jueves, 2 de junio de 2011

…si se apaga Valderrama

…si se apaga Valderrama - Editorial del 3 de junio de 2011
Por supuesto que el título de hoy tiene sentido si le agregamos la primera parte, que por fin completa la locución y genera el clima necesario para que nosotros podamos escribir lo que pensamos y ustedes leerlo.
¿Dónde iremos a parar…? es la pregunta.
Leíamos hoy, pocas horas antes de sentarnos a escribir esta página, un reportaje a Diego Gvirtz, productor televisivo y máximo responsable de programas como Televisión Registrada (TVR) que se emite por Canal 13, Duro de Domar, que va por Canal 9, y el absurdo noticiero de la Televisión Impúdica, denominado "6, 7, 8". Más que un reportaje, y quizás ahí está la riqueza del contenido, fue una charla con estudiantes de periodismo, que le preguntaron "de todo".
Seguramente, así como la Ley de Medios y la discusión de sus motivos tuvo su momento especial, la desmitificación de estos programas también la va teniendo, como los van teniendo también, ("se apaga Valderrama") otros tantos de los supuestos puntos fuertes sobre los que se sostenía este gobierno y, en general, el kirchnerismo.
Dice Gvirtz que "6, 7, 8" es un recorte de la realidad, es un discurso que antes no estaba reflejado en los medios masivos y complementa lo que los demás no dicen. ¡Caramba, qué coincidencia! Lo mismo podrían decir los dueños de Clarín respecto a su repentino cambio, pasando de ser uno de los sostenedores del proyecto a ser uno de sus más tenaces detractores.
La cuestión pasa por el hecho de que algunos de nosotros no le creíamos ni antes ni ahora a Clarín, y no le creemos nada a Gvirtz. Ahora, porque antes no era nadie.
Este mismo personaje, que manipula a la opinión pública a través de estos tres programas que les mencionamos, dijo que 6, 7, 8 "no sobreviviría a un cambio de Gobierno". Esto que parece una mera descripción de la realidad, se torna más grave en tanto y en cuánto no se lo dice en ese programa, que ante la gente se jacta de hacer una mirada objetiva de la realidad. Y conste que nosotros no nos hacemos eco de las referencias que se hacen a las cifras que cobrarían los periodistas que integran el panel, porque están haciendo su trabajo. De lo que abjuramos es del desparpajo con que se engaña a la gente, desconociendo que público significa "de todos", o sea de los que piensan distinto también. Es obvio que no puede sobrevivir a un cambio de gobierno. No puede sostenerse económicamente por su alto costo operativo que no se compensa por su bajo rating. Lo más probable es que, pronto, empiece a llamarse "8, 7, 6…".
Las propuestas electorales de la oposición (la "opo", como dicen los "progres" de ese programa e imitan y copian algunos de por acá que dan vergüenza) no son tan débiles como se las pinta, y por lo tanto no resulta increíble pensar en una derrota del kirchnerismo en las próximas elecciones. Otro tema será el de la gobernabilidad posterior, pero temerle a eso es desconocer la esencia misma de la democracia. No se puede, bajo ningún concepto, pretender a priori condicionar la expresión del voto popular detrás del miedo a lo desconocido. Ni siquiera, y a eso ya lo hemos dicho antes, sirven los antecedentes próximos. Nadie tiene por qué hacerse cargo, a lo bruto, de la entrega anticipada de Raúl Alfonsín o del fracaso de la Alianza, o por lo menos no mientras otros no se hagan cargo de haber sido el "huevo de la serpiente" de la represión del Proceso o de haber endeudado al país mientras lo empobrecían (con Isabel y con Menem), y eso sin irnos más atrás todavía. Y conste que no tenemos miedo a que nos tilden de gorilas.
Si hasta la bandera de los Derechos Humanos está temblorosa en su mástil, a la luz de las investigaciones que, contra viento y marea, y a despecho de la incomodidad que le genera al gobierno encabezarla y promoverla, se están haciendo respecto al accionar de Sergio Schoklender en la Fundación Madres de Plaza de Mayo.
Hasta ahora la Argentina toleraba situaciones como ésta, y tenemos el ejemplo de Ricardo Jaime, nuestro "ciudadano ilustre", en función de los supuesto éxitos económicos o sociales que crearon la teoría del "menosmalismo", cuyo único sustento fue el de aprender a reacomodarse en un perverso punto de unión en el cual se encontraban a veces con el liberalismo (Amado Boudou fue el experimento) y a veces con el progresismo lindante con el snobismo.
Hay que recordar que Sergio Schoklender fue juzgado y condenado a prisión perpetua en 1985 por el asesinato de sus padres Mauricio Schoklender y Cristina Silva el 30 de mayo de 1981. Tras pasar 14 años preso, se le concedió a Sergio la libertad condicional debido a que los años que estuvo encarcelado fueron computados como dobles gracias a la ley que concede este beneficio para quienes no cuentan con una condena firme.
El problema es que Hebe de Bonafini se niega a hablar de lo que ella considera un "puterío" (convengamos que nunca se ha caracterizado por la pureza idiomática), pero antes defendía a Schoklender como si fuera su hijo. Y Sergio la defendía como si fuera su madre, aunque esa no fuera ninguna garantía, teniendo en cuenta sus antecedentes. Y aún cuando el caso recién empieza a salir a la luz, y por ahora solamente se habla del presunto enriquecimiento ilícito del condenado parricida, no sería raro especular con que pueda transformarse también, impensadamente, y si el electorado toma en cuenta los "versos" que le metieron en todos estos años tipos como Schoklender y otros muchos más "santos", en el asesino confeso de un proyecto político que, como tituló García Márquez a una de sus obras, tenía escrita en su misma esencia la "crónica de una muerte anunciada".
Esta fue la hora de desenmascarar un proyecto que tenía como único objetivo servir de pantalla a algo. Esperamos que ahora se corra la cortina y sepamos qué era ese "algo". Y también esperamos que a la revelación del papel de Schoklender, en este desvergonzado apoderamiento de las ilusiones y del dinero del pueblo que se ha dado en llamar "kirchnerismo", sea solo la punta de lanza de una serie de noticias que, vengan de donde vinieren, nos deben servir para esclarecer a los que hasta ahora han sido crédulos, respecto a que Maquiavelo (Nicolás, no Joselo) se quedó corto cuando ejemplificó en "El Príncipe" a aquellos para los cuales "el fin justifica los medios".
Vamos a terminar advirtiendo que nada de lo que se hizo en estos ocho años (cuatro y cuatro) fue "gratuito". En cada eslabón de la cadena hubo intereses espurios y enriquecimientos desmedidos, afianzados en la convicción de que, como hemos dicho acá tantas veces (y de lo que tenemos pruebas), se les va la vida en el afán de perpetuarse en el poder. Precisamente porque no tienen otra vida que esa, que, además, les ha brindado todo sin que a ellos les costara nada.
Por suerte estamos cerca de la posibilidad de elegir.
Y no usamos en vano las declaraciones de Gvirtz. En medio de la instauración de la Ley de Medios (con la que estamos de acuerdo), se decía que uno de los riesgos de concentrar la propiedad de diarios, radios y canales, era que la gente pensara que estaba escuchando distintas campanas, cuando en verdad era la misma sonando desde distintos lugares. Y él actúa igual, pero al servicio del oficialismo. Manipula la realidad con sus "recortes", y apela al efectivismo del "Nunca Menos" para hacerle creer a la gente que salirse de este proyecto es caer en el abismo.
Valderrama se apaga, sin dudas.
Y saber a dónde iremos a parar, es cuestión de nosotros mismos.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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