jueves, 26 de enero de 2012

Palmira y Ramón

Palmira y Ramón – Editorial del 27 de enero de 2012
Debo decir, porque nobleza obliga, que el tema del pescado me dejó “calentito”. Y preocupado. Sobre todo porque nadie contestó, ni para negar ni para confirmar mi aserto, lo cual reafirma mi criterio de que todo les importa nada. Y lo que menos les importa es la gente, salvo en el único y preciso instante del voto.
Y para colmo de males, (o de bienes para beneficio de esta página y del lector), sobre que no terminé de elaborar el duelo por la imposibilidad que tenemos los que no adherimos al kirchenirsmo de consumir ese producto de mar (nos debemos contentar con mojarritas del Gualeguay y algún moncholito con gusto a barro, ya que nuestra falta de criterio para votar es directamente proporcional a la ausencia de gusto gastronómico, parece), se dieron a publicidad dos o tres cuestiones similares, incluso seguramente más graves en sus consecuencias, que me obligaron a insistir sobre la función de la política y de los que la ejercen de manera activa, habiendo accedido gracias a ella a la función pública.
Nicolás Maquiavelo, que no sé si cantaba, pero seguro que no tocaba el teclado electrónico porque nació en 1469 y murió en 1527, y que, por supuesto, y fiel a su teoría y a su nombre, era bastante “maquiavélico”, escribió por aquellos tiempos que “el político ha de ser una persona hábil, capaz de manipular situaciones valiéndose de cualquier medio; ha de poseer destreza, y una equilibrada combinación de fuerza y tesón, además de intuición para sortear los obstáculos que se le presenten y una carencia total de escrúpulos. Ha de ser además capaz de actuar según los cambios momentáneos, buscando apoyos o forzando traiciones según las circunstancias. En consecuencia, el político no debe poseer virtud alguna, pero ha de estar en condiciones de simular poseerlas todas, lo que supone actuar con absoluta indiferencia ante el bien y el mal (amoral) con absoluto despotismo”.
El pensamiento de Maquiavelo está dominado por el realismo político: se ha de analizar el acto político puro, sin connotaciones trascendentes o morales. Este acto sólo es válido si resulta eficaz. Mediante este análisis pretende alcanzar las leyes inmutables y necesarias que rigen la historia del hombre, puesto que ésta se repite inexorablemente, pudiendo deducirse así lo que será la historia futura de la humanidad.
Alguno de los lectores podrá considerar que una merluza más o menos (¿y una cazuela de mariscos?) no justifican traerlo a colación a Maquiavelo, pero veremos qué piensa luego de terminar la lectura de la página de hoy.
La Comisaría local de la Policía de Entre Ríos recibió hace un tiempo una camioneta Ford Ranger 0 km. (hecho que, por supuesto, se promocionó y difundió profusamente, en bien de los funcionarios que la habían conseguido, y a los que debíamos alabar por ello), supuestamente para optimizar el servicio público de seguridad, que junto con el de salud y el de educación son los tres esenciales que debe brindar el Estado (en este caso el provincial) a sus habitantes.
El hecho es que, sin que la noticia mereciera tampoco la atención ni la respuesta de nadie con poder, y acá ya no hablamos de un filet más o menos, se decidió desde la superioridad cambiarla por una más antigua. Las razones esgrimidas (por lo menos extraoficialmente), y que suman más desconcierto todavía, tienen que ver con “inconvenientes de mantenimiento” por parte de la Comisaria local, ya que la camioneta aparentemente debía ser usada con gas oíl tipo Euro, para lo que “no daban los costos”, aunque si para el del tipo Ultra, como consume la que ahora se recibió en perjudicial trueque. Aunque la diferencia entre el precio de ambos combustibles no es demasiado significativa, la cuestión de fondo es que, según se dice (porque tampoco se informó oficialmente), el presupuesto ¡mensual! con que para ese fin se cuenta solo asciende a la suma de $ 700 pesos, lo cual constituye en sí mismo una verdadera vergüenza, si tenemos en cuenta otros gastos que eroga la administración pública, innecesarios y superfluos.
¿O será también ésta otra factura de las que anticipábamos la pasada semana?
Alguna vez en esta página inquirí acerca de si se justificaban ciertos y determinados traslados de funcionarios en remis, muchas veces hacia destinos y propósitos absurdos. Y me consta que con uno solo de esos viajes “al cuete” se duplica ipso facto la capacidad financiera para hacer frente a la diferencia que, supuestamente, justificó que nos cambien, otra vez, merluza por bagre.
Y eso sin entrar a considerar puestos creados a medida de hijos y entenados, para cumplir tareas inexistentes y con sueldos que exceden largamente lo que empleados públicos con toda su vida dedicada a su tarea verdaderamente funcional cobran. ¡Y encima a los “genios”, como “no le dan los números”, se les ocurrió aumentar la edad para la jubilación! La de los otros, no la de ellos, que cuentan distinto.
Y como para demostrar que el mal ejemplo cunde, y que no solo desde el Estado se juega con la gente, también en esta semana los medios informaron que Gerónimo “Momo” Venegas, titular del gremio de los peones rurales, cobró el año pasado 444.351 pesos por ser titular del Registro de los Peones Rurales (Renatre). En total, ese organismo pagó sueldos jerárquicos por 3,5 millones de pesos en 2011. Los beneficiados fueron cuatro directores por Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre) –incluido Venegas– y cuatro directores que representan a las entidades que forman la Mesa de Enlace: Federación Agraria, Sociedad Rural, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y Coninagro. Esta información surge de fuentes del propio organismo, que se corroboran en las bases de datos de la Anses y la AFIP.
Acá si que cabe bien aquél verso de “El Orejano”:
“Porque aunque no tengo donde caerme muerto
soy mas rico que esos que ensanchan sus campos
pagando en sancocho de tumbas resecas
al pobre peón que deja los bofes cinchando”.
En realidad, deberíamos transcribir acá el tema completo que popularizaran Cafrune y Los Olimareños, porque le cae como anillo al dedo a esta cuestión de la ética y de las prioridades.
Es como dice Serafín J. García, su autor:
“Porque no me enyenan con cuatro mentiras
los maracanaces que vienen del pueblo
a elogiar divisas ya desmerecidas
y hacernos promesas que nunca cumplieron”.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 19 de enero de 2012

Al enemigo…ni pescado

Al enemigo…ni pescado - Editorial del 20 de enero de 2012
El folclore político argentino recuerda muy especialmente el discurso del general Perón, y en especial su desgraciada frase, “al enemigo ni justicia” pronunciada en el fragor de la batalla de los últimos meses de su segundo mandato. El 31 de agosto de 1955 se vivía en la Argentina un clima de tensión y odio como pocas veces hemos experimentado, lo que culminó, como es sabido, con el golpe del 16 de septiembre.
Pero ya el mismo Perón, en su documento llamado “Actualización doctrinaria para la toma del poder” había expresado que el justicialismo creó un apotegma que dice que "para un peronista no puede ni debe haber nada mejor que otro peronista", para luego manifestar: “Entonces, ¡cómo es posible que un señor que está en la misma lucha esté luchando contra otro peronista, cuando tiene un enemigo contra quien naturalmente debe luchar!”
Y sigo transcribiendo, textual, del mismo documento: “El Movimiento tiene enemigos de afuera y enemigos de adentro: quién no lucha contra el enemigo ni por la causa del pueblo, es un traidor. Quien lucha contra el enemigo y por la causa del pueblo, es un compañero. Y quien lucha contra un compañero es un enemigo o un traidor”.
La lectura del resultado de las elecciones del pasado 23 de octubre en nuestra provincia, pero más especialmente en Basavilbaso, nos indicaba a priori un escenario por lo menos problemático entre el Frente para la Victoria y el Peronismo Federal, tanto en lo que tenía que ver con la exclusividad del derecho a llamarse peronista, cuánto a la disputa por los sectores de poder que le corresponden a cada uno.
