miércoles, 27 de mayo de 2009

De gorilas y puercoespines
Editorial del 22 de mayo de 2009
Siempre, pero por estos días más todavía, nos interesó saber por qué razón el peronismo mantuvo durante tantos años la premisa de que todo aquél que piensa distinto debe ser tildado de "gorila". Así, es casi imposible intentar planteos ideológicos y hasta personalizar la discusión, ya que, invariablemente, se detiene el impacto anunciando a los cuatro vientos que el que se manifiesta de esa forma está "mostrando los pelos". Acá podemos hacer un alto para explicar al lector desprevenido o demasiado joven como para recordar los antecedentes, que el término comenzó a utilizarse a poco de la Revolución Libertadora, a raíz de que en un programa cómico de la época (de radio, obviamente) se hizo popular la frase "deben ser los gorilas, deben ser", que se usaba ante cualquier ruidito que se escuchara. Resulta imprecisa la forma en que se adoptó con el actual sentido, pero no es aventurado pensar que la idea tiene algo relacionado con lo de "chivo expiatorio".

En fin, que ahora eso es "lo que hay". Y por eso se nos ocurrió la referencia a otra figura zoológica (no de aluvión, por supuesto) para tratar de equiparar el trato, más que nada a la luz de algunas actitudes de dirigentes provinciales del justicialismo, que en estos días han reaccionado "con los tapones de punta" ante concretos desafíos de la oposición.
Lamentablemente esa elocuencia verbal digna de una mejor causa pone en evidencia que, a veces, la boca es más grande que el cerebro, o por lo menos eso es lo que denota esa manera de decir justamente lo contrario de lo que se hace, proporcionándole al pueblo solo circo y migajas de un banquete al que únicamente tienen acceso los adeptos, los privilegiados y los serviles.
El ex gobernador Jorge Busti, virtual jefe de campaña por su propia acción y por la omisión (¿deliberada?) de Urribarri y sus funcionarios, "ironizó" en referencia a Atilio Benedetti, cabeza de lista del Acuerdo Cívico y Social, diciendo "llevan como primer candidato a un hombre que tiene 35.000 hectáreas y es el que va a defender a los pequeños y medianos productores".

Bienvenida esta acción política del actual diputado provincial, ya que nos asegura una profundización en varios frentes. En primer lugar, "legaliza" la intromisión en los asuntos privados de cada ciudadano, permitiéndonos a nosotros averiguar cómo está conformado el patrimonio suyo, por ejemplo. No olvidemos, a propósito del mote a que hacíamos referencia en los párrafos iniciales, que cuando alguien intentaba preguntar de dónde habían salido las riquezas de los fundadores de este movimiento popular, el escarnio público era lo menos que se les asignaba como consecuencia. Suponemos que la información no ha sido obtenida mediante ningún servicio extraño, sino que surgirá de las declaraciones juradas de impuestos. Debemos felicitar, en este caso, a Benedetti, ya que hace pocos días Jorge Lanata, en el programa DDT, denunciaba a varios funcionarios kirchneristas de mentir descaradamente en sus informaciones impositivas, y de vivir, sin que se les caiga la cara, con presupuestos que exceden largamente los menos de diez mil pesos que les paga el estado nacional de sueldo.

En todo caso el Dr. Jorge Busti, ex convencional de la reciente reforma efectuada a la Constitución de Entre Ríos, podría haber aprovechado la mayoría con la que contaba para agregar un artículo a la misma que pusiera un límite patrimonial, excediendo el cuál nadie pueda aspirar a representar a sus conciudadanos. ¡Patético!
Lo que uno puede entender, si no, es que con este gesto Busti está proponiendo algo que siempre mencionaba nuestro padre, en referencia sí irónica, a los falsos profetas de la izquierda seudo revolucionaria: "con un poco que tengo y un poco que me van a dar...". Si a lo que aspira es, entonces, a hacer la "reforma agraria" le sugerimos, humildemente, que vea la película "Bananas" de Woody Allen, tantas veces recomendada en esta página, que enseña mucho acerca de cuál es el límite después del cuál empieza el ridículo.

Y por acá cerca tuvimos también algo, ya que el Dr. Julio Aldaz, en una "clase magistral de fina política" le enseñó al Diputado Provincial José Antonio Artusi (UCR) que "...la diferencia entre el peronismo entrerriano y la dirigencia radical, es que nosotros nos hacemos cargo y damos el debate interno como hombres, esta virtud siempre nos diferenció de la dirigencia radical que ante la primera dificultad huyen como ratas de sus propios gobiernos, debilitándolos y, como nos demuestra la historia reciente, no pueden terminar un mandato manteniendo la paz social". ¿Ah, entonces decir eso está bien, pero recordar que Perón se exilió en la embajada de Paraguay (gobernado por una dictadura) el 16 de septiembre de 1955 es ser gorila?
No pretendemos "sentar jurisprudencia" respecto a este tema, pero no podemos resistir la tentación de equiparar este comportamiento errático con el del animalito que comparte el título, que, cuando se siente en peligro, eriza las púas y las sacude haciendo sonar su cola al mismo tiempo. Y como las púas no se hallan sólidamente implantadas en la piel (están agarradas con pinzas, diríamos, si se nos permite la analogía), cualquier brusca contracción de los músculos subcutáneos puede lanzarlas, aunque sea a corta distancia, con riesgo de herir a propios y a extraños.

Sergio Carlín, Gerente del Instituto del Seguro de Entre Ríos, decía días pasados, en una reunión de campaña del PJ, que no hay que repetir viejos errores. ¿Se habrá referido, por ventura, al que le costó a Aldaz la intendencia a manos de Medina, por no haber sabido superar los problemas internos? Por lo menos eso es lo que nos sugiere la lectura de la lista de los concurrentes al acto del pasado sábado en la Unidad Básica. O, mejor dicho, la lectura de la lista de los no concurrentes. Pareciera ser que otra vez hay en Basavilbaso (por lo menos en Basavilbaso) "dos peronismos", sin dejar de reconocer que ese espíritu "movimientista" que le imprimió el general hace que puedan coexistir el "florismo" y el "aldacismo" (otra vez pedimos permiso por los neologismos) mientras no tengan que verse mucho lo cara. No podemos dejar de recordar, en este momento, que la foto que ilustra la presencia de Oraldo Britos en nuestra ciudad la pasada semana reúne a protagonistas que hace 30 años uno ni siquiera hubiese soñado ver juntos. ¡Ni ellos mismos lo hubiesen soñado!
Un amigo nos decía el otro día que la mejor señal, para él, de que el radicalismo perdía la elección estaba daba por el hecho de que Fabián Rogel, segundo en la interna, había renunciado al tercer lugar que le correspondía. Según este amigo, ya mencionado acá, si el "colorado" hubiese entrevisto la posibilidad de que esta Alianza entre la UCR, la Coalición Cívica y el campo pudiese ganar, habría peleado "a muerte" por dicho lugar.

¿Curioso, no? Uno puede utilizar el mismo argumento, tomándolo aunque sea imaginariamente como válido, para el PJ. ¿Sería muy aventurado pensar que si Busti hubiese estado seguro de un triunfo en Entre Ríos le hubiese entregado el primer lugar a Raúl Barrandeguy? ¿No será que no quiso arriesgar a ser el "mariscal de la derrota"?
Insistimos, hay que desnudar todos los intentos de mirar la paja en el ojo ajeno y no reconocer la presencia de una viga en el propio.
¿Cómo leemos, si no, que el gobernador Sergio Urribarri diga "valoramos enormemente el compromiso de los docentes que asisten a dar clases"?
¿Puede un mandatario justicialista tirar por la borda más de cincuenta años de lucha por las reivindicaciones laborales aplaudiendo a los "rompehuelgas"?
¿O es que siempre pensaron así y lo demás fueron solo discursos para "la gilada"?
¿O puede el ex gobernador Busti ¡acusar! a Atilio Benedetti de tener 35.000 hectáreas y no decir nada de los negociados que está haciendo a la vista de todo el mundo cada uno de los personeros del kirchnerismo?

Decididamente, no ser gorilas no implica que nos tomen por estúpidos.
Solo hay que saber diferenciar entre el sano ejercicio de la democracia republicana y el cada vez más vigente absolutismo dictatorial.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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