jueves, 29 de marzo de 2012

En tránsito

En tránsito – Editorial del 30 de marzo de 2012
Para los nostalgiosos como yo, ese es el título de un LP (para los más jóvenes esas iniciales se corresponden al nombre en inglés “Long Play”) de Joan Manuel Serrat, del año 1981.
La referencia se hará notar cuando entremos en el tema, pero mientras es casi una casualidad mencionar, entre algunas de las canciones de ese Larga Duración, a “Una de piratas”, “A quién corresponda” o “Las malas compañías”. Justo Serrat está ahora en la Argentina dando recitales con Joaquín Sabina, pero estas canciones, como dije, fueron escritas hace más de treinta años, por lo que cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.
Desde el advenimiento del nuevo gobierno municipal advertimos que una de las asignaturas pendientes (que había varias, pese a la buena voluntad de la gestión anterior, de la que no puedo ni debo dudar) era la de ordenar y controlar el tránsito vehicular en la ciudad, así como fiscalizar y penalizar los incumplimientos a las normas vigentes.
Es indudable que al usar las palabras “ordenar” y “controlar” se nota que estoy convencido de que el tránsito está desordenado y descontrolado, a un nivel tan importante que genera inconvenientes y provoca problemas a otras áreas de la población. No soy de los que creen en el orden absoluto y perfecto, ni tampoco eso me quita el sueño. Pero entiendo que, así como se pregona que la libertad de uno termina (o debería terminar, si fuésemos justos) donde empieza la del otro, también el derecho a gozar de ciertos placeres debe tener como límite el exceso, ya que ahí es donde se vulneran los derechos de los demás.
Los editoriales de Crónica son un documento imposible de falsear respecto a la postura de este editorialista respecto a la intromisión del Estado en resguardo de ciertos comportamientos que son de la esfera privada del ser humano. Así me pronuncié reiteradamente en contra de la obligatoriedad del uso del cinturón de seguridad, ya que a mi entender solamente se “protege” con eso a su usuario. Yo no estoy creando un riesgo para los demás al no usarlo. E idéntico criterio seguí alguna vez respecto al uso del casco en los motociclistas.
Pero también soy permeable, porque la realidad me lo hace ver, a la postura que defiende la obligatoriedad del uso de esos dos elementos basándose en que es la sociedad la que debe ocuparse, materialmente y humanamente, de venir en socorro de quienes se accidenten y sufran más daños de los que hubiesen sufrido si los hubiesen usado. Incluso hace poco publicamos en Crónica datos estadísticos tomados en una ciudad entrerriana que demostraban que el presupuesto de los gastos hospitalarios se veía notoriamente incrementado a raíz de la incidencia de estos hechos.
Pero es claro que, para mí, lo mismo sucede con los fumadores y bebedores empedernidos, a quienes no se les puede prohibir que lo hagan (solamente existe la prohibición específica en ciertos lugares y a ciertas edades), y luego también la salud pública debe venir en subsidio de ello.
No creo, entonces, y quiero que esto quede bien claro, en un Estado tan entrometido en las libertades individuales.
Sin embargo, también reconozco que no vivimos en una sociedad perfecta. Y no estoy hablando en este caso específico de nuestra “pequeña aldea”, sino de la sociedad humana en general. Y es por eso que acepto, sobre todo como hombre de derecho, que se regulen algunos comportamientos que, sin necesariamente agredir a los demás, entran igual en la esfera del contralor de la autoridad que todos elegimos.
Ahora bien, toda esta cháchara debe tener concreción en hechos, y a esto apunta la página de hoy.
Se encuentra vigente en Basavilbaso una Ordenanza de Tránsito y un particular y “sui generis” Código de Faltas, que en su Título IV trata específicamente las Faltas de Tránsito. Y uso los calificativos de la frase anterior en virtud de que en realidad se debería denominar “Compendio de faltas”, así con minúsculas, ya que es un conglomerado de horrores de ortografía, redacción y sintaxis que lo convierten en una entelequia, una cosa irreal difícil de entender, y que solo se sostiene porque nuestra ciudad continúa en el absurdo legal de no contar con un Juzgado de Faltas, lo que hace que los que deciden respecto a la justicia de su aplicación sean los mismos que la aplican, lo que a todas luces contraviene los más elementales principios del derecho y nos lleva como sociedad a la Edad Media, en la que el señor feudal decidía el destino de sus siervos.
Por supuesto que soy consciente de que he recurrido a una exageración literaria denominada hipérbole, que consiste en exagerar, aumentando o disminuyendo la verdad de lo hablado, de tal forma que el que reciba el mensaje le otorgue más importancia a la acción en sí y no a la cualidad de dicha acción. ¿Se entiende? A ver: en lo que estoy exagerando es en lo de comparar esta realidad con la Edad Media y los señores feudales. En lo demás me estoy quedando corto, créanme.
La utilización del mecanismo de los “operativos” (la verdad es que ese nombre no me gusta para nada y me trae recuerdo a la Memoria, la Verdad y la Justicia) me parece poco feliz, más que nada porque soluciona el problema del “aquí y ahora”, selecciona siete u ocho “chivos emisarios”, y, al otro día, ¡todo sigue igual! Los mismos funcionarios que se visten de vigilantes por la noche, al otro día dejan pasar un elefante sin inmutarse. Y no es culpa de ellos, que quede claro. Es culpa de un sistema que no decide qué es lo que le conviene a la ciudad. Así de simple. Si hasta el fin de semana del Encuentro de Motos, auspiciado por la Municipalidad, vimos una caravana en la que nadie usaba casco, y seguramente pocos tenían el carnet a mano, conformada por más de seiscientas motos y escoltada por dos vehículos oficiales o en función oficial, según a usted más le guste. El video de ese acontecimiento debería ser un eximente de responsabilidad para quién desde ese día en adelante haya sido elegido para desmentir que la Constitución Nacional asegura que todos somos iguales ante la ley.
Los límites están claros en el imaginario colectivo. Y, por lo tanto, también deben estar claros en la norma legal. Los funcionarios encargados de este tema, y los señores concejales, deben analizar las ordenanzas vigentes, dedicarse a reelaborarlas (como suele suceder, creo que es más fácil hacer una nueva que arreglar la que está, por lo menos en el caso mencionado de la Ordenanza 158/2008) y bajar una línea que proteja a los que van arriba de las motos, y a los que las ven (y las oyen) pasar. Y esa línea, ese límite, debe ser para todos, porque si no, además de incumplir con los deberes de los funcionarios públicos, estamos discriminando.
Y conste que hablé de las motos solo para empezar, y porque el lugar no me daba para más.
De ese disco de Serrat que me prestó hoy el título tomo, para terminar, un solo verso de la canción “A quién corresponda”, pero recomiendo el texto completo:
“Que no nos salen las cuentas,
que las reformas nunca se acaban,
que llegamos siempre tarde,
donde nunca pasa nada”.

Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 22 de marzo de 2012

De sábado a sábado

De sábado a sábado – Editorial del 23 de marzo de 2012
Así como para los que somos creyentes ese fue el tiempo que le llevó a Dios construir este mundo que nosotros, empeñosamente, intentamos destruir, también me sirve hoy a mí, a modo de parábola, para enlazar dos hechos trágicos, y, de entre ellos, tratar de sacar algunas conclusiones que impidan, sobre todo, su repetición.
Por supuesto que ya se habrá advertido que si de sábado a sábado hablamos, el punto de inicio está en el que ya pasó, o sea el que en el almanaque estaba señalado como 17 de marzo, y en el cuál se cumplieron 20 años de la bomba a la Embajada de Israel en la Argentina. Y el punto final (si se me permite el uso no peyorativo del término) en el recuerdo del golpe militar del 24 de marzo de 1976, en este próximo sábado.
Pero no puedo empezar sin intentar, a modo introductorio, un gesto de desagravio frente a la estupidez demostrada por el vicepresidente de la Nación, que improvisó en el acto de recordación del atentado un ¿discurso? en el que señaló que “fue un ataque contra los 40 millones de argentinos” (¿ah, si?), y pidió “paz y amor”. Alguien debería decirle que por ese camino (el de la paz y el amor meramente declamados) ya transitaron en los ’60 y los ’70 los movimientos hippies, tan bienintencionados y sanos como absolutamente inútiles para ver la realidad y para oponerse a ella. Y debería saber el Sr. Boudou que los hippies, con sus melenas desgreñadas, sus vaqueros y sus collares, querían creer que un mundo mejor era posible, que no era un sueño inalcanzable poder vivir en paz y en libertad, en igualdad sin distinciones de sexo, raza o religión. Pero fueron superados por acciones y posturas que, más allá de las frases, suponen negociados, acomodos, arreglos y actos de corrupción, de los que tenemos todos los días, que involucran a quienes uno supone son nuestros representantes.
Ese mundo imaginado por los hippies, que tan bien se representó en Hair, una comedia musical de ese tiempo, no deja de ser iluso, irreal, infantil e incluso imaginario, lo que torna sumamente irresponsable la frase de tan alta autoridad de la República, que ignora, diciéndolo, que ninguno de los 29 muertos pudo ser dueño de su vida ni de su destino. Algo que no era precisamente “paz y amor” es todo lo que le pudo ofrecer el gobierno peronista de Menem (o por lo menos tan peronista como éste que él ayuda a encabezar) a la memoria de las víctimas fatales y a la tranquilidad espiritual de los que quedaron vivos.
Y a mí me preocupa mucho eso que pasó con el vicepresidente, aunque no me sorprenda ni me asombre la calidad del funcionariado. Me preocupa porque no termino de compartir que las únicas banderas en la lucha contra la repetición de hechos como los que recordamos en estos dos sábados sean la Memoria, la Justicia, la Verdad (compartidos por los dos “sábados”). Me parecen cuestiones poco ambiciosas, no porque no tengan valor sino porque a 20 años de uno y a 36 del otro, hemos demostrado (¡han demostrado ellos!) tener poca memoria, hacer poca justicia y buscar poca verdad.
A mi me gustaría mucho más hacer hincapié en la Educación y el Ejemplo, y eso es lo que suelo hacer desde mi cátedra, desde esta página y en cada oportunidad que tengo. Y ojo que no me refiero a las cuestiones personales. Que cada uno se haga cargo de sus cosas. Yo hablo de las responsabilidades que les caben a los que alguna vez se propusieron para ocupar cargos públicos, y luego se tornan especialistas en eludirlas y en adjudicárselas a los demás. Como canta Alberto Cortez, “sin pensar que todos somos los demás de los demás”.
El atentado a la Embajada de Israel fue un acto antisemita o antijudío, perpetrado en una nación libre, que, por efecto no deseado, produjo víctimas no judías también. Los autores no tenían opción. Y seguramente eligieron la Argentina por muchas razones que todavía subsisten hoy, y por eso hablo de educación y de ejemplo. Las fronteras flexibles, los funcionarios lábiles, las relaciones exteriores muy proclives a la permisividad, la tibieza de las conducciones comunitarias judías, la supuesta “chapa” de apertura que le daba al gobierno de aquél entonces tener a Carlos Corach, a Alberto Kohan o a Elías Jazán como sus “amigos judíos”, tal y como la Presidente Cristina Fernández se rasga hoy las vestiduras “defendiendo” a Axel Kicillof de un ataque antisemita emanado de Clarín y La Nación (que no me sorprende pero tampoco me desespera), mientras la misma Cristina se pasó años coqueteando con Chávez y, por carácter transitivo con Irán. Ambos, Chávez e Irán, niegan el Holocausto y minimizan las muertes en los campos de concentración. Eso es verdadero antisemitismo, y no hablar de un “bisabuelo rabino”. Con hipocresías como esas no vamos a ningún lado.
Y aunque me esté quedando sin espacio, y aunque también sobre el Proceso ya he escrito mucho, y en particular sobre el “Día de la Memoria”, no puedo tampoco dejar de hablar de educación y de ejemplo a la hora de recordar lo que pasó y de trabajar para que no vuelva a pasar. Si en verdad levantamos las banderas de la Memoria, la Verdad y la Justicia, como se pregona, a mí me vuelven a preocupar la educación y el ejemplo frente a la actitud de otro alto funcionario nacional. En este caso el ministro De Vido, que en el debate por el traspaso del subte y los colectivos que se realizó en el Senado le gritó al senador radical Gerardo Morales: "acordate el desastre en el que dejaron al país en 2001". Y está bien que se lo diga. Pero la Verdad, la Justicia y la Memoria son para todos.
Los hechos de marzo de 1976, de los que fui testigo presencial porque ya estaba estudiando en Buenos Aires, no tuvieron generación espontánea. La visión genocida de Videla, Massera y Agosti, más la de otros subalternos y no tan subalternos, tuvo su soporte legal y técnico en los “Decretos de aniquilamiento” números 261/75, 2770/75, 2771/75 Y 2772/75, subtitulados “Ejecución de las operaciones militares y de seguridad necesarias para eliminar la subversión” y firmados por María Estela Martínez de Perón e Ítalo A. Luder, presidentes peronistas de la Argentina luego de la muerte de Perón. Y justamente, como para demostrar que eso es así, uno de los muertos basavilbasenses que recordaremos el sábado 24, murió en octubre de 1975. ¡Antes del Proceso, y bajo un gobierno peronista! ¡Hágase cargo, Ministro De Vido! Y también de la “Triple A” que creó López Rega (¿con el aval de quién?), y del discurso del General en la Plaza el 1º de mayo de 1974, en el que, en respuesta a los incesantes cánticos de las columnas de Montoneros y Juventud Peronista, los trató de “imberbes” y de “mercenarios”. Fueron esos mismos integrantes de Montoneros y de la JP quienes, al retirarse masivamente, hacia al final del discurso, dejan a Perón con quienes él eligió quedarse: López Rega, la burocracia sindical y la oligarquía que hoy está representada por Boudou.
Si pedimos “Memoria por la Verdad y la Justicia” estos “dos sábados”, debemos aceptar, ya para ir terminando, y volviendo al mismo Alberto Cortez de “Los demás”, que:
“Las verdades ofenden si las dicen los demás,
las mentiras se venden, cuando compran los demás;
somos jueces mezquinos del valor de los demás
pero no permitimos que nos juzguen los demás”.
Alguna vez deberemos definir, entonces, qué Memoria, qué Justicia y qué Verdad es la que queremos.
Dr. Mario Ignacio Arcusin para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 8 de marzo de 2012

Anosognosia

Anosognosia – Editorial del 9 de marzo de 2012
Como nada es casualidad, y cuando tenía el tema pero me faltaba el título, vino en mi auxilio, impensadamente, un correo que me envió una amiga con la que comparto el apellido. En ese texto se habla de la anosognosia, que indica el no darse cuenta de lo que ocurre.
Yo creo que las normas de respeto al Presidente de la Nación, más allá de que estén o no escritas en la legislación comparada, se imponen por una cuestión de mera razonabilidad. A nadie se le puede ocurrir que esté bien faltarle el respeto al primer magistrado de una República. Y eso sin necesidad de que la autoridad recurra a la fuerza para imponerlo, sino porque nadie en su sano juicio puede pensar que la falta de respeto pueda ser la manera de resolver un conflicto.
Sin embargo la ecuación cierra solamente, si es que en serio creemos que estamos en una república democrática, en tanto y en cuanto sea recíproco el respeto, ya que desde casi los comienzos mismos de nuestra Patria, en la misma Asamblea del Año XIII, pero después, y fundamentalmente, en la Constitución de 1853, se abolieron los títulos de nobleza y los fueros personales.
Toda esta introducción tiene que ver con la afirmación, rayana en una práctica fascista, que Cristina Fernández incluyó en su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional, y en las que estimó que los docentes no deben reclamar por un aumento de sus sueldos ya que "trabajan cuatro horas y tienen tres meses de vacaciones".
¡Y es la presidente de un gobierno popular la que dijo eso!
Cómo será de grave la cosa que Hugo Moyano, secretario general de la CGT, brazo sindical del peronismo, opinó que "no se puede hablar así de una actividad como la docencia, tan importante para la sociedad, que forma a nuestros niños. Hablar de la forma en que se habló...".
El líder de la CGT calificó de "lamentable" que no se quiera "reconocer los reclamos legítimos de los trabajadores". Dijo que en "algún momento" hay que reclamar. "No se puede quedar a la espera. Van a tener que comenzar a dar algún tipo de respuesta", deslizó.
Recordemos que antes de cada uno de los Golpes de Estado que sufrió la Argentina, el argumento era más o menos el mismo que utilizó la presidente, solo que estaba referido a la clase política. Desde entonces, decir que los políticos ganan demasiado y no hacen nada es ser golpista y atentar contra la democracia. Hace pocos días, cuando los legisladores se aumentaron sus dietas y los funcionarios sus sueldos, escuchamos acá mismo, en nuestra aldea, razonamientos basados en lo mucho que hacen nuestros representantes y el tiempo que le dedican a la función.
Yo, que no soy maestro, aunque ejerzo la docencia desde hace más de veinte años, tengo un altísimo respeto por el concepto y la tarea, al punto que me hubiese gustado muchísimo serlo, y lo considero una de mis más importantes asignaturas pendientes. Cuando cruzo en las calles de mi pueblo a quienes me educaron en la Escuela Nº 9, y en los nombres de Zully Scabini y Neyi Strilciuc hago mi homenaje y mi acto de desagravio, siento como que paso delante de dos próceres. Y créanme que no exagero.
¿Es que entenderán algún día quienes tienen la responsabilidad de gobernar y muchos de los que tienen la responsabilidad de transmitir y no lo hacen, que el maestro es, en el presente, el emisario del porvenir? La incomprensión y el desprecio que en la actualidad recae sobre la vocación y la profesión docente en la Argentina no daña, como ya se ve, los intereses exclusivos de un grupo o de un gremio. Con semejante menoscabo se ataca uno de los centros vitales del proceso de humanización: la facultad y la posibilidad de aprender, entendiendo por ello la experiencia de autocomprensión y no sólo de capacitación técnica.
La verdad es que no vemos en la actual conducción política quien haga hoy algo por la educación, haciendo abstracción de las obras públicas y de la provisión de computadoras a docentes y alumnos, que sabemos no tienen una finalidad educativa, o por lo menos no en primera instancia. Esos son negocios.
Si alguna vez logramos que se muestre verdadero interés en mejorarla, extenderla y multiplicarla (a la educación), para que nadie quede afuera por razones económicas o geográficas, para que tenga calidad y que la calidad sea gratis, será porque se entendió que un país mal educado es un país condenado a muerte.
No quise caer en la tentación fácil de explicarle a la Sra. Presidente que los docentes, aunque estén cuatro horas en la escuela, "viven" su trabajo todo el día. Creo que al hablar de la anosognosia expresé mi convicción de que, a veces, es mejor olvidar.
Yo, que tengo el mismo título que Cristina y que Manuel Belgrano, puedo optar por parecerme a una o a otro. Y podría invitarla a presentarse en un concurso y atreverse luego a conocer la realidad cotidiana de una escuela, a ver si así se deja de decir pavadas. Y esta última palabra es una inmerecida concesión a aquél argumento de respeto que utilicé al principio. El lector sabrá poner la otra que corresponde.
Esa misma tentación fácil me obligaría a invitarla a que se traslade de una escuela a otra (por supuesto que no en el avión presidencial que ella usa para irse con sus hijos el "finde" a su feudo patagónico); que estudie, que planifique, que corrija, que trabaje en aulas superpobladas con cuarenta alumnos, y que haga el esfuerzo por impartir conocimientos a chicos a los que el sistema capitalista (que ella defiende a capa y espada, aunque nos quiera hacer creer lo contrario) les negó todo desde que nacieron.
A medida que fui escribiendo estas líneas me fue creciendo la bronca, quizás como nunca antes me pasó. Y no me sucede esto solamente por haber escuchado de boca de Cristina Fernández lo que escuché, sino, más que nada, por no haber escuchado después, de su misma boca, un pedido de disculpas.
Por acá hay "amigos" suyos que siempre levantaron las banderas progresistas, y que a la hora en que muchos de nosotros salimos a reclamar por una educación más digna no solo no nos acompañaron sino que no se cansaron de repetir que "no se debe hacer paro porque hay que preservar la educación de los gurises" (sic).
Parece que ahora también sufren de anosognosia, porque no los escuchamos dar su opinión respecto a esta poco feliz intervención presidencial. ¿Será que están muy ocupados con su propia reivindicación laboral y no tienen tiempo, ahora, para escuchar el clamor popular? ¿O es que deberemos tomar su ejemplo y acudir a la justicia para reclamar por el respeto a nuestros derechos?
A mi, si es que para eso me faltaba todavía este dato, me queda ahora muy claro que no les gusta la educación.
Por eso apuestan a la ignorancia.
Y para aquellos que minimizan la afirmación de Cristina, aconsejo leer (o releer) el Poema del Pastor luterano alemán Martìn Niemöller:
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 1 de marzo de 2012

Para nosotros, flan con crema

Para nosotros, flan con crema – Editorial del 2 de marzo de 2012
Frutas para todos...los que votaron al kirchnerismo, en su versión boleta completa (más Urribarri y el candidato local que fuera). Esa es "la verdad de la milanesa" (que tampoco es "para todos", ya que estamos, por que por acá no vimos ninguna) del novísimo plan del que disfrutan en la provincia de Entre Ríos los afortunados ganadores del bono virtual que se entregó (pareciera) a los que ¿no se equivocaron? con el voto y consiguieron para sus pueblos y ciudades un gobierno "normal", o sea obsecuente y que exige obsecuencia. ¡Como debe ser!
Ideológicamente creo que estamos hablando, otra vez, de sopa para todos. O, mejor dicho, de "¡otra vez sopa!", ya que, a dos meses de asumidos ellos, nosotros también hemos asumido (los basavilbasenses en general, y los "no kirchneristas" en particular) que somos ciudadanos de segunda, a los que nos costará muchísimo vivir en igualdad de condiciones bajo un gobierno provincial que se obstinará en demostrarnos que hay algunos que son más iguales que otros.
Fuimos tan ilusos que asistimos a aquél engendro llamado PASO (¿se acuerdan?) sin advertir que justo en ese momento empezaban a jugar con nosotros, haciéndonos creer que la democracia era para todos.
Muchas veces he citado acá pensamientos que tienen como idea central demostrar que la democracia no es solo votar. Y, consecuentemente, que pese a que el golpe de estado es la expresión máxima y brutal del atentado en contra de la República, hay actitudes que, cotidianamente, van minando la credibilidad. Y cuando digo esto, hago la salvedad de que lo que falla no es el sistema, sino los hombres que lo representan.
El disparador de este tema sigue siendo la implementación de estos polémicos planes que la Presidente ha bautizado "…para todos", y que de una manera u otra terminan siendo siempre para unos pocos.
Para no aburrir con reiteraciones, y sabiendo que los lectores son tan fieles que han leído los editoriales anteriores referidos a esta misma cuestión, y hasta los tienen guardados para releerlos si resultare necesario, voy a evitar nombrarlos a todos los que terminaron siendo espejitos de colores.
Solo voy a volver a recalar en este último aprovechamiento de los recursos del estado con fines políticos, que acá se dio en llamar "Frutas para todos", y que fuera anunciado y promovido en el departamento Uruguay por el senador departamental René Bonato.
Tal y como lo fuera antes con el pescado, y luego también con la fruta en su distribución provincial, ha quedado en evidencia que el aserto "a los amigos todos, a los enemigos ni justicia", ha tomado en esta novísima versión del populismo, un carácter amplísimo, ya que acá el que no comulga con las ideas del gobierno no mira televisión, no compra heladeras, no come pescado ni milanesas…y se va a la cama sin comer el postre.
La confirmación de que esto es así está dada, simplemente, por la negación que desde el poder se hace de esta práctica desleal para con los ciudadanos, que los convierte, como dice el tango, en "parias que el destino se empeñó en deshacer".
Y lo peor que no es una negación expresa, con un discurso en el que se expliquen las causas y se asuman las consecuencias. No. Es una negación basada en la suficiencia, en la altanería y en la omnipotencia que da el poder.
El senador Bonato, que fue elegido también por el voto de una parte de los ciudadanos de 1º de Mayo y de Basavilbaso, no nos viene a explicar el porqué de esta discriminación. Simplemente confía en que la red de contención que le significa el urribarrismo en la provincia le alcance para pasar por encima de las dos únicas localidades que, en este departamento, gobiernan los radicales y el Frente Entrerriano Federal. Y así incluirlas, "de prepo" en el plan que, entre sus allegados, nombrará como "Minga", o "Frutas para nadie".
Y la verdad es que el tema ni siquiera pasa por lo anecdótico de contar o no con tres kilos de duraznos por diez pesos. Aun cuando los precios pueden llegar a ser determinantes, es solo una vez, mientras el resto de las semanas la realidad nos vuelve a sorprender. En Basavilbaso, por suerte, tenemos buena carne, buen pescado y buena fruta, a precios módicos y de primera calidad. Y creo que aquellos comerciantes que nos bancan durante todo el año tampoco se merecen que, como golondrina que se separa de la bandada, corramos desesperados detrás de un amor de verano.
Entonces, dejando claramente expresada nuestra fidelidad a los proveedores locales, vuelvo a hacer hincapié en la cuestión de que la democracia, según el proverbio acuñado hace tiempo, es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. De TODO el pueblo, por TODO el pueblo y PARA TODO EL PUEBLO. Tergiversar esto es traicionar a la democracia, y esto es, entonces, lo que estoy denunciando acá.
Alguien sugirió, en un comentario enviado a una página digital, que habría que salir a la calle a reclamar. Yo no creo en la disposición de mis conciudadanos para hacerlo, lo que ya quedó demostrado en oportunidades anteriores, cuando por causas quizás más graves, no fuimos más de cincuenta los que marchamos. Y a veces menos.
Pero sí habría que estar atentos a la visita del citado legislador, y preguntarle, tal vez desde los medios, si existen, en este departamento, extranjeros en su propia tierra.
Igual nadie me va a convencer a mí de que estas no son meras maniobras distractivas. Mientras nos entretienen con cuentos para chicos, haciéndonos creer que lo importante es comer un poco de fruta barata, en Islas del Ibicuy hay escuelas sin clase afectadas por la desidia estatal que no les provee de transporte a los chicos.
Los responsables políticos no dan respuesta a esta problemática, porque se olvidan de que son garantes ante la comunidad de suministrar educación de calidad, y prefieren estar abocados a la política asistencialista que le suministra los votos para perpetuarse en el poder, olvidando la educación, pilar de una sociedad que pide a gritos no se los discrimine. ¿O será que los padres de esos chicos también se "equivocaron" a la hora de votar?
Lo peor es que esta confusión entre lo que es de todos y lo que es de algunos, llegó hasta el acto por el Bicentenario de la Bandera, en el que nuestra enseña patria quedó subsumida en toda una serie de propuestas de cada uno de los sectores del partido de gobierno.
Y acá, en nuestra pequeña aldea, ese mismo día, brillaron por su ausencia muchos de aquellos que poblaban los palcos oficiales peleándose por un lugar en los últimos veinte años. ¿Acaso no es la misma bandera?
"Solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y no estoy seguro de la primera". (Albert Einstein)
Nota de la Redacción: Cuando este editorial ya estaba escrito, nos llegó la noticia de que, finalmente, nos "mandaron fruta". De todas maneras los conceptos valen igual. Tardaron demasiado en darse cuenta, y podríamos decir que la democracia lenta no es democracia. Hicieron falta algunas reacciones (¡gracias a Dios!) para que advirtieran el error.
Dr. Mario Ignacio Arcusin para Semanario Crónica de Basavilbaso