Para los lectores que no son locales, y con más razón para los que no viven en Entre Ríos, debemos aclarar que Jorge Pedro Busti, que fue gobernador de la provincia en varios períodos, y que no pudo conseguir a tiempo la reforma constitucional que le permitiera ser relecto por períodos consecutivos, conformó un nuevo espacio político con el que pretendió crear un micro clima contra el arrastre nacional del kirchnerismo. Si bien el resultado en la provincia no lo favoreció, perdiendo protagonismo, se hizo fuerte en cinco municipios, en los que en base a la fortaleza de dirigentes locales (en nuestro caso Horacio Fabián Flores, relecto diputado provincial y Silvio Valenzuela, nuevo Intendente) superó a los candidatos del FpV.
Ahora bien, ya inmersos en la realidad cotidiana de gobernar y ser gobernados, los fantasmas del pasado se hacen presentes, interponiéndose entre dirigentes y dirigidos los mezquinos intereses personales de los que están siempre arriba, y a los que bien poco les interesa hacer de la política el arte de lograr el bienestar general.
Ya en esta página he dedicado varias líneas, e incluso algunos títulos expresivos, a la pasión demostrada por el kirchnerismo, pero muy especialmente por la actual Presidente de la Nación, por encabezar campañas supuestamente destinadas a hacer llegar “a todos” los beneficios conseguidos hasta ahora por unos pocos. Así, y según las oportunidades y los requerimientos coyunturales, nacieron adefesios tales como el de “Milanesas para todos”, “Televisores…”, “Heladeras…”, “0 km…”, “Carne…”, la mayoría de corta vida y aprovechados solo por unos pocos allegados y avisados con tiempo.
Uno de los que quedó vigente, y que a propósito no incluí en esa enumeración que no es taxativa (puede que me haya olvidado de algunos, pero será justamente porque ni siquiera sirvieron para que uno se acuerde de ellos) ha sido el llamado “Pescado para todos”, y eso seguramente porque habrá detrás de eso algún conveniente negocio.
Pero la cuestión es que, y acá comenzaremos todos (espero) a entender la razón de lo que hasta aquí escribí, el pasado miércoles 11 de enero se reinició la campaña en nuestra querida provincia, por la que se ofrecerá merluza a 16,50 pesos el kilo; medallones de merluza a 19; calamares enteros a 20,50; langostinos a 31; y cazuela de mariscos a 28. De la misma forma que en anteriores oportunidades, no se han fijado límites para la compra de tales productos, quedando a consideración de los consumidores las cantidades a adquirir.
Pero, seguramente por purísima casualidad, y sin que esto tenga nada que ver con revanchismos, pases de factura ni indicios de cómo se resolverá en el futuro la asignación de recursos a los pueblos y ciudades entrerrianos, la lista de 18 municipios a los que les tocó ¿en suerte? recibir a los camiones expendedores, no incluye a Basavilbaso, Colón y María Grande (gobernados por el Frente Entrerriano Federal) ni a Bovril, Federación, Federal, Maciá y Villa Elisa (gobernados por el radicalismo).
Me resulta sintomático que hasta ahora nadie haya pedido explicaciones acerca de la razón de la sinrazón. Es extraño que los ciudadanos permanezcamos tan impasibles ante esta evidente discriminación, que si bien por ahora solo se refiere a la imposibilidad de adquirir a precios más accesibles un producto alternativo para la alimentación, y sumamente recomendado por tener entre sus componentes el Omega 3, una grasa esencial para el organismo, que parece ser por ahora privativo de los que no se equivocaron y votaron la lista completa de Cristina, es un gesto indicativo de futuros procederes.
Ya sé que alguno podrá suponer que estamos dando por el pito más de lo que el pito vale, pero si eso fuera así, y la omisión de la presencia del Programa en los pueblos y ciudades gobernados por la “opo” fuera en sí mismo intrascendente, también lo seria el Programa., con lo que se me estaría dando, finalmente, la razón acerca de que la demagogia es la única finalidad de lo que ya denominé alguna vez “Mentiras para todos”.
No creo ser aventurado si predigo que las desventuras de los basavilbasenses no terminarán con la merluza, ni mucho menos. Si seguimos así, y no reaccionamos, quedaremos afuera, en los próximos cuatro años, de las ventajas que Entre Ríos pueda conseguir para distribuir entre los que habitamos dentro de esta provincia a la que “un fresco abrazo de agua la nombra para siempre”. ¡Y todo por no haber votado a Sergio y a Cristina!
“Los alimentos necesarios para el hombre son tan sagrados como la vida misma. Toda especulación mercantil que yo haga a expensas de la vida de mis semejantes no es comercio, sino latrocinio y fratricidio” (Robespierre, “Sobre el abastecimiento de los artículos de primera necesidad”, dado en la Convención, Paris, el 2 de diciembre de 1792).
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 12 de enero de 2012

Las manos de Alejandro Magno

Las manos de Alejandro Magno - Editorial del 13 de enero de 2012
Cuentan que, encontrándose al borde de la muerte, Alejandro Magno convocó a sus generales y les comunicó que sus últimos deseos eran que los tesoros que había conquistado (plata, oro, piedras preciosas) fueran esparcidos por el camino hasta su tumba, y que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, y a la vista de todos.
Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro cuáles eran sus razones: “Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen, y quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos, cuando se nos termina el más valioso tesoro que es el tiempo”.
Hace mucho que me viene dando vueltas en la cabeza este tema de la riqueza de los políticos, justamente porque no es un tema de simple tratamiento, y porque es quizás uno de los más viejos de nuestra historia, por lo menos desde Rosas y Urquiza hasta acá. Pero es claro que en todos esos años (solo descuento los primeros de la Libertad y de la Independencia) la cosa ha ido variando, ya que de gente rica que se empobreció, como Belgrano y San Martín, pasamos a gente rica que accedió a la política y con ella acrecentó sus bienes (acá para dar ejemplos necesito toda la página), para concluir ahora, en los últimos cincuenta años, con gente que aprovecha la política para enriquecerse, prácticamente desde cero.
"Es muy incómodo adherir al gobierno de dos multimillonarios que están comandando un gobierno nacional, popular y democrático y te hablan del hambre". Eso dijo José Pablo Feinman, “escritor de izquierda, ligado a los derechos humanos”, como él mismo se definió alguna vez, ante una pregunta específica que le hizo un periodista del diario La Nación:
¿Pero no le hace ruido el vertiginoso y enorme aumento patrimonial de los Kirchner? ¿O le parece un tema menor?
-No, no me parece un tema menor. Habría que hacer un muy buen análisis de cómo creció ese patrimonio, que alguien demuestre con qué mecánica se hizo la extracción ilegal. Eso me tranquilizaría mucho más. Me dolió cuando se habló de un hotel de dos millones de dólares que pertenecía a Néstor Kirchner. Pero no me duele tanto: no tengo mi causa total comprometida con los Kirchner y estoy acostumbrado a que los líderes en los que uno confía hagan también grandes macanas. Yo creí, o quise creer, en Perón. Fijate cómo me fue y cómo nos fue a todos. La cabeza, a esta altura, no la doy por nadie. Uno sufre con estas cosas porque desearía que se aclaren y que ellos digan: "Esto viene de acá". Y que les quiten la incomodidad a los que adhieren al Gobierno porque es muy incómodo adherir a un gobierno de dos gobernantes multimillonarios que están comandando un gobierno nacional, popular y democrático, y que te hablan del hambre. Por ejemplo, cuando Cristina dice que es la primera que renuncia a los subsidios, sería muy bueno un acto simbólico: "Yo doy 10 millones de dólares para hacer un barrio en tal lugar". Un millón, aunque sea. "De esa fortuna que dicen que yo robé, uno va ahí."

Feinman es un filósofo, docente, escritor, ensayista, guionista y conductor de radio y televisión argentino, que se sumó al kirchnerismo en 2003, por lo que su opinión, aunque quizás tardía, viene a darnos la razón en algunas cosas.
El detonante para elegir hoy este tema, tiene que ver en principio con la muerte de Carlos Soria, que provenía de una familia trabajadora. Su padre Ernesto era carnicero (de él, un militante del peronismo bonaerense, heredó su pasión por la política) y su madre atendía un almacén.
Las crónicas periodísticas describen la “chacra” en la que ocurrió el hecho, como poco menos que paradisíaca, y para referirse a la vida que le gustaba hacer, aconsejan mirar “Analízame”, aquella película en la que Robert De Niro interpreta al recalcitrante pero compungido mafioso Paul Vitti, y que era la preferida de Carlos Soria. Se sentía identificado con la mirada cínica del gangster, así como con su manera elegante de vestir.
Creo que por estos días se acentúa más el desfasaje que hay entre la realidad del pueblo y el bolsillo de la mayoría de sus dirigentes, porque las vacaciones son ideales para mostrarlos en las playas más caras y lucidas, con alojamiento en hoteles de súper lujo. Y es por eso, justamente, que cuando protagonizan internas les va la vida en la lucha, ya que para ellos volver al llano significa, en muchos casos, volver a la nada, porque en su vida no hicieron otra cosa que política profesional.
La frase emblemática de Feinman adquiere sentido casi universal, porque incluso cualquiera de nosotros puede aplicarla mirando hacia los lados. Muchos son los representantes del pueblo a los que cuesta creerles esa representatividad, habida cuenta de la distancia que tomaron de sus orígenes.
Alguna vez un profesor, luego devenido notorio dirigente político, intentó explicarme que controlar demasiado férreamente ese enriquecimiento limitaría el acceso a la política a aquellos que podrían dejar sus ocupaciones habituales sin que ello hiciera mella en su patrimonio, lo cual lo tornaría discriminatorio. Pero, si bien el razonamiento es lógico, la existencia de algunos (aunque pocos) que volvieron con lo mismo o con menos de lo que tenían, y a los que el pueblo reconoce ese valor (Illia, Alfonsín, Cámpora, Perette, y, más cerca, por dar dos nombres notorios, Roberto Lescano y “Tito” Rozapanera), nos dice que no es necesario aprovechar la política para cambiar de estatus. Y que no hace falta, para ser mejor persona, tener más plata.
Pero el colmo de la desfachatez se dio esta semana al publicarse la noticia de la compra del anillo por parte del Juez Oyarbide. Su nueva “piedra” costaría alrededor de 250 mil dólares, es decir, más de un millón de pesos, o casi 50 hectáreas de campo entrerriano, para que se entienda. “Entregué en pago todo lo que me regalaron en los últimos cinco años”, es la frase con la que explica su compra ante sus íntimos.
Hipnotizado por la llamativa belleza del anillo, el titular del Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 5 está encantado con su nuevo chiche de diamantes, que, según las palabras del propio Oyarbide, “es un brillante dorado”. Así lo explica, porque “no todos saben lo que es…”, comenta chocho.
Si el Poder Judicial es, en el esquema de la división de poderes, el que debe controlar el cumplimiento de las leyes, que uno de sus máximos exponentes reconozca haber recibido “regalos” tan costosos en un período tan corto y tan coincidente, llamativamente, con lo que cuestiona Feinman, es más que preocupante.
“El líder popular, una vez que ha gustado del placer del mundo, cae en el delirio del poder y la grandeza y todo lo subordina a su permanencia en lo alto. Abolirá todo derecho hasta que, finalmente, comprenda el pueblo qué monstruo ha creado” – Platón.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

viernes, 6 de enero de 2012

Nos comimos el garrón

Nos comimos el garrón – Editorial del 6 de enero de 2012
El tema de hoy tiene que ver con la aprobación de la Ley Antiterrorista en el Congreso de la Nación, y el garrón que nos comimos, (y que peor se comieron los oficialistas) por no debatir entre nosotros, abiertamente, si es que había necesidad de sancionar una ley de esta naturaleza y, más todavía, si es que había que aprobarla del modo en que fue aprobada. Sobre todo teniendo en cuenta que hubo elecciones, posibilidad única e irrepetible de difundir las ideas propias y recibir las ajenas.
La nueva ley, que ya está en vigencia, introduce la figura de "terrorista" en el Código Penal, duplica las penas en los casos que el delito se encuadrara en el marco de esa normativa y, según varios especialistas, abre la puerta para que la protesta social sea criminalizada en un grado mayor al actual.
Para entender un poco más esta cuestión, tenemos que hablar de la tristemente célebre Doctrina de la Seguridad Nacional, que fue una visión que sostuvo ideológicamente a los gobiernos autoritarios en América Latina principalmente durante los años sesenta y setenta. Estuvo alentada por Estados Unidos, ante la "amenaza comunista" en la región durante la Guerra Fría y fue transmitida principalmente desde la polémica Escuela de las Américas en Panamá, que instruyó a militares latinoamericanos en técnicas de contra-insurgencia y violaciones a los derechos humanos. La Doctrina de la Seguridad Nacional se convirtió en el sostén ideológico de las dictaduras militares en América Latina y fue ideada por el gobierno de Estados Unidos como forma de ejercer un contrapeso político en la región en el marco de la Guerra Fría.
El tema es que no podemos entender cómo el kirchnerismo, sector interno del PJ que encabeza este gobierno supuestamente nacional y popular (Nac&Pop como lo define la intelectualidad progre), sabiendo que la Doctrina de Seguridad Nacional consideraba a los propios ciudadanos de un país como posibles amenazas a la seguridad, no nos puede (o nos quiere) explicar ahora, después del voto de sus legisladores que permitió la sanción de la Ley Antiterrorista, cómo puede ser "nacional y popular" un gobierno que entrega su soberanía en un tema tan delicado como el de dictar leyes, respondiendo genuflexamente a las presiones de un organismo económico internacional llamado Grupo de Acción Financiera (Gafi), ente intergubernamental cuyo "propósito" es el desarrollo y la promoción de políticas, en los niveles nacional e internacional, para combatir el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo, claro que manejado a su arbitrio por el imperialismo norteamericano, que decide qué es lavado y qué es terrorismo, y generalmente se decanta por aquellas cuestiones que ocurren fuera de su territorio, pero que le afectan solamente a ellos.
Además esa "doctrina", de la cual la Ley Antiterrorista y la "sugerencia" del Gafi son una versión corregida y aumentada, propaga una visión amplia del enemigo: no sólo se consideran terroristas insurgentes a las personas con armas como bombas o revólveres, sino también a las personas que propagan ideas en contra del concepto de la sociedad nacional que tiene el gobierno. Cuando se interpreta al enemigo insurgente de tal manera, se puede fácilmente ordenar a todo el mundo bajo esta definición, según convenga por los motivos que fuere. Además, los insurgentes son considerados subversivos, traidores a la patria y por consiguiente no se los ve como sujetos de derecho sino como fuentes de maldad. Por esto la doctrina justifica utilizar los métodos más atroces para tratar y eliminar al "enemigo".
Sugestivamente los temas tabúes en la Argentina, que el establishment cristinista oculta, tales como la ocupación de fábricas por parte de obreros despedidos, que ya se ha dado en varias oportunidades, aunque no con la difusión que merecía, la protesta de militantes por la contaminación de la minería a cielo abierto o la de los maestros que instalen "carpas blancas" demandando aumento de sueldos o mejoras de sus condiciones de trabajo, pueden terminar judicializados, aunque en sí mismos sean realmente un reclamo social.
Esa misma duda respecto a la condición de "nacional y popular" nos surge cuando el partido del gobierno propone leyes "antiterroristas", sabiendo que tenemos y podemos tener jueces conservadores o desaprensivos, que la apliquen arbitrariamente en base a su "sana crítica".
Debemos entender que no se dan cuenta del potencial instrumento que acaban de poner en manos de este o de cualquier gobierno futuro, y del que no pueden garantizar que se les vuelva en contra a ellos mismos.
Los ideólogos y partidarios de este gobierno podrán decirnos, aunque sea forzando los argumentos, que ellos no van a "usar mal" esta ley. Pero entonces uno, ingenuamente, podría preguntarse para qué la sancionaron.
Recordemos que, a favor y en contra, hemos tenido en estos últimos diez años, por no ir más atrás, a Kostecki y Santillán, a Julio López, a Luciano Arruga, a Mariano y a Cristian Ferreyra, a los qom de la Formosa de Insfrán, a los ocupas del Indoamericano, a los campesinos jujeños del Ingenio Ledesma, y fundamentalmente, porque hace a la cuestión, a Carlos Fuentealba, docente neuquino muerto en el marco de una huelga del sindicato docente ATEN, perteneciente a la CTERA, el 4 de abril de 2007, porque la policía provincial recibió la orden del Gobernador Jorge Sobisch de impedir que los manifestantes cortaran la ruta, para "garantizar el libre tránsito en la misma".
La Ley Antiterrorista, que votaron nuestros representantes, y que cualquiera de nosotros puede y debe leer, aunque no sea abogado, habla de que se podrá aplicar cuando se trate de "aterrorizar a la población u obligar a que el gobierno haga o deje de hacer algo". Bajo esas palabras a nosotros no se nos escapa qué es lo que la ley implica. Una figura como la de "sedición" fue usada por muchos jueces para decir, por ejemplo, que cuando un obrero hace una protesta y dice "aquí estamos todos los obreros pidiendo por nuestros derechos", está realizando un atentado contra la Nación y que, por lo tanto, corresponde caracterizarlo como un elemento sedicioso. Y si en una protesta hay banderas argentinas y se invocan los derechos de los obreros, algún juez podría decir que se trata de un acto sedicioso porque la movilización se arroga la representación de toda la Patria. Es difícil saber cuándo se llama "terrorista" a un acto y qué encaja con la idea de terrorismo, y cuándo se está obligando a un gobierno a hacer algo. Si los docentes entrerrianos marchan o paran insistiendo con que el gobierno les tiene que dar un aumento y dejar de descontarles los días de huelga (derecho constitucional), el gobierno podría aplicar la ley bajo el pretexto de que se lo está queriendo obligar a hacer algo que no quiere. ¿Se entiende, no?
Y eso es así porque esta Ley que Eugenio Zaffaroni, ministro de la Corte Suprema y uno de los más prestigiosos criminalistas de la Argentina (junto a nuestro copoblano Carlos Elbert, debemos decirlo) calificó de "mamarracho", permite fácilmente que se ponga bajo ese título a las demandas habituales que los militantes sociales tienen todos los días. Y no hay ninguna aclaratoria que sirva para descartar los temores fundados que se tienen frente a esta norma.
Y lo que es todavía peor, con los mismos fundamentos, es que hay quienes dicen que el "apriete" del Gafi es "de segunda". Que en realidad este es un paso más del kirchnerismo que va "por todo".
Los que conocen el tema a fondo, por haberlo sufrido ya en Santa Cruz, donde el círculo se cerró, explican que este es el método de la bolsa y la espada, eso es usar el dinero para buscar voluntades que se adhieran, particularmente en cierto periodismo afecto al uso de la alpargata, y la espada, que es la amenaza frente a quienes los molestan.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso