jueves, 27 de octubre de 2016

Bassogate II

Bassogate II – Editorial del 28 de octubre de 2016
La pasada semana hicimos un “mix” entre una nota de opinión que tenía este título (sin el II) y la repetición de un editorial anterior, porque creímos que la gravedad del accidente ocurrido en la Ruta 20 ameritaba que tratáramos ese tema. Pero igualmente, luego de explicar qué quería decir “Bassogate”, hicimos referencia a dos cuestiones que nos preocupaban políticamente, y ahora debemos agregar, por la rapidez con la que suceden las cosas, otra que, en una de esas, y desde lo coyuntural, que por otra parte es la más frecuente ocupación del periodismo, es hoy más grave e importante.
El primero de los temas que proponíamos para el trato a futuro tiene que ver con la forma en que se eligieron las autoridades en los dos partidos políticos históricamente más importantes, o sea la UCR y el PJ. En el primero de los casos en todos los órdenes, o sea provincial, departamental y local, y en el Justicialismo, por ahora, solo a nivel local.
En tiempos de tanto hablar de democracia como forma de elección y de vida, llama muchísimo la atención que en reuniones a puertas cerradas, con una convocatoria que no sabemos de qué manera fue hecha, un grupo (en este caso uno de cada partido) se haya juntado para arrogarse representación plena, abjurando de las urnas como forma indiscutida de postulación y determinación. Es más, a nosotros, que normalmente recibimos Partes de Prensa de esos partidos con todo tipo de información para publicar (en esta edición justamente hay un comunicado del PJ referido a la pérdida de puestos de trabajo en nuestra ciudad), no se nos solicitó que diéramos a conocer a los afiliados de dichas agrupaciones día, hora y lugar de la sesión en la que, aunque sea obviando las llamadas “internas”, se formalizaría “lista única”. Esa es, sin dudas, una forma de proscripción, más allá del respeto, y en muchos casos el afecto personal, que nos une a muchos de los que integran las nuevas conducciones, en los dos partidos. Pero, sin hacer “periodismo militante”, el lector sabe que estoy afiliado a uno de esos dos, y a mí nadie me avisó nada. A la luz de otros acontecimientos que trataremos hoy, la representación genuina y el apoyo indiscutido y expreso de la mayoría da sustento a ciertas decisiones que se toman luego, y que requieren indudablemente del consenso ideológico que esta manera de elegir las autoridades no asegura.
Por suerte, y aunque sea una pequeña isla en el mar de los errores, este próximo domingo el Comité Radical de Gualeguaychú dará una muestra cabal de cómo se hacen las cosas, ya que ahí sí habrá dos listas surgidas previa convocatoria, y la que gane tendrá la tranquilidad de haberlo hecho de acuerdo a los logros de tantos años de lucha por elecciones libres. Lejos debería quedar el tiempo en que un grupo de “patrones de estancia” decidía el destino, no solo del partido, sino también del país. Justamente hace muy pocos días se cumplió un nuevo aniversario de la asunción del primer gobierno surgido por el voto universal, secreto y obligatorio de la Ley Sáenz Peña.
Hasta aquí, entonces, el tema estructural, que considero de fundamental importancia para el devenir de la democracia. Si obviamos a la otredad, estamos “al horno con papas”.
Pasamos entonces, ahora, a dos temas que en principio hacen a la coyuntura, y por ahí podrían haber pasado desapercibidos, pero, a nuestro entender, algún “descuido” a la hora de su tratamiento generó polémicas que eran previsibles, en el primero de los casos, y en el segundo muchas todavía imprevisibles e impredecibles.
Yendo por orden, hace unas semanas el Municipio convocó a una Conferencia de Prensa a fin de tratar la problemática de las Viviendas Rurales y de la red cloacal del Barrio Estrada, temas íntimamente relacionados entre sí, y quizás de los más controvertidos entre la gestión anterior y esta. A nuestro entender la confusión que se generó al mezclar las finalidades, ya que junto a los medios de prensa estaba la mayoría de los adjudicatarios del citado plan de viviendas, unido a cierta falta de precisión en las respuestas, hizo que no nos quedara demasiado en claro casi nada de lo que allí se habló. Nosotros no estamos seguros, y a esta altura eso es preocupante, ni siquiera del grado de avance de la obra ni del destino de los fondos, ni, mucho menos, de la magnitud de los mismos. No se aportaron pruebas indubitadas y las explicaciones no fueron claras. Además, y esto le agrega gravedad al asunto, el peso volvió a recaer en la figura del Presidente Municipal, lo que por una parte le resta entidad a su equipo de gobierno, y por otra nos hace recordar no con mucha alegría dos momentos ingratos: el primero el discurso de fin de año y el segundo el anuncio del virtual atentado en contra de su persona. Es por eso, y aunque después una amiga se sintió molesta, que recurrimos en algún momento a nuestro entrecruzamiento de profesiones, y “exigimos” que se dejara actuar a la justicia, pero tomando frente a ella un rol participativo. Si bien intentaron “corrernos con la vaina”, entendemos que aun cuando el Código de Procedimientos Penales de Entre Ríos prohíbe a la Administración Pública constituirse en querellante, porque se supone que ya está representada por el Fiscal, queda abierta la posibilidad de la Acción Civil, e, incluso, por lo menos, el intento de que sea querellante en forma personal el Intendente. Como nada de esto se hizo, la denuncia principal ya lleva casi un año de Investigación Penal Preparatoria, y ni siquiera nosotros nos aventuramos a pronosticar un resultado.
El otro, y último tema, tiene que ver con el acto realizado el viernes pasado en el propio despacho del Presidente Municipal, aunque sin su presencia, y que tenía como objetivo, según la noticia emanada de la Coordinación de Cultura de nuestra ciudad, la entrega del recordatorio “Remembered with Honour” (algo así como “recordado con honor”) a la ciudad de Basavilbaso en razón de que un veterano de guerra inglés, Ronald Albert Coward, que muriera en la segunda contienda mundial, más precisamente el 1942, había nacido aquí. El problema se generó básicamente en el desarrollo del acto, que en principio, a nuestro modesto entender, alguien debería haber previsto que podía devenir en un final político y polémico. Es que los que entregaron el presente, en nombre de una asociación denominada “Commonwealth War Grave Commision”, lo hicieron luciendo uniforme del ejército inglés y, lo que es más grave, en las palabras alusivas que estuvieron a cargo de la “sargento” Mitchell, se dejó expresamente claro que dicho homenaje se hace a todos los soldados de dicho ejército caídos en las guerras en las que ese país participó, incluso, cuando preguntamos si eso incluía a Malvinas, nos contestaron que sí.
Ahí es donde creemos estuvo el punto crucial de la ceremonia, y es donde se justifica nuestra convicción de que el mismo no debió hacerse bajo la égida de la Coordinación de Cultura, sino que requería la presencia imprescindible de la máxima autoridad de la ciudad. Y si ese día no podía estar, entonces debía haberse hecho otro día. Pero aun así, la que sí estaba era la Secretaria de Gobierno, Sra. Liliana Zayas, la que creemos nosotros, al escuchar ese implícito (y casi explícito) sentido, debería haber reaccionado rápidamente, ya que nos parece una afrenta incluir, aunque sea en el discurso, a aquellos que, en nombre de la usurpación de nuestras Islas Irredentas causaron la muerte de 649 argentinos, mientras que 1082 resultaron heridos; lo que suman 1703 bajas.
A estas horas no sabemos todavía, pese a los rumores que ya se han hecho públicos (estamos escribiendo esta página el miércoles 26 por la noche), cuáles podrían ser las consecuencias institucionales del “rebote” que generó el acto. De lo que sí estamos seguros es de que hubo una carencia total de “cintura política”, y esto debería ser tenido en cuenta a la hora de despejar responsabilidades y de prevenir una nueva ocurrencia de hechos similares. Hay funciones que no se pueden improvisar y para las que no alcanza la “buena voluntad” (que por otra parte reconocemos). Los problemas que enfrenta cualquier gobierno hoy en día, pero vamos a referirnos específicamente a los de nuestra “aldea”, que son los que conocemos, requieren de una preparación específica, unida a una línea ideológica coherente. Y al decir esto no podemos dejar de mencionar que la coalición gobernante está integrada por el Pro y por la UCR, y llegó al poder con el voto de los afiliados y simpatizantes de los dos partidos.
“La historia es el depósito de las acciones y siempre alguien tiene el deber de abrirlo y mirar adentro”. Lo dijo Cervantes.

                                                       Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

viernes, 21 de octubre de 2016

Bassogate

Explicación especial. El editorial de hoy es doble, y en cada uno de ellos se cuenta la razón de ello. De todas maneras el título es abarcativo.

El "Escándalo Watergate" fue un gran escándalo político que tuvo lugar en Estados Unidos en la década de 1970, que condujo a una crisis institucional que culminó con la renuncia de Nixon a la presidencia el 9 de agosto de 1974.
Desde entonces, el nombre "Watergate" y el sufijo "gate" se han convertido en sinónimo de escándalos políticos en Estados Unidos y otros países tanto de habla inglesa como de no inglesa.
Sobre algo que justifica pensar que en mi pueblo está pasando algo de eso me hizo titular así lo que iba a ser el editorial de hoy, y que no fue, como más abajo escribo. De todas maneras aclaro que lo voy a hacer la semana que viene, y los temas que responden al título, al igual que los que sí voy a tratar hoy, son la problemática de la obra pública en el Plan de Viviendas Rurales, lo que incluye el de las cloacas del Barrio Estrada, y también la forma en que se eligieron las autoridades en los dos grandes partidos, el PJ y la UCR. Pero de eso, repito, escribiré la semana que viene.
La cuestión tiene que ver con que están pasando por estos días en nuestra ciudad tantas cosas que de verdad "me ponen loco" (justo cuando mi cardiólogo me lo desaconseja), que ya creo que un buen guionista se haría una fiesta con los argumentos casi increíbles que se dan y que ponen a Macondo, el ideal pueblo que le permitió a Gabriel García Márquez escribir su novela "Cien Años de Soledad", a la altura de un bebe de pecho.
En primer lugar quiero explicar la razón por la cual, por primera vez en estos diecinueve años que cumplo la semana que viene como editorialista de Crónica, estoy volviendo a publicar un editorial ya publicado. Y eso es porque la realidad superó la fantasía, y lo que yo había previsto como posibilidad a futuro se concretó en un mes y medio, por suerte con la participación de la voluntad de Dios, que no quiso que el accidente se convirtiera en una tragedia. Él quiso que alcanzara solo para abrirle los ojos a unos cuántos. Pero me duele que lo que se podría haber comenzado a reparar muchísimo antes, por lo menos después que muchos funcionarios leyeran el citado editorial, recién ahora la funcionaria de Vialidad que vino a Basavilbaso habló de licitar la obra y hacerla "a la brevedad". El tema, Sra., no es hacerla, sino cómo se hace. Y no sólo cómo se hace, sino quién la controla y quién supervisa a quien la controla. Tengamos en cuenta que el tramo que va desde nuestra ciudad hasta Villlaguay, tantos años esperado, ya está semidestruido (yo fui el lunes), y no hay responsables de ese estado, porque uno debe suponer que la obra, por su importancia y por su costo, debería durar un poco más que dos o tres años. Mientras tanto la plata se gastó, y conste que uso un giro idiomático, y no digo "la empresa cobró", porque no tengo certeza de que efectivamente una cosa coincida con la otra.
Cambiando de tema, aunque no tanto, esta mañana, bajo la lluvia, tuve que concurrir, como lo hago habitualmente desde hace veintiséis años, a dar clase en la Escuela Agrotécnica N° 145, que tiene edificio propio solo desde hace tres, y que por una serie de acontecimientos de larga data, fue construida en la Línea 22, o sea prácticamente sobre un camino rural, "enripiado" (eufemismo por embrozado) y en cuyo acto de inauguración, luego de las vacaciones de invierno, el por entonces Gobernador Urribarri prometió que para el inicio del ciclo lectivo del año siguente (2014) el camino que lleva hasta ahí desde el mismo centro de la ciudad, estaría pavimentado. Puras mentiras amparadas por otros funcionarios que nos quisieron hacer creer (y nos siguen haciendo creer) que algún día lo van a hacer. Ya está. La promesa está incumplida y tanto docentes como alumnos tenemos que concurrir en condiciones infrahumanas apenas caen cuatro gotas. Y hoy con el agravante de que había tanta agua sobre el ¿camino? (más bien diría senda) que en uno de los pozos que tapaba se me cayó el paragolpes trasero de mi auto. Ahora no sé cuántos días voy a tener que andar a pie, quién me va a pagar el arreglo, porque obviamente mi seguro no me lo cubre, y qué recorridos burocráticos voy a tener que encarar. Seguramente terminaré pagándolo yo, encima de haber tenido tres alumnos en un curso y cinco en el otro, por las mismas razones, ya que aunque existe un colectivo que los lleva hasta la escuela, algunos, por el estado de muchas calles de Basso (otro tema) ni siquiera pueden llegar a las paradas establecidas.
Como alguien dijo, cuando un tonto sigue un camino, se acaba el camino pero sigue el tonto. Y, como dijo otro, a un tonto no hay manera de convencerlo de que deje de serlo, porque para eso hay que bajar a su nivel. Y en ese nivel, los tontos son imbatibles.

Carretera maldita – Editorial del 26 de agosto de 2016
El título de hoy está tomado de una novela del escritor norteamericano Stephen King, de quién, si se nos permite el término, varios de la familia somos “fanáticos”. Barton Daves es un hombre dispuesto a no dejarse avasallar por las atrocidades del progreso urbano, y menos si este se materializa en forma de una carretera que pasará por delante de su casa y trastocará su apacible existencia. Así, pues, Barton se arma con una Magnum 44, un fusil de alta precisión y una provisión de explosivos, decidido a detener la construcción de la nueva carretera a cualquier precio.
Esto nos sirve no solo para explicar la razón del encabezamiento, sino también para trazar un paralelo con la bronca que en muchos de nosotros genera el estado lamentable en que se encuentra la Ruta 20, en todo su recorrido.
Para aquellos que  no son “del pago”, les explicamos que dicha ruta va desde Gualeguaychú hasta San José de Feliciano, o sea que cruza de sur a norte toda la provincia de Entre Ríos, debiendo ser, y no es, la principal vía de comunicación en ese sentido geográfico.
Con mucho conocimiento de causa, ya que viví esa etapa siendo estudiante, allá por el año 1978 se pavimentó completa la traza que va desde la capital del carnaval hasta la capital del riel (Gualeguaychú – Basavilbaso), obra que en su momento generó inconvenientes porque muchas veces se cortó el tránsito totalmente o se debía transitar por banquinas embarradas, pero duró en muy buen estado casi cuarenta años.  En cambio la reparación del mismo tramo, que se venía reclamando “formalmente” desde 2012, y que al año siguiente se logró que se hiciera la licitación, adjudicada posteriormente con un plazo de ejecución de seis meses, que obviamente demoró más, ha durado un “chiquito” menos, y además  las “mejoras” (¿deberíamos decir “empeoras”?) solo llegaron a un pequeño tramo entre Basso y Gilbert, y con un micro granulado “experimental”. Y eso que lo estipulado era que la obra llegara hasta el puente sobre la Ruta 14, con lo que, en principio, todo quedó como estaba.
Conste que dije “en principio” totalmente a propósito, ya que no solamente el tramo de Gilbert hasta Gualeguaychú sigue estando intransitable por la inacción, lo que significa lo mismo que decir “cada vez peor”, sino que el otro, el que supuestamente se repavimentó, está igualmente imposible de transitar, y eso en menos de un año. Es una sucesión ininterrumpida de pozos, imposibles de esquivar, algunos, los menos, “chiquitos”, y, otros, que ya parecen cráteres. 
Ante la reiteración de accidentes y la falta de respuestas, la mayoría de los pobladores que vive a la vera de la ruta o en los pueblos que ella atraviesa o comunica, volvió a movilizarse. No es posible que la Ruta 20 continúe con su traza asfáltica deformada, y como dije muchas veces acá, tomando una frase de José Martí, “los derechos no se mendigan; se arrancan”. Esa movilización, que se inició en el conocido “Almacén de Fernández”, cerca del Arroyo El Gato, contó con la presencia de  habitantes y autoridades de Gualeguaychú,  Urdinarrain, Gilbert, las dos Aldeas (San Juan y San Antonio) y, aunque dé bronca decirlo, muy pocos de Basavilbaso, lo que incluye la mención de que no estaban las autoridades municipales. Segundo “faltazo” en dos semanas, si contamos el acto de San Martín.
Hay que recordar que fue de esas reuniones de funcionarios locales y provinciales hechas en 2012 de donde surgió el grupo que logró que se licitara y publicara en el Boletín Oficial en julio de 2013 una refacción por un monto de 17.473.684,38 pesos, con un plazo de obra, como ya dijimos,  de seis meses, a partir del 31 de junio de 2013, para el tramo que va desde la Ruta Provincial 39 en Basavilbaso hasta la Ruta Nacional 14, subtramo Urdinarrain. Pero la obra se concretó, lo repito, en solo cinco kilómetros entre Basavilbaso y Gilbert, con un “extraño” bacheo en el que se utilizó un producto micro granulado que según el propio ex director de Vialidad, Jorge Rodríguez, estaba en etapa de experimentación; con la señalización central hecha con una pintura que ya es difícil de visualizar; sin demarcación ni limpieza de las banquinas; sin  señal de telefonía para emergencias; sin la marcación adecuada de los puentes, y con una repavimentación que “copia” la deformación de la carpeta asfáltica. Todo esto hace que la ruta no sea ni un “chiquito” segura de transitar. Yo recabé información respecto al por qué la empresa se fue y dejó la obra inconclusa, pero lo que no pude averiguar es cuánto se pagó y cuánto queda (tampoco sé a dónde queda, la verdad).
Sobre  eso no tengo, reconozco, ni un “chiquito” de idea.
A esto debemos sumarle que el puente que está en el “rulo” del cruce de la Ruta 14 (autovía) y Ruta 20 tiene serias fallas de construcción; le falta iluminación, y los derivadores están mal diseñados. Si bien la obra de este puente es de jurisdicción nacional, los vecinos reclaman el cumplimiento de la promesa efectuada por los funcionarios de gobierno reunidos con éstos en el 2013, de gestionar acciones necesarias para su reparación.
Es precisamente el deterioro de la ruta, la falta de obras y los efectos para los usuarios del camino, que repercuten en resultados de carácter socio-económicos y generan altos costos sociales para los que transitan a diario la ruta, lo que nos hace inexplicable la poca presencia de las autoridades locales, más teniendo en cuenta que, tal como pasa con el ferrocarril, nosotros somos el cruce de caminos, ya que también nos perjudica el rápido deterioro del tramo Basso – Villaguay de la misma ruta, que se consiguió después de más cuarenta años de circular sobre un ripio muchas veces “intransitable”, y que ya tiene un surtido más que variado de agujeros.
Entonces, si sabemos el alto tránsito de personas (docentes, estudiantes, gente por cuestiones de salud o motivos laborales, e incluso por ocio, etc.) como así también el transporte de cargas, es necesario que quienes tienen responsabilidades de gobierno, de gestión y de legislación movilicen la urgente reparación “en serio” de la ruta, ya que, además, hace años que hay muchos accidentes y una de las causas es, indudablemente, su estado. Eso sin dejar de lado la investigación del destino de los fondos que no se llegaron a concretar en obras, así como los fundamentos de la inspección de las mismas, ya que es indudable que la capa de pavimento, o de ese “experimento” que usaron, se puede medir en micrones.
Entonces, cuando votemos, recordemos cómo algunos gobiernos dejaron destruir todas las rutas y caminos vecinales; cómo Vialidad Provincial hoy solo es un nombre de ficción, ya que nunca tienen máquinas, nunca tienen combustible, los jefes pasan y nada se hace. A esto lo dijo el renunciante Lallana, así que no son palabras mías. Esto parece no tener más solución; los jefes solo hablan por los medios, y uno los escucha y pareciera que saben más que un vecino o alguien que circula todos los días por esas rutas. Es claro, si ellos no salen de Paraná. No saben cómo se arregla un camino de tierra; dejan los caminos vecinales como palanganas donde las banquinas no existen y el agua circula por el medio, convirtiéndolos en una imitación de un arroyo.
¿Será que todavía faltan muchas muertes para que nos hagan caso?  Cuando llueve, desde alrededor de las veinte y hasta por lo menos las seis de la mañana, circular y salir vivo, es una odisea. La entrada a Gualeguaychú está deformada por el peso de los camiones, que por ahí circulan con peso libre, sin balanzas. El puente del “rulo” que citamos más arriba, en cualquier momento se viene abajo. Y mientras tanto alguien se va a meter en un pozo o en una rajadura, ya que las luces del derivador las apagan “para no consumir”. Al pasto lo cortan entre los canteros centrales, nunca para los costados. ¿Carteles?: no hay ninguno, ni siquiera los de los retornos. O sea, si no conoce, uno debe agudizar su ingenio para “adivinar” dónde debe doblar.
Los que la transitamos periódicamente ya no nos sorprendemos. Pero aquí es donde me arrepiento de no poner fotos en Crónica, porque yo supongo que hay gente que no me va a creer lo que digo. Y no me animo a invitarlos a que la recorran a aquellos que no la conocen y por eso dudan de lo que digo. No sea que les pase algo de lo que auguro.
Linares Cardozo escribió, como tantas otras cosas geniales: “Agradezco a la vida haber nacido en tierra entrerriana, por su paisaje manso, templado por los verdes, por su buena gente y el canto de sus pájaros…”.
Debía haberle agregado los pozos, que ya forman parte del paisaje, muy a nuestro pesar.

                                                     Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 6 de octubre de 2016

Año Nuevo de todos

Año Nuevo de todos – Editorial del  7 de octubre de 2016
La celebración del Año Nuevo Judío, además de haberme inspirado sentimentalmente el editorial de la pasada semana, me obligó después a reflexionar un poco más profundamente sobre la realidad, más que sobre la idealidad.
Hace 5777 años, en el preciso día en el que luego el pueblo judío celebraría Rosh Hashaná (literalmente “cabeza de año), Dios creó a Adam Harishón (en hebreo “el primero hecho de la Tierra”) y su mujer Javá (Eva, que a su vez quiere decir Madre/dadora de toda vida). Este primer día del mes de Tishrei es, entonces, el cumpleaños 5777 del Ser Humano.
"Y formó el Eterno (Elohim) al humano, con polvo de la tierra. Y sopló (vaipak) en sus narices aliento de vida, y el humano llegó a ser un ser viviente." (Bereshit / Génesis 2:7).
Toda esta explicación, que por supuesto tiene un alto ingrediente religioso, hace que desde un tiempo a esta parte (diría desde bastante tiempo a esta parte) yo haya optado por contestar “igualmente”, cuando me saludan para estas fiestas. Y si veo una cara de asombro como diciendo “este tipo está loco, si yo no soy judío”, entonces dedico unos minutos a explicarle esto mismo que ahora trataré de desgranar en la página.
En mi cátedra de Historia, pero en general en casi todas las materias que dicto, suelo comenzar el primer día con el desarrollo de las dos teorías que existen acerca del nacimiento de la humanidad. Una ésta, la de la Creación Divina, y la otra, obviamente, la de la Evolución. Allí explico que la primera se basa en la Fe, ya que tiene ingredientes muy difíciles de probar científicamente (por no decir “imposibles de probar”), y la segunda en la Ciencia. Y, como soy hombre de Fe, así como acepto y reconozco la dificultad metodológica que conlleva la de la Creación, también me ocupo seriamente de preguntar a los otros qué fue lo que explotó en el Big Bang. Porque en ese caso me tendrán que explicar quién si no Dios había creado esa primera Materia.
Seguramente coincidiremos en que el tratamiento del tema excede las limitadas posibilidades de este editorialista y las de un humilde periódico de pueblo. Pero como nadie me puede negar la posibilidad de decir lo que pienso, en tanto y en cuanto a nadie ofenda con mis dichos, vuelvo a decir que no encuentro justificativos para la sorpresa que genera el hecho, insisto, de que yo conteste: igualmente.
La Biblia está compuesta por dos libros (reconozco la perogrullada, ya que biblia quiere decir libro), pero supongo que me entenderán. Uno de esos libros, el primero, es el Antiguo Testamento, que comienza con lo que en la traducción se llama Génesis y en el original Bereshit, pero que en los dos casos quiere decir nacimiento o creación, o más técnicamente “en el principio”, siguiendo la costumbre de titular con las primeras palabras del texto. Los judíos, que usamos solo ese libro, porque todavía esperamos la llegada del Mesías, lo llamamos Tanaj. Incluso, profundizando un poco más, y justificando mi teoría de que este Año Nuevo que celebramos los judíos en realidad es de todos, el Génesis es solo un prólogo, ya que la verdadera historia del pueblo de Israel comienza en el libro de Éxodo.
Tengo mucho temor de irme por las ramas, pero creo que alguna vez tenía que decir esto, y, como ya lo expresé en el editorial de la semana pasada, algunos acontecimientos de mi vida personal han actuado seguramente como disparadores de esta decisión.
Por supuesto que yo sé la razón por la cual los cristianos cuentan los años desde el nacimiento de Jesús, y no pretendo cambiar ese criterio, ya que se basa en la aceptación del calendario gregoriano como calendario mundial, a partir de estudios realizados hace poco más de quinientos años.
Pero lo que nadie me puede negar, en este universo del pensamiento judeo-cristiano, es que coincidimos plenamente en aquella primera parte de la historia, que es la que, precisamente, hizo que el papa Francisco haya llamado a los católicos a ser "vigilantes" contra "toda forma de odio e intolerancia", en la conmemoración de la "Noche de los Cristales Rotos" de 1938 contra los judíos alemanes, y a afirmar que los "judíos son nuestros hermanos mayores". Esto recordando también que Jesús nació y murió judío, y fue circuncidado, lo que refuerza el reconocimiento del pasado común.
A mí particularmente me gustaría que esta fecha fuera de celebración conjunta y común. Y, es más, hasta me “jugaría” a proponer que fuera feriado nacional en los países en los que la mayoría religiosa, como en Argentina, es precisamente de origen judeo-cristiano. Me parece que sería más justo y hasta en un sentido práctico nos pondría en verdadera igualdad de condiciones, ya que no es un tema menor darle categoría de feriado nacional al día en que ambas religiones creen que tuvo su origen el mundo y con él el hombre.
Pero realmente: ¿Quiénes somos los seres humanos?
"Generación va y generación viene (le dor va dor, en hebreo), más la Tierra permanece siempre igual. El Sol se levanta, y se pone el Sol, y vuelve a su lugar y nace de nuevo. Lo que fue y lo que ha de ser, lo que se hace, eso se volverá a hacer. No hay nada nuevo bajo el Sol." Eclesiastés 1:4.
Y como mi formación no es única y esencialmente religiosa, puedo extraer de ese texto muchas cosas cotidianas, que demuestran lo tangible de la idea. Por ejemplo de ese texto surge el título de uno de los mejores libros que Laureano (mi hijo) y yo hemos leído, que se llama “La Tierra Permanece”, de George W. Stewart, y que no es un libro de grandes aventuras, ni de grandes viajes, ni hay en él buenos y malos. Ni siquiera es un libro catastrofista. Se reduce más bien al intento de especular con lo que ocurriría si en un momento determinado la humanidad se viera al borde de la extinción. 
Obviamente que también a muchos de nosotros ese texto nos hará acordar, en lo terrenal, a la versión que hizo Vox Dei de La Biblia.
Existen muchas clases de hombres. Están aquellos que cruzan la vida nadando hacia la otra orilla contra la corriente y también existen otros, los que solo se conforman con bañarse únicamente en esta orilla.
Intento estar junto a los primeros, intento vivir eternamente naciendo cada día de nuevo. Y ¿qué sería de mí si al levantarme cada mañana no tuviera el valor de intentar algo nuevo?
Cuando saludé a mis amigos de las redes sociales el domingo, en las vísperas de Rosh Hashaná (insisto, sin hacer distingos religiosos), me vino a la memoria una canción muy conocida de Alejandro Lerner que, a mí entender, servía (y sirve también hoy) para explicar un poco mis sentimientos respecto a este tema:
“Volver a empezar
Que aún no termina el juego
Volver a empezar
Que no se apague el fuego
Queda mucho por andar
Y que mañana será un día nuevo bajo el sol
Volver a empezar…”
                                              Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso