jueves, 15 de noviembre de 2012

Arroz con (mala) leche II

Arroz con (mala) leche II - Editorial del 16 de noviembre de 2012 La pasada semana, todavía sin saber si lo que nos quedaba en el tintero ameritaba la promesa de la continuación, lo anunciamos, y ahora debemos cumplirlo, incluso con la posibilidad latente de no agotar el tema, ya que la realidad de la empresa, de la quiebra y, sobre todo, de los empleados de Calimboy justifica a esta altura casi la realización de un ensayo jurídico, sociológico y económico. Es sabido que el mismo día en que salía a la calle la edición de nuestro semanario, los obreros que se encuentran en el limbo, que según algunas corrientes religiosas es un lugar que está entre los vivos y los muertos, sin que se produzca respecto a ellos una decisión, y que, coloquialmente, se utiliza como estado indefinido: "ni aquí ni allá", recibieron una ayuda económica del gobierno provincial, de mil pesos para cada trabajador (en principio solamente a los que estaban protestando), un bolsón de comestibles (aportado por el Ministerio de Desarrollo Social) y los certificados que le permitirán a cada uno de ellos gestionar ante la Anses el Fondo de Desempleo. Una de las vetas por las que se nos ocurre incursionar tiene que ver con que, aparentemente, la mayor dedicación, por lo menos en la búsqueda de las soluciones coyunturales, viene de uno solo de los legisladores departamentales, en este caso el Senador René Bonato, del Frente para la Victoria. Sabemos que el Diputado Flores ha estado presente en algunas oportunidades, así como también el Diputado Bisogni. Respetuosos como somos de la división de poderes, no nos parece que esa sea exactamente la función de un legislador, pero, lógicamente que tratándose de un régimen de tono asistencialista, esto no debería asombrarnos. Sin embargo destacamos que todos ellos, incluido el ministro de la Producción, Roberto Schunk , han expresado que se encuentran en un "contexto de colaboración", ya que no pueden influir sobre el notorio dueño (recordemos lo de "correr el velo de la personalidad"), ni sobre la Justicia (recordemos su pereza en este caso), ni sobre la decisión de la AFIP de pedir la quiebra sin tener en cuenta las necesidades de los trabajadores. Y así como destacamos las presencias, aun cuando hayan sido "pour la gallerie" (mostrarse para la tribuna, elegir giros o ideas con un alto porcentaje de demagogia, decir lo "políticamente correcto"), también debemos dejar en claro que no hemos sabido de ninguna demostración tangible de interés, que entendemos debe traducirse en "estar", de parte de la diputada Felicitas Rodríguez, de la Unión Cívica Radical. Sabemos que entre los afectados directos hay afiliados y simpatizantes de dicho partido, pero, además, afectados indirectos somos todos los habitantes del departamento, y si ella es nuestra representante debería haber hecho alguna manifestación pública en abierta defensa de los más débiles, que esa es la línea ideológica que llevó a los fundadores del más que centenario partido. Y si no alcanza con eso, le proponemos (a ella y a ustedes) la lectura de un texto de Moisés Lebensohn, considerado como uno de los ideólogos fundamentales de la UCR: "…las libertades civiles y políticas deben integrar el clima de la dignidad humana con una efectiva democracia económica, y ansiamos que el partido imponga un orden de Justicia que garantice el derecho igual de todos a la libertad, el derecho de todos al trabajo, a la cultura, a un standard de vida correcto, a la alegría de vivir, a un hogar confortable…Proclamamos que esta etapa de la historia debe concluir aquí, como en el resto del mundo, con la abolición de la angustia humana, de la inseguridad del hombre ante su porvenir, ante los riesgos de la desocupación, de la enfermedad y de la vejez y ante la incertidumbre de la existencia de sus descendientes…Para llegar a este estado de justicia social estamos dispuestos a luchar contra todas las situaciones de privilegio y contra todas las injusticias que oprimen la vida argentina". Esto quiere decir, palabras más, palabras menos (permiso TN), que no hay opciones en estos casos. Se podrá romper, pero nunca se deberá doblar. Y deberemos comenzar a acostumbrarnos a pensar que cuando asumimos responsabilidades políticas y representativas en una república, se acaban los intereses sectoriales o de familia que pudiéramos llevar como carga. De últimas, ante la colisión de intereses, siempre queda la elegante salida de la renuncia. Algunos lectores, obviamente los más recientes y menos acostumbrados al estilo de esta página, opinaron que en la de la semana pasada nos dedicamos demasiado tiempo a las explicaciones históricas y conceptuales, dejando poco espacio para la realidad presente. De más está decir que la decisión tomada hace ya un poco más de 15 años de expresar por escrito y con firma la opinión del editorialista, incluyó desde siempre la intención de aprovechar la instancia para completar los conocimientos, como una manera de entender el problema del que se trate en un adecuado contexto. De ahí, por ejemplo, y en este caso, la referencia a la razón del uso de la palabra "quiebra" y la recurrencia a la teoría que permite al magistrado ir un poco más allá de lo que se ve. Nos parece que no estuvimos tan errados, porque sabemos que con posterioridad a la publicación, este concepto fue considerado en ámbitos legales y judiciales, dejándonos tranquilos a nosotros mismos, ya que no tenemos participación profesional en este caso. Aclaramos, para aquél que no lo sabe, que el firmante es abogado. No nos cansaremos de repetir que acá hay una reiterada e inmerecida victimización, cosa a la que somos muy afectos los argentinos. En una charla de café (sin café) con un colega, compartíamos el criterio de que en los cuatro años que duró el Concurso Preventivo (debería explicar lo que es pero ahí sí que no me va a alcanzar el espacio, así que sugiero consultar en el Google), y en los meses que fueron desde el pedido de quiebra hasta el cierre de la planta, a nadie le preocupó, pareciera, la situación de indefensión de los obreros y empleados. Como somos "de acá" (como dicen los "pingüinos", NyC, o sea "nacidos y criados", conocemos a casi todos ellos, y sabemos que tenían puesta la camiseta de la empresa, más allá del sueldo que cobraban. Repetimos que el concepto de la "plus valía" que inventó Karl Marx debe ser revalorizado pese a la notoria desvalorización del comunismo, porque implica el enriquecimiento permanente del empresario usando como moneda de inversión el esfuerzo personal de sus trabajadores, a quienes no siempre se les paga lo que les corresponde, y los que, además, por su débil posición dentro de la escala social, sufren otra vez cuando suceden hechos como el que nos ocupa. Como suele pasar, el dueño de la empresa sigue operando en la misma escala, cumpliendo con sus compromisos comerciales y elaborando, seguramente, en otros lugares que ha conseguido prestados o pagando lo que se denomina "façon", galicismo derivado de la palabra francesa "façonnier" y es utilizado sobre todo en Uruguay y Argentina para indicar la manufactura por pedido de un tercero, dueño de los insumos o los medios necesarios para la elaboración de un producto o trabajo. Acá también se podría "correr el velo de la personalidad" y visitar los molinos de la zona. Esa tarea le correspondería a los síndicos de la quiebra, y en una de esas se llevan grandes sorpresas en esta villa de Lucien. Horacio Fellay, uno de los trabajadores que optó por participar del corte, y a quién conocemos desde hace muchísimos años y del que sabemos que lo único que hizo en su vida fue "laburar", expresó: "nosotros no nos subimos a la ruta por un subsidio y una bolsa de comida. Queremos trabajar". San Jerónimo, considerado uno de los Padres de la Iglesia, y que por supuesto no era empresario ni obrero despedido, ni legislador oficialista ni opositor, ni periodista, ni juez civil y comercial ni síndico, dijo alguna vez, muy claramente: "El vientre lleno discute fácilmente sobre los que pasan hambre". Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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