jueves, 30 de junio de 2011

De Basavilbaso a Tierra Santa

De Basavilbaso a Tierra Santa - Editorial del 1 de julio de 2011
La primera persona del singular se impone otra vez como necesaria en esta edición de Crónica. Es para mí una experiencia subyugante estar haciendo el semanario desde Israel, como si estuviera en mi propio escritorio.
Y resulta más impactante todavía, teniendo en cuenta que aprendí el oficio de tipógrafo componiendo Crónica letra por letra, a comienzos de los ’60, pasando horas parado frente al “burro”, mueble en el que tenía abierta la caja con el tipo 12, seguramente empastelado por mis inexpertas manos. Es imposible explicar más claro esto, pero mi viejo desde el cielo, y Juan, Kiko y José, lo entienden. Y para darle sentido a este párrafo, con eso me alcanza.
Ahora, más de cuarenta años después, estando a 20.000 kmts. del lugar en que nací, en la tierra de nuestros antepasados (míos, y seguramente también de muchos de los que leen esta página, sea por génesis, sea por religión), puedo redactar y armar una nueva edición de esta parte importante de mi vida a través de la Internet, privándolo a Cacho de mi presencia física en la imprenta pero asegurándoles a los lectores la presencia cotidiana, viernes tras viernes, por ya casi catorce años de esta tercera etapa.
Más o menos en la misma época en que transcurrió ese aprendizaje al que me refería más arriba, solía visitar mi casa un amigo de mis padres llamado Salomón Wapnir, que era un escritor de viajes, lo que en inglés se conoce como “travel writer”. Conservo, por haber heredado la biblioteca familiar, algunos de sus libros, sobre todo uno que leí siendo muy chico, “Roma, Atenas, Jerusalém” es su título, que recuerdo me provocó una necesidad de conocer esos lugares, deseo que en parte, hoy, estoy cumpliendo.
El avión de Aerolíneas Argentinas, en el vuelo Buenos Aires - San Pablo, cumple el rol de primer eslabón de esta historia, y es acá, a 11.000 mts. de altura, donde escribo las líneas iniciales de esta emoción, con el valor agregado de la presencia, en el asiento de al lado, de Leticia, que por ser la mayor relegó en el acompañamiento de esta aventura a Clarisa y Laureano, sus hermanos.
Pisar Tierra Santa me obligó rápidamente a querer compartir con ustedes la experiencia religiosa, razón por la cual apuré la visita a los Santos Lugares, a fin de que constituyeran el tema central de la página de hoy, que no puede, ni debe, ni quiere, hablar de otra cosa.
Como acá se respeta el sábado, el domingo, primer día hábil de la semana, bien temprano, salimos rumbo a Jerusalém, adivinando que ese constituiría uno de los momentos más impactantes de mi vida.
Y así fue.
Pasar en pocas horas del Muro de los Lamentos, que por razones obvias fue el primer lugar que visitamos, al Santo Sepulcro, que movió casi los mismos sentimientos; del Monte de los Olivos, al que ascendimos a pie y del que regresamos por la Vía Dolorosa; en fin, pisar lugares que fueron pisados hace miles de años por quiénes nos dieron la Fe y la Pasión, es respirar lo ancestral.
Y todavía nos quedaba tiempo para algo más. Porque al día siguiente (acá no hay respiro, porque, si no, no nos van a alcanzar los días para ver todo lo que hay que ver), otra vez bien temprano, partimos para una de las regiones que más tiene que ver con lo que somos. El propósito principal, previo y estructurado, era el de visitar Massada, que es la fortaleza (eso quiere decir la palabra que le da nombre) en la que mil judíos resistieron durante ocho años el ataque de los romanos, luego de la destrucción del Templo de Jerusalém, hace dos mil años. De esos ocho años, tres los pasaron soportando un sitio que terminó con un suicidio colectivo, ya que el ataque por parte de las tropas del Imperio romano condujo finalmente a sus defensores a advertir que la derrota era inminente. En la actualidad, Massada es un destacado sitio turístico, a la vez que posee una importante carga simbólica para el nacionalismo judío, como uno de los postreros episodios de afirmación y resistencia nacional antes de la definitiva diáspora.
En el mismo viaje conocimos el Mar Muerto, en el que, por supuesto, ya que es tradicional hacerlo, flotamos sobre el agua aprovechando que es aproximadamente diez veces más salado que los demás mares del mundo, lo que impide a un ser humano hundirse de forma natural, debido a que la elevada densidad de sus aguas ejerce un empuje superior a la del mar, pudiendo hacerlo sin ningún esfuerzo, característica que le ha convertido en algo mundialmente popular, a la vez que constituye una experiencia única e inquietante.
Pero de lo que no queremos dejar de hablar es del camino que nos condujo a esos dos lugares.
Porque pasar por Jericó, haciendo el mismo recorrido que describe la parábola del Buen Samaritano, que no vamos a relatar ahora y acá, pero que merece la pena de ser releída, sobre todo a la luz de ciertos comportamientos actuales, produce una sensación inigualable, más que nada porque los lugares están preservados y eso ayuda a que uno imagine estar en aquél momento y en aquél lugar.
Y ni hablar de ver Betania, lugar en el que vivieron Lázaro y María Magdalena, y en donde se encuentra la tumba de Lázaro, que sigue siendo un sitio de peregrinaje hoy en día.
Dejamos para el final a Qumram, cuna de los esenios, que eran miembros de una secta judía ascética del siglo 1 aC, y los que han sido identificados por muchos estudiosos como los autores de los documentos llamados popularmente Rollos del Mar Muerto.
La similitud entre un número de los esenios y los conceptos y prácticas cristianas (reino de Dios, el bautismo, las comidas sagradas, la posición de un maestro central, los títulos de funcionarios, y la organización de la comunidad) ha llevado a algunos a suponer que había un parentesco cercano entre los esenios y los grupos en torno a Juan el Bautista y Jesucristo. Es posible que después de la disolución de la comunidad esenia algunos miembros siguieran a Juan el Bautista y se unieran a las primeras comunidades cristiana.
La añoranza de Sión y Jerusalén ha acompañado al pueblo judío en su exilio durante más de 2.500 años, desde los tiempos de Nabucodonosor y la cautividad en Babilonia, y más tarde desde la conquista de Jerusalén y la destrucción del Templo por las legiones de Tito en el año 70 de la era cristiana, con lo que se inició la gran dispersión.
Algunas de las expresiones más emotivas de este sentimiento se deben al Salmista:
"Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sion. Sobre los sauces en medio de ella, colgamos nuestras arpas" (137, 1-2).
"Si te olvidare, oh Jerusalén, olvídeseme mi diestra. Péguese mi lengua al paladar si no te recordare, si no alzare a Jerusalén a la cabeza de mis alegrías" (137, 5-7).
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

viernes, 24 de junio de 2011

El mito de la tortuga

El mito de la tortuga - Editorial del 24 de junio de 2011
El próximo 28 de junio se cumplirán 45 años del Golpe de Estado que derrocó a Arturo Umberto Illia, hecho que constituye una de las páginas más tristes de la Historia Argentina, y de la cual los responsables deberían estar arrepentidos al punto de demostrarlo en hechos, más aún cuando hay todavía algunos que se postulan a cargos electivos habiendo sido funcionarios de esa autodenominada, grandilocuentemente y equivocando el concepto, "Revolución Argentina".
En un ámbito y en un momento en el que en todos los discursos se alude a la importancia de resguardar la democracia y de priorizar la continuidad de la voluntad popular, no está de más recordar que por aquellos años se justificó el derrocamiento por su supuesta escases de representatividad y la lentitud (también supuesta) con que tomaba las decisiones de gobierno. Es claro que los militares que lo depusieron no representaban a nadie más que a ellos mismos y a los grupos de poder a los que les convenía, aunque debemos reconocer que fueron "rápidos para los mandados", tanto que nos terminaron vendiendo "gato por liebre".
Algunos años después los incautos que apoyaron el golpe se dieron cuenta de la magnitud del error, pero ya era tarde. Tardaron mucho en enterarse de que la ley de medicamentos, la implementación del salario mínimo vital y móvil, la anulación de los contratos petroleros y la revolución democrática de Arturo Illia molestaron demasiado al establishment, que apeló a sus sirvientes civiles y uniformados para apoderarse del manejo de las cosas públicas por siete años.
Muchas veces hemos explicado acá que la importancia de la Historia como ciencia está dada en el aprovechamiento de sus enseñanzas para la no repetición de errores. Los gobiernos de facto de Onganía, Levingston y Lanusse fueron el caldo de cultivo para lo que, pocos años después, se convertiría en el horror del "proceso", con lo cual, a manera del "huevo de la serpiente", quienes apoyaron la asonada que echó a Don Arturo terminaron siendo funcionales a todo lo que vino después.
Por supuesto que, como sucede siempre que se deja de lado la voluntad popular, todo el andamiaje estuvo sostenido en mentiras, siendo la primera de ellas la que tiene que ver con una situación heredada, marco en la que se desarrollaron las elecciones de 1963, y que incluyó una proscripción del peronismo que no por absurda ha dejado de ser utilizada para menospreciar el triunfo de Illia. Si fuera así, deberíamos declarar vulnerable también el proyecto kirchnerista, ya que el triunfo de 2003 fue por apenas un 22% de los votos.
Y si lo que se quiere es hablar de números, los que sí importan son los de su gestión, seguramente poco difundidos en aras de la desinformación que a algunos todavía le conviene. Porque nadie puede desconocer, en tiempos en que algunos están haciendo alharaca con los supuestos logros en materia económica de estos últimos años, que, durante la breve gestión que los sediciosos interrumpieron, fue notorio el crecimiento del PBI, el aumento de las exportaciones, la disminución (¡sí, disminución!) de la deuda externa sin tener que tocar las reservas ni pedir préstamos al FMI, y el saneamiento del presupuesto nacional.
A la luz de estas informaciones ocultadas por la prensa de aquél momento, uno entiende, aunque no lo justifique, el afán que pusieron los Kirchner en acabar con cierta prensa y construir, a la par, su propio imperio periodístico. Por esos años dorados, Illia, siguiendo al pie de la letra principios irrenunciables del radicalismo, se jactaba de no gastar un solo peso de los contribuyentes en publicitar sus actos de gobierno (¡igualito que ahora!), ni en intentar convencer a nadie de la bondad de su gestión administrativa. ¡Y nosotros escribimos esta página justo cuando la Presidente de la Nación está usando la cadena nacional que pagamos todos para anunciar su candidatura a la reelección.
Es evidente que Illia pagó el precio de su terrible ingenuidad, al pensar que el pueblo se daría cuenta solo de las bondades de su gobierno, sin tener en cuenta la "valía" del adversario.
A pocos meses de la elección presidencial, y cuando algunos que no se dejan encandilar por las luces de la propaganda oficial tienen como posible un triunfo de la oposición, específicamente del radicalismo, se debe recordar, a propósito de la tan mentada "gobernabilidad", que mientras la población asistía a una absurda y descontrolada manifestación sindical, que los militares estimularon y que culminaría en un evidente pacto, se tejían ya los planes para apoderarse de las obras sociales, que ahora se está demostrando fueron y siguen siendo un negocio para un importante sector de la dirigencia gremial, engordando sus bolsillos.
Y no es casualidad, por lo menos para nosotros, estar recordando estos hechos en forma casi paralela a la fecha en que el partido que llevó a Don Arturo al poder cumple 120 años, contados desde la publicación del manifiesto denominado "A los pueblos de la República". Ese fue el inicio de una escisión que daría lugar a la aparición de la Unión Cívica Radical, cuyos postulados básicos los encontraremos en esos primeros documentos, en los que queda muy en claro que deberá ser siempre, y para no traicionar a su propia esencia, un partido que luchará por establecer los derechos políticos de las grandes mayorías excluidas de la participación ciudadana, y que enarbola las banderas de "La causa de los desposeídos" de Leandro Alem y la idea de "La reparación" de Hipólito Yrigoyen.
No estamos viendo por estos días discursos que hagan propuestas de reforma estructural, ni tampoco vemos que haya quienes estén en condiciones de hacerlos. Parece ser que las ambiciones personales siguen siendo el faro con que se iluminan las carreras políticas, tanto en las pequeñas aldeas como en las grandes ciudades. ¡Y después de exaltar las causas se sienten agraviados por los efectos!
Bueno es recordar lo que escribió alguna vez la filósofa rusa Alissa Rosenbaum (Ayn Rand): "Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto-sacrificio, entonces podrá, afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada".
A Arturo Illia le pasó lo que luego le sucedió a Raúl Alfonsín, al que también le hicieron un golpe, aunque no institucional.
Ambos demostraron que democracia y decencia son valores que han retrocedido lo suficiente en esta década como para que la sociedad se los siga reconociendo a ellos como abanderados. Siempre.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 16 de junio de 2011

La espiral del silencio

La espiral del silencio - Editorial del 17 de junio de 2011
Hay una teoría que lleva por nombre el título de hoy, desarrollada hace varias décadas en Alemania, que estima, con bastante sustento, que casi todas las personas que perciben que su opinión es minoritaria evitan expresarla públicamente.
Así, la opinión predominante se acrecienta (en forma espiral) hasta pasar a convertirse en aparentemente unánime, porque nadie la contradice.
Si a eso le sumamos que vivimos en el imperio de la noticia que deseamos escuchar, que es aquella en la que la gente “quiere creer”, parece darse la combinación perfecta para que eso pase.
Los primeros días del “caso Schoklender” (para nosotros un sub caso del más grande “caso Kirchner”) fueron una demostración perfecta de ese propósito. El protagonista principal visitando todos los medios periodísticos para hablar de cómo había hecho su fortuna en base a patentes y derechos, y los periodistas desaprovechando la oportunidad de repreguntar agudamente, seguros de que todo iba a terminar, como siempre, tapado por el gobierno, y ellos no querían ver arruinada su carrera por un arriesgado salto al vacío desde el trampolín.
Paralelamente, Hebe de Bonafini aseguraba a quién quisiera escucharla que todo era un “puterío”, y que se dejaran de hablar “boludeces”. Ponemos las palabras textuales porque la impunidad de la que goza es también objeto de “la espiral del silencio”.
Hebe de Bonafini los acusa ahora a los hermanos Schoklender de ser "los arquitectos profanos del más doloroso dispositivo de traición", pero hasta hace poco eran sus hijos y ella su mamá putativa (término que se aplica al familiar que se tiene como propio o legítimo sin serlo).
Eduardo Barcesat, abogado de innegables antecedentes en la defensa de los derechos humanos, decía por estos días en televisión que no se podía poner en duda la honestidad de Hebe de Bonafini, ya que “sigue viviendo en la misma casa desde tiempos inmemoriales” (sic). No debería hacer falta aclararle al Dr. Barcesat que, como explicaba muy bien un colega acerca del tema, “para ser corrupto no es necesario enriquecerse, que existen otros estímulos que corrompen que no son necesariamente monetarios. Admitamos que Hebe no robó, pero dejó que robaran. No robó, pero se dedicó a acumular poder. Y además, no le tembló el pulso para vender el pañuelo al kirchnerismo”.
Ella es responsable, pero también es responsable el entorno que le toleró y le alentó todos estos disparates en nombre de la revolución social o en nombre de algún buen negocio.
Ni siquiera es un atenuante el sufrimiento por la desaparición de sus hijos, porque si no, desde Jean Valjean, el héroe de la novela Los Miserables, de Víctor Hugo (no Morales, sino el escritor francés cuyo apellido era Hugo) hasta cualquier individuo que alegue un sufrimiento previo comprobable, podrá convertirse en un inimputable.
Tenemos en nuestro archivo en papel, mucho más proficuo y amplio que los “soportes digitales”, una nota de Osvaldo Bayer, a propósito de la ausencia de las Madres de Plaza de Mayo al acto en que la Conadep entregó su informe.
Estamos hablando, obviamente, del año 1984, y del gobierno de Raúl Alfonsín, figura emblemática verdadera de los Derechos Humanos, y no como Néstor Kirchner, que siendo gobernador de Santa Cruz se negó a recibir a la que luego sería elegida hipócritamente como su “madre”, la que tuvo que alojarse en la casa de un militante del Partido Obrero y volverse luego a Buenos Aires. ¿Por qué no se cuenta eso en “6, 7, 8”?
Volviendo a Bayer, dice en su artículo que las Madres desconfían, porque a la presentación del informe invitaba el Comité Nacional de la UCR. Y asegura el autor de “La Patagonia Rebelde” que está bien desconfiar, porque la UCR dejó sin quórum la Cámara de Diputados ¡en 1921!, impidiendo la formación de una comisión que investigara los fusilamientos de obreros patagónicos.
Pero nada dijo después Bayer ni ninguno de los parciales como él, de la poca disposición de Cristina Fernández para votar siendo diputada o senadora las leyes que hicieran posible la continuación del esclarecimiento de la verdad. Solo se convirtieron ella y su esposo en “adalides” de esa lucha cuando el camino estaba asfaltado y era una autopista de un solo sentido. Antes estaban escondidos debajo de la mesa.
Pero, cortando ese aspecto del razonamiento, si tanto desconfiaron las madres de Ernesto Sábato, ¿por qué no desconfiaron de Sergio Socklender?
La historia argentina reciente, otra vez emparentada con el peronismo, tiene el antecedente de lo que sucedió con Juan Duarte, hermano de Evita, y personaje de una grandísima influencia en los años 50. Releyendo diarios de la época se puede advertir que le costó mucho esfuerzo incluso a los allegados a Perón demostrarle que su cuñado era un corrupto, pese a que ostentaba estancias, yates, autos importados y mujeres de caro mantenimiento. Algunas veces (muchas) hemos dicho acá que si la Historia no sirve para evitar la repetición de los errores, no sirve para nada.
Lo positivo es que después de tantos años de operar de esa manera, ahora ¡se los va a controlar! Si no hubiera surgido gracias a los medios independientes este escándalo, que, repetimos, Hebe de Bonafini se apresuró a calificar de “puterío”, ¿se los hubiera investigado teniendo en cuenta la cifra millonaria recibida para obras en su mayoría otorgadas sin licitación a la empresa de Schoklender? Bueno sería que también auditen las obras para ver si coincide el porcentaje certificado con lo realmente construido, y poder evaluar a los funcionarios que intervinieron.
Porque ya que estamos, y porque nosotros no nos sentimos integrantes de la espiral del silencio, no está demás transcribir una parte del fallo en el caso Hagelin (la adolescente argentino-sueca herida y secuestrada por fuerzas militares al mando del ex capitán de la Marina Alfredo Astiz, y desaparecida desde entonces):
“El esfuerzo de disimulo pierde toda justificación moral y aun jurídica cuando se realiza desde la función pública”.
A nosotros no nos queda ninguna duda de que éste no es un caso aislado. Existen muchos otros, aunque de eso no se hable. Todo proyecto hegemónico tiene como riesgos ciertos y como consecuencias probables, el silencio, el ocultamiento, la arbitrariedad y la corrupción.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 9 de junio de 2011

PASO a paso

PASO a paso - Editorial del 10 de junio de 2011
Ya con las listas confirmadas para las elecciones del nuevo sistema PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias), uno no puede menos que asombrarse de la interpretación que hacen algunos acerca de las alianzas, siempre subjetivizando las cuestiones según de qué lado esté el crítico. Así, los kirchneristas se ¿olvidan? de que llegaron al poder con Aldo Rico, Duhalde, Gildo Insfrán, los intendentes del conurbano bonaerense, etc., y pretenden convertirse en jueces de los acuerdos que hacen los otros partidos, incluso calificándolos o descalificándolos según se inclinen por quiénes ellos interpretan que representan a lo popular, y quienes no.
Más allá de que estamos convencidos de que ese rol le corresponde a los electores, obviamente con su voto, y no a los iluminados que piensan por los demás, mucho menos pueden convertirse en árbitros de estas cuestiones quienes han transitado por los caminos más embarrados de la política, sin que luego se les cayera la cara de vergüenza. ¿Se puede aceptar, acaso, que se pontifique en contra de una unión electoral, desde el lugar que ellos mismos ocuparon tantas veces? ¿O acaso la memoria colectiva no llega hasta la fórmula Cámpora-Solano Lima? Uno, “el Tío”, supuesto representante del progresismo (aunque esta aseveración sea bastante discutible), y el otro, su vicepresidente (de una fórmula fugaz), representante del más rancio conservadorismo de derecha. Si hasta el también fugaz candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma, Amado Boudou (que tuvo que resignar sus aspiraciones por culpa del “democrático dedo de la Sra. Presidente”), acertó a fundar una agrupación (¡y tanto acertó que ya estaba fundada!) cuyo nombre era “La Solano Lima”, en clara oposición a “La Cámpora”, y en un más que elocuente intento de diferenciarse él, kirchnerista proveniente de la UCEDE, y discípulo de Alsogaray, de quienes se envuelven en las banderas de los montoneros para que se entienda bien a qué sector del peronismo representan. Debemos aclarar acá que el macrismo (supuestamente no progresista) tiene en la Capital una agrupación con ese nombre. ¡Caramba, qué coincidencia!
No sabemos si quienes por estos días se llenan la boca con la referencia a una supuesta antinomia Liberalismo vs. Populismo, saben bien de qué se trata la cuestión, o tocan de oído. Obviamente que uno de los espacios en que es más recurrente el tema es en el “amplísimo” programa “8,7,6” (nosotros ya lo rebautizamos con esta cuenta regresiva, tomando la afirmación de su productor, Diego Gvirtz, que asegura que con otro gobierno es imposible que el programa siga). Allí, cuando no los une el espanto a Clarín, se esmeran en remarcar que éste es el gobierno más popular de la historia, y que el resto fueron todos “liberales”.
No se puede alardear de conocer, si no se acepta que son dos doctrinas político-económicas que han marcado la vida del país. En todo caso uno podría recurrir a algunas preguntas que resultan tentadoras, tales como ¿en qué se diferencian? ¿en qué se parecen? ¿existe un espacio de confluencia liberal populista?, y en ese caso ¿en qué condiciones concretas se produce?
Un análisis desapasionado de esta década, más que nada del período iniciado en 2003, nos va a mostrar que según la definición de “populismo”, la relación entre el poder político y el poder económico debe ser consciente; racional. Y el gobierno debe llevar adelante un arbitraje entre los diferentes sectores y unidades económicas, a fin de evitar que las concentraciones de poder puedan interferir sus intereses con el resto de la sociedad.
Pero es evidente que el kirchnerismo ha construido “Olimpos” de poder económico, en este caso propios o de amigos del poder (cuando no de testaferros), que nadie controla de manera efectiva y sistemática. Lo que pasó en estos días con Sergio Schoklender y la Fundación Madres de Plaza de Mayo es un claro ejemplo, y por algo nosotros premonitoriamente titulábamos la semana pasada con una alusión al “dónde iremos a parar…” El tiempo con que contaron para armar la estafa, y el desparpajo del que hacían gala al ostentar los bienes mal habidos, es similar al que demostró Ricardo Jaime. Sin embargo parece que hasta el momento el famoso aserto “cuando las barbas de tu vecino veas cortar…” no se está cumpliendo, pese a que estas dos muestras de la corrupción “populista” la usan.
Pero no solo se “bardea” este supuesto populismo en el sentido económico. También lo hace en el político, y casi al mismo tiempo en que ataca a los demás por no ser “progres”. En nuestra provincia de Entre Ríos, en la que el derecho de huelga no es respetado por el gobierno, la presidente del Consejo General de Educación, Prof. Graciela Bar, volvió a advertir a los docentes que “día no trabajado es día no pagado”, e instó a los padres de los alumnos a llevar a sus hijos a las instituciones. Y como si esto fuera poco, el Gobernador Urribarri, que según los medios es vicepresidenciable en el intento de reelección del gobierno “popular” de Cristina Fernández, apoyó la postura agregando “creo que nada en la Argentina, ni en ningún lugar del mundo, se arregla dejando de trabajar”.
Para aquellos inadvertidos, les hacemos saber que la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) decidió en un congreso sumamente democrático (en el que no se usó un sombrero y papelitos con los nombres, como sí se hizo en la “elección” de los diputados urribarristas) apoyar la medida de fuerza a la que convocó la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) para este miércoles 8 de junio, y cuyos ejes reivindicativos eran: a) Por La distribución de la Riqueza; b) Por el 82 % móvil para los jubilados con restitución de los aportes patronales; c) Porque la Asignación Universal por Hijo incluya a todos y se convierta en ley; d) Contra la Precarización laboral y el trabajo en negro y, e) Contra el Trabajo Infantil. ¡Nada Menos!
Ahora, Prof. Bar y Sr. Urribarri: si lo que hicieron Uds. no es un apriete, ¿qué es?
Deberían saber ambos que es parte de la más antigua tradición liberal el valorizar las acciones individuales como el mejor medio de destacarse y ascender, al revés que lo que debería hacer si uno es “popular”. El populismo como doctrina enfatiza variadas formas de participación y alienta la integración de grupos para manifestarse socialmente. Mientras la participación social relaciona a la gente y promueve el interés político, el individualismo es el punto de partida del escepticismo, interesado o no.
Como dijimos al comienzo, los ciudadanos con nuestro voto seremos los jueces definitivos de estas posturas. Y no nos dejaremos engañar con espejitos de colores.
Ni el 14 de agosto ni el 23 de octubre.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 2 de junio de 2011

…si se apaga Valderrama

…si se apaga Valderrama - Editorial del 3 de junio de 2011
Por supuesto que el título de hoy tiene sentido si le agregamos la primera parte, que por fin completa la locución y genera el clima necesario para que nosotros podamos escribir lo que pensamos y ustedes leerlo.
¿Dónde iremos a parar…? es la pregunta.
Leíamos hoy, pocas horas antes de sentarnos a escribir esta página, un reportaje a Diego Gvirtz, productor televisivo y máximo responsable de programas como Televisión Registrada (TVR) que se emite por Canal 13, Duro de Domar, que va por Canal 9, y el absurdo noticiero de la Televisión Impúdica, denominado "6, 7, 8". Más que un reportaje, y quizás ahí está la riqueza del contenido, fue una charla con estudiantes de periodismo, que le preguntaron "de todo".
Seguramente, así como la Ley de Medios y la discusión de sus motivos tuvo su momento especial, la desmitificación de estos programas también la va teniendo, como los van teniendo también, ("se apaga Valderrama") otros tantos de los supuestos puntos fuertes sobre los que se sostenía este gobierno y, en general, el kirchnerismo.
Dice Gvirtz que "6, 7, 8" es un recorte de la realidad, es un discurso que antes no estaba reflejado en los medios masivos y complementa lo que los demás no dicen. ¡Caramba, qué coincidencia! Lo mismo podrían decir los dueños de Clarín respecto a su repentino cambio, pasando de ser uno de los sostenedores del proyecto a ser uno de sus más tenaces detractores.
La cuestión pasa por el hecho de que algunos de nosotros no le creíamos ni antes ni ahora a Clarín, y no le creemos nada a Gvirtz. Ahora, porque antes no era nadie.
Este mismo personaje, que manipula a la opinión pública a través de estos tres programas que les mencionamos, dijo que 6, 7, 8 "no sobreviviría a un cambio de Gobierno". Esto que parece una mera descripción de la realidad, se torna más grave en tanto y en cuánto no se lo dice en ese programa, que ante la gente se jacta de hacer una mirada objetiva de la realidad. Y conste que nosotros no nos hacemos eco de las referencias que se hacen a las cifras que cobrarían los periodistas que integran el panel, porque están haciendo su trabajo. De lo que abjuramos es del desparpajo con que se engaña a la gente, desconociendo que público significa "de todos", o sea de los que piensan distinto también. Es obvio que no puede sobrevivir a un cambio de gobierno. No puede sostenerse económicamente por su alto costo operativo que no se compensa por su bajo rating. Lo más probable es que, pronto, empiece a llamarse "8, 7, 6…".
Las propuestas electorales de la oposición (la "opo", como dicen los "progres" de ese programa e imitan y copian algunos de por acá que dan vergüenza) no son tan débiles como se las pinta, y por lo tanto no resulta increíble pensar en una derrota del kirchnerismo en las próximas elecciones. Otro tema será el de la gobernabilidad posterior, pero temerle a eso es desconocer la esencia misma de la democracia. No se puede, bajo ningún concepto, pretender a priori condicionar la expresión del voto popular detrás del miedo a lo desconocido. Ni siquiera, y a eso ya lo hemos dicho antes, sirven los antecedentes próximos. Nadie tiene por qué hacerse cargo, a lo bruto, de la entrega anticipada de Raúl Alfonsín o del fracaso de la Alianza, o por lo menos no mientras otros no se hagan cargo de haber sido el "huevo de la serpiente" de la represión del Proceso o de haber endeudado al país mientras lo empobrecían (con Isabel y con Menem), y eso sin irnos más atrás todavía. Y conste que no tenemos miedo a que nos tilden de gorilas.
Si hasta la bandera de los Derechos Humanos está temblorosa en su mástil, a la luz de las investigaciones que, contra viento y marea, y a despecho de la incomodidad que le genera al gobierno encabezarla y promoverla, se están haciendo respecto al accionar de Sergio Schoklender en la Fundación Madres de Plaza de Mayo.
Hasta ahora la Argentina toleraba situaciones como ésta, y tenemos el ejemplo de Ricardo Jaime, nuestro "ciudadano ilustre", en función de los supuesto éxitos económicos o sociales que crearon la teoría del "menosmalismo", cuyo único sustento fue el de aprender a reacomodarse en un perverso punto de unión en el cual se encontraban a veces con el liberalismo (Amado Boudou fue el experimento) y a veces con el progresismo lindante con el snobismo.
Hay que recordar que Sergio Schoklender fue juzgado y condenado a prisión perpetua en 1985 por el asesinato de sus padres Mauricio Schoklender y Cristina Silva el 30 de mayo de 1981. Tras pasar 14 años preso, se le concedió a Sergio la libertad condicional debido a que los años que estuvo encarcelado fueron computados como dobles gracias a la ley que concede este beneficio para quienes no cuentan con una condena firme.
El problema es que Hebe de Bonafini se niega a hablar de lo que ella considera un "puterío" (convengamos que nunca se ha caracterizado por la pureza idiomática), pero antes defendía a Schoklender como si fuera su hijo. Y Sergio la defendía como si fuera su madre, aunque esa no fuera ninguna garantía, teniendo en cuenta sus antecedentes. Y aún cuando el caso recién empieza a salir a la luz, y por ahora solamente se habla del presunto enriquecimiento ilícito del condenado parricida, no sería raro especular con que pueda transformarse también, impensadamente, y si el electorado toma en cuenta los "versos" que le metieron en todos estos años tipos como Schoklender y otros muchos más "santos", en el asesino confeso de un proyecto político que, como tituló García Márquez a una de sus obras, tenía escrita en su misma esencia la "crónica de una muerte anunciada".
Esta fue la hora de desenmascarar un proyecto que tenía como único objetivo servir de pantalla a algo. Esperamos que ahora se corra la cortina y sepamos qué era ese "algo". Y también esperamos que a la revelación del papel de Schoklender, en este desvergonzado apoderamiento de las ilusiones y del dinero del pueblo que se ha dado en llamar "kirchnerismo", sea solo la punta de lanza de una serie de noticias que, vengan de donde vinieren, nos deben servir para esclarecer a los que hasta ahora han sido crédulos, respecto a que Maquiavelo (Nicolás, no Joselo) se quedó corto cuando ejemplificó en "El Príncipe" a aquellos para los cuales "el fin justifica los medios".
Vamos a terminar advirtiendo que nada de lo que se hizo en estos ocho años (cuatro y cuatro) fue "gratuito". En cada eslabón de la cadena hubo intereses espurios y enriquecimientos desmedidos, afianzados en la convicción de que, como hemos dicho acá tantas veces (y de lo que tenemos pruebas), se les va la vida en el afán de perpetuarse en el poder. Precisamente porque no tienen otra vida que esa, que, además, les ha brindado todo sin que a ellos les costara nada.
Por suerte estamos cerca de la posibilidad de elegir.
Y no usamos en vano las declaraciones de Gvirtz. En medio de la instauración de la Ley de Medios (con la que estamos de acuerdo), se decía que uno de los riesgos de concentrar la propiedad de diarios, radios y canales, era que la gente pensara que estaba escuchando distintas campanas, cuando en verdad era la misma sonando desde distintos lugares. Y él actúa igual, pero al servicio del oficialismo. Manipula la realidad con sus "recortes", y apela al efectivismo del "Nunca Menos" para hacerle creer a la gente que salirse de este proyecto es caer en el abismo.
Valderrama se apaga, sin dudas.
Y saber a dónde iremos a parar, es cuestión de nosotros mismos.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso