viernes, 29 de mayo de 2009

Un partido que nadie gana - Editorial del 29 de mayo de 2009

El pasado fin de semana ocurrieron en Basavilbaso algunos hechos que llaman a la reflexión, o, mejor dicho, aunque suene enrevesado, algunos hechos que llama a la reflexión que no llamen a la reflexión.
Sabemos que después hubo algunos comentarios en los medios respecto a esos temas, pero como es nuestra costumbre, y así lo hemos hecho con otros problemas que preocupaban o preocupan todavía en este pueblo, vamos a opinar con nuestras propias palabras y sin ambigüedades.
Los jóvenes de hoy (creemos que no los jóvenes de siempre), al perseguir los objetivos de diferenciarse de los adultos y de hacer sus propias experiencias, comienzan muy pronto a beber alcohol, a probar algún tipo de droga y a iniciarse en la vida sexual plena, activa, promiscua y, muchas veces, desenfrenada.
Lo peligroso de todo esto, y lo que lo diferencia de actitudes similares en otras épocas, es que pareciera ser que todo ello constituye una actividad grupal que les da pertenencia y los acompaña, llevándolos a la vez a pensar y a convencerse entre ellos mismos, a través de la palabra o del silencio, que eso no tiene consecuencias negativas. Es más, hasta se autoconvencen de lo agradable que resulta ese efímero (¿no lo saben?) efecto euforizante y desinhibidor.
Nos estamos acercando peligrosamente a un modelo de sociedad en el que beber alcohol o drogarse (lo demás va de suyo) esté aceptado naturalmente, y forme parte casi sin alteraciones del programa cotidiano y semanal de esos jóvenes. Y para colmo, como si el mal fuera poco, esa práctica sucede fuera de la familia, en un "espacio de aprendizaje y socialización" en el que muchas veces los adultos piensan que no deben involucrarse.
Cuando en nuestra ciudad comenzó a trabajar un grupo conformado mayoritariamente por padres, pero también por algunos que no lo son y por jóvenes preocupados por esta realidad, nosotros sugerimos que una buena manera de poner en estado de alerta a la comunidad era que se señalaran los propios errores cometidos, a fin de que el "modelo" no se repita.
Es más que seguro que cada caso límite de hoy comenzó con algunos llamados de alerta que, posiblemente, no fueron valorados en su justa medida. Si bien es cierto pueden no haber resultado alarmantes situaciones como "olía fuerte a alcohol", "durmió todo el domingo", "hubo que internarlo", "encontramos vómitos en la puerta de la casa", la gradación de situaciones debe llevar a que nos demos cuenta antes de las etapas más severas, y antes también de que terminemos siendo cómplices de las mismas acciones que luego denunciamos, debatimos, alegamos, imponemos y "socializamos".
Una vez propusimos acá una serie de ejercicios que nosotros mismos hemos probado: compartir con nuestros hijos, e incluso con los amigos de nuestros hijos, ocupaciones que tengan que ver con actividades que se puedan desarrollar en el hogar, utilizando los tiempos y espacios con la familia. Esto, por ejemplo, en esas "horas muertas" denominadas "pre boliche", que ya está comprobado resultan ser las más proclives a estas conductas desviadas que ahora tan preocupadamente pretendemos atender. A destiempo, obviamente.
Y a esas tareas para las "horas compartidas" que sabemos generaron algunas sonrisas de incredulidad en su momento, ahora nos animamos a agregar otra. Incompatible con aquellas, pero que puede surtir efectos similares. Ya que los médicos suelen prescribir a los que somos padres de adolescentes (y, por ello, tenemos más de cuarenta ¡o de cincuenta!) caminatas por el pueblo, les sugerimos hacerlas en horarios coincidentes con esas horas previas a la entrada al boliche. Así podrán ver a sus hijos, y a los amigos de sus hijos, en una actitud que a nosotros nos resulta perversa, ya que oscila entre una pérdida horrible de tiempo y una inclinación al acercamiento a las conductas prohibidas. Que por algo son prohibidas para ellos.
Ahora vemos a muchos padres llenos de confusión y de dolor. Visualizan las conductas de sus hijos y no saben ellos mismos cómo conducirse. Entonces se quedan con el consuelo de los tontos: ¡Si todos lo hacen!, dicen. Y por eso mismo no se dan cuenta de que se están alejando del problema, permaneciendo inoperantes. Al tomar conocimiento de las conductas de sus hijos, que les causan disgustos, dudan de que sean en verdad riesgosas hasta que lo son en grado sumo, lo que funciona como efecto paralizante y no los deja pensar con claridad. Y entonces terminan repitiendo (lo hemos oído hasta el hartazgo por estos días) las mismas palabras que con mayor o menor riqueza los chicos despliegan para justificar sus conductas.
Lo que esos padres tienen que comprender, al momento de preservar a sus hijos aún a costa de enojos y censuras, es que esta etapa que se corresponde con las primeras experiencias en busca de la autonomía, de la diferenciación del mundo de los adultos, de la búsqueda de la propia identidad, en fin, esta aventura fascinante que es la adolescencia, no puede ser opacada por el alcohol y la droga, que pasan a tomar un lugar preponderante en la vida del chico y le impiden descubrir un mundo diferente que, aún con sus miserias (que también deben aprender a reconocer) será aquél en el que tengan que vivir.
No es necesario ser muy perceptivo para advertir que la ingesta de ese tipo de sustancias, tanto alcohol como drogas, en forma consuetudinaria, termina constituyéndose en un filtro entre la personalidad del chico y la vida misma. Nosotros solemos decirles a nuestros alumnos que, cuando éramos jóvenes, uno entendía a la borrachera como una situación muy especial reservada para momentos también "especiales": su cumpleaños, la primera cita, el día en que terminábamos el colegio, y así podríamos seguir con un número bastante limitado de casos. Pero ahora no es así, porque todas las salidas tienen como ingrediente necesario, o mejor dicho imprescindible, la "puesta en estado" a través del alcohol o la droga, por medio de los cuales las emociones se distorsionan, se opacan y se minimizan, y acaba teniendo todo el mismo valor. Como dice "Cambalache", termina siendo lo mismo la Biblia que el calefón.
Hace unos días, en un cónclave provincial, utilizamos la analogía para explicar una situación. Hablamos de fútbol, o más precisamente de un partido de fútbol, para intentar entender y hacer entender a los demás, lo que estaba pasando en la política provincial.
Acá podemos hacer lo mismo, queriendo imitar a James Gardiner, el tan admirado personaje de la novela "Desde el Jardín", que encontraba explicaciones a todos los problemas del mundo hablando de sus plantas y de sus flores.
A nosotros nos parece que muchos padres de hoy en día le echan la culpa del mal resultado del partido que están disputando a los árbitros, a los jugadores del equipo contrario, a la hinchada, a la presión de la pelota, al clima, al césped, a la altura, a los medios, a los..., a los...
Y así como Sor Juana Inés de la Cruz decía a los hombres que actuaban "...sin ver que sois la razón de lo mismo que juzgáis", uno podría decirles a ellos que asuman de una vez la responsabilidad de ser los Directores Técnicos de un equipo de primera. Los jugadores con que cuentan son sus propios hijos. Acá no existe el libro de pases; no hay transferencias ni banco de suplentes. De cada uno de nosotros depende que hayamos tenido hijos para la vida o para ser desperdiciados en lo que para otros es un vil negocio.
Animémonos a tomar las decisiones que corresponden. Si las condiciones no están dadas para que nuestros hijos salgan, ¡pues que no salgan! Por lo menos hasta que esas condiciones que eran tales en otras épocas, se vuelvan a dar.
De otra manera estaremos contribuyendo, por acción o por omisión, a que cuando nuestros hijos lleguen a la adolescencia, que es cuando deben resignar de manera más decisiva su lugar en la familia para conquistarlo en la sociedad, estén tan faltos de contención y de afectos que se queden paralizados y confundidos frente a un vacío que no saben cómo superar. Así es como terminan apartándose de la vida familiar y social para replegarse de un modo solitario o para agruparse en una masa marginal.
Sobre esta base, por no haberles brindado afectos y modelos confiables, y habiéndoles hecho perder la conexión con las raíces que dan la tradición, los ritos y la historia, cada uno deberá hacerse cargo de que sus hijos llenen su vacío con lo que tengan a mano.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

miércoles, 27 de mayo de 2009

Sin (¿espacio?) vergüenzas
Editorial del 15 de mayo de 2009
Desde un tiempo a esta parte, más o menos tiempo según la perspectiva desde la que uno se ubique, para el ex presidente Néstor Kirchner solo existen dos grupos de argentinos: los salvadores de la patria, conducidos magistralmente por él mismo, y los enemigos de la patria, poco menos que "hijos del diablo".
Así, por ejemplo, las alianzas o acuerdos políticos de la oposición tienen como único objetivo trabar las leyes que "Cristina necesita para que no vuelva el pasado". El Frente para la Victoria, entre tanto, es un sanísimo acuerdo que tiene como objetivo construir una Argentina luminosa, donde todos los diputados levanten la mano cuando el Poder Ejecutivo se lo requiera, sin importarles la posibilidad de que Dios y la Patria se lo demanden.
Expresar las disidencias es la actividad más peligrosa de la actualidad política. Decirle que no al marido presidencial es casi un suicidio (política y literalmente hablando).
Creemos nosotros que debe haber algunos culpables, por acción o por omisión, de que esto sea así. Por lo pronto se le debería decir que aclare por qué no existe (o no se muestra) ninguna boleta de depósito o comprobante que demuestre el recorrido financiero de los fondos de las regalías de Santa Cruz. Y como no lo hizo nunca, nunca lo hará, salvo obligado por una justicia que por ahora le es adicta y no ha citado a declarar a ninguno de sus funcionarios, pese a que Jaime, por ejemplo, tiene 27 denuncias por corrupción.
Pero no, acá la cosa pasa porque Kirchner se "ofende" ante las opiniones diferentes (y después aparecen otros más papistas que el Papa que pasan a la acción, damos fe), en lugar de enriquecerse con la diversidad (que para otras cosas es defendida a ultranza). Y así circulan peligrosamente cerca de aquél erróneo criterio de "al enemigo ni justicia".
La Historia nos demuestra, a quienes estamos dispuestos a recurrir a ella para evitar caer en los mismos errores del pasado, que nunca es sano enviar desde la cúspide del poder el mensaje arbitrario de quien se siente dueño absoluto de la verdad, creando una evitable dicotomía entre patriotas y traidores.
Nosotros creemos que ese afán de conseguir mantener la mayoría en la Cámara de Diputados tiene que ver, más que con lo inmediato de que le voten las leyes al PE, con la ambición de perpetuarse en el poder que tienen los Kirchner, en un propósito oculto hasta ahora de imitar a Chávez en las cosas que les falta imitar. Digamos que este tema de los liderazgos fuertes, las reelecciones sin término, la concepción patrimonialista (y matrimonialista) del poder no le son ajenos al peronismo. He aquí donde se asienta ese ejercicio de la autoridad presidencial, mucho más atento a la dimensión popular de la democracia que a las salvaguardas institucionales que frenan las ambiciones de los gobernantes.
Lo que está sucediendo ahora, sin que muchos le presten la debida atención, es que con una increíble desaprensión por la dignidad de nuestro país y usando argumentos de un infantilismo jurídico que aterra, algunas personas pretenden justificar lo injustificable. Y hasta llegan a decir que quienes se oponen a este tema de las tristemente actuales "candidaturas testimoniales" no son democráticos o le tienen miedo a la democracia.
Es tal la confusión que pretenden crear que insisten con que aceptemos que hay democracia en un país solo porque la gente vota periódicamente. Con ese criterio, regímenes como el de Stalin (para no nombrar otros más cercanos y herir susceptibilidades) serían democráticos, y ni hablar de Adolf Hitler, que iniciaba su carrera dictatorial consiguiendo desde el poder el voto de 18 millones de electores.
Hay que decir, sin perder tiempo, que el desprecio y la manipulación de la constitución convierte a los hasta entonces ciudadanos en súbditos, y a su presidente (el o la) en amo. Esto ocurre invariablemente cuando se termina confundiendo el concepto de democracia reduciéndola al recuento numérico de votos.
Si tenemos en cuenta que la democracia nació en Grecia, no podemos dejar de mencionar que allí no había elecciones generales y prácticamente no se votaba. La mayoría de las veces se llegaba a un acuerdo por la convicción de TODOS en la conveniencia de cada medida. Por eso el debate era el fundamento principal del principio del gobierno popular. Y el debate para razonar, argumentar, discutir honestamente entre todos con respeto mutuo y sin atropellar a nadie, algo que entre nosotros está desapareciendo.
Para abundar en argumentos que hasta ahora eran indiscutibles y que son parte de nuestra formación, es interesante saber que Aristóteles justifica que unos gobiernen sobre los otros no por las usuales razones de mayor inteligencia, mayor virtud, mayor riqueza o por ser la mayoría numérica. Él llega a la conclusión de que lo único que justifica que unos gobiernen sobre otros es la apertura de las posibilidades de acceso a los cargos públicos a la mayor cantidad de ciudadanos capaces, y principalmente la circulación de éstos facilitada por la alternancia permanente en los cargos y los breves períodos de éstos. Es más, sin dudarlo afirmaba que cuando nos apartamos de la alternancia en los cargos, el régimen político pasa a ser despótico. Esta experiencia nuestra de ahora parece estar dándole la razón, más allá de que nos gustaría conocer algo más de su vida, para saber, por ejemplo, si alguna vez no le apareció una pintada en el frente de su casa, del tipo "123 griego", por decir eso.
La verdad, lo que nos preocupa ahora es que hay abundantes ejemplos de que cuando se pretende recurrir a las supuestas razones de presión de la mayoría para tratar de modificar las leyes o sus interpretaciones, proliferan como hongos los demagogos y los adulones.
Tengamos en cuenta que esta advertencia de Aristóteles (cuya obra se puede leer, a diferencia de Sócrates, que no dejó nada escrito, pese a que Menem decía que había leído su obra) fue hecha hace 2300 años. Así nos va a ir si no la tenemos en cuenta.
Nos llama poderosamente la atención que ciertos juristas de alta estima, siempre dispuestos a inundar con sus verborrágicas explicaciones hasta lo que a veces luce como inexplicable, no hayan aparecido todavía para decirnos, desasnándonos, cómo es posible que quienes tienen prohibido presentarse como candidatos, lo hagan igual. O cómo puede ser que algunos tengan domicilio en dos provincias al mismo tiempo. Y ni que hablar de la posición de los que reconocen que no van a asumir su cargo ¿Dónde están ellos ahora, como dice una canción que cantaba Nacha Guevara en los 70'? Sí, la misma Nacha "revolucionaria" que ahora se está comiendo el plato de lentejas.
Seguramente nos estamos olvidando de otras cuestiones, no menos importantes. Por ejemplo, quién nos garantiza que estos "candidatos testimoniales" no van a acceder luego a suculentas jubilaciones de privilegio alegando haber sido electos para esos cargos? Y quién nos asegura que para vanagloriarse (nunca mejor utilizado el término), no usarán el título de MC (mandato cumplido), aunque en realidad nunca lo hayan ni siquiera asumido?
La única manera de que la democracia que vivimos no sea solo presente, sino que recuerde el pasado y haga para el futuro, es que actuemos con responsabilidad legislativa, sin difundir versiones apocalípticas relacionadas con la pérdida de las mayorías. ¿No será hora, pensamos, de que dejemos de ocuparnos de las ofertas mientras las demandas siguen en suspenso y a la espera de no sabemos qué? A ver si nos podemos entender. La democracia en la Argentina, tras casi ciento sesenta años de la vigencia de la Constitución, aún se debate entre quedar estancada en una especie de oligarquía plesbiscitaria o profundizar una concepción de democracia que se renueve permanentemente a través de la deliberación pública de sus temas más importantes, siguiendo unas reglas básicas de respeto mutuo y de cooperación argumentativa entre ciudadanos libres e iguales.
Y ya que estamos convencidos de que la educación es la única salida, vayamos al final con una frase de Paulo Freire:
"Nadie es, si se prohíbe que otros sean".
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso
De gorilas y puercoespines
Editorial del 22 de mayo de 2009
Siempre, pero por estos días más todavía, nos interesó saber por qué razón el peronismo mantuvo durante tantos años la premisa de que todo aquél que piensa distinto debe ser tildado de "gorila". Así, es casi imposible intentar planteos ideológicos y hasta personalizar la discusión, ya que, invariablemente, se detiene el impacto anunciando a los cuatro vientos que el que se manifiesta de esa forma está "mostrando los pelos". Acá podemos hacer un alto para explicar al lector desprevenido o demasiado joven como para recordar los antecedentes, que el término comenzó a utilizarse a poco de la Revolución Libertadora, a raíz de que en un programa cómico de la época (de radio, obviamente) se hizo popular la frase "deben ser los gorilas, deben ser", que se usaba ante cualquier ruidito que se escuchara. Resulta imprecisa la forma en que se adoptó con el actual sentido, pero no es aventurado pensar que la idea tiene algo relacionado con lo de "chivo expiatorio".

En fin, que ahora eso es "lo que hay". Y por eso se nos ocurrió la referencia a otra figura zoológica (no de aluvión, por supuesto) para tratar de equiparar el trato, más que nada a la luz de algunas actitudes de dirigentes provinciales del justicialismo, que en estos días han reaccionado "con los tapones de punta" ante concretos desafíos de la oposición.
Lamentablemente esa elocuencia verbal digna de una mejor causa pone en evidencia que, a veces, la boca es más grande que el cerebro, o por lo menos eso es lo que denota esa manera de decir justamente lo contrario de lo que se hace, proporcionándole al pueblo solo circo y migajas de un banquete al que únicamente tienen acceso los adeptos, los privilegiados y los serviles.
El ex gobernador Jorge Busti, virtual jefe de campaña por su propia acción y por la omisión (¿deliberada?) de Urribarri y sus funcionarios, "ironizó" en referencia a Atilio Benedetti, cabeza de lista del Acuerdo Cívico y Social, diciendo "llevan como primer candidato a un hombre que tiene 35.000 hectáreas y es el que va a defender a los pequeños y medianos productores".

Bienvenida esta acción política del actual diputado provincial, ya que nos asegura una profundización en varios frentes. En primer lugar, "legaliza" la intromisión en los asuntos privados de cada ciudadano, permitiéndonos a nosotros averiguar cómo está conformado el patrimonio suyo, por ejemplo. No olvidemos, a propósito del mote a que hacíamos referencia en los párrafos iniciales, que cuando alguien intentaba preguntar de dónde habían salido las riquezas de los fundadores de este movimiento popular, el escarnio público era lo menos que se les asignaba como consecuencia. Suponemos que la información no ha sido obtenida mediante ningún servicio extraño, sino que surgirá de las declaraciones juradas de impuestos. Debemos felicitar, en este caso, a Benedetti, ya que hace pocos días Jorge Lanata, en el programa DDT, denunciaba a varios funcionarios kirchneristas de mentir descaradamente en sus informaciones impositivas, y de vivir, sin que se les caiga la cara, con presupuestos que exceden largamente los menos de diez mil pesos que les paga el estado nacional de sueldo.

En todo caso el Dr. Jorge Busti, ex convencional de la reciente reforma efectuada a la Constitución de Entre Ríos, podría haber aprovechado la mayoría con la que contaba para agregar un artículo a la misma que pusiera un límite patrimonial, excediendo el cuál nadie pueda aspirar a representar a sus conciudadanos. ¡Patético!
Lo que uno puede entender, si no, es que con este gesto Busti está proponiendo algo que siempre mencionaba nuestro padre, en referencia sí irónica, a los falsos profetas de la izquierda seudo revolucionaria: "con un poco que tengo y un poco que me van a dar...". Si a lo que aspira es, entonces, a hacer la "reforma agraria" le sugerimos, humildemente, que vea la película "Bananas" de Woody Allen, tantas veces recomendada en esta página, que enseña mucho acerca de cuál es el límite después del cuál empieza el ridículo.

Y por acá cerca tuvimos también algo, ya que el Dr. Julio Aldaz, en una "clase magistral de fina política" le enseñó al Diputado Provincial José Antonio Artusi (UCR) que "...la diferencia entre el peronismo entrerriano y la dirigencia radical, es que nosotros nos hacemos cargo y damos el debate interno como hombres, esta virtud siempre nos diferenció de la dirigencia radical que ante la primera dificultad huyen como ratas de sus propios gobiernos, debilitándolos y, como nos demuestra la historia reciente, no pueden terminar un mandato manteniendo la paz social". ¿Ah, entonces decir eso está bien, pero recordar que Perón se exilió en la embajada de Paraguay (gobernado por una dictadura) el 16 de septiembre de 1955 es ser gorila?
No pretendemos "sentar jurisprudencia" respecto a este tema, pero no podemos resistir la tentación de equiparar este comportamiento errático con el del animalito que comparte el título, que, cuando se siente en peligro, eriza las púas y las sacude haciendo sonar su cola al mismo tiempo. Y como las púas no se hallan sólidamente implantadas en la piel (están agarradas con pinzas, diríamos, si se nos permite la analogía), cualquier brusca contracción de los músculos subcutáneos puede lanzarlas, aunque sea a corta distancia, con riesgo de herir a propios y a extraños.

Sergio Carlín, Gerente del Instituto del Seguro de Entre Ríos, decía días pasados, en una reunión de campaña del PJ, que no hay que repetir viejos errores. ¿Se habrá referido, por ventura, al que le costó a Aldaz la intendencia a manos de Medina, por no haber sabido superar los problemas internos? Por lo menos eso es lo que nos sugiere la lectura de la lista de los concurrentes al acto del pasado sábado en la Unidad Básica. O, mejor dicho, la lectura de la lista de los no concurrentes. Pareciera ser que otra vez hay en Basavilbaso (por lo menos en Basavilbaso) "dos peronismos", sin dejar de reconocer que ese espíritu "movimientista" que le imprimió el general hace que puedan coexistir el "florismo" y el "aldacismo" (otra vez pedimos permiso por los neologismos) mientras no tengan que verse mucho lo cara. No podemos dejar de recordar, en este momento, que la foto que ilustra la presencia de Oraldo Britos en nuestra ciudad la pasada semana reúne a protagonistas que hace 30 años uno ni siquiera hubiese soñado ver juntos. ¡Ni ellos mismos lo hubiesen soñado!
Un amigo nos decía el otro día que la mejor señal, para él, de que el radicalismo perdía la elección estaba daba por el hecho de que Fabián Rogel, segundo en la interna, había renunciado al tercer lugar que le correspondía. Según este amigo, ya mencionado acá, si el "colorado" hubiese entrevisto la posibilidad de que esta Alianza entre la UCR, la Coalición Cívica y el campo pudiese ganar, habría peleado "a muerte" por dicho lugar.

¿Curioso, no? Uno puede utilizar el mismo argumento, tomándolo aunque sea imaginariamente como válido, para el PJ. ¿Sería muy aventurado pensar que si Busti hubiese estado seguro de un triunfo en Entre Ríos le hubiese entregado el primer lugar a Raúl Barrandeguy? ¿No será que no quiso arriesgar a ser el "mariscal de la derrota"?
Insistimos, hay que desnudar todos los intentos de mirar la paja en el ojo ajeno y no reconocer la presencia de una viga en el propio.
¿Cómo leemos, si no, que el gobernador Sergio Urribarri diga "valoramos enormemente el compromiso de los docentes que asisten a dar clases"?
¿Puede un mandatario justicialista tirar por la borda más de cincuenta años de lucha por las reivindicaciones laborales aplaudiendo a los "rompehuelgas"?
¿O es que siempre pensaron así y lo demás fueron solo discursos para "la gilada"?
¿O puede el ex gobernador Busti ¡acusar! a Atilio Benedetti de tener 35.000 hectáreas y no decir nada de los negociados que está haciendo a la vista de todo el mundo cada uno de los personeros del kirchnerismo?

Decididamente, no ser gorilas no implica que nos tomen por estúpidos.
Solo hay que saber diferenciar entre el sano ejercicio de la democracia republicana y el cada vez más vigente absolutismo dictatorial.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso