jueves, 26 de mayo de 2016

Otra vez

Otra vez – Editorial del 27 de mayo de 2016
Más allá de la crónica de un festejo más del aniversario de la Patria, otra vez, de ahí el título, me volví con un sabor amargo del acto central realizado en Plazoleta San Martín, con la presencia, obviamente, de las autoridades de la ciudad.
Si bien ya había tenido una respuesta anticipatoria de parte de un funcionario municipal, ante mi inquietud respecto a la multiconfesionalidad de las ceremonias religiosas en los actos patrióticos, nuevamente me sentí un paria cuando solamente se convocó a representantes de las comunidades cristianas, léase el Cura Párroco local y la Pastora Stella Maris Fritz, de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata. Quiero usar, por oposición, las palabras finales de la Secretaria de Gobierno, Prof. Andrea Carolina Leanza, quién recurrió a una definición de Jorge Luis Borges: “Nadie es la Patria, pero todos lo somos”. Entonces voy a reiterar (o volver a reiterar), que pensar a la Patria como perteneciente a una sola fe religiosa es absolutamente discriminatorio, sobre todo en una comunidad como la nuestra, que ha nacido y ha vivido sus casi 130 años aceptando la diversidad. Pero, además, voy a insistir con que no estamos en un Estado confesional, más allá de que la mayoría del país sea de fe cristiana, y de que la Constitución Nacional, en su Art. 2º diga que “El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano”, porque esto último se refiere exclusivamente a lo económico. No me puedo quedar con el exabrupto de aquel que supone que si a mí no me gusta esto me tengo que ir a Israel. Eso es una estupidez que abofetea a la inteligencia. Yo no soy un ciudadano de segunda. Soy igual de argentino que todos los que al lado mío se persignaron, mientras a mí se me impedía celebrar el nacimiento de la Patria con una oración perteneciente a mi fe.
Yo estuve durante el acto junto a un excombatiente de Malvinas, con quién compartí esta y otras inquietudes, algunas de las cuales seguramente también intentaré desgranar hoy en esta página, y la coincidencia con él en este tema, que también le causó asombro, adquiere mucha importancia a la luz de las historias que se cuentan respecto a que uno de los lugares comunes que algunos oficiales y suboficiales usaban para atacar a los soldados de religión judía, era su supuesta condición de extranjeros. Para ellos, judío y argentino eran antónimos y hasta términos incompatibles entre sí, algo que sonaba por demás extraño si se tiene en cuenta que los reclutas se encontraban allí para luchar por la Patria y lo hacían con el mismo orgullo que cualquiera de sus compañeros.
Este maltrato “especial” que sufrieron durante los combates podría encuadrarse dentro de los abusos a los que eran sometidos muchos de los reclutas, en general. Pero es algo más profundo y complejo que tiene que ver con el odio y la discriminación que ya venían arrastrando los mismos “colimbas” desde los cuarteles.
Hay una experiencia contada por uno de esos soldados, que dice “a un sargento le llamaba la atención y me decía: ‘Qué raro que vos por ser judío estés combatiendo acá’. Soy argentino, no tiene nada que ver que sea judío o no. Al tipo le maravillaba como si fuese algo ajeno”. Algo similar me pasa a mí, pero solamente en estos actos, y eso justamente es lo que me da bronca. No me pasa en las iglesias, a las que suelo concurrir con asiduidad, y no es obstáculo, ni mucho menos, para que cante individualmente el “Ave María” en el casamiento de algunos amigos, o que haya cantado y luego dirigido el Coro Municipal “Magníficat” (en el que soy el único argentino judío) en innumerables misas, la última de ellas, a la que le dimos el marco coral completo, fue en la iglesia de la ciudad de Catamarca, ante una multitud de fieles asombrada felizmente por este hecho, y ante un Cura Párroco que por esas cosas del destino era nacido en Santa Anita.
Entonces, si yo no hago diferencias, si mi mujer es católica, si mis hijos respetan las dos religiones pero no militan manifiestamente en ninguna de las dos, ¿es un delito preguntarme y preguntarles, y a la vez exigir una respuesta? ¿Por qué sufro esta discriminación?
Y acá debo decir que hablo en primera persona porque si bien no es la primera vez, lamentablemente, que planteo esta disyuntiva, nunca he tenido apoyo institucional en mi reclamo por parte de la comunidad judía (pareciera ser que a nadie más le molesta, o, lo que es peor, porque sí sé que a algunos les molesta, tienen miedo de decirlo), pero tampoco, y lo que es más grave, he tenido respuestas convincentes de parte de las autoridades de la ciudad en la que nací y viví la mayor parte de mi vida, y en la que, como alguna vez dije en ocasión de un aniversario de Basavilbaso, “cómo no quererte, si acá reposan para siempre mis padres y mis abuelos, cumpliendo con el principio bíblico de “polvo eres y al polvo volverás”.
Alguien alguna vez deberá explicarme, más allá de las respuestas basadas en la “ignorancia” o la “inexperiencia” que recibí varias veces, el porqué de este evidente y flagrante acto discriminatorio. Y acá, si se me permite, ni siquiera me planteo si es que existió invitación, ya que en ese caso se debería haber hecho público que la misma no fue aceptada. Y esto de la ignorancia o de la inexperiencia fue también la vana explicación que recibí en ocasión de la asunción de las nuevas autoridades en el mes de diciembre, cuando se hizo jurar a un funcionario judío sobre los Santos Evangelios. Más allá de que ese funcionario ya no está, y que en realidad esta administración en la parte ejecutiva no tiene a nadie que profese esa fe, no alcanza como justificativo para decir “no me di cuenta”.
Continuando con la poesía que contiene la frase que usó Andrea Leanza en su discurso, creo que Borges explica mejor que yo el sentimiento que algunos se empeñan en adjudicarse y negar a otros. Eso, en teoría política, se llama fascismo.
“La patria, amigos, es un acto perpetuo
como el perpetuo mundo. (Si el Eterno
Espectador dejara de soñarnos
un solo instante, nos fulminaría,
blanco y brusco relámpago, Su olvido.)
Nadie es la patria, pero todos debemos
ser dignos del antiguo juramento
que prestaron aquellos caballeros
de ser lo que ignoraban, argentinos,
de ser lo que serían por el hecho
de haber jurado en esa vieja casa.
Somos el porvenir de esos varones,
la justificación de aquellos muertos;
nuestro deber es la gloriosa carga
que a nuestra sombra legan esas sombras
que debemos salvar.
Nadie es la patria, pero todos lo somos.
Arda en mi pecho y en el vuestro, incesante,
ese límpido fuego misterioso”.
Cambiando de tema, porque no lo quiero dejar pasar, y porque es importante a la hora de resaltar las omisiones, también se incumplió gravemente la Ordenanza  296/2013 que el Honorable Concejo Deliberante sancionó por unanimidad, impulsada por Concejales del radicalismo, que instituye a la "Zamba Canción a Basavilbaso" como "canción oficial de la ciudad", que debe ser cantada "en todos los actos patrios y protocolares organizados por el Municipio de Basavilbaso como finalización de los mismos". A alguien se le debería por lo menos llamar la atención por ese incumplimiento.
Digo yo. Pregunto. ¿Será que no se cantó porque en una de sus partes más fuertes dice, enfáticamente: “criollos, judíos y gringos forjaron tu imagen, te hicieron así”?
                                       Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso


jueves, 12 de mayo de 2016

“Ramal que no cierra…”

“Ramal que no cierra…” – Editorial del 13 de mayo de 2016
"Ramal que para, ramal que cierra", dijo el presidente Carlos Menem en noviembre de 1989. Y así fue. Con las primeras clausuras decretadas por el gobierno en 1990, numerosos pueblos y ciudades del país quedaron aislados. Los pobladores más viejos solo permanecieron para sobrevivir, con mucho entusiasmo y ninguna esperanza. Los más jóvenes se fueron. Las ciudades quedaron sin futuro. Para ser claros, el cierre de ramales impulsado por la administración de Carlos Menem desarticuló el país, encareció el transporte e impulsó la transformación de muchos centros urbanos de provincias en pueblos fantasmas.
El Sindicato de los Conductores de Trenes opinó por estos días sobre la intención del gobierno nacional de cerrar el ramal "Urquiza". Así lo expresó el sindicato, a través de un comunicado.
Detallan que el histórico gremio ferroviario "La Fraternidad" elaboró un documento que alerta a todos los cuerpos orgánicos de su organización, a las demás instituciones ferroviarias, al movimiento obrero y a la sociedad en su conjunto sobre la gravísima situación del sector ferroviario. Denuncian "el estado de indefensión y abandono en que se encuentra la línea Urquiza la que, diezmada en su parque tractivo, remolcado e infraestructura durante el proceso de las diferentes concesiones privadas, no ha detenido el deterioro de la empresa".
Si bien los sindicalistas describen, textualmente, que "sobrevuela sobre nuestras cabezas el fantasma del pasado cuando el menemismo ultra liberal, guadaña en mano, arrojó al vacío a 85 mil trabajadores destruyendo nuestro ferrocarril y el ciclo del cristinismo progresista que dilapidó los recursos del estado favoreciendo a concesionarios inescrupulosos que nada hicieron para el cuidado de un patrimonio que es de todos los argentinos", también debemos nosotros decir que ni durante el menemismo, con ese panorama de ochenta y cinco mil trabajadores en la calle (particularmente creo que se quedaron cortos), ni durante el kirchnerismo, hicieron nada. No generaron paros nacionales, no se manifestaron, no movilizaron a sectores sociales, sindicales y, menos, políticos. Es más, con un gremio tan importante defendiendo su fuente de trabajo y un medio de transporte tan crucial en la historia de nuestro país, pero, sobre todo, sumamente favorable en tiempos de aumentos desmesurados de los costos operativos de la opción terrestre por el precio de los combustibles, que arrastra a otros insumos, unido a la problemática de la obra pública, más que nada en lo que tiene que ver con la red vial del país, atrasada en su capacidad y cooptada por la corrupción que ya se conoce, que se está conociendo por estos días, y la que seguramente se irá conociendo con cada vez mayor grado de inmoralidad.
"La sola idea de que esa empresa, o los funcionarios gubernamentales, intenten renunciar al sostenimiento de la Línea Urquiza, bajo vanos pretextos climáticos y artificios vinculados a la rentabilidad econométrica, no solo viola la legislación vigente, sino que atenta contra el patrimonio público de los argentinos, lo que no estamos en condiciones de aceptar, no sin movilizar a todas las acciones sociales, legales y sindicales en el orden nacional e internacional incluido el Paro Nacional de Ferrocarriles para defender nuestra industria ferroviaria y denunciar la temeraria actitud asumida por esa empresa", dicen los sindicalistas. Insisto, porque nací y vivo en un pueblo ferroviario, y si bien mi familia no estuvo nunca ligada a esa empresa, ningún basavilbasense puede hacer oídos sordos a este problema, ya que todos, de una o de otra manera, “nacimos a la vera del ferrocarril”, que no deja de sorprenderme esta eclosión de protesta a solo cinco meses de que un gobierno que duró doce años no hizo más que “ningunear” al sistema, por razones políticas y económicas que todos conocemos.
En algún lugar de la noticia que se ha conocido por estos días los sindicalistas dicen que “la Confederación General del Trabajo está instruyendo sobre este conflicto a todas las regionales del territorio nacional”. ¿En serio lo dicen? ¿Alguien en su sano juicio puede creer que la CGT, comandada por Moyano y Cía., va  a prohijar la recuperación de la red ferroviaria, y mucho menos la del Urquiza, cuando su objetivo claro y preciso es la defensa del transporte de carga por ruta, ya que pertenecen al gremio de los camioneros? Una línea como la que cruza la Mesopotamia, que en buenas condiciones de mantenimiento podría transportar en un solo viaje la carga de por lo menos cincuenta camiones, obviamente que a “los gordos” no les conviene. Así que, tal como hace poco hubo un “sueño entrerriano”, tratemos, por favor, de que no nos “duerman el nene”.
Acá parece que desconocen en absoluto el manejo del tema ferroviario en todo el mundo. El transporte de pasajeros en ferrocarril en distancias largas pero inadecuadas para el uso de aviones (tiempo de traslado al aeropuerto, tiempo previo de check-in, tiempo de desembarco y recolección de equipaje, traslado a la ciudad, que se suma al tiempo efectivo de vuelo) es subsidiado por el Estado, en EEUU por ejemplo, donde no son demasiado estatistas que digamos. Pero lo hacen porque eso no solo facilita el traslado sino que disminuye la contaminación ambiental, ahorra combustible, evita el desgaste de costosas carreteras, y una larga serie de externalidades. Y en el caso del transporte de cargas, las ventajas del ferrocarril son aún más indiscutibles en largas distancias, tal como dimos el ejemplo de la Mesopotamia por “nuestro” Urquiza.
Y los subsidios que antes mantenían la red ferroviaria de pasajeros de todo el país, y que podrían seguir manteniéndola, no desaparecieron; ahora van a parar solo a Capital y Conurbano, sin que se ahorre un centavo, agravando la concentración de recursos públicos para privilegio exclusivo de porteños y bonaerenses.
¿Entonces, qué es lo que se va a cerrar? ¿Lo que ya está cerrado? El tren no funciona más desde Menem, hace 20 años. Lo demás fueron solo espejismos.
Nadie será capaz de creer que la culpa de un posible cierre sea de la administración Macri. ¿Y el Tren de los Pueblos Libres, que apenas fue una vez a Uruguay, porque los “genios” ni calcularon que la trocha del otro lado era diferente? ¿Y el “trencito” a Villaguay, que Montiel logró reponer contra viento y marea y para cuya inauguración, recuerdo, muchos de los que ahora se rasgan las vestiduras no quisieron cruzar la calle desde la Municipalidad para saludarlo? ¿Alguien puede explicar por qué hace un mes que “no corre”? ¿Y el tren de Paraná a Uruguay? ¿Y el de Federal a Concordia? ¿Y el de Basso a Concordia? ¿Y el “Gran Capitán? A mí particularmente me gustaría leer un comunicado de los sindicatos ferroviarios que hable de estos temas, así como estoy hablando yo, explicándome, si pueden, en qué estoy equivocado.
La verdad es que de una o de otra manera los únicos que hacen negocio con el ferrocarril estatal (o pseudo privado como el actual, donde la rentabilidad es independiente de la calidad del servicio), pero también con el transporte terrestre, que involucra necesariamente frecuente obra pública, son los políticos profesionales, los sindicatos afines y los concesionarios amigos del poder. ¿El usuario? Bien, gracias.
Por más que se categorice a la economía como la ciencia maldita, a veces los problemas superan el mero análisis económico. Ahora podríamos revertir la frase, como un antónimo: “Ramal que no cierra, ramal que anda”, porque es cierto que los servicios mejoraron en los 90, pero con qué parámetro medimos la pérdida relativa en "bienestar" (presente y futuro) de toda la población por los miles de ramales cerrados con la mejora de calidad recibida por los que no cerraron?
Claramente íbamos a tener una mejora en los servicios porque eran un desastre, independiente del gobierno que hiciera la privatización. Pero no por eso vamos a pensar que Menem era un estadista. Claro, si concesiona un servicio a una empresa privada, obviamente que mejorará; utilizará la mejor tecnología (como dice el discurso oficial, última generación) para optimizar ganancias. Y está bien, el público agradecido.
Lo que pasa es que, después de que se privatizó, las concesionarias no invirtieron nada desde el '94 a la fecha. Lo único que hicieron fue lavar la cara tanto a coches como a estaciones,  que fueron pagadas por el Estado. Desde entonces hay cada vez menos servicios, no se ha traído prácticamente material rodante nuevo (TBA sigue recauchutando los coches Toshiba que vinieron en los '50 y '60) y cuando se ha traído, ha salido de las arcas del Estado y siempre menos de lo necesario, y como ya sabemos, mera chatarra marca Jaime.
En fin. No hay nada nuevo bajo el sol, porque “Hay gente que tiene en el lenguaje costumbre de loro y en la vida costumbre de mono; sólo dicen lo que han oído a otros y hacen lo que han visto hacer”. Maurice Baring.

                                            Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 5 de mayo de 2016

PA ELLOS

PA ELLOS – Editorial del  de mayo de 2016
El director del PAMI, Carlos Regazzoni, afirmó el martes que esa obra social de los jubilados "no fue una isla en la Argentina de Lázaro Báez", al denunciar que en la gestión kirchnerista se gastaban "unos 500 millones de pesos anuales en compra de medicamentos que no iban a los afiliados y que iban a los circuitos mafiosos".
"Encontramos casos de corrupción gravísimos que ya hemos denunciado en la justicia. Hubo auditorías que denunciaban estas irregularidades que fueron ignoradas", indicó el funcionario.
Durante su exposición en la Cámara baja, confió que gran parte de los medicamentos que compraba el organismo eran "para revender" e incluso señaló que se descubrieron "sitios de venta por Internet donde se vendían paquetes de pañales del PAMI".
Además, denunció en un comunicado que "había clínicas fantasma que le cobraban al PAMI, viajes en ambulancia facturados que nunca existieron, sillas arrumbadas en depósitos, prótesis por las que se pagaban 4 ó 5 veces más que su precio de mercado, y todo esto no lo vamos a ocultar", dijo.
“Cuando llegamos al PAMI encontramos 16 mil sillas de ruedas oxidándose en galpones. Son 16 mil argentinos olvidados”, graficó.
Reggazoni contó que descubrieron, además, la existencia de dos clínicas fantasmas que supuestamente le prestaban servicios a la obra social de jubilados y pensionados. “Le facturaban al PAMI $25 millones por internaciones que no hacían”, sostuvo.
“No sólo no se controlaba, se usaba el control para robar. Así estaban auditorías millonarias que habían contratado”, afirmó el funcionario.
¿Cómo se puede describir sino de lesa humanidad el ver 16.000 sillas de ruedas oxidadas, si eso no significaba haber sometido a tortura física y psíquica tanto a jubilados como a discapacitados que también tienen esta obra social? ¿Cuántas personas que no se pueden movilizar han tenido que permanecer en sus camas días tras día, sin poder siquiera tomar un poco de sol? ¿Cuánta tortura a sus familiares que veían el deterioro que eso les significaba para sus seres amados y no tener el dinero para comprar esa silla y dejar de depender de estos torturadores?
Hay que reconocer que la asociación ilicta fue coherente: les robó a los bebes con el plan Qunita, a los abuelos en el PAMI y al resto con la Obra Pública, “Sueños Compartidos”, la importación de gas, ¡hasta acá en nuestra provincia tuvimos el “Sueño Entrerriano”, para no quedar atrás!
Mientras tanto nos preguntamos ¿Qué (no) hace la Justicia a través de un Fiscal o de un Juez de Instrucción con el exdirector del PAMI, Luciano Di Césare ? Nada.
Me acuerdo de la imagen de un enfermo improvisando una silla de ruedas con un carrito de supermercado y una silla de plástico en uno de esos increíbles hospitales del conurbano bonaerense.  La pasaron por TV hace un par de años,  en  un lugar destruido y lleno de pacientes y profesionales intentando hacer algo por ellos.
Nosotros hace años que andamos por la calle juntando tapitas para el Garrahan. Dos millones se necesitan para canjearlas por una silla de ruedas. ¡Y estos delincuentes las tenían tiradas!
Todo lo planteado es absolutamente cierto. La calidad del servicio se ha ido deteriorando con el transcurrir del gobierno anterior y ha basado su subsistencia en la buena voluntad de profesionales, técnicos y personal administrativo (no en la totalidad de todos los mencionados). Con claros arreglos espurios con representantes gremiales y a espaldas de los representados, como es costumbre, y sin el más mínimo respeto para quienes son el objeto del sistema, los jubilados. No sólo se ha descuidado la calidad asistencial en los segundos niveles (clínicas y sanatorios) sino que se han firmado reiteradamente contratos con la industria farmacéutica en detrimento de los intereses de los afiliados y del Instituto. No es menor además el congelamiento que han sufrido los médicos de cabecera en el valor de la cápita, que verificó un solo incremento del 20% en los últimos 5 años. Si la actual conducción del PAMI quiere mejorar los estándares asistenciales deberá indefectiblemente sentarse con los prestadores del primer nivel y acordar valores razonables para la prosecución adecuada de las prestaciones tanto para los pacientes, esencial, como para los profesionales
Y si alguno tuvo una buena experiencia con el PAMI en estos doce años (nosotros, particularmente, no), eso no quita el descalabro y el robo producido, y en detrimento  de los que justamente menos tienen. Es por ello que, como bien decía Robespierre,”en un abrir y cerrar de ojos hay que limpiar; cueste lo que cueste, y caiga quien caiga”.
Se debe hacer una investigación como corresponde, documentarla, buscar todos los antecedentes y luego con la documental hacer la denuncia para que los responsables paguen sin que puedan refutar nada de lo denunciado. Eso es lo que hicimos nosotros, aunque todavía sin resultados, con un caso grave que nos sucedió. Y eso que tenía la ventaja de ser abogado y no necesitar quién me represente. Con dolor digo que mi suegra murió en manos de estos delincuentes, y en su homenaje es que escribo este editorial, para que, en una de esas, lo que le pasó a ella sirva de ejemplo de lo que a nadie más le debe pasar.
Lo que sí resulta raro de las declaraciones de Regazzoni es que tardaron seis meses en darse cuenta, ya que significa que ahora no estamos mejor si tardamos tanto tiempo en encontrar las 16.000 sillas de rueda. Hay algo que falla. Ruego que mejoremos.
Pero de todas maneras  espanta el  criterio de algunos a los  que le parece más grave que no hayan detectado las maniobras que el hecho de haber acumulado las sillas y no haberlas  puesto a disposición de sus destinatarios. Y, si como dicen alguno, las sillas “no andan”, supongo que en ellas habrá material de sobra para por lo menos conseguir repuestos para rearmar con las partes que sirven aunque sea la mitad.
Me acuerdo cuando Jorge Lanatta, en uno de sus programas, denunció esto y sacó la foto de la silla de ruedas en la que estaba sentada Cristina cuando habló por Cadena Nacional de la muerte de Nisman. Negaron todo; trataron a los denunciantes de mentirosos; esta gente no tiene perdón. Estos corruptos llevaron a quienes debían cuidar, que son los que más necesitan del cuidado del estado, a extremos de humillación y falta de respeto.
Me parece excelente que se investigue, encarcele, multe o lo que haga falta a los que hicieron eso, pero, por favor, hagan que el PAMI funcione y preste mejores servicios que antes si es que ahora no hay corruptos en la conducción.
Insisto. Si como dicen, esas sillas son las que se devuelven, quiere decir que se reutilizan. No deberían estar tiradas. Si no les hicieran falta al PAMI (no lo creo), entonces podrían donarlas a hospitales nacionales y a geriátricos. Pero la desidia con la que se manejan los bienes públicos es bestial.
Lo del Pami pareciera no tener solución. Hace muchos años que diversos delincuentes de todo pelo y linaje (funcionarios públicos, prestadores, clínicas, farmacias, médicos, otros profesionales vinculados a la salud) vienen explotando a la obra social de los jubilados, como verdadero botín de guerra. Roban, falsifican, adulteran, presentan facturas truchas; un drama para nuestros ancianos que con justo derecho reclaman por una buena atención sanitaria justo cuando más la necesitan, y que por culpa de este entramado mafioso se ven privados de ella. Lo ocurrido con el PAMI no escapa a la regla. Es tan solo una muestra más de la fenomenal corrupción que imperó durante el kirchnerismo, creador, artífice de ese inmenso muladar sin parangón en la historia nacional.
Yo buscaría inmediatamente los antecedentes de los llamados a licitación para ver quién proveyó al PAMI estas sillas de ruedas, y si cumplen con las condiciones técnicas mínimas requeridas.
Sospecho que, al negocio de la sobrefacturación, le deben haber agregado la "descarga" de sillas defectuosas, que quedaron arrumbadas para que no salte la segunda parte de este infausto "negocio".
Volviendo a Robespierre “Toda especulación mercantil que yo haga a expensas de la vida de mis semejantes no es comercio, sino latrocinio y fratricidio”.

                                      Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso