jueves, 29 de noviembre de 2012

A quién corresponda

A quién corresponda - Editorial del 30 de noviembre de 2012 Cuando empecé a pensar en el tema de esta semana, recordé el título de uno de los mejores discos de Joan Manuel Serrat. Se llama “En tránsito”, es del año 1981, y tiene una hermosa canción cuyo nombre coincide, precisamente, con el editorial de hoy. Porque son sumamente descriptivos, y me vienen como “anillo al dedo” voy a transcribir los versos de una parte de la misma, que, no por casualidad, está subtitulada como “Súplica”: Se sirva tomar medidas y llamar al orden a esos chapuceros que lo dejan todo perdido en nombre del personal. Pero hágalo urgentemente para que no sean necesarios más héroes ni más milagros pa' adecentar el local. No hay otro tiempo que el que nos ha "tocao", acláreles quién manda y quién es el "mandao". Y si no estuviera en su mano poner coto a tales desmanes, mándeles copiar cien veces que "Esas cosas no se hacen". Gracia que espera merecer del recto proceder de quien no suele llamarse a engaño, a quien Dios guarde muchos años. AMÉN. La conjunción entre el nombre del álbum y el del tema debe ir sugiriendo ya al lector acostumbrado a estos juegos, que de lo que vamos a hablar es del problema del tránsito en nuestra ciudad, el que pese a los intentos (vanos) de solucionarlo, se va agudizando, todo con un final que a este momento es absolutamente imprevisible, y que puede generar responsabilidades que supongo ni siquiera se imaginan los responsables. Solamente para dar un ejemplo, el sábado en una calle céntrica, bajo la mirada de un inspector de tránsito, una moto me pasó por la derecha, en un espacio limitadísimo, y con un altísimo riesgo físico para el aprendiz de suicida, y uno mucho más alto para mí, que sin tener nada que ver, me iba a quedar con una horrible sensación para toda la vida. Ya alguien de mi familia pasó por eso, así que sé que eso nunca se supera. Casualmente yo había hablado en la semana en el municipio porque creo que el actual sistema de aplicación de la Ordenanza de Tránsito es, por lo menos, desigual. Me ha tocado ver cómo se le cobra una multa de casi dos mil pesos a una persona que para ganarlos tiene que trabajar todo el mes, mientras se mira para otro lado las más de las veces. A mí que no me “corran con la vaina” de que se están haciendo muchas multas, porque eso no tiene sentido si no se hace una comparación con la cantidad de infracciones que no se castigan. Por supuesto que como hombre del Derecho conozco los principios generales y acepto que el incumplimiento de algunos no puede ser causal de que el mismo se generalice, y en ese orden está bien que se exija, que se confeccionen las actas, que se intime y que se cobre. ¡Pero a todos! Así como se popularizó, con razón, la frase que pregona que la justicia lenta no es justicia, también va llegar la hora en que se haga carne en la gente que si la Constitución dice que todos somos iguales ante la ley, no puede ser que haya algunos más iguales (o desiguales) que otros. Es cierto que no todas las faltas se castigan en el mundo. Y esto comprende delitos y contravenciones. Hay crímenes perfectos que nunca se han resuelto. Pero lo que no es posible es que la autoridad sea testigo del incumplimiento y no haga nada. Este inspector municipal al que hice referencia más arriba, y al que me acerqué luego del incidente para preguntarle si lo había visto (aunque era imposible que no lo hubiese visto), me contestó, casi textualmente: “y qué querés, Mario. Si intento pararlo me pasa por encima”. Puede que eso sea cierto, pero entonces es lógico aventurar, parafraseando alguna ocurrencia de Landriscina, que los inspectores terminan estando ”…como cenicero de moto”. Por supuesto que ellos no son de ninguna manera los responsables del desorden en el que se encuentra el tránsito en Basavilbaso. Los responsables son aquellos que hemos elegido para gobernar, porque llegaron al lugar que ocupan gracias a la política, que es el “arte de lograr el bienestar general”. Acá hace falta poder de decisión, porque si no, tarde o temprano, algún abogado (que podrá ser el firmante, ¿por qué no?) se animará a presentar una denuncia por incumplimiento de los deberes de funcionario público. Para ello bastará con tomarse el trabajo un fin de semana de filmar o fotografiar el paso de todo tipo de vehículos infringiendo las normas vigentes (pésimas normas, pero vigentes al fin), ante la impertérrita mirada de quienes tienen la obligación de tomar medidas. Y yo creo que la solución no pasa ni siquiera por el incremento de la cantidad de inspectores, ni por la provisión de motocicletas para una mejor vigilancia. Si, por ejemplo, me parece que una cobertura rotativa las 24 hs. del día en los lugares estratégicos que todos conocemos, generará el hábito del cumplimiento. Seguida esa cobertura, por supuesto, por las consecuentes multas y las ejecuciones cuando las mismas no se pueden hacer efectivas. Es sabido que la letra con sangre entra. Y conste que no me refiero solamente a las motos, aunque en este mismo momento (son las doce de la noche del miércoles) estoy escuchando el ir y venir por la Av. San Martín de una con escape libre que me está rompiendo los…tímpanos y no me deja concentrarme. También hablo de los que estacionan en las zonas demarcadas con amarillo en las esquinas (en este caso, y mayormente, 4x4 y no ciclomotores), sin importarles si impiden la visibilidad y crean las condiciones necesarias para que se generen accidentes; a los que circulan a exceso y a defecto de velocidad (es decir muy rápido o muy despacio); a los que aturden con sus equipos de sonido con una música que los demás no tenemos por qué escuchar obligados; a los que manejan sus vehículos empinando al mismo tiempo una botella de cerveza o de vino frizze; a los que no tienen todas las luces (en sus autos), etc. Para ello es imprescindible, en primer lugar, reformular la Ordenanza vigente, que como ya expresara en varias oportunidades, demostrándolo y justificándolo con creces, es un adefesio impresentable. Una vez que eso se haga, lo que restaría, sobre todo después que se han creado tantas secretarías que supongo deben ser necesarias para el funcionamiento del ejecutivo municipal, sería la creación de un Juzgado de Faltas, imprescindible para asegurarle al ciudadano que su incumplimiento no será merituado por quién es a su vez parte, como ocurre ahora. No puedo dejar de suponer que, a la hora de rechazar un descargo, prima seguramente la posibilidad de un ingreso dinerario al fisco antes que el de las garantías constitucionales del debido proceso. Pero es claro que no se pueden primero exaltar las causas y luego agraviarse por los efectos. Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 22 de noviembre de 2012

El paro de la oposición

El paro de la oposición - Editorial del 23 de noviembre de 2012 A poco de decidirme por el título de hoy, me quedé pensando si no debería haber dado un poco de vueltas a las palabras y llamar al editorial: “La oposición está de paro”. Y eso porque si bien es cierto, o por lo menos es lo que me parece a mí, que tenemos un gobierno que no gobierna, salvo en lo que atañe a los propios intereses personales de la Presidente y de su séquito, tenemos una oposición que no se opone, salvo en lo que atañe a sus propios intereses personales. ¡Caramba, qué coincidencia!, diría Les Luthiers. Entonces creo que se entiende que mi referencia al paro no se reduce a lo que pasó el martes (para mí intrascendente, de todas maneras) sino que se extiende a la inexistencia de una postura ideológica que se oponga a cada uno de los desatinos del kirchnerismo. Ante el emblemático y tan esperado y promocionado 20N, las reacciones y el análisis de sus consecuencias dan lugar a la posibilidad de expresar una idea al respecto, consecuente con la línea editorial de este semanario y del firmante, que se puede construir en base a lo escrito ante cada acto de similares características ocurrido en estos quince años de permanencia “Ahora la voluntad de los trabajadores no puede ser manipulada por nadie”, dice la Presidente, cuando se callaba la boca en los 13 paros de Ubaldini. “No hablemos de paros, sino de piquetes y de amenazas”, manifestó primero, para luego “retar” a su Jefe de Gabinete, que en un ataque de sinceridad había definido a lo ocurrido el pasado 20 como un “piquetazo nacional”. La Historia sirve para no repetir los errores del pasado, pero también para aprender de las cosas que se hicieron bien. Ante tantas pavadas que uno ha escuchado por estos días, antes y después del paro nacional convocado por la CGT de Moyano y la CTA de Micheli, no queda otra que asustarse ante el nivel de la dirigencia que nos ha tocado en suerte generar y soportar. Y estoy hablando, por supuesto, tanto de la oficialista como de la opositora, porque no he escuchado coherencias desde ninguna de las dos partes. Por ejemplo nuestro gobernador, Sergio Urribarri, ratificó el “rumbo” del proyecto político impulsado por el kirchnerismo. "Si Hugo Moyano tiene otro modelo de país para ofrecerle a los argentinos, que nos cuente cuál es y se presente como candidato, para que dejemos de pensar que es un ‘chirolita’ al servicio de Clarín y la Sociedad Rural", fustigó. A su vez, insistió en que la Argentina de hoy “es muy diferente” a la de nueve años atrás: “No sólo se genera empleo, reabren viejas y nuevas fábricas, regresan nuestros científicos, sino que es un país donde hay libertad para expresarse”. Uno confía en que el Sr. Gobernador, en las épocas de su militancia universitaria o sindical (porque supongo que la habrá tenido), habrá dicho lo mismo respecto a los paros que se le hicieron al primer gobierno democrático de la Argentina. Porque es bueno recordar que el expresidente Raúl Alfonsín afrontó a lo largo de su gobierno una fuerte lucha con los sectores sindicales, que se oponían a su política económica e implementaron 13 paros nacionales durante su mandato, encabezados por el entonces titular de la CGT, Saúl Ubaldini. Obviamente que el trasfondo político tenía que ver conque el peronismo no se “bancaba” (uso el término porque también lo usó, “cancheramente”, la Presidente) haber perdido las elecciones del ’83, y, consecuentemente, por más que ahora Urribarri y muchos más aconsejen eso, tampoco esperar hasta 1989 para proponer otra cosa. Las 13 huelgas que Ubaldini realizó contra el gobierno radical, avaladas por el peronismo de la época, tuvieron como objetivo conseguir que se pusieran en marcha los 26 puntos que contenía un documento alternativo al Plan Austral de Alfonsín, que había diseñado su ex ministro de Economía Juan Sourrouille. "Si Alfonsín no le da al pueblo lo que legítimamente le corresponde, los trabajadores saldremos a la calle y paralizaremos el país cuantas veces sean necesarias", había subrayado Ubaldini. El sindicalismo también se opuso al intento del radicalismo de reformar la normativa laboral a través de la Ley Mucci, que pretendía incluir en la conducción de los gremios a las minorías que no estaban representadas hasta el momento, y por eso en febrero de 1984, (a poco más de un año de las elecciones) la CGT convocó a una movilización a la Plaza del Congreso para repudiar esa iniciativa, que finalmente fracasó y terminó por fortalecer aún más la figura de Ubaldini, quien luego convocaría los paros, envalentonado por esa masividad. Pero aun cuando fue repudiable esa actitud de los gremios peronistas, no se puede menos que reconocer que tanto la postura de Ubaldini como la de Alfonsín tenían un altísimo contenido ideológico y político, no como en esta oportunidad en la que Moyano lucha por mantener su propio poder; Micheli quiere sostener una CTA opositora contra la otra que se ha convertido en kirchnerista de la mano de Hugo Yasky, y el resto de los convocantes y participantes de las marchas (respetando honrosísimas excepciones que conocemos y otras más que las habrá y que no conocemos) concurrió para reclamar meras reivindicaciones sectoriales. Y acá debo decir, antes que alguien se enoje, que no me parece mal que se reclame por el cepo al dólar, por la seguridad, contra la corrupción, contra la minería a cielo abierto, a favor de una verdadera libertad de prensa, etc. Pero también me veo en la necesidad de reiterar que todos esos reclamos, en una democracia, deben ser necesariamente canalizados a través de los partidos políticos. Y no para, como dicen algunos que se las dan de progresistas pero recurren a argumentos reaccionarios y fascistas, esperar hasta el 2015 para proponer alternativas, sino para cumplir el rol que se le asigna en este sistema creado hace por lo menos 2.500 años, o sea que se respete el derecho de la mayoría de gobernar según sus propuestas, pero también el de la minoría de expresarse y oponerse, si es necesario. De hecho, en determinadas circunstancias, la regla de la mayoría puede volverse antidemocrática cuando afecta derechos fundamentales de las minorías o de los individuos. Ya que tanto se está hablando de una nueva reforma constitucional, bueno estaría que para demostrar que no se está solamente detrás de la re relección, se propusiera adecuarla a los nuevos conceptos de “democracia real”, que ahora comprende complejos mecanismos articulados, con múltiples reglas de participación en los procesos de deliberación y toma de decisiones, en los que el poder se divide constitucionalmente o estatutariamente en múltiples funciones y ámbitos territoriales, y se establece una variedad de sistemas de control, contrapesos y limitaciones, que lleva a la conformación de distintos tipos de mayorías, a la preservación de ámbitos básicos para las minorías y a garantizar los derechos humanos de los individuos y grupos sociales. Si no hacemos eso, nos seguiremos desangrando en luchas estériles, con un ejército sin comandantes, por un lado, y una comandante enceguecida por su odio a un medio periodístico al que demoniza (no digo yo que Clarín no merezca esa demonización), por el otro. Hago mía una frase de Moisés Lebensohn, a quién cité también hace pocos días, volviendo a pedir que ilumine, si no a toda la oposición, por lo menos al partido por el que dio la vida: “…Nosotros queremos el contralor social de la economía, pero con un Estado dirigido democráticamente en forma tal que todas las fuerzas de la sociedad intervengan, sin interferencias deformadoras, en la expresión de la voluntad colectiva, y tenga el estado como agente y no como dueño de la comunidad.” Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 15 de noviembre de 2012

Arroz con (mala) leche II

Arroz con (mala) leche II - Editorial del 16 de noviembre de 2012 La pasada semana, todavía sin saber si lo que nos quedaba en el tintero ameritaba la promesa de la continuación, lo anunciamos, y ahora debemos cumplirlo, incluso con la posibilidad latente de no agotar el tema, ya que la realidad de la empresa, de la quiebra y, sobre todo, de los empleados de Calimboy justifica a esta altura casi la realización de un ensayo jurídico, sociológico y económico. Es sabido que el mismo día en que salía a la calle la edición de nuestro semanario, los obreros que se encuentran en el limbo, que según algunas corrientes religiosas es un lugar que está entre los vivos y los muertos, sin que se produzca respecto a ellos una decisión, y que, coloquialmente, se utiliza como estado indefinido: "ni aquí ni allá", recibieron una ayuda económica del gobierno provincial, de mil pesos para cada trabajador (en principio solamente a los que estaban protestando), un bolsón de comestibles (aportado por el Ministerio de Desarrollo Social) y los certificados que le permitirán a cada uno de ellos gestionar ante la Anses el Fondo de Desempleo. Una de las vetas por las que se nos ocurre incursionar tiene que ver con que, aparentemente, la mayor dedicación, por lo menos en la búsqueda de las soluciones coyunturales, viene de uno solo de los legisladores departamentales, en este caso el Senador René Bonato, del Frente para la Victoria. Sabemos que el Diputado Flores ha estado presente en algunas oportunidades, así como también el Diputado Bisogni. Respetuosos como somos de la división de poderes, no nos parece que esa sea exactamente la función de un legislador, pero, lógicamente que tratándose de un régimen de tono asistencialista, esto no debería asombrarnos. Sin embargo destacamos que todos ellos, incluido el ministro de la Producción, Roberto Schunk , han expresado que se encuentran en un "contexto de colaboración", ya que no pueden influir sobre el notorio dueño (recordemos lo de "correr el velo de la personalidad"), ni sobre la Justicia (recordemos su pereza en este caso), ni sobre la decisión de la AFIP de pedir la quiebra sin tener en cuenta las necesidades de los trabajadores. Y así como destacamos las presencias, aun cuando hayan sido "pour la gallerie" (mostrarse para la tribuna, elegir giros o ideas con un alto porcentaje de demagogia, decir lo "políticamente correcto"), también debemos dejar en claro que no hemos sabido de ninguna demostración tangible de interés, que entendemos debe traducirse en "estar", de parte de la diputada Felicitas Rodríguez, de la Unión Cívica Radical. Sabemos que entre los afectados directos hay afiliados y simpatizantes de dicho partido, pero, además, afectados indirectos somos todos los habitantes del departamento, y si ella es nuestra representante debería haber hecho alguna manifestación pública en abierta defensa de los más débiles, que esa es la línea ideológica que llevó a los fundadores del más que centenario partido. Y si no alcanza con eso, le proponemos (a ella y a ustedes) la lectura de un texto de Moisés Lebensohn, considerado como uno de los ideólogos fundamentales de la UCR: "…las libertades civiles y políticas deben integrar el clima de la dignidad humana con una efectiva democracia económica, y ansiamos que el partido imponga un orden de Justicia que garantice el derecho igual de todos a la libertad, el derecho de todos al trabajo, a la cultura, a un standard de vida correcto, a la alegría de vivir, a un hogar confortable…Proclamamos que esta etapa de la historia debe concluir aquí, como en el resto del mundo, con la abolición de la angustia humana, de la inseguridad del hombre ante su porvenir, ante los riesgos de la desocupación, de la enfermedad y de la vejez y ante la incertidumbre de la existencia de sus descendientes…Para llegar a este estado de justicia social estamos dispuestos a luchar contra todas las situaciones de privilegio y contra todas las injusticias que oprimen la vida argentina". Esto quiere decir, palabras más, palabras menos (permiso TN), que no hay opciones en estos casos. Se podrá romper, pero nunca se deberá doblar. Y deberemos comenzar a acostumbrarnos a pensar que cuando asumimos responsabilidades políticas y representativas en una república, se acaban los intereses sectoriales o de familia que pudiéramos llevar como carga. De últimas, ante la colisión de intereses, siempre queda la elegante salida de la renuncia. Algunos lectores, obviamente los más recientes y menos acostumbrados al estilo de esta página, opinaron que en la de la semana pasada nos dedicamos demasiado tiempo a las explicaciones históricas y conceptuales, dejando poco espacio para la realidad presente. De más está decir que la decisión tomada hace ya un poco más de 15 años de expresar por escrito y con firma la opinión del editorialista, incluyó desde siempre la intención de aprovechar la instancia para completar los conocimientos, como una manera de entender el problema del que se trate en un adecuado contexto. De ahí, por ejemplo, y en este caso, la referencia a la razón del uso de la palabra "quiebra" y la recurrencia a la teoría que permite al magistrado ir un poco más allá de lo que se ve. Nos parece que no estuvimos tan errados, porque sabemos que con posterioridad a la publicación, este concepto fue considerado en ámbitos legales y judiciales, dejándonos tranquilos a nosotros mismos, ya que no tenemos participación profesional en este caso. Aclaramos, para aquél que no lo sabe, que el firmante es abogado. No nos cansaremos de repetir que acá hay una reiterada e inmerecida victimización, cosa a la que somos muy afectos los argentinos. En una charla de café (sin café) con un colega, compartíamos el criterio de que en los cuatro años que duró el Concurso Preventivo (debería explicar lo que es pero ahí sí que no me va a alcanzar el espacio, así que sugiero consultar en el Google), y en los meses que fueron desde el pedido de quiebra hasta el cierre de la planta, a nadie le preocupó, pareciera, la situación de indefensión de los obreros y empleados. Como somos "de acá" (como dicen los "pingüinos", NyC, o sea "nacidos y criados", conocemos a casi todos ellos, y sabemos que tenían puesta la camiseta de la empresa, más allá del sueldo que cobraban. Repetimos que el concepto de la "plus valía" que inventó Karl Marx debe ser revalorizado pese a la notoria desvalorización del comunismo, porque implica el enriquecimiento permanente del empresario usando como moneda de inversión el esfuerzo personal de sus trabajadores, a quienes no siempre se les paga lo que les corresponde, y los que, además, por su débil posición dentro de la escala social, sufren otra vez cuando suceden hechos como el que nos ocupa. Como suele pasar, el dueño de la empresa sigue operando en la misma escala, cumpliendo con sus compromisos comerciales y elaborando, seguramente, en otros lugares que ha conseguido prestados o pagando lo que se denomina "façon", galicismo derivado de la palabra francesa "façonnier" y es utilizado sobre todo en Uruguay y Argentina para indicar la manufactura por pedido de un tercero, dueño de los insumos o los medios necesarios para la elaboración de un producto o trabajo. Acá también se podría "correr el velo de la personalidad" y visitar los molinos de la zona. Esa tarea le correspondería a los síndicos de la quiebra, y en una de esas se llevan grandes sorpresas en esta villa de Lucien. Horacio Fellay, uno de los trabajadores que optó por participar del corte, y a quién conocemos desde hace muchísimos años y del que sabemos que lo único que hizo en su vida fue "laburar", expresó: "nosotros no nos subimos a la ruta por un subsidio y una bolsa de comida. Queremos trabajar". San Jerónimo, considerado uno de los Padres de la Iglesia, y que por supuesto no era empresario ni obrero despedido, ni legislador oficialista ni opositor, ni periodista, ni juez civil y comercial ni síndico, dijo alguna vez, muy claramente: "El vientre lleno discute fácilmente sobre los que pasan hambre". Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 8 de noviembre de 2012

Arroz con (mala) leche

Arroz con (mala) leche - Editorial del 9 de noviembre de 2012 La verdad es que ese postre no me gusta, y recibo suficientes “gastadas” cuando otros lo comen, así que el título de hoy, más allá de constituir, como es casi una costumbre, un juego de palabras, resume también mi opinión respecto a la situación por la que están atravesando los empleados de la firma Calimboy S.A. que se encuentra en situación de quiebra, a pedido de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), por una deuda que en concepto de impuestos devengados tiene esa empresa con el ente recaudador del estado nacional. No quiero dejar de pasar la oportunidad, antes de entrar en el tema, de explicar, aunque sea brevemente, el concepto de quiebra a nivel comercial, ya que se suele hablar de ello sin saber, muchas veces, qué significa el concepto. Es sabido que la actividad mercantil, o sea la compraventa de bienes como profesión habitual, nace en el mundo en los mercados o ferias al aire libre, a la que los productores o comerciantes se dirigían, cotidianamente, a vender sus productos, y la gente del pueblo a comprarlos. Los tenderetes en los que exponían sus mercaderías se completaban con una banca de madera en la que se sentaban (como todavía se sientan hoy muchos comerciantes) a esperar que aparecieran los clientes. Esa misma banca (y a partir de acá empieza a tener sentido la explicación) debía ser obligatoriamente rota y puesta en ese estado sobre el mostrador, toda vez que el comerciante pasara a deber más de lo que tenía, y la finalidad de tal acción, demostrativa y absolutamente pública, tenía su razón en que los pequeños productores que venían del campo con la leche, los huevos, los quesos, etc., supieran que a ese mercader no se lo podía “fiar” más, o sea no se le podía tener más fe. Precisamente, entonces, de esa acción, es de donde surge el término quiebra o el más preciso de “bancarrota”, que ahora ya no se usa mucho. Por supuesto que la complejidad de la actividad económica mundial hace imposible, fácticamente, la colocación de un asiento de ese tipo en la puerta de entrada de cada una de las empresas que, previsiblemente, se van colocando en el borde de una situación como la que hoy nos toca analizar. Sería risible la imagen de un banco (de sentarse) quebrado en el acceso mismo a la localidad de Villa Mantero. Nadie le hubiese dado “bolilla”, o no por lo menos hasta hoy al leer estas líneas. Sin embargo uno puede pensar que otra hubiese sido la actitud de los posteriormente perjudicados, si hubiesen tenido conocimiento de lo que se estaba gestando. Hecha esta necesaria introducción, debo aclarar, para aquellos lectores que no son “del pueblo”, que la citada empresa se dedica básicamente, o por lo menos para eso nació, al procesado y elaboración de arroz (en este caso se me debe permitir alguna falta de precisión ya que no es mi especialidad la agronomía), fundamentalmente destinado a la exportación. Siempre fueron productos de excelente calidad, y seguramente fue eso lo que le abrió muchos mercados internacionales. Calimboy nació, como muchos otros emprendimientos locales y de la zona (y como seguramente se da en otros lugares del país) por el empuje de un empresario (el caso de Faba, como para comparar, fue también originariamente similar). Pero luego, y esto es casi una cuestión de “libros”, se despersonalizó y se convirtió en una persona jurídica a la que no se le puede pedir sentimientos, siendo quizás esta una de las características que hoy pesa más, y genera muchas de las desilusiones que llevaron, entre otras cosas, al corte de la ruta justamente en ese lugar en el que, imaginariamente, ubicábamos la “banca” rota. A esta altura de la página me voy dando cuenta de que posiblemente no pueda llegar a plasmar en una edición la idea general que tengo sobre el tema, ya que son muchas las vertientes en las que se puede abrevar para intentar desentrañar las razones que llevan a que un grupo de empleados y obreros esté siendo el único en sufrir las consecuencias de esta situación. Obviamente la AFIP no se va a fundir (es un organismo del estado, por otra parte) y los empresarios que todos ubicamos como los socios y responsables de Calimboy no han bajado, por lo menos hasta donde nos alcanza la vista, su status social y económico. Cuando empecé a cursar la carrera de Derecho, en la década del ’70, se estaba difundiendo como una novedad apasionante la teoría de “correr el velo de la personalidad”, creada a través de una sentencia por el juez Salvador María Lozada, en el divulgado caso "Cía. Swift de La Plata S. A.", del 8 de noviembre de 1971 (¡hace ya más de 40 años!), por la que rechazó el concordato preventivo presentado por la indicada compañía concursada, a la cual declaró en quiebra, extendiéndole la falencia a otras sociedades del mismo grupo económico a la que ella pertenecía (se trataba del grupo "Deltec", cuya sociedad holding era "Deltec International", compañía con actividades en todo el mundo, no sólo en el ramo frigorífico, sino también agropecuario y financiero). Como sostuviera el magistrado, cuando los órganos de una filial están subordinados a la voluntad de un holding internacional, y mediando una propuesta de concordato preventivo votada por otras empresas del grupo, las cuales contratan con la sociedad en condiciones muy ventajosas para aquéllas, de todo ello resulta una verdadera afectación al orden público y el legítimo derecho que sobre el patrimonio de la concursada tenían los verdaderos acreedores. Si bien acá no estamos hablando de una empresa multinacional, la realidad nos indica que mientras los trabajadores están obligados a cortar la ruta para llamar la atención, reclamando “nada más” que se aclare su situación, ya que debido a que los tiempos de la Justicia no suelen ser los mismos que los de la calle, están sin trabajo, pero no despedidos formalmente, por lo que no pueden técnicamente ni siquiera tramitar el fondo de desempleo, los dueños están en su casa, tranquilos y sin dramas. Esos mismos tiempos de la Justicia, que yo creo pueden ser fácilmente acelerados con un poco de buena voluntad, también son los que impiden que se abonen los salarios caídos (ni hablar de la indemnización), por la fría razón de que el acreedor más importante es la AFIP, que, por supuesto, no necesita la plata que Calimboy le debe para darle de comer a sus hijos y vivir dignamente. Ricardo Echegaray, titular de la ex DGI, no tiene que “reinventarse” como remisero, poner un kiosco o hacer que su esposa trabaje limpiando casas de familia. Y no es que estos no sean trabajados dignos, sino que su permanencia y especialización de años en la empresa les permitía un nivel de vida que no tienen por qué perder por la sola frialdad que imponen los negocios. Utilizar nuevamente la teoría de “correr el velo de la personalidad” (en el derecho internacional llamada “Disregard of Legal Entity Theory o del abuso de la personalidad jurídica”), permitiría llegar a conocer cuál es la estructura societaria que se pretende ocultar mediante la constitución o intervención de otras personas jurídicas que actúan como escudo o máscara, configurándose un verdadero abuso de la personalidad jurídica de una sociedad. De esa forma surge la ilicitud del grupo económico, y en consecuencia la pérdida de la individualidad de cada uno de los entes que lo componen, lo que llevaría, por ejemplo, a que se pudiera obligar legalmente a que quienes todos sabemos son los verdaderos dueños “ofrezcan” vender alguno de sus vehículos de altísima gama, adquiridos con las ganancias obtenidas en esa misma empresa, o en otras vinculadas (lo que Marx llamaba “plus valía”) y con el producido pagarle esos sueldos que les deben a los que pusieron su sudor para que la empresa funcione. Mientras la justicia siga siendo lenta, y no se produzca esa reacción que proponemos, penetrando en la estructura real de la empresa, seguirá lastimando nuestra condición de seres humanos que el hilo se corte siempre por lo más delgado. (Continuará) Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 1 de noviembre de 2012

Una vulgar y estúpida mentira

Una vulgar y estúpida mentira - Editorial del 2 de noviembre de 2012 No voy a dedicar, obviamente, esta página a hacer un "chivo" para Valeria Lynch, quién popularizó el tema que tiene en su texto la frase que estoy utilizando hoy como título. Solamente me pareció la mejor descripción para algo que escuché en el contexto de los homenajes a Néstor Kirchner, a dos años de su muerte. Juan Cabandié, hijo de desaparecidos, personaje inspirador para León Gieco de su tema "Yo soy Juan", y actual diputado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por el Frente Para la Victoria, fue figura central de varios programas dedicados a resaltar la figura del expresidente al cumplirse el pasado sábado un nuevo aniversario de su fallecimiento. Por supuesto que no tengo nada que objetar a los homenajes, en tanto sean hechos en programas que uno puede mirar si quiere. En mi caso, y como el tema me interesaba porque considero a Kirchner uno de los inventores de política en nuestro país, conjuntamente con Carlos Menem y detrás, en lista, de Raúl Alfonsín y de Juan Perón (de más está decir que creo que el resto solamente copió o copia) y como en medio de esta lucha que supuestamente terminará el 7 de diciembre, "cuando los argentinos recuperemos el manejo de los medios de comunicación", me interesa comparar, quería mirar la "amplitud de criterios" que, yo esperaba, demostraría, específicamente en este tema, el Canal CN23, que integra el nuevo monopolio que el kirchnerismo nos va a ofrecer en reemplazo del de Clarín. Grande fue mi descontento, y quizás me lo merezco por tonto, al ver que lejos de realizarse un análisis objetivo de su figura, casi todo el día fue dedicado a un extenso panegírico, que justamente por extenso, y tratándose de un personaje de actuación tan cercana en el tiempo, tuvo momentos de claridad meridiana y otros, los más, de una palmaria inverosimilitud que hasta daba vergüenza ajena escucharlo. Y fue justamente Juan Cabandié, de quién a propósito di al comienzo algunos datos biográficos, quién cayó en el absurdo al sostener, sin que se le moviera un músculo de la cara ni se le pusiera colorada la misma, que fue el Dr. Kirchner quién en 2003 "institucionalizó la defensa de los Derechos Humanos en la Argentina". Creo que para calificar esta afirmación me he quedado corto con el título, ya que desconocer, justamente él, que la verdadera historia comenzó el 10 de diciembre de 1983, cuando asumió Raúl Alfonsín, o más específicamente cuando se abrió el Juicio a las Juntas y a los Jefes de las tres fuerzas armadas, es ser un necio de necedad absoluta. Uno espera, seguramente por esa misma calidad de tonto que me auto atribuí ya, que un representante del pueblo, sufrido como él, además, sea capaz de hacer un recuerdo desideologizado y acrítico de un pasado que, por supuesto, a ellos no les conviene de ninguna manera recordar. Pero como la oposición está tan desvalorizada, especial y específicamente en lo que tiene que ver con el partido que fue real protagonista de esos hechos, o sea la Unión Cívica Radical, tampoco escuché a ninguno de sus dirigentes salir a decir, y por eso debo hacerlo desde este medio, que si hubiese triunfado Ítalo Luder en esas elecciones, o sea el mismo que dictó siendo presidente provisional en 1975 los decretos que ordenaron a los militares "aniquilar a la subversión", y que fuera la antesala de la represión ilegal del Proceso, hubiese propiciado una autoamnistía de los dictadores, cosa que como candidato no se preocupó en ocultar. Si eso hubiese ocurrido (por suerte para la Democracia ganó Alfonsín con un 51,75 % de los votos) distinto hubiese sido el destino de Juan Cabandié y de tantos otros que confunden pasión con jactancia vana. De todas maneras la gota que colmó el vaso de mi paciencia fue el abuso cometido durante la emisión de "Fútbol para Todos", sobre todo en el clásico disputado el pasado domingo entre River Plate y Boca Juniors. Como es costumbre ya, y eso es lo que me da pavor respecto al día después del 7 de diciembre (y no porque considere a Clarín un adalid de la independencia periodística), es pensar que cuando esto que pasa en la ¿TV Pública? pase también en todos los medios de los que intenta apoderarse el kirchnerismo, no nos quedarán opciones para saber qué es lo que sucede en realidad, porque se tergiversará la verdad de una manera descarada, si tomo eso como muestra. Nos harán un diario ficticio para que nos creamos que vivimos en un mundo real que, en verdad, será irreal. No solamente que todos los intervalos del citado partido de fútbol, así como la previa y la posterior, estuvieron dedicados a ensalzar la figura de un dirigente de un partido político, al que todavía le falta mucho camino por recorrer, en valoración histórica, para ser un prócer, sino que, encima de todo, se obvió lo que sí correspondía, que era recordar el hecho histórico de la recuperación de la Democracia, de lo que a los tres días se cumplían 29 años. De eso ni se habló, porque como ya dije más arriba, no les conviene. Es más, en el colmo de la obsecuencia, el árbitro Pablo Lunati, "fuera de programa", ordenó hacer un minuto de silencio por el aniversario de la muerte de Kirchner, sin que recordemos que se haya hecho lo mismo en el aniversario de la muerte de Alfonsín, ya que estamos utilizando ese paralelo. Lo que quiero dejar en claro entonces, a tan pocos días de que eclosione el tema de la ejecución y puesta en práctica de la nueva Ley de Medios, es que haber usado y abusado de un canal oficial y público (que quiere decir de todos) para obligar, a quienes no somos ni fuimos sus partidarios, a adorar a uno de sus dos jefes (el que se fue) es un exceso y un abuso. Siguiendo con mi afán de recibirme de tonto (la palabra es otra), y aun sabiendo a los riesgos a que me exponía, miré una de estas noches "Duro de Domar", que se ha convertido en una especie "mejorada" (degradadamente mejorada) del absurdo "6,7,8". En ese programa uno de los panelistas, de quién no recuerdo el nombre (o, como dice el Quijote, "de cuyo nombre no quiero acordarme"), ensalzó la existencia de "Fútbol para Todos", porque, dijo, hace llegar ese popular deporte a todos los hogares de la Argentina, cosa que, es cierto, antes era imposible dada la exigencia de los codificadores. Pero, lo que olvidó decir es que la motivación que tuvo el kirchnerismo para hacerlo no tiene nada que ver con la supuesta voluntad de alegrar el domingo de los futboleros. La realidad indica que para ellos contar con esa herramienta es, como se dice vulgarmente, "jamón del medio", ya que utilizan el espacio para vender una publicidad con altísimo raiting, en la que se promocionan solamente a ellos mismos. Y no solo lo hacen en los intermedios, sino que los chupamedias que pusieron como relatores y comentaristas no dudan en mezclar con la descripción de las acciones del partido sus propias opiniones oficialistas respecto a cualquier cosa que se les ordene. Esto queda tan evidente que no entendemos como todavía ningún fiscal ha denunciado esta malversación de los caudales públicos (que, repito, quiere decir "de todos") en un único fin partidario, electoralista y con ánimos de perpetuidad. Y para terminar, como humilde consejo para Juan Cabandié, si es que se le da por leer esta página, le sugiero que relea la Historia, con una visión "un poco" más objetiva, porque si sigue insistiendo con la tergiversación de la verdad, vulgar y estúpidamente, acabará diciendo que San Martín creó la bandera, Urquiza cruzó los Andes y liberó a Chile y Perú, Sarmiento presidió la Primera Junta, y, aunque Ud. no lo crea, que Luis D'Elía fue el "Padre del Aula" y Cristina la Madre Teresa de Calcuta. ¡Total nadie se va a animar a contradecirlo! Por último, pido perdón si he cometido algún exceso, porque si lo hice fue inspirado en la célebre frase: "Cuando la estupidez abofetea a la inteligencia, la inteligencia tiene derecho a portarse estúpidamente". Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso