jueves, 30 de mayo de 2013

Diez y 203

Diez y 203 - Editorial del 31 de mayo de 2013 Como la realidad volvió a superarnos, he decido escribir una segunda parte de lo iniciado la pasada semana, aunque, obligado por las circunstancias, invirtiendo el orden del título, no por mi concreta y propia decisión, sino por la tácita de los gobernantes que supimos conseguir. Y, de paso, aclaro que la empecé a escribir, como suelo hacerlo, en primera persona del plural, pero cuando llegué al final me di cuenta de que debía volver a escribir como yo, y no como nosotros, para hacerme cargo pleno de lo que digo. Volviendo, entonces, al tema, lo que pasó fue que el “festejo” de los diez años de la asunción del poder por parte de Néstor Kirchner opacó los ya de por sí pálidos recordatorios de la Revolución de Mayo, verdadero cambio de rumbo para nuestra Historia como argentinos, y no una mera efeméride de un partido político, o de parte de él, en rigor. Pero de ese dichoso “festejo” quiero rescatar algunas cuestiones que me asustaron bastante, al punto de sugerirme este análisis, que no hesitará en expresar lo que pienso, ya que creo que esta es la mejor contribución a la democracia. Por lo menos mientras no nos pongan encima el Fútbol Para Todos. Si bien yo no tengo un aparato de investigación ni un equipo de producción acorde a la entidad de la soberbia kirchnerista, sí me considero con la suficiente capacidad como para leer entre líneas y trasmitir esa lectura, de manera que quede bien en claro que, si bien es posible para ellos menoscabar el poder de ese supuesto 46% que no los votó, no pueden impedir que algunos de nosotros nos obstinemos en no chuparnos el dedo asistiendo impasibles a las barbaridades que los hacen parecer ya más a un gobierno totalitario que a uno democrático. Como para ir entrando en tema, empezando por la foto que me quedó en la retina, vi a la Sra. Presidente de la Nación hablando en el acto partidario, y detrás de ella a nuestro gobernador, Sergio Urribarri, supuesto candidato a integrar la fórmula presidencial con o sin Cristina. En su caso sé que la presencia se justifica en eso y también en sus constantes declaraciones, que ya mencioné la pasada semana, en las que de manera obsecuente adjudica a Néstor y a su cónyuge supérstite la totalidad de los logros que se han conseguido en Entre Ríos. Se olvidó de lo que hicimos todos nosotros, pero es lógico que le interese más una foto con ella que con la “gilada” de por acá. Por lo menos hasta que necesite los votos. Parece ser que hasta ese momento, y mientras no le surja esa necesidad imperiosa, somos todos una manga de vagos mantenidos por los Kirchner. Pero como más arriba hablaba de preocupaciones, al lado del hombre de Arroyo Barú estaba Gildo Isfrán, gobernador de Formosa que está terminando con el problema de los pueblos originarios, claro que de una manera no muy legítima. Gran parte de los adeptos al kirchenrismo sostiene que es un gobierno nacional y popular, y que tiene algunos componentes “no queridos” que vienen en el paquete, pero que no forman parte del modelo. Pero la ubicación de este gobernador perpetuo en el palco presidencial desmiente este aserto. No creo que se haya metido ahí él solo y a la fuerza. Debo suponer que el protocolo tenía previsto ese lugar para él y que Cristina Fernández, mal que les pese a los qom, lo vio y no dijo nada. Alguna vez escribí un editorial desmintiendo el concepto de algunos que se proclaman “progresistas”, y que defienden este modelo adjudicándole la característica de “mal menor”. Si en aquel momento sostuve que estaban equivocados, imagínese ahora, amigo lector, cuando se cae a pedazos el andamiaje que sostuvieron en base a mentiras repetidas hasta que ellos mismos se las creyeron. Son tan caraduras que Báez convierte una bóveda en una bodega (cambian solo algunas letras); Juan Carlos Dante Gullo, otrora prominente dirigente Montonero, se vanagloria de sus negocios y justifica el enriquecimiento de los “amigos”; los defensores de la Ley de Medios no objetan (porque son unos chupamedias) el solapado intento de coartar la libertad de prensa que les salió mal, dicho sea de paso, y que consistía en ganarle a Lanata con el Fútbol para Todos, en un horario insólito y prefabricado al gusto del poder, y los gobernadores se humillan por el reparto de una torta que nos corresponde sin necesidad de tener que arrodillarnos para conseguir nuestra porción. La semana pasada contaba, esperando que alguien me desmintiera y pudiera yo volver a creer en nuestro gobierno, que el Ministerio de Cultura de Entre Ríos había contratado al jardinero de los Kirchner, con domicilio en Río Gallegos, o sea muy lejos de los ríos de Entre Ríos, para que “abriera nichos culturales en Buenos Aires”. En el decreto de nombramiento se aclaraba (¡menos mal!) que era ad honorem, pero con viáticos. ¡Habrá que imaginarse la magnitud de estos últimos si cada vez que tiene que abrir un nicho en la CABA tiene que viajar especialmente desde la tierra de los pingüinos! Decía, entonces, que esperaba que alguien negara la veracidad de esta noticia, y ponía como ejemplo el desdén con el que fue tratado por ese mismo ministerio nuestro Coro Municipal “Magnificat”, al que el Sr. Pedro Báez ni siquiera se digna en contestarle la correspondencia. Pero no solo no fue así, sino que la cosa se agravó. Ahora me vengo a enterar que Ricardo Fabián Barreiro, ex cuidador de la casa de El Calafate del matrimonio Kirchner, tuvo negocios con el gobierno de Entre Ríos como proveedor del Ministerio de Turismo provincial. Así quedó registrado en al menos una factura que lleva su nombre por un monto de $ 220.000, la cual fue ingresada al sistema de cobros provincial por la asesoría legal y técnica de la cartera de Turismo entrerriana. El documento quedó registrado el 11 de diciembre del año pasado con el número de expediente 1.404.306, y que corresponde al pago de traslados de estudiantes secundarios de escuelas públicas de Paraná hasta las instalaciones de Tecnópolis, en Villa Martelli. ¿Y las empresas de turismo de Entre Ríos, que pagan acá sus impuestos? Eso sin mencionar la más que supuesta incompatibilidad entre ese rol de prestador de servicios al estado provincial al mismo tiempo que se desempeña como coordinador en el Ministerio de Cultura de Entre Ríos. Y ni hablar de que, lo vuelvo a decir porque tengo la sangre en el ojo por esa falta de respeto, el mismo gobierno provincial, en la figura del Ministro de Educación, le debe al Coro Municipal de Basavilbaso la suma de $ 5.000, prometidos en el mes de julio de 2012, y que constituyen un 25% del costo del viaje de esa agrupación a la ciudad de Santa Rosa, La Pampa, realizado en septiembre de ese mismo año. Ese importe nunca llegó (¡pero los $ 220.000 a Barreiro sí!) y fue abonado finalmente a la empresa que trasladó al coro con fondos que el mismo tiene y que están conformados por el sueldo mensual de su actual director, que, aunque me resulte incómodo resaltarlo, sí se desempeña totalmente ad honorem y sin cobrar ni un solo peso de viáticos ni de reintegro de gastos. ¡Y sin conocerlo a Barreiro, dudo muchísimo de que pueda abrir tantos nichos culturales como abrió Miguel Bernik con su creación, que lleva ya 57 años de vida! Tanta vergüenza ajena me da hablar de esto, y ver cómo se engaña a la gente mientras unos pocos se enriquecen, que ya casi no me queda espacio para referirme a lo que debía haber sido el centro de mi comentario. Solamente voy a decir que asistí el 25 de mayo en Basavilbaso a un muy cuidado acto patrio, que escuché un correcto discurso, disfruté de danzas folclóricas a cargo de peñas y escuelas, y volví a ser “espectador” privilegiado de una ceremonia religiosa exclusivamente católica (o sea que no era para mí, porque no soy argentino argentino, como dijo el senador Picheto), que desmintió el fundamento de una ordenanza votada hace muy pocos días por el Honorable Concejo Deliberante, que otorga entidad de canción oficial de la ciudad al “Canto a Basavilbaso” (así se llama, y no como le pusieron en la norma). El hecho es que, más allá de interpretaciones antojadizas del protocolo, se borra con el codo lo que las autoras escribieron con la mano, y lo que a su vez es la realidad palpable desde que existimos como pueblo: “Criollos, judíos y gringos forjaron tu imagen, te hicieron así”. La forjaron, pero ahora, algunos, quedamos afuera. Pero es claro. La culpa la tiene el Protocolo. Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 23 de mayo de 2013

203 y diez

203 y diez - Editorial del 24 de mayo de 2013 Mañana, 25 de mayo, se cumplen los dos aniversarios cuyas cifras expresamos en el título. Por supuesto que no tienen los dos la misma jerarquía, ni le importan a todos lo mismo, ni representan idéntico universo. Pero como son una realidad, y el periodismo trata acerca de eso precisamente, es que ambos acontecimientos ocupan nuestra atención y son "el tema del día". Se cumplen 203 años de la Revolución que nos dio la Libertad, que es la máxima expresión de la pasión argentina, y la primera fecha que desde la niñez nos hace agitar una banderita azul y blanca y llevar con orgullo la escarapela en el pecho. Pero hemos escrito tantas veces sobre eso, que se nos hace imprescindible dejarlo de lado hoy, por lo menos en la letra, ya que no en el sentimiento. Pasando al otro, entonces, o sea al décimo aniversario de la asunción de Néstor Kirchner a la Presidencia de la Nación, sus seguidores, incluida su esposa y actual Primera Mandataria, han dado en denominar a la década que va desde entonces hasta hoy "la década ganada", y a la luz de los acontecimientos que se han venido denunciando en estos últimos días uno finalmente entiende la razón de esos dichos. Hasta acá todo hacía suponer, por lo menos en una lectura más profunda, que el adjetivo debía ser "perdida", pero es obvio, o por lo menos así lo hemos descubierto ahora, que el calificativo "ganada" en realidad solo comprende a los dirigentes oficialistas y a sus amigos, que se han enriquecido en estos diez años hasta el paroxismo, amparándose en su propia impunidad y en la desidia de los que deberían controlarlos. Menos mal que a través del periodismo se han conocido los crecimientos patrimoniales de los adláteres del matrimonio que ha gobernado nuestro país es este período. De otra manera, insistimos, no nos daban a nosotros las cuentas, ya que no sabemos cuáles son los logros de los que blasonan las autoridades. Solamente para nombrar algunas cosas que son, evidentemente, "pelotazos en contra", varias veces hemos calificado acá a las "obras públicas" como "sobras públicas", que se hacen con el único fin de terminarlas e inaugurarlas. Sin importar el cómo. Y, además, siempre se refieren a construcciones nuevas y nunca a arreglos (¡bueno, sí, arreglos hay siempre, pero de otro tipo!) o refacciones, porque la corona se beneficia poco con eso. Más allá de que el gobernador Sergio Urribarri se haya referido al expresidente Néstor Kirchner como "el reparador de sueños de la Argentina" y el arquitecto que "preparó el camino de un país fuerte para que desde 2007 sea gobernado por Cristina", justamente al referirse al aniversario de los diez años de la llegada al gobierno del kirchnerismo, y de que haya aseverado que "Kirchner y Cristina fueron los artífices de que Entre Ríos tuviera el proceso de recuperación y desarrollo de infraestructura más importante de toda su historia", los argentinos, los entrerrianos, y en este caso los basavilbasenses, tenemos demasiadas muestras de lo contrario. Por ejemplo, el pomposamente llamado "Acceso Oeste", que es una colección de pozos, ripio suelto y asfalto molido, pero que sin dudas fue pagado a precio de oro, más el correspondiente "me llevo". Y ese desastre se continúa en la poco práctica "rotonda" que, haciendo honor a la raíz del nombre, está toda rota. Mágicamente todavía no se han producido accidentes, más allá de alguna lógica rotura de amortiguadores. Y también debemos suponer que se cobró, porque si no la empresa constructora ya estaría en quiebra. Para hacer eso, la verdad, nos hubiésemos quedado con el viejo "triángulo", que formaba parte ya de la historia de nuestro pueblo. Continuando con esas "sobras públicas" de las que gozamos por estos lares, para el sur, rumbo a Urdinarrain, tenemos dos adefesios casi sin solución de continuidad. Uno, el que se construyó para "facilitar" el acceso a Termas, pero que terminará incrementando el índice de mortalidad por choques si nadie se pone las pilas y reforma el trazado. Eso sí, que lo haga de día, porque las farolas terminaron siendo un adorno bastante idiota y aburrido, que si no cumple su finalidad de alumbrar termina pareciendo un monumento naif dedicado a las jirafas. Y el otro, en el cruce de las rutas 39 y 20, es una invitación al suicidio, ya que quién viene de Concepción del Uruguay no tiene la menor idea de que si no dobla se mata. Y de todas maneras si dobla para Gualeguaychú va a terminar matándose igual en ese complejo de baches que alguien todavía se anima a seguir llamando ruta. Y para el otro lado, o sea si el camino elegido nos lleva a Tala o a Villaguay, en el segundo cruce de las mismas rutas 20 y 39, otra maléfica "dársena" se interpone en el trayecto, sin que nadie se lo pueda imaginar, también con luminarias que se deberían llamar "obscurinarias", si se nos permite el neologismo. Todo esto pasaría desapercibido si nuestro gobernador no se hubiese ufanado de que en estos diez años se construyeron "cientos de caminos nuevos (que duran seis meses, decimos nosotros), decenas de escuelas impecables (pero no se arreglan las otras, por lo que ya dijimos antes), jardines de infantes que parecen salidos de cuentos (porque los hacen de cartón), se entregaron cien mil notebooks (que no se usan para estudiar sino solo para entrar en Facebook), y escuelas técnicas con laboratorios espectaculares (eso sí es cierto, pero no debería ser algo para destacar, sino una mera obligación)". También señaló que se hicieron "miles de viviendas nuevas (que están todas rajadas), el tren andando por los pueblos entrerrianos (y descarrilando por las vías obsoletas), el vigor de la agroindustria (y el rigor de los agroquímicos), del consumo (en verdad, nos estamos consumiendo), el incremento y la diversificación de las exportaciones (de materias primas que no tienen valor agregado), y al mismo tiempo nuestra población infantil y adultos mayores totalmente cubierta (de asistencialismo), no podemos menos que reconocer que estos hechos súper palpables son obras de ellos dos (¿y el millón de entrerrianos que él gobierna, qué? ¿Estamos dibujados? ¿No hacemos nada con nuestro esfuerzo cotidiano? ¿Sólo servimos para votar?)". Pareciera que al Sr. Gobernador se le fue la mano con la obsecuencia, sobre todo cuando al cerrar sus dichos expresó: "En realidad son hechos que para nosotros equivalen no a una década ganada sino a un siglo ganado". ¡Increíble! Lamentablemente no nos da el espacio para rebatir esos dichos, más allá de lo que decimos entre paréntesis, aunque no nos costaría mucho esfuerzo hacerlo. Solo vamos a decir que las cien mil notebooks son un desperdicio porque no mejoran el nivel educativo, y que solamente fueron un negocio para los que se las vendieron al Estado y un gancho para que los adolescentes los voten. Quienes ejercemos la docencia sabemos que no influye en la tarea de construir un mejor alumno que el chico escriba con una Parker o con un lápiz de dos pesos. La verdad está en otro lado. Y para terminar, un colmo del absurdo. En un acto que seguramente expresa el reconocimiento del gobierno entrerriano a Néstor y Cristina (porque según Urribarri todo lo que tenemos es obra de los dos), Ricardo Barreiro, de 56 años, el hombre que compartió la intimidad de ellos y fue cuidador de su residencia en El Calafate, fue nombrado a través de los decretos 3793/12 y 2693/12 "coordinador de Relaciones Institucionales del Centro Experimental de Industrias Culturales Entrerrianas" (¡ad honórem, ja!), un organismo que depende del Ministerio de Cultura, a cargo de Pedro Báez (otro Báez). Pero, como no podía ser de otra manera, de acuerdo al mismo decreto, percibirá viáticos "con un nivel de personal superior fuera de escalafón, funcionario político nivel 41". El hallazgo lo logró el portal de noticias Río Bravo, el que publica que Sebastián Lorenzo, director del Instituto, confirmó que Barreiro se desempeña allí y lo calificó de "un excelente profesional cumpliendo cabalmente el rol para el que lo hemos nombrado, que es abrir nichos en Capital Federal para las industrias culturales entrerrianas". ¡Parece que vamos a hacer Cultura en el cementerio de la Chacarita! ¡Y pensar que el Coro Magnificat, que tiene 56 años, como Barreiro, viene "mendigándole" al mismo Ministro que lo contrató para que "abra nichos", y ni siquiera se dignó a contestar! Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 9 de mayo de 2013

Sobran las faltas

Sobran las faltas - Editorial del 10 de mayo de 2013 La Torre de Babel es una edificación clave en la tradición judeo-cristiana, mencionada en el Antiguo Testamento. Las principales interpretaciones del capítulo 11 del Génesis afirman que, con la construcción de la torre, los hombres pretendían alcanzar el Cielo. Y es que hasta allí toda la Tierra tenía una misma lengua y usaba las mismas palabras, pero cuando Dios descendió para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban levantando, dijo: "He aquí que todos forman un solo pueblo y todos hablan una misma lengua, siendo este el principio de sus empresas. Nada les impedirá que lleven a cabo todo lo que se propongan. Pues bien, descendamos y allí mismo confundamos su lenguaje de modo que no se entiendan los unos con los otros". Por ello se la llamó Babel (deriva del verbo hebreo antiguo balbál, "confundir"), porque allí confundió Dios la lengua de todos los habitantes de la Tierra y los dispersó por toda la superficie. Hecha esta introducción, muy a propósito para comenzar con el tema de hoy, y aclarando que no va a ser una clase de religión sino un análisis sobre el uso que hacemos del lenguaje, empecemos a andar, si se nos permite la metáfora. Muchas veces hemos tratado en esta página la cuestión de los errores ortográficos y de sintaxis, alguna vez bajo el título de "Se' gual", tomado del personaje Minguito de Juan Carlos Altavista. En esa ocasión hacíamos mención a la justificación que quienes los cometen usan para restarle importancia, acaso convencidos de que, efectivamente, "se' gual" (es igual). Nosotros usamos en clase algunos ejemplos que demuestran fehacientemente lo contrario, pero que no los podemos utilizar acá porque requieren de una escenificación que solamente es posible en el aula. De todas maneras, entre medio de lo que pensamos desarrollar para argumentar en nuestro favor, puede ser que recurramos, aunque simplificadamente, a esas muestras. El hecho es que para nosotros resulta alarmante el avance (que es a la vez retroceso) de la despreocupación por la manera en que nos comunicamos, tanto entre persona y persona (en forma hablada pero más en forma escrita) cuanto de medio periodístico a persona (acá también de las dos maneras). Cada vez se cuida menos la calidad de la expresión, sin darse cuenta de que podemos llegar a vivir una situación similar a lo de la torre, ya no por la imposibilidad de llegar al cielo, sino "simplemente" por la complicación para entender lo que nos quieren decir. Hace poco leíamos de un diario español una referencia a la misma preocupación, lo que demuestra que la globalización también llegó a los defectos, que repasando mentalmente las faltas más habituales de los alumnos de una universidad, aparece pronto el clásico abrir (con hache, lo cual más que un error es un horror, por lo terrible y también por la hache) al que, probablemente, conjeturaban allí los docentes, se llegaba porque no distinguían el "habría" del verbo haber del "abría" (casi siempre escrito sin acento) del verbo abrir. Y así como en España advirtieron esa mezcla equivocada, nosotros podemos relatar varias más, que seguramente nacieron o se potenciaron con el uso del celular y la "necesidad" de ahorrar caracteres, pero que han llegado hasta las pruebas escritas (en el caso de la mayoría de los alumnos) y a las planificaciones y otras comunicaciones (en el caso de muchos docentes). A esta altura necesito aclarar que en el archivo de los originales que recibimos en este semanario para publicar hay cosas que es necesario ver para creer, sobre todo si decimos quién las escribió. Por ejemplo, y utilizando el mismo criterio que los españoles, acá se confunde el "haber" con el "a ver", y de ahí todas las derivaciones posibles, cada vez más fantásticas e increíbles. Y ni hablar del "hay" (también de verbo haber) del "ay" (interjección de dolor) y del "ahí" (adverbio de lugar) Quedándonos un ratito en el ámbito escolar, sobre todo en el secundario, que es donde más se advierten estas cosas, los profesores celosos del cuidado del idioma reconocen que el panorama es desolador, pero pocos bajan la nota de un examen por la ortografía y la expresión, cayendo, aunque sea inconscientemente, en la frase típica de Minguito. La lista podría ser interminable, y nosotros no vamos a ahorrar espacio en ejemplificar las faltas que nos parecen más usuales, porque han llegado ya incluso a los medios. La causa de ello la desconocemos, pero las consecuencias pueden llegar a ser fatales, sin que estemos exagerando ni un cachito. Acá viene bien recordar, por ejemplo, que no es lo mismo "cazar" que "casar", aunque más de un casado se sienta cazado. No es lo mismo "ves" (del verbo ver) que "vez" (tiempo de hacer algo por turno u orden), como tampoco lo es "serrar" (de cortar con una sierra) que "cerrar" (lo contrario de abrir). Y otra vez vamos a parar un poquito para explicar, con el objeto de demostrar la importancia de la ortografía, que si le ordenamos a alguien, escribiéndoselo en un papel, que "haga el favor de serrar la puerta" (textual) no estaremos cometiendo un error si lo que le pedimos es que la corte en dos mitades, pero si lo que efectivamente queremos es que la cierre (o sea que deje incomunicado el interior con el exterior), y el mandadero cumple al pie de la letra con lo que dice el papel, nos encontraremos después con el tremendo lío de ver quién paga el daño o quién repone la abertura cortada por error. Tampoco es lo mismo "desbastar" que "devastar" (acá ya vamos a dejar que el lector empiece a buscar el diccionario), ni "coser" que "cocer". Otra vez no podemos resistir la tentación de poner un ejemplo, y piensen ustedes en un matambre, al que se le pueden hacer las dos cosas, pero en el orden en que las escribimos hoy acá, y no en el inverso. Si primero lo cocemos y después lo cosemos, se nos va a desparramar el relleno irremediablemente. Por eso hay que saber cuál es cuál, y escribirlo correctamente. ¡En este caso para después poderlo comer! Hace muchos años la RAE (Real Academia de la Lengua Española) estableció que los monosílabos no llevan acento ortográfico, sin embargo es lo más común ver escrito "fue, fui, vio y dio" con una empecinada tilde en la última vocal. Lo mismo pasa con la palabra fe, también monosílabo y por lo tanto comprendida en esa regla. Aun cuando Crónica trata de cuidar al extremo estas cuestiones en su redacción, suele suceder que algunas veces dejemos a propósito algunas faltas, quedándonos con el original como respaldo, para hacer más evidente el descuido. Así suele verse escrito "Consejo Deliberante", cuando lo correcto es "Concejo…", ya que sus miembros no son consejeros (de aconsejar), sino concejales (integrantes de un concilio o asamblea). Y ya que hablamos del municipio, el nuestro está ubicado en la intersección de dos calles, una de las cuales recuerda al expresidente Hipólito Yrigoyen. Sin embargo en toda la papelería e incluso en los carteles indicadores de cada esquina desde allí hasta el polideportivo, está escrito Irigoyen. Es cierto que el procesador de textos Word lo corrige, pero eso no quiere decir que tenga razón. Tampoco el Word distingue (porque no es inteligente) el "más" (de sumar) del "mas" (sinónimo de pero), ni el "espanto" del "espantó", ni el "proceso" del "procesó", y eso lleva a que quienes todavía disfrutamos con la lectura quedemos cerca del infarto al leer la mayoría de las cosas que hoy se escriben. Y esto de los errores no es en absoluto privativo de lo escrito. También es muy común en los medios orales escuchar cosas como "hace unos años atrás", lo que constituye lo que se llama un pleonasmo, o sea una reiteración inútil, ya que si "hace" es obvio que también es "atrás", con lo cual una de las dos palabras sobra. Iba a decir que iva es un impuesto, pero ya no tengo más tiempo. Ora es hora de concluir. Si no lo hago eso será una valla para que me vaya a dormir. O, dicho en otras palabras, una vez que esta página está hecha, el editor se echa. Y ya que estamos, con estos términos termino: "A la basura hay que botarla, y no votarla". Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 2 de mayo de 2013

El problema menor, o ¿el menor problema?

El problema menor, o el menor problema - Editorial del 3 de mayo de 2013 La discusión acerca de la relación entre los poderes y el avance del Ejecutivo sobre ciertas instituciones formales y legales de la Justicia, aviva también el debate respecto a las obligaciones que tiene el Estado en lo que hace a educación, salud y seguridad. La pasada semana ocurrieron en Basavilbaso, quizás con algo más de frecuencia y continuidad, lo que potencia sus efectos, varios hechos delictivos protagonizados en su mayoría por menores de edad, los que también resultaron factores de otros acontecimientos que los afectan, tales como intoxicaciones etílicas o narcóticas, y quién sabe qué cosas más subyacen a ellas. La población reaccionó organizando sendas marchas, el viernes y el domingo, convocadas por el Centro Comercial y por un grupo de jóvenes, respectivamente. Nosotros asistimos a la segunda, participando activamente, y avalando el deseo de los estudiantes que se preocuparon por gestar la "asamblea" y propiciar el debate. Eso, en primer lugar, ya es de por sí destacable, porque vuelve a poner en el tapete la diferencia que se consigue buscando nuevos horizontes y ampliando la adquisición de conocimientos y preparación, cosa que como decimos siempre en nuestra cátedra, TODOS pueden hacer. En principio, y tal como ocurriera en esa "ekklesia" (nombre griego que se daba a las primeras asambleas de la democracia y que luego derivó, por ejemplo, en el actual "iglesia", aunque con un significado más restringido), debemos reiterar nuestra convicción de que esta discusión que se ha planteado respecto a la cuestión de los delitos y de los menores es altamente política, y de ninguna manera se la puede despolitizar. Hay que tener mucho cuidado cuando se pide eso, porque en realidad lo que pareciera ser que se reclama es que sea apartidaria, o sea independiente de cualquier interés particular de los partidos. Aunque esto será tema seguramente para otra oportunidad, tampoco creemos que sea así, porque mientras algunos pretenden hacerlo, otros se hacen su agosto recaudando rédito para sus arcas, en forma de votos, generalmente prometiendo lo que saben que no pueden cumplir y marcándose como diferentes, cuando son en realidad más de lo mismo. Las soluciones que se reclamaron y las que se propusieron pecaron en general de demasiado voluntaristas, ya que no terminan de atacar el fondo del problema. Sabemos que un buen gabinete multidisciplinario que dé contención a los niños y adolescentes que se encuentran en esta problemática o al borde de ella sería altamente positivo, pero también somos conscientes de que exige infraestructura, presupuesto y cargos que no creemos que alguien esté dispuesto a solventar, sobre todo porque no es una "obra pública" de esas que tienen certificados "inflables", y pasará a ser un dinosaurio más de los que tiene el Estado, a lo que se le debe sumar el riesgo de que los puestos se cubran en base a "amiguismo", sin importar realmente los resultados. Pero siendo optimistas, y suponiendo que esto en realidad pudiera funcionar, hay que tener en cuenta que no existe una legislación coercitiva (o sea que la haga obligatoria) respecto a la asistencia de los menores con una "conducta desviada" a esos gabinetes. ¡Imagínese usted, amigo lector, que no se puede controlar la inasistencia a clases y hasta la deserción, siendo que la escolaridad es obligatoria! ¿Podemos creer, por ventura, que los factores que inciden en la situación de calle, de promiscuidad, de alcohol y de drogas van a desaparecer ante la imagen de un cartel que anuncie esos talleres? Una cosa es poner toda la pasión en esto, y otra ser ilusos. Nadie tiene la verdad absoluta respecto a esto, y si alguno pretende hacernos creer eso, seguro que nos está engañando. Es más, nosotros somos bastante pesimistas en lo que hace a la posibilidad cercana de terminar con ese flagelo. Y es por eso, precisamente, que nos preocupamos por denunciar lo que nosotros entendemos como las verdaderas causas, y, además, luchar para paliar aunque sea en parte los efectos. En las últimas epidemias de dengue que sufrió nuestro país, entre todas las soluciones que se buscaron (y que en realidad todavía no lograron erradicarlo definitivamente), la única que no se intentó fue la de agarrar una ametralladora y matar a todos los Aedes aegypti (mosquito vector del Dengue), y mucho menos la de fabricar una gran jaula (con fiambrina en vez de rejas) para encerrarlos. Y no se hizo porque hubiese sido una cosa de locos. ¡Bueno, entonces tampoco pensemos en esa solución para los menores que delinquen o que están propensos a eso! Lo que si se hizo en aquella oportunidad, y con bastante buen resultado, fue una campaña de concientización para erradicar los focos, y así se logró eliminar los lugares u objetos con agua estancada y los pastizales incontrolados, en donde el mosquito se instalaba y tenía cria. Hoy se sabe que respecto al dengue, y si bien no hay cifras exactas, en la Argentina alrededor de dos tercios de la población estaría en variables niveles de riesgo, según la zona del país, de contraer la enfermedad, lo que requiere un replanteo de las estrategias políticas, sociales y sanitarias. Entonces, y ya que terminamos con una parte del trazado del paralelo, y cuando ya hemos dado nuestra opinión respecto a que la opción de "matarlos a todos" o de "meterlos presos" no sirve, vayamos a la búsqueda de esos charcos de agua estancada o de los baldíos descuidados, hablando en forma figurada y metafórica, por supuesto. Lo que queremos decir es que mientras los hogares no se fortalezcan adecuadamente, y los padres asuman ese rol sin temores; mientras la droga sea un negocio que se hace a la luz del día y que enriquece a dos o tres de manera exponencial a la vez que, por carácter transitivo genera en los otros más pobreza no solamente económica sino intelectual y social; mientras nadie controle el consumo infamante de alcohol en los chicos cada vez más chicos, lo que sucede a la vista de todas las autoridades posibles y ante su permisividad por acción o por omisión; mientras los chicos tengan acceso a las redes sociales a través de teléfonos cada vez más sofisticados (que les compran los padres al mismo tiempo de que se quejan de sus fracasos escolares o de sus problemas de conducta); mientras la Internet sea un espacio para el chusmerío y la pérdida de tiempo, sumado al riesgo que trae la sustitución de identidad que ella permite; mientras la política del gobierno se reduzca a regalarle notebooks a los chicos que van a votar, sin importarles para qué las usan en realidad (y de esto sabemos bastante y podemos escribir una página exclusiva); mientras las víctimas de los delitos no se consideren actores de la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz, en la parte en la que se pregunta "quién es más de culpar, la que peca por la paga o el que paga por pecar"; mientras esas mismas víctimas, o algunas de ellas, no entiendan que es imposible primero exaltar las causas y luego agraviarse por los efectos; mientras cada uno de nosotros olvide que somos los demás de los demás, y que no podemos separar lo que hacemos de acuerdo al rol que nos convenga; mientras haya que cambiar un comisario pensando que de esa manera se soluciona el problema; mientras demos vueltas a la plaza, si es posible con una cerveza en la mano, manejando, y mirando a esos "giles" haciendo asamblea (y lo digamos, jactándonos); mientras sigamos haciendo comentarios estúpidos en las páginas digitales, escudándonos en el anonimato; mientras olvidemos que la diferencia entre sí y no es más que dos letras; mientras entendamos la acción social como un parche y no como una nueva cubierta; mientras las soluciones que el poder le dé a los que están en riesgo se "rajen" igual que las paredes de las casas de los barrios que les cobran a precio de oro, y de lo que no se pueden quejar porque nadie los escucha; en fin, mientras el negocio siga estando por encima de todo, seguiremos desafiando al destino no más de cincuenta ilusos en tanto la degradación se hace cada vez más evidente. Vuelvo a la primera persona del singular para resaltar que no quería ser tan pesimista, y ni siquiera lo pensaba al comenzar a escribir. Pero me di cuenta, en el trayecto, que nos estamos engañando si buscamos resultados distintos haciendo siempre lo mismo. Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso