jueves, 23 de febrero de 2012

Caminante, no hay camino…

Caminante, no hay camino… - Editorial del 24 de febrero de 2012
…se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Este poema de Antonio Machado, titulado “Cantares”, que musicalizara Serrat y lo hiciera conocer desde los ’60 hasta acá, me pareció lo más adecuado para tomar palabras de otro y describir, en parte, lo que siento al hacer todas las semanas Crónica, y la revalorización de ese trabajo a partir del reconocimiento que la comunidad le hiciera al semanario y a su director el pasado sábado, en la 26ª edición de la Fiesta del Riel, entregándome el Riel de Bronce, que recibieran antes otros amigos con tantos o más merecimiento.
Elegí este tema para el editorial de esta semana porque necesitaba compartir la alegría con aquellos que están y con los que no están, y a la vez explicarle a los que no lo saben, de qué manera mi vida personal está ligada a Crónica y a La Unión, la imprenta en la que nací (no es una exageración ni una metáfora, créanme) y en la que aprendí a querer los textos escritos, mucho antes de pisar por primera vez “mi” Escuela Nº 9.
Decía en el escenario, al agradecer el premio, que tengo guardado un ejemplar de la edición en la que mi padre, director en ese momento, y padre primerizo y orgulloso, publicó la noticia de mi nacimiento, y trazaba yo, en ese momento y en ese lugar, una línea que se continuaba en el acompañamiento de mis hijos, para completar aquél poema que recuerda “con un hijo te pago la vida que te debo”. En este caso esa línea paralela une a mi padre, a mí, a Crónica y a mis hijos, porque todos tenemos la misma sangre.
La idea de comenzar esta tercera época, a poco de fallecer mi madre, en el año 1997, no fue una simple ocurrencia relacionada con una especie de “terapia ocupacional” para mi padre, que ya le había cedido la imprenta hacía años a mis otros hermanos (que eso son, sin ninguna duda, Juan, Kiko y José), y cerrado para siempre la librería. Tengo la certeza de que en ese libro de la vida que se renueva cada año había una página destinada a cerrar el compromiso de la continuidad, para hacer realidad eso de que “se hace camino al andar”.
No era lo mismo decidir relanzar Crónica que hacer cualquier otra cosa. Cuando tenía yo apenas ocho años palpité el dolor que significó dejar de editarlo, tanto que tengo en mi memoria el editorial de tapa que escribió mi padre, titulado “Arriamos la bandera”, casi por casualidad un 29 de febrero de 1964, poniendo algo que ahora, al reescribirlo, me eriza la piel. Decía él, sufriendo: “labor ingrata la que nos habíamos impuesto, y a pesar de ello corrimos el riesgo y nos embarcamos en la tarea. Muchos fueron los sinsabores recibidos, siempre por pretender realizar nuestra labor en defensa y en pro de los intereses del pueblo, del cual formamos parte”.
Esta relectura de un texto que forjó mi educación como hijo, me hace pensar que debía haber sido él y no yo, el destinatario. Hubiese sido más justo. Quizás con esa idea fue que hice mención a que fue Crónica el último de los medios de Basavilbaso en recibirlo. Pese a ser el primero en el tiempo. Vaya a saber uno si no pensó en la escena del sábado cuando puso, en esas letras escritas con sangre hace ya 48 años: “es nuestro deseo que la bandera que nosotros hoy arriamos otros logren izarla, a fin de que Basavilbaso pueda seguir contando con un órgano periodístico en el que pueda expresar sus inquietudes, necesidades y anhelos”. Ese ejemplar amarillo por el paso del tiempo, que tengo entre mis manos para copiar sus palabras, es casi como un documento de mi identidad personal, que tuvo, como dije tantas veces, una cuna de tinta y papel. Al recibir el Riel se me atragantaron las palabras, porque debía haber mencionado, además de mi familia (que incluyó ese día, por su decisión, a mi hermana Viviana con su hija Sabrina), que estaba conmigo, y de mi tía Elena, que no pudo hacerlo pero estaba igual, a todos los que acompañaron esta tercera época desde sus comienzos, y a los que ejemplifico en Chiche, Graciela, Martín, Laura y Mario (otros Laura y Mario) que son los que hoy están. Los demás saben que forman parte de mi recuerdo permanente, porque como dice Francisco Luis Bernárdez, “lo que el árbol tiene de florido, vive de lo que tiene sepultado”.
Me impactaron mucho los saludos recibidos, por todos los medios posibles. A través del abrazo en el lugar, el mismo sábado. Por mensajes telefónicos, correos electrónicos, llamadas, comentarios en las páginas digitales y más abrazos en la calle. Como siempre, celebro aquellos que provienen de los amigos, porque uno sabe que están, pero me “pegan” fuerte los de aquellos que siendo apenas “conocidos” me hacen saber que ellos son parte del premio, porque para que yo siga escribiendo es necesario, como idea fundamental, que ellos sigan leyendo lo que escribo.
Las pasiones no se pueden explicar. Tampoco es necesario hacerlo, porque las palabras no suelen alcanzar a expresar un sentimiento. Pero parafraseando un lema que tenemos aquellos a los que nos une otra pasión (la azul y oro), estoy convencido de que Crónica “late”.
Tuve la suerte de aprender un oficio al lado de mi padre, a la par de los que trabajaban con él para llevar a su casa el pan de cada día. No fueron muchos los que pasaron en esos treinta años de “La Unión”, lo que habla muy bien tanto del patrón como de los empleados. Será entonces por eso que uno de los mensajes que más me impactó fue uno de la hija del corazón de un hermano del corazón. Con José al lado di uno de los primeros pasos en la imprenta, dando vuelta el volante de la guillotina. Con Kiko (y antes con su hermano Ramón) aprendí primero a “empastelar” y luego a componer. Más adelante me di el gusto de enseñar otros, cuando con la Toko traída de Rosario “revolucionamos” el trabajo cambiando la tipografía por el offset. Con todo el orgullo que eso me genera hoy, esos años pasados mirando por la gran vidriera de la imprenta como mis amigos se iban a jugar al fútbol mientras yo trabajaba, hacen que cuando hablo de “hacer” Crónica lo diga en el sentido literal de la palabra, ya que, aunque no me ha tocado hacerlo muchas veces, hay ediciones de este tiempo que, incluso, fueron impresas por mí, abusando de la “generosidad” de Cacho y de Alfredo.
Seguramente debería haber hablado de mis hijos de esta manera alguna vez. Lo que pasa es que el recato impone ciertas reglas que, en este caso, decidí dejar de lado, porque nuestro semanario no tiene voz propia para alabarse. Necesita que su padre, que antes fue su hermano, lo haga por él.
Es por eso que, de todas las palabras que me acercaron en este disfrute pleno que nació el sábado por la noche, elegí para terminar, porque valen de manera parecida a las palabras del inicio, las que me enviaron desde una escuela (otra pasión) para saludarme. Estas, como aquellas por Machado, fueron escritas por Gilberto Ramírez Santacruz:
Hay hombres que luchan con puño.
Hay hombres que luchan con letras.
Hay otros que luchan con puño y letra.
Gracias Nelso y Marisa por pensar que puedo ser el destinatario de esas frases.
Y en ellos las gracias a todos.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 16 de febrero de 2012

El fruto del árbol venenoso

El fruto del árbol venenoso – Editorial del 17 de febrero de 2012
En Derecho, la doctrina del fruto del árbol envenenado o venenoso hace referencia a una metáfora legal. La lógica de la frase es que si la fuente de la evidencia (el "árbol") se corrompe, entonces cualquier cosa que se gana de él (el "fruto") también lo está.
Esta doctrina tiene su fundamento inicial en el Nuevo Testamento, de manera que transcribo los textos correspondientes, para mayor abundancia.
“Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que por sus frutos los conoceréis.” Mateo 7:17-20
“Si el árbol es bueno, su fruto es bueno; si el árbol es malo, su fruto es malo, porque por el fruto se conoce el árbol.” Mateo 12:33
Ahora sí, voy a volver al tema del incremento de los sueldos de los funcionarios públicos, que tuvo su punta de lanza en Basavilbaso (y en otros lugares de la provincia también, pero soy fiel a la expresión “conoce tu aldea y conocerás el mundo”), haciéndonos dudar acerca de la legitimidad de esa suba. Pero ahora, a pocos días de dicha noticia, los medios nos hacen saber que los legisladores nacionales también iniciaron su ¿tarea? llevando sus dietas (¡mansa dieta!, diría un amigo) a un 100% más, lo que las sitúa en valores cercanos a los cuarenta mil pesos, aunque la dudas acerca de la verdadera magnitud se mantienen, ya que los ciudadanos comunes nunca pudimos saber a ciencia cierta en qué manera inciden, en lo que se llevan al bolsillo, ítems tales como el ¡desarraigo!
Mi amigo el Mono tuvo que irse a buscar trabajo a Buenos Aires por razones que muchos conocen, y que tienen que ver más que nada con la discriminación política y gremial (me hago cargo de lo que afirmo, y lo puedo probar), y sin embargo, que yo sepa, nadie le va a pagar ese rubro que sí cobran los diputados y senadores nacionales por hacer el “supremo” esfuerzo de alejarse de los suyos, aunque a ninguno le quede su casa a más de cuatro horas de avión como mucho, con los pasajes que también tienen gratis.
Y el Mono también deja su hogar, para tener qué darle de comer a sus hijas; no tiene avión para regresar los jueves y volver a la CABA los martes (de todas maneras si lo hiciera lo echan del trabajo), y seguramente contando las monedas apenas le sobrará para venir algún fin de semana en el ex Gran Capitán. ¡Y eso con suerte y viento a favor!
Lo que sucede es que otra vez nos damos cuenta tarde (algunos nos damos cuenta, mientras otros miran para el costado), de que la inmoralidad de todo esto no se encuentra solamente en los porcentajes de los aumentos, ni siquiera en su argumentación. La cuestión pasa por que otra vez estos aumentos que son casi obscenos se corresponden con una realidad que es sólo de los funcionarios y de los legisladores, y no del resto del pueblo argentino.
Yo lamento mucho que un amigo, devenido diputado nacional por el voto popular, y probadamente idóneo para esa función, a la que llegó pasando primero por todos los escalones de los que no se debería prescindir (concejal, diputado provincial, convencional constituyente), haya dicho que “no se puede ir a Buenos Aires por 19 mil pesos a representar a la provincia. Así no se puede ejercer dignamente la representación pública”, insistió, luego de repasar los costos que tiene vivir en Capital Federal y viajar con la asiduidad que se hace. Es cierto, Fabián (Rogel). ¿Pero qué le digo a mi amigo el Mono?
Porque, y en segundo término, tengo que hablar de lo inoportuno de estos aumentos, ya que estamos en los inicios de negociaciones paritarias en varios gremios estatales (acá en Entre Ríos con los docentes, por ejemplo), y yo, particularmente, estoy cansado de escuchar desde el gobierno indicaciones acerca de que debe primar la solidaridad y mesura para los reclamos de los trabajadores. ¿Y para los reclamos de los legisladores y funcionarios no debe primar la solidaridad y la mesura?
San Jerónimo, conocido como uno de los “padres latinos”, exégeta y traductor del Antiguo y del Nuevo Testamento, dijo alguna vez una frase impresionante, que me parece viene muy bien recordar al tratar este tema: “el vientre lleno discute fácilmente sobre los que pasan hambre”.
Y en medio de todo, cuando uno supone que a cierto nivel hay una prescindencia absoluta de rozarse siquiera con actitudes que parezcan corruptas, también por los medios se entera la población informada que la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) mantuvo silencio oficial sobre el régimen "excepcional" de pagos que le concedió a la ex Ciccone Calcográfica, empresa que se ocupa de impresiones de gran nivel, y que ahora ganó una licitación para imprimir este año los nuevos billetes de cien pesos. La AFIP le otorgó ese plan durante 2010, después de lograr que la Justicia decretara su quiebra y cuando allegados a Amado Boudou tomaron el control de la firma.
Este control, ejercido a través de una empresa llamada de The Old Fund SA, que absorbió a Ciccone, se hizo mediante una maniobra tan legal e ilegítima como tantas otras que se hacen al amparo y resguardo del poder. Así, el representante de esa empresa, que firmó con el estado nacional un contrato multimillonario nada menos que para imprimir billetes de curso legal, es un jubilado de 75 años llamado Carlos Raúl Schneider, retirado de la Marina Mercante tras 27 años de servicio "y ni un peso", lo que aclara desde el jardín de su humildísima casa, la más humilde de toda la cuadra, de Longchamps, a una hora de viaje al sur de la Casa Rosada.
Schneider, seguramente sin saberlo, y otros plenamente conscientes de lo que hacen, como Alejandro Paul Vandenbroele, el abogado al que su mujer, Laura Muñoz, señaló como amigo, presunto "testaferro" y gestor de negocios de Amado Boudou, son los que hacen posible que el Vicepresidente de la Nación, a dos meses de ejercer la función, y habiendo estado durante veinte días a cargo de la primera magistratura, esté altamente sospechado de evasión impositiva, malversación de caudales públicos y mal desempeño de sus funciones.
Por supuesto que al lado de esto los aumentos de sueldos y dietas parecen un cuento infantil. Pero una cosa no desmerece a la otra. Las dos son graves para la democracia, por lo menos para aquellos que la entendemos como algo más que discursos de campaña y elecciones. La democracia como modo de vida implica el blanqueo de lo público para que nadie pueda imaginarse que se usa la gestión política solo para enriquecerse a sí mismos, o a sus parientes, que también de esos tenemos por acá alrededor.
Me hubiese gustado hablar de cosas más positivas, como por ejemplo alabar aumentos a los maestros que ganan dos mil trescientos pesos por mes, viajando “a dedo” cinco días a la semana por caminos de tierra o en canoa por los arroyos y riachos de nuestra Entre Ríos. Esos sí que pueden decir que por y para hacer Patria se les debe dignificar la tarea y la remuneración. Y sin embargo esos mismos que se aumentan sus propios sueldos hacen que, siendo educadores, se sientan excluidos, y parte lisa y llana de la masa marginada del país.
Como cantaba Ignacio Copani, antes de venderse al poder: “¿Cuándo será al revés?
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 9 de febrero de 2012

Una discusión bizantina

Una discusión bizantina – Editorial del 10 de febrero de 2012
Aquellos que siguen esta página, y sobre todo los que la siguen desde hace tiempo, saben que no le escapo al tratamiento de cuestiones que de por sí resultan ríspidas. Ello me ha llevado muchas veces a enfrentamientos, pero insisto en hacerlo porque creo que la función del periodista, pero sobre todo la del que tiene encima suyo el peso de la responsabilidad editorial, es la de dar su opinión aunque en ello ponga en juego hasta sus propias relaciones sociales. De otra manera, si uno se empieza a atar a condicionamientos, terminará escribiendo acerca de las lunas de Saturno o de la insoportable levedad del ser, para nunca herir susceptibilidades. Es por eso que, a modo de paradigma de las defensoras, les pido a las madres de los involucrados que no se enojen conmigo, ya que solo estoy dando mi opinión.
Seguramente los intuitivos se habrán dado cuenta ya que voy a escribir, cuando termine el introito, acerca del aumento de los sueldos y dietas de los nuevos funcionarios y legisladores municipales, o sea los que asumieron en Basavilbaso el pasado 10 de diciembre, así como el también relacionado incremento de la plantilla de personal político en el Departamento Ejecutivo.
Justamente hace un tiempo tuve el placer de tener una discusión (y digo placer con placer) respecto a la naturaleza jurídica de la administración estatal, con quién ahora ocupa el cargo de Secretario de Gobierno y Hacienda, es decir el Prof. Roberto González. Reitero lo de placer, porque estoy convencido de que del intercambio de opiniones, hecho con respeto y fundamento, es de dónde salen las grandes soluciones a los grandes problemas.
En aquella oportunidad terminaba yo mi participación en ese intercambio de ideas con una frase que definía mi postura. Decía, entonces, "no, Roberto, no, el municipio no es una empresa".
Se reaviva, entonces, la disputa, a la luz de la decisión tomada, teniendo en cuenta que la diferencia esencial entre los métodos ordinarios de evaluación de inversiones que emplean las empresas, y su similar en la Administración Pública, es que en esta última, en este caso el Municipio de Basavilbaso, el objetivo consiste en identificar y medir las pérdidas y las ganancias en el bienestar económico que recibe la sociedad en su conjunto.
Una de las razones por las que me expongo a discutir la necesidad y la urgencia en presentar el proyecto y luego votar los aumentos y las creaciones de cargos, tiene que ver, precisamente, con eso. Si el DEM estimó que ambos eran necesarios, y luego tanto la bancada oficialista (Frente Entrerriano Federal) como los dos ediles del PJ, la votaron sin discutirla, no pueden ahora negarle el derecho a expresar su opinión contraria a un ciudadano, no en forma anónima, sino con nombre y apellido.
Debo decir, entonces, que no me parecen justificadas las razones aducidas para elevar a esos niveles los sueldos y las dietas, ni tampoco me lo parecen los de los nuevos cargos creados (no hablo de los cargos, sino de los sueldos).
Como en la sesión del Honorable Concejo Deliberante en la que se trató el tema hubo dos concejales del bloque oficialista que defendieron la iniciativa destacando y remarcando el compromiso de los funcionarios que, al igual que el jefe comunal, "no tienen horario" y "trabajan sin descanso", agregando que "es bueno saber el tiempo que el Intendente y los funcionarios le dedican a la gestión", me pareció oportuno apelar a una parábola para oponer otra visión de la cuestión.
Una parábola es una de las formas más simples de la narrativa. Evoca a un ambiente, y describe una acción y sus resultados. A menudo enfrenta a personajes en un dilema moral, para luego sufrir las consecuencias de esa elección.
Miguel Bernik se desempeñó durante muchos años en forma gratuita al frente del Coro Magnificat, para pasar a cobrar, luego, una remuneración muy inferior a la que percibían y perciben, en otros Coros Municipales, directores de iguales o menores merecimientos que él. Y, por supuesto, que en los innumerables viajes que el Magnificat hizo por los pueblos y ciudades de la Argentina y el Uruguay NUNCA (esta palabra debería ir subrayada y en negrita) recibió por parte de sus "empleadores" ni siquiera la proposición (que él no hubiera aceptado, de todas maneras) de pasar un ticket de "gastos de representación". Y eso que, doy fe, muchas veces puso su auto (pagando él su combustible), su casa, su teléfono, su mate y su yerba, sus caramelos, y, aunque cueste creerlo por raro en una sociedad poco acostumbrada a esos gestos, pagando de su bolsillo las fotocopias de las partituras que nos repartía a los integrantes.
Y su tarea anual, que finalizaba formalmente alrededor de Navidad, se reiniciaba, para pesar de su familia, poco después de Reyes, cuando pasaba a encerrarse en las habitaciones de la Casa de la Cultura, sin aire acondicionado, sin heladera para servirse algo fresco, sin secretarios y sin asesores, para preparar el repertorio que los coristas deberíamos comenzar a ensayar, invariablemente, a partir del 22 de febrero de cada año (salvo que ese día cayera en sábado o domingo), y que continuaría, durante todos los días, hasta comenzar otra vez el ciclo.
Por supuesto que la obra pública de Miguel y del Coro no se puede medir en dinero, más allá de la suma invertida. Nadie puede estimar en números el valor de haber sido el primer coro en cantar la Misa Criolla en el Teatro "3 de Febrero" de Paraná, los aplausos en varios escenarios de la Capital Federal y en Festivales Corales como los de Villa Carlos Paz, Piriápolis e Ituzaingó (Corrientes), o la distinción del Honorable Senado de la Nación, por nombrar solo los últimos en el tiempo.
La gestión municipal que culminó sus funciones el 10 de diciembre de 2011, nunca se preocupó por aclarar de qué manera continuó durante ese año (a partir del fallecimiento de Miguel el 4 de abril) la actividad del Coro, y la actual todavía no hizo público el ofrecimiento que el grupo le acercó, y que el Presidente Municipal aceptó. Quizás este debería ser el momento de hacerlo, a manera de comparación con otras actitudes y posturas.
Y si lo que queremos hablar y comparar es de representación, en Agmer (Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos) los solamente 44 dirigentes que, una vez elegidos, ejercen funciones directivas con licencia gremial, cobran por esa tarea, que les insume todo el día de todos los días, sin horarios fijos, lo mismo que cobraban en sus tareas habituales (cargos docentes u horas cátedra) antes de proponerse como candidatos. Esa, me parece, podría ser una medida adecuada a seguir en todos los casos, y no lesionaría ningún interés particular, sobre todo si esto fuera conocido y aceptado antes de integrar una lista. Simplemente es un reconocimiento a lo que cada uno de los aspirantes a la función pública pudo hacer en su actividad privada para solventar su vida. Y no perderá nada, pero tampoco ganará más de lo que ganaba antes de servir a la comunidad a través de la gestión política.
Es una lástima que en un sistema democrático, que vas más allá del voto, ya lo hemos dicho, los representantes de la minoría no puedan decir lo que piensan, siendo tildados de "venenosos". Espero que no pase lo mismo con los dichos de este editorialista, porque en ese caso, para usar una expresión coloquial, estaríamos "al horno".
Para terminar, debería poner, completa, la letra de "El Orejano". Pero no me alcanza el lugar.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 2 de febrero de 2012

“A esa película ya la vi”

“A esa película ya la vi” – Editorial del 3 de febrero de 2012
Uno debe suponer, más allá de los temas coyunturales de todos los días, que la cuestión política más importante de este año 2012 estará relacionada con la posible reeleción de Cristina Fernández para ejercer, cuando recién comienza su segundo mandato, un tercero (o quizás varios terceros en forma indefinida).
Es por eso que, aun teniendo en carpeta varios temas, como el aumento de los emolumentos de los funcionarios municipales, que algunos han considerado abusivo, o el tan reiterado problema de los menores y el alcohol, me decanté por éste que voy a desarrollar.
El vicepresidente en des ejercicio (digo esto porque no están muy claras sus funciones, que por otro lado ya venían devaluadas con Cobos) ha tenido como única y genial idea reinstalar este problema en el centro de las disputas por el poder, seguramente para frenar el impulso alcanzado por Moyano y su gente, hoy por hoy la única fuerza capaz de parar el país si se lo propone.
Pero esto de la perpetuación en el poder no es un fenómeno nuevo, sino que pasa a ser un episodio más de una saga tipo telenovela, que forma parte de una trama que se comenzó a pergeñar, para tratar de ser exactos, en un poco recordado golpe de estado, tan ilegal como el que le antecedió y los que lo siguieron, que se consumó el 4 de junio de 1943, y que sirvió para consolidar el poder del por entonces Coronel Juan Domingo Perón.
Y es ese peronismo creado por Perón el que combina, inteligentemente, dosis variables de cambio con otras de continuidad. Durante todos estos años el kirchnerismo ha coqueteado con la ruptura total con el pasado y las viejas estructuras del partido, pero a la vez ha conservado una adhesión que parece indestructible respecto al concepto de reelección presidencial indefinida.
Tantas veces he dicho acá que enseño Historia básicamente para que la gente no se deje sorprender por episodios que ya han ocurrido, y que repetidos, producirán los mismos efectos. Como figura les digo a mis alumnos que si mezclan tierra con agua, tantas veces como quieran hacerlo, siempre saldrá de eso barro, y nunca flan de vainilla.
Esa lealtad que demuestra ahora Cristina y los obsecuentes que la rodean, y que ya hasta repulsión provocan, hacia la idea de la entronización en el poder, proyecta sobre la realidad de este siglo XXI la sombra de la Constitución de 1949, que era un traje a medida de las ambiciones de Perón, más allá de los avances que en materia de derechos sociales incluía. Eso no le quita valor a la convicción de que todo era una tapadera, tal como lo fueron los adelantos en la cuestión de los derechos humanos que se incluyeron en la Reforma menemista de 1994, también pensada con el único fin de permitir la reelección del riojano.
"A esa película ya la vi", es lo único que se me ocurre decir ante la idea que parece tener una parte del electorado, y por ende de la ciudadanía, respecto a que a los argentinos nos vienen como anillo al dedo los liderazgos fuertes, la reelección sin término y la concepción patrimonialista del poder (ahora debería decir "matrimonialista"), porque esos siguen siendo los fundamentos en los que se asienta la autoridad presidencial, dando a entender que preocupa más la dimensión popular de la democracia, más cercana a la demagogia, que la contención de las ambiciones de los gobernantes en defensa de las instituciones.
En esta Argentina que desciende de los barcos, ya que no reconoce unívocamente un origen étnico precolombino, parece ser que pesa mucho el antecedente de los caudillos, que gobernaban a sus pueblos hasta que se morían, los mataban, o los derrotaba en batalla otro caudillo. Justamente hoy, 3 de febrero, es feriado en Entre Ríos en recordación de la Batalla de Caseros, que en 1852 enfrentó a Urquiza y a Rosas, provocando la huida de éste y el final de sus treinta años de gobierno en Buenos Aires y en el resto de lo que por entonces era una Argentina sumida en la anarquía.
Solamente para recordar aquello que yo decía más arriba respecto a las enseñanzas de la Historia, hay que decir que Rosas utilizó desde el principio de su gestión la famosa divisa "el que no está conmigo, está contra mí", y que su gobierno era centralista, "respetuoso" de los señores feudales (ahora Capitanich, Gioja, Insfrán) siempre y cuando estos le estuviesen sometidos. Su primera medida en el gobierno, de hecho, fue suprimir la libertad de prensa y adueñarse de ella. Sin embargo este primer periodo fue solo una imagen de lo que sería el segundo, ya que hasta ahí Rosas tenía poca experiencia verdadera en la política.
El nombramiento para su segunda etapa fue confirmado por un plebiscito que dio 9720 votos a favor y 8 en contra. Se le depositó la suma del poder público de la provincia, y fue una época de terror para todos los que no estuvieran a favor del dictador. Sus opositores se debieron exiliar, en general en Uruguay, o eran juzgados aquí. La gente se cuidaba de generar cualquier motivo de sospecha, como hablar, escribir y ¡pensar!
Como para justificar un poco más el título que elegí, hay que decir que a Rosas lo favorecía el puerto único (de ahí su posterior enfrentamiento con Urquiza), y el 18 de diciembre de 1835 estableció la Ley de Aduanas, por la cual se protegían los insumos e industrias locales, impidiendo la penetración de productos extranjeros que compitieran con los del país (habría que averiguar si ya existía Guillermo Moreno), aunque se conservaba a Buenos Aires como único puerto de ultramar. Esta medida era un interesante intento de proteccionismo económico que benefició a ciertas industrias nacionales, pero que favorecía a Buenos Aires, por lo que el litoral se opuso a ellas, lo que generó una crisis económica en contra de la cual, y como ineficaz remedio, decretó cesantías en masa, rebajó los sueldos, redujo el presupuesto de la Universidad y prohibió la exportación de oro y plata, entre los más importantes. Digamos que salvo lo último, de lo cual los habitantes actuales de Famatina estarían orgullosos, el resto indica que no aprendimos nada del pasado.
Cristina juró sobre la Constitución Nacional, y hay un principio en derecho, tomado del Derecho Romano (de ahí que se enuncie en latín) que dice pacta sunt servanda (los pactos obligan). La manipulación de la legalidad, el intento repetido de borrar con discursos de ocasión la difícil elaboración de una real convivencia democrática, la serie de trascendidos y declaraciones que, como si fuera poco, comenzaron por salir de la boca del mismo Boudou, han hecho rebrotar el talante hegemónico en el corazón del oficialismo.
De hecho, con las mayorías que consiguieron en la última elección (son mayorías pero no unanimidades) podrán conseguir forzar una nueva reforma constitucional que sea no ya un traje a medida, sino un vestido de Armani para Cristina Fernández.
Y para sacarme de encima la "mufa" que este tema me genera, voy a terminar hoy con una frase que el genial Roberto Fontanarrosa inventó para que su Inodoro Pereyra la dijera en referencia a su "china", la Eulogia:
"Endijpué de tantos años, si tengo que elegir otra vez, la elijo a la Eulogia con los ojos cerrados. Porque si los abro elijo a otra".
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso