, en el que la Ley de Medios ni aparece.
Nosotros participamos el sábado de un debate acerca de este tema con Jorge Lanata, y la verdad es que no se nos termina de aclarar la cuestión. Imaginamos entonces cómo debe ser la cosa para quien tiene sobre esto un desconocimiento absoluto, y se encuentra de golpe con la necesidad de tener una opinión formada.
Uno de los lemas más importantes a favor de la nueva ley es aquél que pregona que es inentendible que en más de 25 años de democracia todavía tengamos respecto a la radiodifusión una ley dictada en tiempos de gobierno militar. Y a nosotros ese solo razonamiento no nos convence, y es por eso que vamos a intentar darle algunas vueltas, para desmitificarlo o, aún cuando nos pese, confirmarlo.
Preguntábamos nosotros, a modo de comparación, por qué en otras cuestiones tan importantes, como por ejemplo la educación, cuando hubo que dictar nuevas normas legales en períodos constitucionales (Ley Federal de Educación y Ley Nacional de Educación), se tomaron tiempos mucho más extensos y se llevó el tratamiento a las escuelas, los sindicatos, las organizaciones no gubernamentales, etc. Nosotros mismos tuvimos, en las dos oportunidades citadas, la posibilidad de expresar opiniones y fundarlas. Si luego no fueron tenidas en cuenta no es nuestra culpa, pero el espacio estuvo y creemos que se aprovechó.
Acá el apuro por que la ley “salga” hace que, lamentablemente, todo tenga un “tufillo” extraño, que hace pensar en aviesas intenciones, que por otra parte no resultan totalmente ajenas al modo de proceder de este gobierno y, sobre todo, del matrimonio gobernante.
Está fuera de discusión, por cierto, que no es propio de un estado de derecho que la propiedad de los medios esté concentrada en tan pocas manos. No solo por los peligros ocultos que ello implica, sino por una realidad palpable, que creemos ya alguna vez hemos intentado desenmascarar acá. En efecto, el hecho de que Canal 13, Todo Noticias, Radio Mitre y Clarín sean del mismo grupo empresario, implica que una persona común, ajena hasta ahora a estas intimidades del poder (del poder de los medios, en este caso), tome como ciertas las afirmaciones de cualquiera de éstos, confiando en que la confirmación que obtiene en los otros tres es suficiente prueba de verdad. Uno supone, incluso, que para la famosa “doña Rosa” a la que se dirigía Neustadt, que podrá haber sido un maléfico periodista pero que conocía muy bien al espectro de los oyentes y televidentes, será difícil de entender esto de que un medio pueda privilegiar su propio interés por sobre el derecho a informarse que tiene la ciudadanía.
El escenario de hoy lo conocemos. Y no nos gusta. Pero no por eso estamos obligados a aceptar cualquier otro. Sabemos cómo debemos proceder frente a la concentración actual, y nos genera preocupación no poder tener la misma seguridad en un futuro, cuando no tengamos conocimiento exacto acerca de quién fue con una valija llena de dólares a comprar los canales, las radios y los cables.
La falta de explicaciones adecuadas y la inimputabilidad, que linda ya en lo inmoral, que caracteriza a la administración kirchnerista, desde sus comienzos, no de ahora, hace que debamos sospechar, con todo el derecho del mundo, que los procedimientos utilizados para acrecentar los patrimonios de choferes, guardaespaldas y secretarios, devenidos rápidamente en empresarios del juego, de los trasportes, de la minería, de los negocios inmobiliarios y vaya a saber uno de cuántos negocios puros o impuros más, sean los mismos que se utilicen para apropiarse de los medios de comunicación.
De últimas, usted me puede decir que le da lo mismo que el dueño sea el “grupo Clarín” o el “grupo Kirchner”. ¡Pero a nosotros no, fíjese! Nosotros no le tenemos confianza a esta forma de acumular poder económico simulando un interés social. Nos asusta el adelanto, que nosotros vaticinamos claramente, que está expresado en las transmisiones del fútbol por el canal oficial (oficialista). Ahí las publicidades son del gobierno, o, lo que es peor, del partido del gobierno. Y en los programas periodísticos o de “opinión” del mismo canal, nunca hemos escuchado un análisis crítico de ninguna cuestión de la que sea parte interesada el matrimonio presidencial.
Ese absolutismo, que ya excede la natural predisposición a ser “más papistas que el Papa” que tienen los que trabajan en los medios del estado, nos hace pensar, como decíamos más arriba, que en circunstancias críticas, como pueden ser, por ejemplo, las semanas previas a elecciones de dudoso resultado, la propiedad de los medios (acumulada) permita mostrarle a la población una realidad que no es tal. Si ya lo hicieron con el IndeK, ¿qué duda nos puede caber de que repetirán maquiavélicamente la fórmula por aquello de que “el fin justifica los medios” (los medios de los medios, en este caso, si se nos permite el juego de palabras).
Nada amerita, ni siquiera la tan remanida (aunque cierta) recurrencia a la falta de legitimidad de la ley vigente por haber sido sancionada por un gobierno de facto, que se pretenda (y se logre) dictar una nueva bajo aparentes formas democráticas, que no son tales. Más allá de que los diputados que la votaron favorablemente, y de los senadores que estarán hoy viernes haciendo lo mismo, fueron elegidos por el voto popular, universal, secreto y obligatorio, en elecciones libres, la falta de independencia del Poder Legislativo es tan obvia, que los jefes de los bloques oficialistas no tienen ningún reparo en aceptar que van a pedirle instrucciones al “primer esposo”. No se discute en comisiones, se limita el número de las audiencias públicas y se escapa al tratamiento parlamentario adecuado, abusando de las mayorías de las que disponen o negociando con quién sabe qué prebendas para conseguir las que les faltan. Esto no le va a dar mayor legitimidad a la ley que se promulgue que la poca que tiene la que se hizo desde la CAL (Comisión de Asesoramiento Legislativo), engendro que inventaron los militares para suplir la acción del Congreso, a la que nada tiene que “envidiarle” este de ahora, manipulado descaradamente y convertido en un mero pasamanos o en una “escribanía del poder”, como alguna vez lo definiéramos y luego nos copiaran.
Solo como muestra de lo que vamos a ver con mucha frecuencia una vez que desde los siniestros pasillos del poder nos hagan “tragar el sapo” en aras de una supuesta libertad de prensa que ahora no es tal, pero que lo será menos todavía en un universo kirchnerista, el sábado los espectadores de un partido de fútbol y los tele espectadores del canal oficial, tuvieron que esperar que Néstor y Cristina se “mostraran” junto al féretro de Mercedes Sosa para que pudiera empezar la transmisión y, de hecho, el partido mismo.
“El líder popular, una vez que ha gustado del placer del mundo, cae en el delirio del poder y la grandeza y todo lo subordina a su permanencia en lo alto. Abolirá todo derecho hasta que, finalmente, comprenda el pueblo qué monstruo ha creado”.
Lo dijo Platón.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 24 de septiembre de 2009

Los que lo son, los que lo fueron antes…
Editorial del 25 de septiembre de 2009
El pasado lunes cumplimos con un ritual imposible de dejar de lado por quienes "por suerte tenemos de estudiantes para toda la vida el corazón", como dice la canción que entonábamos y que parece que ahora ha caído en el olvido. En efecto, aunque el fragor de las actividades no nos permita hacerlo como otrora, una parte de nosotros recordó y añoró.
Como siempre decimos que nos suelen motivar estos hechos para sentarnos a escribir, esta vez no ha sido distinta la situación, y como por otra parte se trata de una de las problemáticas que más nos interesan y preocupan, ¡acá estamos!
En el último congreso del gremio docente entrerriano, Agmer, se lanzó a la discusión un tema que nos parece crucial y por él vamos a empezar, entonces, este camino de hoy.
La pregunta era, en ese momento, cuál debería ser el criterio para establecer que alguien es un "ciudadano". Por supuesto que todos nos sentiremos tentados de contestar que a partir de los dieciocho años, o sea cuando uno adquiere el derecho de elegir y ser elegido.
Vamos a intentar, entonces, demostrar si, hoy en día, esa postura es razonable o ha perdido algo de su vigencia.
En un verdadero Estado Democrático en el que no sólo exista democracia porque se vota, se debe propender a que en base a la educación los chicos, nuestros gurises, aprendan a discernir entre buenas y malas acciones o, más todavía, entre buenas y malas "formas de vida".
La pasada semana hablábamos de la comprensión por sobre la tolerancia, en temas relacionados con las diferencias religiosas. Es bueno entonces que, ahora, digamos que en los autodenominados "Estados Liberales" (esto tiene que ver con lo que alguna vez definimos como "capitalismo") no se le da preeminencia a ninguna razón de peso para que las personas sientan la necesidad de tratar a los demás como iguales y deseen vivir asumiendo las consecuencias de ese compromiso. Entonces, como nosotros lo venimos "militando", promover en los niños un carácter que sienta la fuerza de la razón correcta es un propósito esencial en cualquier sociedad.
La Argentina es un país con un altísimo nivel de instrucción, ya que tiene alrededor del noventa y seis por ciento de su población alfabetizada. Pero para responder si somos un país educado, las simples estadísticas no alcanzan. Es más, creemos que las "asignaturas pendientes" (alcohol, sexo y drogas en los pre adolescentes, por ejemplo) demuestran más bien que la educación es uno de los baches que debemos subsanar, si es que verdaderamente queremos fortalecer nuestros niveles de "analfabetismo moral".
Mal podemos pretender que estemos formando ciudadanos, cuando la aspiración que manifiestan públicamente las autoridades educativas no es desarrollar habilidades para resolver problemas, ni, mucho menos, estimular el aprendizaje.
Festejar el Día del Estudiante sin tener en cuenta el entorno de la gran crisis familiar con la que se convive, significa no reconocer que los padres exigen muy poco a sus hijos (o nada), supuestamente porque no quieren que "los chicos sufran". Así los sobreprotegen, sólo quieren que pasen de año y los justifican en las posiciones más indefendibles. De ahí que los gurises terminan protestando porque el único lugar "en el que se le exigen cosas" es en el colegio.
¿Dónde está el punto de inicio de este problema? Seguramente no fue de un día para el otro, aunque debamos reconocer que los vaivenes ideológicos de los últimos años del siglo XX ayudaron al "relajamiento". Nosotros mismos pasamos alternativamente, como alumnos, de sistemas de total autoritarismo a otros de total permisivismo, lo que, obviamente, resintió la posibilidad de afianzar valores sociales y comunitarios.
Y ni siquiera es como dicen algunos que "se perdió el respeto sagrado a la ley", sino por el contrario, les estamos enseñando a nuestros hijos (todos son nuestros hijos) que según quién sea el sujeto, se podrá vulnerarla o respetarla, ya sea por sentimentalismo, por demagogia o por acomodo.
Sin ir más lejos, en esta semana se detuvo a un ciudadano por el "delito" de ser dirigente gremial, utilizando para justificar la medida elementos de juicio que no se usaron en contra de otros "reclamantes" que hicieron lo mismo durante mucho más tiempo. Y, como si esto fuera poco, para terminar de ponerle el "broche de oro" a un comportamiento autoritario del gobierno, que insiste con el descuento de los "días no trabajados", negando tácitamente el derecho de huelga, ahora hasta lo hacen culpable a Paredes de un accidente de tránsito.
¿Cómo quieren que la escuela pueda enseñar, entonces, que se apliquen las normas con equidad y con justicia, si los modelos de todos los días las están negando?
¿Cómo va a prosperar una sociedad si sus dirigentes son los primeros en no cumplir las leyes o en acomodarlas a su placer?
El papel protagónico en la formación de una libertad responsable de los ciudadanos comienza y se desarrolla en el hogar, con el apoyo insustituible de la escuela. La familia es la responsable de la formación humana del individuo, y la escuela su prolongación y apoyo. Pero, es claro, si los padres miran para otro lado (el fin de semana fuimos testigos de un caso paradigmático) y a los maestros se les paga un sueldo de miseria (¡literalmente hablando, eh!), el barco en el que nuestros chicos están subidos va al garete. O, como se dice ahora, "estamos al horno". Hay familias que asumen su responsabilidad, pero no son la mayoría y, lo que es más lamentable, no hay un clima social que apoye estos valores. Por el contrario, los ejemplos de la dirigencia y de lo que hoy trasmiten los medios destacan el exitismo, el facilismo y el gozar rápido y sin esfuerzo.
Y, en una de esas, lo que debemos hacer es dejar de lado las capacitaciones en cuestiones sutiles del conocimiento y la pedagogía, que resultan incoherentes cuando se observa la realidad del trabajo en el aula, con alumnos que no quieren leer aunque dispongan de libros porque entregan a la TV su tiempo libre, estudiantes que son asediados por una publicidad que para nada alienta al esfuerzo sino a la búsqueda placentera o que usan las computadoras solo para prácticas lúdicas.
Debemos asumir que si no solucionamos rápidamente el problema que tenemos con nuestros hijos - alumnos - ciudadanos, estamos manteniendo vigente un problema que restringe el pleno ejercicio de la libertad.
Los derechos deben conservarse puros y latentes. Como los buenos libros y los excelentes vinos, que se disfrutan en el presente pero que su valor se agiganta con el paso del tiempo.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 17 de septiembre de 2009

Kadish

Kadish - Editorial del 18 de septiembre de 2009
El Kadish es una de las plegarias más familiares de la liturgia judía, y seguramente ninguna despierta, como ella, tanta emoción y reverencia.
Es conocida como "la plegaria por los difuntos", pese a que no contiene ninguna mención específica respecto a ese tema, ni a la nostalgia que produce la partida definitiva de los seres queridos. Sin embargo, por la necesidad que tenemos en esos momentos de tragedia o de gran dolor, se convirtió en el rezo de los deudos.
El Kadish es una oración de carácter público, que no se puede rezar solo. Es necesaria la presencia de un minián (diez varones) para que se la pueda recitar.
Es por todas estas razones, y algunas más que explicaré en el decurso de esta página de hoy, que en memoria de mis padres y de mis abuelos, mezclados para siempre en esta tierra en la que yo nací, por aquello de "polvo eres y en polvo de convertirás", y a pocas horas de que comience un nuevo año judío, el 5770, intentaré reflejar, de la manera que encuentre más simple y directa, el sentimiento que lleva a un judío argentino (ambas cosas vividas al límite) a comenzar, esta noche, con la salida de la primera estrella, un nuevo recuento de la vida del pueblo de Israel.
No puedo soslayar, para hacer lo que digo, algunas cosas que he visto, que he leído y que me han pasado en estos días y que considero factores decisivos a la hora de hacer el balance, que necesariamente, exige ese período que va desde Rosh Hashaná (literalmente "cabeza de año") a Iom Kippur (Día del Perdón), lapso durante el cual cada judío se "juega" la inscripción en el Libro de la Vida.
El primer tema, fuerte y lamentablemente recurrente, es el de la profanación de tumbas en el cementerio israelita de La Tablada, en Buenos Aires, hecho aparentemente ocurrido el pasado sábado, lo que ya de por sí le agrega ingredientes más trágicos y multiplica el disvalor de la profanación, por haber ocurrido en un día sagrado.
Siempre se ha dicho, sin inquirir demasiado acerca de las consecuencias de esta esquemática sentencia, que el ser humano es un animal de costumbres. Esta percepción de la vida es positiva si las costumbres son buenas, o degrada el ambiente si la costumbre del daño se instala permanentemente en nuestros usos sociales. No me cansaré de explicar, en cada una de mis clases y en cada uno de mis textos, que no hay hábito mejor que aquél basado en el respeto afectuoso por la libertad del otro. Por eso discrepo con los que hablan acá, para temas como éstos, de la necesidad de la tolerancia. Y lo hago porque creo que se tolera al equivocado. Se lo aguanta. Se lo soporta. No se lo comprende, que sería lo importante.
Que este hecho haya ocurrido justo en este momento no debe ser casualidad. La comunidad judía de la Argentina se ha incorporado con creces a la vida política, cultural, social, sindical, deportiva, manteniendo necesariamente una identidad propia que la llevó, justamente, a vivir estos 5770 plenos. Y si ello es indudablemente así, ¿por qué estas recurrentes manifestaciones de odio racial?
No cabe, pues, solazarse con las apariencias. Las sociedades son claroscuros cuyos rincones sin luz se multiplican al influjo de la impunidad. Nos guste o no, ésta es nuestra circunstancia. Y Ortega y Gasset dijo alguna vez, inteligentemente, que el hombre es, precisamente, la suma de uno mismo y sus circunstancias.
La Constitución Argentina garantiza la igualdad. Los profanadores de tumbas y sus cómplices reniegan de dicha igualdad y se sitúan en el terreno de la ilegalidad. Son intolerantes activos que, al no aceptar la morada común de los derechos humanos, deben ser sancionados con todo el peso de la ley.
Por mi formación jurídica no puedo menos que sentirme dolido por una realidad que me hace ver que la anterior es solo una frase. Desde luego los intolerantes deben ser sancionados...pero lamentablemente no los son. Nunca.
Pocos crímenes repugnan tanto como la violación de un cementerio, ya que, como lo dije más arriba, uno inmediatamente piensa en sus seres queridos que ya no están y que forman parte indisoluble de ese "colectivo" conformado por todos los muertos. Y sin embargo, una gran parte de la sociedad contestó (suele contestar así) a la discriminación con indiferencia. ¡Y uno termina preguntándose qué es peor!
La incapacidad de horrorizarse ante lo aberrante es simultánea a la pérdida de la capacidad de admiración como fuente de la creatividad. Una sociedad sin proyecto creativo se adentra necesariamente en el reino del mal, es decir de la nada, como la carencia absoluta de los bienes y valores debidos a la naturaleza humana del hombre como persona. Esos delincuentes que entraron (y los que miraron para otro lado) tienen también muertos ante quienes responder.
Por suerte hay otras circunstancias que se suman a uno. La carta de Tito (Rubén) es una demostración de convivencia, durante años aprendida y comprendida, por encima de preconceptos y de avatares del destino. (1)
Y hay también un libro, que Alicia me dejó una noche (por esas ventajas que da el ser amigo de una Biblioteca de 90 años) sobre la mesa de la Luz Obrera, sin que fueran necesarias palabras. La historia tiene que ver con la Segunda Guerra Mundial y el pueblo de Asís (sí, el de San Francisco). Allí un sacerdote y toda una comunidad hacen hasta lo imposible para salvar de la persecución nazi a miles de judíos italianos, dejando de lado la indiferencia.
Me atrevo a aconsejar, entonces, "Los Clandestinos de Asís", que de esa obra se trata. Es una versión novelada de un hecho real, que sucedió en una sociedad que posiblemente tuviera, ab initio, conductas discriminatorias más feroces que las de nuestro país. Sin embargo, para suerte de los judíos, contaba con anticuerpos de formidables reflejos.
Los educadores y formadores de jóvenes que estamos preparando una generación para la llamada "sociedad de la posmodernidad" no podemos olvidar que sólo la memoria del pasado es garantía de libertad en el futuro.
Justamente en esos días que antes mencionaba, días de introspección y análisis, se debe hacer un sincero examen retrospectivo que culmina, inexorablemente, con la súplica del perdón. Según los sabios rabínicos, "es mayor el mérito del transgresor que se arrepiente que el del santo que nunca ha pecado".
Ajad Haam escribió, en circunstancias como ésta en la que hace falta reafirmar la condición de uno:
"Yo, por lo menos, sé por qué sigo siendo judío. Y es más, no puedo encontrar más sentido en tal pregunta que si me fuera preguntado por qué sigo siendo hijo de mi padre".
Termino, como el Kadish:
"El que hace la Paz en Sus cielos haga la Paz sobre nosotros y sobre toda la humanidad. Amén"
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

(1)
Barajar y dar de nuevo
Dedicatoria: Por ser esta la primera vez que escribo para este semanario, en forma personal, quisiera dedicar esta columna en primer lugar a mis hijos, también a mis maestros de la Escuela Nª 9 “Matías Zapiola”, a la que recuerdo con mucho cariño, a una sacrificada compañera de escuela, Alicia Schvartzman, con quien hemos conseguido un importante logro días atrás. Pero no quiero olvidarme de Graciela, una persona muy particular que en la primaria y en la secundaria siempre nos supo brindar oportunos consejos y trasmitir principios que hoy atesoro en lo más profundo de mi corazón.
Entre amigos no hay reproches, solo distintos puntos de vista.
Solo comenté que los modelos no son los malos, sino los seres humanos que ideamos los modelos imperfectos, o aunque perfectos, al desarrollarlos los corrompemos.
Pero adivinando tu intensión y hablando de “baldes y canastos”, te diré, amigo Mario, que “tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe”.
Desde hace tiempo que intuyo en tus comentarios y de quien citas, el Dr. Formigo, a quién no conozco personalmente pero admiro por su coraje cívico de expresar su opinión, vienen apelando a los principios para hacerme saltar al ruedo.
Imagino tu sonrisa al leer esta contestación. Es que fuiste muy lejos esta vez, pues como bien sabés, tocaste el corazón, apelando a todos los recursos, pero en legítima defensa. Trataré de compartir columnas.
Desde mi humilde rancho, a la luz de una vela, con el mate amargo en la mano, voy a tratar, a manera de contrapunto, de contestar vuestros académicos comentarios, con mis vivencias y experiencias acumuladas en mi errante peregrinar y por ser hombre de caminos, sabré valorar las distancias.
Pero como la cuestión es entre amigos de la infancia, en honor a la amistad, te diré: que en mis oraciones le doy gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de poder disfrutar de la vida, de una amistad tan comprendida con vos y Graciela. Persona muy particular que supo, con su dulce voz, pronunciar principios que marcaron mi vida. Inculcados por un padre que fuera un Señor, “don Arcusin”, como con admiración lo tus amigos lo llamábamos.
Te agradezco el honor de concederme una página en tu semanario, hecho este que realza mi personalidad en una etapa difícil de mi vida, como es esta de extrema pobreza que padezco, pero no reniego, puesto que Dios sabrá por qué me encomendó este desafío.
En esta oportunidad “camino solo sobre las aguas”, tranquilo, seguro, confiado de llegar a la marca donde me esperan mis amigos, para tratar entre todos de rehacer un Basavilbaso que merezca ser vivido, un Basavilbaso para todos.
Siempre fiel a mis convicciones, aunque tal vez nunca pueda responderme este interrogante: si verdaderamente un padre de familia ¿puede o debe? hacer prevalecer sus principios.
Sin menospreciar tus cualidades académicas, trataré inteligentemente de sintetizar en un relato la contestación a varios de tus comentarios, apelando para su real comprensión al nivel intelectual del lector.
Había una vez, en una escuela llamada “Nº 9 Matías Zapiola” un grupo de alumnos que a pesar de las diferencias socioeconómicas de “los padres”, “los alumnos” eran educados con un “mismo” nivel por sus “comprensivos” y “dedicados” maestros, a los cuales hasta el día de hoy, sus alumnos, recuerdan con mucho “cariño”, y por una devolución de principios vertidos en una particular ocasión. El hijo de Eduardo, el carpintero, obsequió una artesanía a su amigo Mario, que consistía en un rombo de madera terciada en la cual “Rubén” le había grabado con un alambre caliente la estrella de David, la cual bien barnizada, con un agujero en la parte superior haciéndola pender de un cordón fino por el cuello, hacía un “amuleto” muy llamativo y muy usado por esos tiempos por los jóvenes (y ahora nos quejamos de las tribus). Hecho éste que Mario agradeció con un fuerte apretón de manos dando gracias a su amigo en esa mañana escolar. Grande fue la sorpresa, cuando después de la siesta, tipo las 15,30 hs. su madre le avisa a “Rubén” que en la vereda se encontraban los compañeros de escuela “del centro”. “Rubén” con toda su humildad, casi con vergüenza, salió hasta la vereda y contra el tejido del cerco. En aquel límite de su libertad, se encontraban Mario, Graciela, Diana, Mirta y Liliana, quienes le pidieron réplicas de ese amuleto para “lucirlo” en una “macaneada” el fin de semana; ofreciendo Mario, con su personalidad, un pago por esas artesanías.
Tanto fue el orgullo de ese humilde gurí de barrio que sus amigos “del centro” le pidan algo, que en dos días las cuatro restantes artesanías, idénticas, estuvieron listas.
Después resultó ser que con gusto el amigo se las regaló.
Una de esas estrellas de David, Graciela se la regaló a un chico judío que vivía en Buenos Aires y que estaba por viajar, con sus padres, para vivir en Israel; grande fue la sorpresa de “Rubén” cuando, al pasar los años, siendo ya mayor y después de atravesar éste una situación personal y de salud muy complicada, se enteró que Graciela, seguramente para su bien, se encontraba viviendo en Israel.
Preguntándose “Rubén” si no había viajado siguiendo su Estrella de David.
Creo que con estos ejemplos construimos una Argentina mejor. Capitalismo, Comunismo, Feudalismo, ¡Bah! Esos son sólo modelos que nos quieren imponer. En “nosotros” está el que “ellos” no puedan.
Por mi parte, desde que comencé mi programa “Remembranzas”, he sembrado almácigos de estos principios, que nos enseñaron abuelos, padres, maestros; y aunque parezca mentira, con Alicia el otro día cosechamos la primera canasta de “equidad”.
Recordando en estos momentos otro: “que si la vergüenza y los problemas se comparten, afectan menos”. ¿Era así Graciela? ¿No? Cómo me gustaría la próxima semana leer algún comentario desde Israel, ahora que aunque lo pagamos demasiado caro, y cueste reconocerlo, se puede.
Tito Schlotthauer