lunes, 29 de agosto de 2011

Tolerancia cero

Tolerancia cero - Editorial del 26 de agosto de 2011
Otra vez asumo la primera persona del singular, para acometer la tarea de defender una de las luchas más claras y precisas que he debido afrontar en mi vida.
Como saben los lectores, y los que no lo saben se están enterando, a finales de la década de los '90, que los historiadores deberían sobre nombrar como la "segunda década infame", surgió en Basavilbaso un movimiento de docentes autoconvocados, superador de las dirigencias existentes en ese momento, y que lideró los reclamos en la provincia, tanto en cuestiones de fondo como formales. Así, Basavilbaso se constituyó en esos tiempos en un modelo de acatamiento a las medidas de fuerza, asegurándoles a los compañeros un 100% de ausentismo, como diciéndoles, de verdad, "sígannos, que no los vamos a defraudar", pero también desde acá surgieron propuestas e ideas que se convirtieron en representativas del pensamiento de todos.
Fueron paradigmáticas las marchas que hacíamos por las calles de la ciudad, los cánticos que entonábamos, la heterogeneidad de su conformación (medida en presencia de peronistas y radicales, y de otros partidos), la receptividad que teníamos en la comunidad, etc. De esa autoconvocatoria surgió que varios de nosotros pasásemos a representar luego orgánicamente a nuestros compañeros, primero constituyendo una lista en el orden local, que nos llevó a conducir la filial durante un período, junto a amigos inolvidables como Mary, Chango, Susana, Daniel, Tati, Claudia, y muchos más que sumaron en la lucha, y luego, en mi caso particular, pese a no tener el título docente, la militancia me llevó a ser hoy congresal provincial de Agmer, agregando a eso la casi constante presencia como secretario en los congresos, lo que constituye una honra personal, sumamente satisfactoria, y que me compromete mucho más todavía.
Es por eso que me subleva el tratamiento liviano e inconsistente de la problemática del docente entrerriano, tanto cuando se hace desde el gobierno, como cuando los responsables son los ciudadanos, que mal informados o influenciados por quién sabe qué factores, tergiversan las informaciones y generan una confusión que no nos merecemos.
Y cuando digo ciudadanos, me da bronca porque ese sector que estoy denominando genéricamente, y que se queja y hasta despotrica contra los paros docentes, no es un ente abstracto y confuso. No. Está constituido por seres humanos, de carne y hueso, que son, a su vez agentes de la administración pública, empleados de comercio, productores agrícolas, comerciantes, que también reclaman por la reducción de sus ingresos, tengan la forma de descuentos de salarios, de retenciones, de aumento de impuestos, de inflación, etc., etc.
Entonces, escuchar el discurso mentiroso e hipócrita de los gobernantes, es algo a que estoy ya mal acostumbrado. Y mucho menos me sorprende viniendo de estos dirigentes que, por un lado, defienden la teoría del "día no trabajado, día no cobrado", mientras se paseaban durante la campaña de esta estúpida elección abierta que tuvimos que sufrir, dejando de lado sus obligaciones como funcionarios, legisladores o "asesores", pero seguramente cobrando regularmente sus sueldos o dietas, ya que para ellos el aserto no se aplica. He asegurado esto acá muchas veces a lo largo de estos años de lucha, y nadie ha salido a desmentirme presentándome sus recibos de sueldos o sus liquidaciones de dietas en los que conste el descuento por esos días en los que no se presentaron a cumplir con sus "tareas" habituales.
Es más, casi al tiempo que escribo estas líneas, recibo de una agencia de noticias las declaraciones del senador Santiago Gaitán (PJ, Paraná), presidente de la comisión de Presupuesto y Hacienda del cuerpo, quien, muy suelto de cuerpo y gozando de una impunidad total, aseguró que "la actividad legislativa de aquí al 23 de octubre (fecha prevista para las elecciones generales) será muy tranquila y no habrá asuntos importantes a tratar, porque estamos en campaña". Si alguien me puede explicar el porqué de esta burla, dicha el mismo día en que los docentes apelamos a un paro parcial de dos horas como una variante menos lesiva de defensa de nuestros derechos, estoy dispuesto a escucharlo. Mientras, me quedo con una sensación horrible, que no puedo traducir en palabras porque traicionaría las más elementales normas de buenas costumbres y de estilo periodístico. No sé si el amigo lector me entiende, pero creo que sí.
Estos pseudo republicanos, que contradicen con sus acciones la misma definición de República, solo quieren el poder para su propio beneficio personal, y no hesitan en llevar a la más inmoral miseria (económica o social) a todos los que ellos engloban en el concepto de súbditos. Total, mientras nosotros hacemos cuentas para llegar a fin de mes, ellos se pasean en sus autos importados, con vidrios polarizados que los asemejan a una campana de cristal que los aísla del mundo. Y lo digo con absoluta convicción, porque este sistema tiene de democrático solo la forma de elección, pero no la del trato a los mandantes. En eso se parece cada vez más a una dictadura.
Entonces menos entiendo todavía a los docentes, muchos de ellos que marcharon junto a nosotros cuando el gobernador era Montiel, agitando las banderas y sumándose a los gritos en demanda de dignidad en los salarios, que ahora se refugian en el "atenuante" de los descuentos (que por otra parte Montiel no hacía) para trabajar en los días de paro y escudarse en que estos son paros políticos. ¡Pero por supuesto que son paros políticos! ¿Qué duda cabe? Son paros políticos y a mucha honra, porque están hechos en pos de derechos humanos imprescindibles, que solo se pueden defender arrancándoselos a los poderosos de turno, ya que ellos por las buenas no nos concederán nada.
Ya expliqué una vez mis reparos respecto a las opiniones anónimas vertidas en las páginas digitales, y lo sigo sosteniendo porque creo que son una expresión de cobardía, más puestas al lado de quienes ponemos el nombre y apellido cuando opinamos. Y viene a cuento porque en la edición digital de FM Riel, bajo la noticia que anuncia las medidas de fuerza del gremio docente, aparece una tal "Alicia", que más adelante se identifica como docente, y que opina, sin usar signos de pregunta, ni tampoco los de puntuación adecuados, y mucho menos los acentos: "A quien hace huelga, si el gobernador gano por robo, por favor, que vayan a trabajar y dejen de hacer vagancia" (textual). Pobres los alumnos si en verdad esta tal Alicia es docente, porque más allá de los errores formales, debería saber que el gobernador en esta elección no le ganó a nadie, incluyendo en el concepto de "nadie" a ese invento suyo llamado González. Si "Alicia" le enseña así a los alumnos, entonces nos explicamos claramente muchas cosas que pasan en la educación.
Y la cosa no queda ahí. Más adelante, en los mismos comentarios, y como respuesta a Analía, otra vez esta singular "docente" causa vergüenza ajena al leer uno lo que pone, no solamente porque es un cúmulo de faltas de ortografía, sino porque su obsecuencia está llevada al extremo de la inmoralidad. Por suerte yo me quedo tranquilo porque presiento que miente al decir que es docente.
Si lo fuera lucharía junto a nosotros contra la incomprensión y el desprecio que en la actualidad, y desde hace décadas, recae sobre la vocación y la profesión docente en la Argentina. Y digo ésto aun teniendo en cuenta los vicios y las lacras que, como toda profesión, ésta también tiene. No hace falta vanagloriarse de no haber tomado nunca una licencia, como dice ella por ahí. Yo tampoco lo hice, y cuando viajé pedí una sin goce de sueldo, porque es lo que se debe hacer, ya que educar significa dar clase dentro y fuera del aula. ¿Que hay docentes que no hacen eso? Pues que se hagan cargo de sus errores, como debemos hacernos cargo todos.
Porque como escribió Eduardo Galeano: "Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos".
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso






jueves, 18 de agosto de 2011

Dos puntas tiene el camino

Dos puntas tiene el camino - Editorial del 19 de agosto de 2011
Tomamos prestado un párrafo muy conocido de la tonada "Las dos puntas", porque a nuestro parecer expresa la idea central de la página de hoy.
Por supuesto, y a quienes nos leen habitualmente no les quedará a esta altura ningún tipo de dudas, que el tema que estamos dispuestos a analizar, a nuestra manera, es el de "el día después" de las elecciones del pasado 14 de agosto, que fueron, debemos decirlo, "una mezcla rara de penúltimo linyera y primer polizonte en el viaje a Venus" (como se notará hoy estamos siendo recurrentes a la música popular, en este caso a Piazzolla y su "Balada para un loco").
Entonces, entre tonadas y baladas, debe quedar claro que en nuestra opinión no le hizo muy bien a la democracia esta experiencia inédita desarrollada el domingo, más allá de que, cual excepción que confirma la regla (porque casi toda regla tiene su excepción), en algunos lugares como Basavilbaso sirvió para demostrar, como nos dijo esa misma noche Emilio, que "los carteles no votan".
La invocación a Piazzolla tiene que ver con que a casi nadie le quedó claro que en Entre Ríos había dos elecciones coetáneas: una, el PASO, que de acuerdo a una parte de su nombre (en sigla o acrónimo) era obligatoria; y la otra, el resultado fatal de la maléfica Ley Castrillón, absolutamente voluntaria.
Como para empezar el camino hay que elegir una de las dos puntas, y porque la jerarquía así lo amerita, el triunfo de Cristina, que algunos, quizás sin advertir el alcance del término, califican de "aplastante", es el comienzo indicado. Y aunque en los sistemas democráticos la voluntad popular es suprema, uno no puede menos que conmoverse ante la magnitud de esa expresión, no tanto ya por lo que significa para bien, sino por lo que puede significar para mal.
Acostumbrados como estamos a buscar botones de muestra, el mismo lunes, literalmente ese "día después" que tanto nos preocupa, en el Fútbol para Todos que supimos conseguir, mirando a Boca en la A, debimos soportar la obsecuencia enfermiza de Marcelo Araujo, que no cesó de referirse a Amado Boudou como el futuro Vicepresidente de la Nación, abusando de la TV Pública en beneficio de un partido político. De más está decir que si esa va a ser la tónica con la que se van a encarar las cosas a partir de la lectura anticipada de un resultado que todavía es incierto, "estamos al horno", por usar un lenguaje coloquial moderno. De ahí a que "6 7 8" se convierta en "la razón de nuestra vida", hay solamente un pasito.
Por supuesto que la lectura de este fenómeno es incompleta si no advertimos inteligible la actitud de la oposición, en su mayoría distraída detrás de absurdos e inviables proyectos personales, incompatibles con las necesidades y pretensiones de la gente.¡Después no nos quejemos por la opción hacia el mal menor!
Y similares actitudes observamos (es un decir, porque en realidad escuchamos) durante ese mismo día, viajando bajo la torrencial lluvia, en varias radios entrerrianas, por parte de conductores de programas que no dudaban en resignar su condición humana para convertirse en felpudos del poder, tarea que les insumirá, seguramente, los días que restan hasta al 23 de octubre, y ¡Dios no lo quiera!, por cuatro años más.
Aclaramos acá que la referencia a Dios vale sólo para la obsecuencia, y no para aquellos que, aparentemente, nos van a gobernar hasta 2015. ¡Esa será otra historia!
La inconmensurable vocación de poder (que al no poder medirse se torna un boomerang) que demuestran algunos gobernantes, hizo que esa mezcla se transformara en un "traje a medida" de sus aspiraciones, sin darse cuenta de que, en muchos casos, se iba a tratar de una clara emulación de la parábola del rey desnudo.
El propósito final se logró, de todas maneras, porque la confusión reinante, que alcanzó a las mesas electorales, a los votantes y hasta a los medios de comunicación (nosotros mismos, en esta edición, deslizamos una muestra que a los lectores de la versión de papel y tinta invitamos a descubrir), llevó a interpretar la inexistente contienda interna entre Urribarri y González como algo serio, adjudicando al gobernador un 98% de la voluntad electoralista de los entrerrianos. ¡Soberana estupidez!
Tampoco se debe confundir a la gente con los resultados obtenidos por los otros partidos, sobre todo por aquellos que carecían de la fuerza de arrastre que, inevitablemente, producen las candidaturas locales. No es lícito decir que Benedetti perdió en su pueblo natal, Larroque, como tampoco lo es decir que Rinaldi perdió en su pueblo de adopción, Basavilbaso. Quienes interpretan eso son traidores al pensamiento republicano, ya que las urnas del 23 de octubre serán las únicas voceras autorizadas de la voluntad popular.
Y ya que hablamos de la voluntad popular, y como para ir terminando este que será hoy un editorial un poco más breve, quedó claro que la pretensión de hegemonía que alguien quiso otorgar a una elección de comité (generalizando), suponiendo que el 13 a 2 de los dirigentes debía plasmarse en una igual proporción en los dirigidos, por efectos una supuesta mágica convicción, quedó solamente en eso.
Y a la vez desnudó una evidente soberbia en la lectura de los hechos políticos, que se intentó revertir con un comunicado casi póstumo, que obnubiló las mentes de los conductores al punto tal que, incluso, esbozó una proscripción electoral como última manera de evitar lo inevitable. Decíamos en la frase final de la pasada semana que no se pueden exaltar las causas y luego agraviarse por los efectos. La desesperación por aprovecharse de los frutos del árbol les impidió ver el bosque, y advertir que quienes no tenían el compromiso de elegir una opción propia, urgidos como estaban por esos mismos dirigentes respecto a que había que votar, no iban a encontrar otra manera de hacerlo que intervenir en la interna de los demás, propósito oculto de la Ley Castrillón que terminó justificando aquello de que "no hay peor cuña que la del mismo palo". Eso nos hace acordar a Epímenides, el Cretense, que dijo que todos los cretenses son mentirosos.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso



jueves, 11 de agosto de 2011

El pensamiento único

El pensamiento único - Editorial del 11 de agosto de 2011
La reforma política sancionada en 2009, a nivel nacional, por la Ley Nº 2.571, ampulosamente llamada “de Democratización de la Representación Política, la Transparencia y la Equidad Electoral”, dejó establecida la obligación de que todos los partidos definan a sus candidatos a presidente por medio de elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias.
En cambio las internas provinciales son de participación voluntaria según establece la Ley 9659 de Internas Abiertas y Simultáneas, más conocida como Ley Castrillón, nombre que lleva en alusión a su autor, el ex diputado y ex presidente de la bancada oficialista en la Cámara baja, Emilio Aroldo Castrillón, actual integrante del Superior Tribunal de Justicia.
Esta ley provincial nació para darle cauce a la interna peronista de cara a la “renovación” del año 2007, y al poco tiempo empezó a ser severamente cuestionada.
Hubo varios proyectos para derogarla, lisa y llanamente, o para propiciar su reforma, pero hasta el momento, pese a los severos cuestionamientos que se le formulan, la norma sigue en pie.
Algunos suponen que la razón por la que se mantiene vigente, pese a que en sí misma es un adefesio, está en que desde ciertos sectores del oficialismo temen que alguna vez haga falta, nuevamente, para encauzar la interna del partido de gobierno. Más aún cuando, tras una eventual derrota, reverdezca el intento por medir fuerzas en cada punto de la provincia y, más que nunca, este traje a medida deba estar en el equipaje.
Lo que sucede, entonces, es que esa buena intención plasmada en el PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias), que venía a cuento por aquello de hacer más transparente la vida política, termina mezclándose en Entre Ríos con algo impresentable, y corriendo la misma suerte por la sencilla razón de que, claramente, “dime con quién andas y te diré quién eres”.
Es que no pueden pretender que nos creamos el cuento de que estamos inmersos en una “nueva política”, mientras esté vigente una norma que es la mejor manera de complicar las cosas a quien pretendiera dar internas. Esto es así por distintos factores, a saber: porque facilita el control de la tropa propia a las hegemonías partidarias; porque acota los márgenes de negociación entre distintos sectores; porque quien pierde es desterrado de toda posibilidad de ser incluido en las listas para la elección general; porque obliga a mostrar todas las cartas, y esto quedó en evidencia con mayor claridad en este año, mucho tiempo antes de la elección general y, por último, porque los referentes departamentales quedan subsumidos tras el poder de un líder.
Respecto a estas características, Basavilbaso es un muestreo perfecto, que nos permite casi ponerle nombre y apellido a cada una de ellas, y esto ocurre en los dos partidos mayoritarios, para que no queden dudas de la exacta aplicación de la teoría en la realidad.
Vamos a usar los ejemplos del Frente para la Victoria por la única razón de peso de que son los que llegaron a la disputa del próximo domingo, mientras que en el otro partido, la UCR (o Frente Progresista Cívico y Social en esta oportunidad) la falta de recursos económicos y de poder inmediato, generó una hegemonía que no se sabe si es tal.
Volviendo, entonces, a la lucha que se ha desencadenado entre dos sectores muy bien diferenciados, lucha que por otra parte es reconocida expresamente (lo que es una demostración palmaria de su existencia) por un comunicado interno que publicamos en esta edición, todos sabemos que uno de esos sectores está claramente encolumnado detrás de la figura más destacada que ha generado el peronismo en estos últimos quince años, el Dr. Julio César Aldáz, cuyo trazo se advierte notoriamente en cada uno de los nombres de los candidatos locales. Tenemos, entonces, cumplido el primero de los cinco factores (para que no tengan que volver atrás a buscarlo, es el que dice “porque facilita el control de la tropa propia a las hegemonías partidarias”).
Vamos por más. La otra lista, que encabeza quien fuera durante mucho tiempo catalogada como la candidata natural del oficialismo, Perla Battilana, perdió, según dicen los propios protagonistas de la votación, por 13 a 2 en el seno de su propio partido la interna previa, y no le quedó más que presentar pelea, justamente porque el segundo de los factores, a nuestro entender, tiene que ver con que la Ley Castrillón “acota los márgenes de negociación entre distintos sectores”.
Y es justamente el ítem que continúa, o sea el que hace que “quien pierda sea desterrado de toda posibilidad de ser incluido en las listas para la elección general”, lo que indujo al gobernador Sergio Urribarri y al vice gobernador José Eduardo Lauritto, a quienes el “imaginario popular” ubica como mentores finales de cada una de las dos opciones que tendrán para votar los simpatizantes del oficialismo el próximo domingo, a no aparecer por nuestra ciudad durante la campaña, pese a que la presencia de cada uno de ellos en Basavilbaso era muy frecuente, y pese también a que en nuestra ciudad nacieron y viven figuras sumamente representativas de este proyecto político. Esto no es un tema menor, dado que hasta generó que el Dr. Sergio Giordanengo, en una entrevista televisiva, dejara traslucir su descontento al expresar que “seguramente el gobernador es requerido en lugares donde se lo necesita más que acá”. Es evidente, y acá nos explayamos un poco más, que venir a levantarle la mano triunfal a uno de los precandidatos, en cualquiera de los dos casos, haría peligrar la tan mentada “gobernabilidad”. Entonces, a uno, desde afuera, le cuesta entender las cosas, salvo que las lea a la luz del título de nuestro último editorial: “cruel en el cartel”, quizás la única vez que se los vio juntos. Y casi simultáneamente el vice gobernador andaba por extramuros, visitando todas y cada una de las localidades vecinas, pero “esquivándole el bulto” a la Capital del Riel, pese a que, por fuerza, debemos entender que su corazoncito está en la Lista 9.
Creemos ya casi innecesario hablar de los otros dos factores que vician a la Ley, pero ya que estamos…
Esta interna muy anticipada a la elección general, obliga a mostrar todas las cartas, y eso generó, entre otras cosas, que alguien sugiriera que Urribarri “inventó” al otro precandidato a gobernador, un ignoto Gerardo González, hombre de su propio riñón político, para poder pegar su boleta con la de Cristina Kirchner.
Y para la última afirmación, que asegura que bajo esta ley los referentes departamentales quedan subsumidos tras el poder de un líder, pregúntenle a Fabián Flores qué es lo que opina.
La interna del domingo es un abrazo de oso de la realidad y de un catálogo de acciones que derivan de pronunciar la frase “ya ganamos”.
Entonces no nos gusta escuchar, o leer, las quejas de quienes habiendo exaltado las causas, ahora se agravian por los efectos.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 4 de agosto de 2011

Cruel en el cartel

Cruel en el cartel - Editorial del 5 de agosto de 2011
Cruel en el cartel,
la propaganda manda cruel en el cartel,
y en el fetiche de un afiche de papel
se vende la ilusión,
se rifa el corazón...

Así reza la primera estrofa de un conocido tango de Homero Expósito, que me sirve hoy como preludio al desarrollo del tema, y del que, también, saqué el título.
Hasta hace poco tiempo todavía eran los actos masivos la manera más contundente de hacer proselitismo político. Y no sólo eso; luego la cantidad de gente que concurría era la medida de la "voluntad popular", sobre todo cuando los mismos se realizaban los últimos días previos a una elección. Era una especie de "boca de urna" que casi nunca fallaba. Así pasó, por ejemplo, con el acto de cierre de campaña de la fórmula Lúder-Bittel, célebre (¡tristemente célebre!) por la quema del ataúd con la sigla UCR por parte de Herminio Iglesias, en ese momento ¡candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires!
Yo tengo la experiencia de haber estado en varios de esos multitudinarios actos, en los que se palpaba de cerca el valor de la militancia y de la presencia. Por obvias razones de filiación política que nunca oculté, estuve en todos los mitines que acompañaron la candidatura de Raúl Alfonsín, a partir del acto en el Luna Park el 7 de diciembre de 1982, en el que nació, como un "abrazo a la distancia", el gesto de las manos entrelazadas, que se volvería un ícono.
El cierre de la campaña de la fórmula Raúl Alfonsín-Víctor Martínez fue el miércoles 26 de octubre de 1983, cuatro días antes de las elecciones (costumbre que resaltábamos como común más arriba). La misma había sido proclamada el 30 de julio de ese mismo año, tras resolverse las internas dentro de la UCR, sin necesidad de este invento macabro al que todos tendremos la obligación de acudir el próximo 14 de agosto.
Durante las semanas previas, el radicalismo había realizado un acto en el estadio de Ferro con unas 70.000 personas (en el que también estuve). Como a las cosas hay que decirlas, es bueno recordar que ese día la UTA (Unión Tranviarios Automotor), gremio que nuclea a los choferes de colectivos urbanos, decretó un "paro nacional" (después de que por 7 años no le había reclamado nada a los militares) pensando que así iban a boicotear el acto. Y les salió mal, porque lo único que lograron fue aumentar la fiesta. La gente fue igual, en auto o caminando. Y los que iban en auto paraban para que la gente se subiera.
En el cierre de campaña, que se hizo en la Plaza de la República, en el Obelisco, el 26 de octubre, se reunieron miles de personas. Según el anuario "Argentina 1983" del Centro Editor de América Latina, "si bien todos coinciden en remarcar lo imponente de la concentración, las cifras sobre asistencia varían notablemente según los medios: 420.000 (La Época), 500.000 (La Voz), 600.000 (Tiempo Argentino, Ámbito Financiero), 800.000 (El Cronista Comercial, Buenos Aires Herald y la agencia DyN), 969.000 (La Prensa) y 1.500.000 según los organizadores. (…) No importa realmente saber el número exacto, sino la incidencia que esa masividad tuvo sobre el resultado final.
Rescato del discurso de Alfonsín ese día, que obviamente todavía me conmueve, una frase que, casi treinta años después, tiene plena vigencia:
"Y que nadie se equivoque, que la lucha electoral no confunda a nadie; no hay dos pueblos. Hay dos dirigencias, dos posibilidades, pero hay un solo pueblo. Así, lo que vamos a decidir dentro de cuatro días es cuál de los dos proyectos populares de la Argentina va a tener la responsabilidad de conducir al país. Y aquí tampoco nadie debe confundirse. No son los objetivos nacionales los que nos diferencian sino los métodos y los hombres para alcanzarlos. (…) Lo que vamos a decidir es cuál de los dos proyectos populares está en condiciones de lograr la libertad y la justicia social, sin retrocesos, para éstas y las próximas generaciones de argentinos."
Y quiero recordar también, sobre todo para esclarecer a los más jóvenes, a quienes se les quiere hacer creer que la democracia y los Derechos Humanos se inventaron en esta década en un laboratorio de Río Gallegos, otra parte de esa sensacional obra maestra de la política argentina, nunca igualada hasta ahora, mal que les pese a los detractores, tanto extraños como propios (eso quiere decir tanto justicialistas como radicales, por si no se entendió), que ese día Raúl Alfonsín criticó a los que afirmaban que era Perón quien iba a ganar las elecciones, rememoró el vacío de poder y la violencia que generó su muerte y lo que significó la dictadura, que caracterizó como "el régimen más oprobioso" de nuestra historia, haciendo un llamado a la tolerancia, la no violencia y resaltando los valores de la libertad y la democracia. Manifestó su voluntad de trabajo para los más desposeídos y su compromiso porque no hubiera un solo chico con hambre, e hizo un llamado a la unión sin distinción de banderas para que nunca volviera a ocurrir un golpe militar. ¡Genial!
El acto de Lúder, el 28 de octubre de ese año, frente a una multitud contabilizada entre 800.000 y 1.200.000 personas, también fue imponente, pero sin dudas, la quema del cajón por parte de Herminio Iglesias mostró a la sociedad la violencia que no se quería más. Y eso que me consta que la gente común iba cantando a la democracia y la libertad. Pero los dirigentes no supieron interpretar eso y volvieron al camino de la confrontación.
Hace bien recordar, nos refresca el alma, al menos a aquellos que como yo creemos que la democracia es la mejor apuesta, aunque aún a veces pareciera que no hemos terminado de entender cómo funciona.
No es casual, entonces, la elección del título y la del tango y su letra. En esos casi treinta años algunas cosas han cambiado para peor. Pareciera que nadie se animara a discutir seriamente acerca de la responsabilidad que les cabe a quiénes apelan a la mezcla de la cosa pública con la cosa partidaria, tanto cuando se trata de dinero como cuando se trata de especies.
"No es culto a la personalidad, es un culto a la obra", dijo Aníbal Fernández, y ¿razonó?: "Se hizo toda la vida".
"¿Qué tiene de extraño?", se preguntó Fernández, el brillante Jefe de Gabinete (hasta que deje de serlo) durante una entrevista con Radio Mitre. "Lo que se está haciendo no es otra cosa que lo que se hace en todos los carteles. Lo hacen los gobernadores, los intendentes, los presidentes. Se hizo toda la vida", expresó, en una reedición del viejo adagio legal que asegura que "a confesión de parte, relevo de pruebas".
No me gustan los carteles. ¿Parece que quedó claro, no? Básicamente porque su uso contradice expresamente el texto del art. 42 de la Ley de Ética Pública, que establece que la publicidad de los actos y obras de gobierno no podrán contener "nombres, símbolos o imágenes que supongan promoción personal de las autoridades o funcionarios". ¡Oh!
Porque si es por anunciar obras en los carteles, recuerdo uno que decía:
"Dentro de poco tiempo se va a licitar un sistema de vuelos espaciales mediante el cual, desde una plataforma que quizás se instale en Córdoba, esas naves espaciales se van a remontar a la estratósfera y desde ahí elegir el lugar adonde quieran ir, de tal forma que en una hora y media podamos estar desde Argentina en Japón, Corea o en cualquier parte del mundo"
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso