domingo, 28 de diciembre de 2014

Fariseos

Fariseos - Editorial del 26 de diciembre de 2014
Aunque todavía en algunos diccionarios como el Larousse siga figurando para judío la definición de "avaro, usurero", y uno no termina de entender bien el por qué, algo nos hace presentir, sin embargo, que eso da lugar a situaciones como las que nos han tocado vivir en este 2014, de persecución étnica y religiosa, y que por otra parte la Justicia todavía ni siquiera comenzó a intentar dilucidar, o a la que exponemos hoy en nuestra página 20, y que habla de una campaña en el sur argentino destinada a evitar la radicación de judíos. Y lo que es peor, en los dos casos, la reacción de la conducción comunitaria y política parece tomar estos hechos como nimios o de terror pasajero, seguramente como parte de ese sentimiento atávico del que a algunos todavía les cuesta desprenderse, y de la necesidad que tiene la dirigencia de asegurarse su continuidad con los votos, evitando las situaciones críticas que los puedan afectar en su "imagen". Con esto quiero decir que, lamentablemente, estoy seguro de que a muchos de los que nos gobiernan les viene mejor ocultarse que salir en defensa de alguien que es igual que ellos, pero que ellos piensan que no. Por eso no se insta desde ningún lugar a que estos hechos se esclarezcan y que los culpables paguen por lo que hicieron. Aunque sean "del palo".
En este final de año, en el que incluso tenemos la casi coincidencia de dos de las más importantes celebraciones religiosas, Navidad y Januca, de cristianos y judíos, respectivamente, parece una incongruencia que siendo que ambas están unidas por la luz, sin embargo nos encontremos en la oscuridad.
Al igual que en una de las definiciones de judío, en la que todavía persiste el odio, lo mismo pasa con la que utilizamos hoy por título, y que corresponde al nombre de una secta judía, surgida en el siglo II A. C., que se caracterizaba por observar con austeridad y rigor la Ley de Moisés, y que en tiempos de Jesucristo era la forma dominante de la religión hebrea. Jesús los criticó a los fariseos por su "hipocresía" en virtud de que no creyeron en él como el Mesías, y veinte siglos después seguimos cargando con la misma mochila.
Pero ya que el diccionario me lo permite, voy a ampliar hoy este concepto. Yo creo que es un fariseo todo aquél que va proclamando a Dios y "dándosela" de espiritual y religioso (cristiano o judío, no importa y no viene al caso), pero se lo ve continuamente detrás de chismes y calumnias, odios y rencores.
¿Cómo se puede creer en Dios y a la vez odiar a los demás?
¿Cómo se puede creer en Dios y tener rencor contra tus semejantes?
El pasaje del evangelio en que los fariseos se "rasgaban las vestiduras" delante de las palabras de Jesús (costumbre antigua en señal de duelo o de ultraje público), ha hecho que la frase "rasgarse las vestiduras" sea muy popular en algunos países para expresar la indignación, fingida, de alguien delante de un hecho determinado, desaprobándolo.
En esta Navidad, te prometo mi Dios, pedir y dar perdón, ser cada día mejor, dice uno de los villancicos que cantamos desde hace muchísimos años en el Magníficat.
"El objetivo de la Luces de Januca es iluminar a Aquellos que aún Caminan en la Oscuridad", es uno de los preceptos de la festividad judía.
En los últimos días de diciembre, familias judías y cristianas se reúnen a celebrar Januca y Navidad, respectivamente, dos de las principales festividades religiosas milenarias. Imponentes candelabros de 8 velas (janukiá) y frondosos árboles de navidad colmados de decoración, luces y regalos, son las fieles postales del espíritu que encierran ambas fiestas, que -dependiendo el año- acontecen el mismo día o en fechas cercanas.
Existen múltiples interpretaciones respecto de la coincidencia en el calendario de Navidad y Januca. Algunos indican que "sólo se trata de una mera casualidad" y para otros es una "causalidad" que encierra un mensaje místico.
El pasado lunes 22 de diciembre, frente a la catedral Inmaculada Concepción de la ciudad cordobesa de Río Cuarto, judíos y católicos participaron de una ceremonia interreligiosa con el lema "Fiesta de la luz: Navidad y Januca".
La celebración conjunta se realizó por primera vez en Río Cuarto y consistió en el encendido público de las velas de un gran candelabro, contando con la presencia del rabino de la ciudad de Córdoba y del flamante obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto.
"Pongamos luz en nuestras vidas e iluminemos el mundo. Paz, libertad, pluralismo, tolerancia, fraternidad, esperanza", fue la consigna de la convocatoria.
Siguiendo la costumbre de hacer obsequios en los días de Navidad y Janucá, se recolectaron regalos para los niños del comedor Hogar Madre María de Dios.
Organizaron la Sociedad Israelita de Río Cuarto y la Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la diócesis de dicha ciudad.
¿Por qué en un pueblo tan interreligioso como Basavilbaso eso no se puede hacer? ¿Por qué se hizo durante un tiempo y ya no se hace más? ¿Es que la actual dirigencia de las distintas comunidades religiosas no cree en la validez del diálogo y de la comprensión (el lector sabe que no me gusta la palabra tolerancia)? ¿O es que falta valentía para mostrar que eso es posible y tomar la iniciativa?
Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman ¿qué recompensa vais a tener? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? (Mateo 5,43-48).
Januca es una época especial para que le agradezcamos a Dios por todos los pequeños y grandes milagros que hay en nuestras vidas. Cuando miramos las hermosas y puras llamas de las velas recordamos que ningún día es simplemente otro día. Hay bendiciones a nuestro alrededor en cada momento esperando que las percibamos.
Se debe hacer un pequeño acto de bondad cada día de Januca. Abrirle la puerta a alguien (hay muchos que, en cambio, optan por cerrarla). Dejar una nota en algún lugar que hará a alguien sonreír. Pagar por el café de la persona que está detrás de ti en la fila. Tomar un abrigo que nunca usas y regalárselo a alguien en la calle. Dar una donación anónima. Sonreír. Estas pequeñas acciones aumentan nuestros propios sentimientos de gratitud y crean una cadena de bondad.
¿Por qué la gente tiende a buscar en todos lados menos en su propia casa?
Los macabeos fueron los primeros judíos que tuvieron que enfrentarse al fenómeno de la asimilación comunitaria. Los helenistas (judíos que aceptaban la cultura griega) ayudaban e incitaban a los sirio-griegos en su batalla para destruir el judaísmo y convertir al Templo Sagrado de Jerusalem en un lugar para la idolatría griega.
Los macabeos se mantuvieron firmes en contra de todos los pronósticos, derrotando a los sirio-griegos y reinaugurando el Templo.
Imagine lo que hubiera pasado si los helenistas y los sirio-griegos hubiesen ganado, derrotando a los macabeos e imponiendo su perspectiva pagana sobre los judíos. El resultado habría sido la desaparición del judaísmo, y tampoco hubiese habido cristianismo ni islamismo, ya que ambas son ramificaciones posteriores del judaísmo.
Lo más relevante es que Januca y Navidad son festividades que trasmiten un mensaje de fe, religioso, de fraternidad, de paz y  de esperanza de un mundo pluralista en donde, más allá del credo que se profese, nos una nuestra luz interior.
"Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden", dice el Padre Nuestro de los cristianos.
"No invocamos nuestra rectitud. Solo a Tu clemencia apelamos", dice una de las más importantes oraciones (brajot) de los judíos.
Está en nosotros, entonces, decidir si somos fariseos.

                                               Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 18 de diciembre de 2014

Respirar por la herida

Respirar por la herida - Editorial del 19 de diciembre de 2014
Sangrar por la herida es manifestar un resentimiento de manera indisimulada y espontánea.
Una persona que se ha sentido menospreciada o humillada, cualquiera sea el motivo, puede estallar días, semanas y aún años después, en un exabrupto causado por un estímulo similar al que dio origen a su resentimiento.
Es una reacción visceral, irracional, visible a ojo desnudo.
No tiene nada que ver con una venganza, y mucho menos con una venganza premeditada. Es una reacción absolutamente espontánea, incontrolable, incontenible; evidente.
Algunos denominan a este sentimiento, eufemísticamente, como “respirar por la herida”, y de ahí que haya utilizado yo este concepto para el título, en un intento de no parecer demasiado lastimado, aunque en realidad sí lo esté.
Por otro lado, “Mente sana en cuerpo sano” (Mens sana in corpore sano, en realidad) es una frase que forma parte de una plegaria a los dioses que nos enseña el poeta romano Decimus Iunius Iuvenalis (mejor conocido por nosotros como Juvenal, quien vivió entre finales del siglo I y principios del siglo II de nuestra era) entre los últimos versos de su décima sátira (Saturae X).
Lo grandioso de esta plegaria es que nos incita a pedir lo que realmente nos conviene. En vez de rogar por cosas vanas y pasajeras, que podrían perjudicarnos, nos instruye para implorar la salud integral de la mente, el cuerpo y el alma. Una mente sana, un cuerpo sano y un alma fuerte, para observar una vida llena de virtud y de paz interior, sin importar los acontecimientos externos.
Si un cuerpo sano es súper importante, aún más lo es una mente sana física, psíquica y psicológicamente. Emocionalmente nuestra manera de afrontar la vida será muchísimo mejor, más positiva, más eficaz y efectiva y, sobre todo, más beneficiosa para nosotros y nuestro entorno.
Ahora sí voy a aclarar, en este ante último editorial del año, que a este tema lo iba a tocar la próxima semana, pero como, en una medida excepcional pero absolutamente necesaria, he decidido en mi condición de Director de Crónica, suspender la aparición del Semanario durante el mes de enero de 2015, básicamente en un intento de tomar distancia de todas las actividades que vengo llevando adelante durante varios años, casi sin pausas, y para que no quedara esta cuestión sin la posibilidad de que alguien ejerza el derecho a réplica en igual espacio al que yo estoy utilizando, en la última edición que será la del viernes 26 de diciembre. Aunque, de todas maneras, en diecisiete años de editoriales (casi 900), nadie ha usado esa prerrogativa. Me han contestado personalmente; algunos me han amenazado; otros han tomado cobardes represalias, pero nadie se animó a expresar y fundamentar una opinión contraria. Eso habla de que, en líneas generales, esta página suele reflejar un sentimiento colectivo, está escrita en términos respetuosos, se fundamenta en hechos concretos y conocidos, y no mezcla las cosas.
La razón de hacer este “alto en la huella” en el mes de enero, está dada porque en él tiene lugar la feria judicial, coincidente con las vacaciones escolares y el “descanso” del coro, por lo que lo único que me seguía atando al acontecer cotidiano era Crónica.
Explicado ya lo previo, voy a entrar a desgranar el porqué del título y de la explicación de su significado etimológico y su relación conmigo.
En otras páginas de esta edición se publica la noticia de la “Fiesta del Deporte”, que, postergada por razones climáticas, finalmente se llevará a cabo el próximo martes 23, organizada por la Dirección de Deportes de la Municipalidad de Basavilbaso. En la misma se reconocerá a los que se destacaron durante el año 2014 en las distintas disciplinas, y se premiará especialmente al “Más destacado”, el que surgirá por una votación que ya se está llevando adelante a través de las redes sociales.
Más allá de algunas coincidencias y discrepancias respecto a la condición de “disciplina deportiva” de alguno de esos rubros, lo que no es nuevo en este tema ya que, por ejemplo, el ajedrez está considerado como deporte oficialmente, pese al eterno debate de que no es necesaria una preparación física profesional para practicarlo, aunque otra teoría sí cree que requiere un esfuerzo físico. De hecho, los ajedrecistas pueden perder mucho peso en un campeonato y cuidan su forma física. En todo caso, el Comité Olímpico Internacional (COI) no lo considera como deporte de disciplina olímpica, lo cual no es un dato menor. Si bien no hay ajedrecistas entre los “ternados” (si se me permite el libre uso de la palabra, que no es la específica), se puede usar la analogía con otras disciplinas que sí figuran.
Pero, otra vez, esa no es la cuestión, y para que quede claro que no lo es, voy a felicitar a los organizadores por resaltar la labor de aquellos que se dedican a potenciar el “corpore sano”.
Mi problema, entonces, está por el lado de la “mens sana”. Ya hace algunas semanas un integrante del Coro Municipal “Magnificat” de nuestra ciudad envió a los medios una nota en la que hace notar la orfandad en que se encuentra el mismo en relación a las autoridades del Cultura de Basavilbaso. Y como yo soy el director de ese Coro, y de ninguna manera le escapo a las responsabilidades, y cuando tengo que decir las cosas las digo, es que me llama poderosamente la atención este contraste entre lo que hace la gente del deporte con los que se dedican a ello en mi pueblo, y lo que podría (o debería) haberse hecho también desde Cultura.
¿O es que no existe la misma cantidad de exponentes del arte, el canto, la danza, la música, el teatro, etc., como para organizar una “Fiesta de la Cultura” y premiar también al más destacado del año? ¿Acaso no se sabe que varios representantes de Basavilbaso han dejado muy bien sentado su propio prestigio y el de su ciudad en diferentes escenarios del país? Es más, hasta una integrante de la Comisión conformada ad hoc para asesorar a la titular de la cartera, Prof. Ana María Busti (estoy hablando de la Sra. Liliana Prado) recibió una comunicación de parte del Secretario de Cultura de la Municipalidad de Paso de los Libres, en la que, con términos muy laudatorios, según ella misma lo refirió, alabó la presentación en dicha localidad correntina de nuestro coro. Entonces ¿Por qué no lo hizo conocer a través de los medios? ¿Por qué no se aprovecha para dar las buenas noticias, cuando las hay? Y ese mismo fin de semana un grupo de rock local, “La Chicago”, actuó en la ciudad de Corrientes, al tiempo que chicos nacidos y criados en Basso triunfan en la danza y en el teatro a nivel nacional, habiéndose formado acá.
Entonces, yo me pregunto, creo que con todo el derecho del mundo: ¿No están por lo menos en un pie de igualdad los destacados por Deportes que los que podrían estar destacados por Cultura? ¿O es que, al final, todo tiene que ver con algunas cosas que pasaron en Basavilbaso durante este año, y que hicieron que algunos de nosotros sintiéramos en nuestra propia piel la realidad de que, aparentemente, “nadie es profeta en su tierra? Es notable que, luego de un año con record de actuaciones, el Magnificat (y hablo del Coro porque soy su máximo responsable y, por sobre todas las cosas, lo siento como una parte de mi vida) haya cantado en su propia ciudad solamente convocado, inéditamente, por el Club Ramsar Juniors y las Escuelas Técnica y Agrotécnica y el Coro de Educación Secundaria. Otras organizaciones culturales y religiosas recurrieron a Coros foráneos (acá alguien podría decir: y buen, el Magnificat canta afuera, por qué no va a venir un coro de afuera a Basso), o repitieron dos veces al mismo. Para los dos planteos yo tengo una respuesta. En el primero de los casos, cada vez que vamos a una ciudad en la que hay también un coro, “exigimos” compartir el escenario, porque es uno de los principios de la música coral. Y para el segundo, acá también hemos sido los pioneros en abrir nuestro propio Encuentro a la nueva agrupación coral, la que dirige la Prof. Carina Cortez, ni bien la misma se creó. Así que, en una de esas nuestra sangre y nuestra herida tienen su propia razón de ser.
"Sufrimos mucho por lo poco que nos falta y gozamos poco por lo mucho que tenemos." William Shakespeare

                                                               Dr. Mario Arcusin para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 11 de diciembre de 2014

Fe de erratas

Fe de erratas; donde dice "que el período abierto el 10 de diciembre de 2014 ha sido, en materia de derechos humanos, un jalón único,", debe leerse "10 de diciembre de 1983". Perdón y gracias

Un capítulo de la Historia

Un capítulo de la Historia - Editorial del 12 de diciembre de 2014
Estoy escribiendo estas líneas, pensando en letras, recordando lo que viví hace 31 años, el día en que Raúl Alfonsín asumió el poder luego de siete (más casi dos) años de oscuridad absoluta, si sumamos el gobierno que sucedió a Perón luego de su muerte y los fatídicos años del Proceso.
Hoy me resulta permitido dirigir la mirada y evocar, con la perspectiva que posibilita el paso del tiempo, los sucesos que marcaron las peripecias de su gobierno, pero que también le dieron significado a estos treinta y un años durante los cuales la democracia sigue intentando consolidarse entre nosotros.
Bienvenida sea la presencia de la primera persona en los relatos de la historia política. Y de ningún modo porque el hecho de partir de la subjetividad del protagonista nos garantice la posesión de la verdad sobre los sucesos que narramos, sino porque ese sesgo personal de los recuerdos permite a quien busque reconstruir un momento histórico, conocer también la forma en que un actor principal vivió los hechos, saber qué fuerzas o que razones (o ambas) estuvieron detrás de sus decisiones. Conocer, en fin, las tramas más finas de un proceso incorporando el habla de cosas que, de otra forma, solo serán habladas por la historia.
Muy parco ha sido nuestro tiempo en prodigar testimonios imparciales. No existen casi memorias presidenciales, a diferencia de lo que ocurre en otras culturas u en otras lógicas de negocio editorial. Ni Roca, ni Yrigoyen, ni Justo, ni Perón, ni Frondizi, ni ninguno de los caudillos militares que fueron ocupando de facto la presidencia de la Nación han dejado memoria de su experiencia en el paso por el poder, achicando así nuestra visión sobre el dramático pasado argentino.
No es fácil traducir en textos el análisis de definiciones y episodios tan trascendentes como su política de derechos humanos, el juicio a las Juntas Militares, las asonadas de Rico y Seineldín, las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, el ataque que efectuaron los rezagos de la guerrilla al cuartel de La Tablada, la hiperinflación y el trámite de la renuncia anticipada, y, como dije más arriba, el Pacto de Olivos, casi como culminación de su carrera política, que llevó a la reforma de la Constitución de 1994.
De todos estos temas, pienso que el más impactante, el que con mayor énfasis subraya lo que la gestión de Alfonsín tuvo de ruptura con un largo pasado de impunidades y amnistías frente a las violaciones del Estado de Derecho que jalonaron por lo menos cincuenta años de vida argentina, fue el de la manera en que diseñó y puso en marcha una política de derechos humanos que fuera ejemplificadora hacia el pasado, pero que, a la vez, pudiera hacerse cargo de sus consecuencias hacia el futuro.
No sé si curiosamente, o como producto natural de una sociedad que es renuente para autoinculparse de sus defecciones, la bandera de los derechos humanos en la presidencia de Alfonsín, valorada en todo el mundo como un ejemplo con escasas o ninguna réplica, ha sido entre nosotros menoscabada, al punto que desde altas tribunas pudo insinuarse que en veinte años de democracia no se había hecho nada en ese sentido, por lo cual el kirchnerismo tomaba esa tarea en sus manos, aparentemente desde la nada histórica, debía pedir perdón a la sociedad. Por supuesto que a eso contribuyeron, quizás sin quererlo (aunque yo no lo creo) organizaciones hasta ese momento impolutas como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
Esta operación subestimatoria alcanza su cifra máxima en la persuasión que cierta comunicación ha trasmitido con la fuerza de una lápida: lo que queda como saldo del período 1983-1989 en materia de derechos humanos no es la Conadep, el Nunca Más ni el inédito juicio y condena a las Juntas Militares, sino las leyes de punto final y obediencia debida. En esa línea mendaz de razonamiento estos instrumentos legales que acotaban en el tiempo y en el número el desfile de militares en los juzgados han sido equiparados al indulto dispuesto por Carlos Menem en una misma saga de debilidades y defecciones. Por las dudas, aclaro, ese mismo Carlos Menem al que Néstor Kirchner definiera alguna vez como “el mejor Presidente de la Historia”. Si hasta me parece estar escuchando a Baglietto cantar aquello que escribiera alguna vez Lito Nebbia:
“Si la historia la escriben los que ganan,
eso quiere decir que hay otra historia:
la verdadera historia,
quien quiera oír que oiga”.  
Esta mentirosa afirmación omite la presentación de un simple dato que marca la diferencia esencial entre ambos momentos: en 1989, el final de la presidencia de Raúl Alfonsín, había siete altos jefes militares condenados a prisión, algunos de ellos a perpetua, 27 procesados, tres condenados por su actitud en la Guerra de Malvinas y 92 procesos y 342 sanciones disciplinarias como resultado de los tres levantamientos militares encabezados por Rico y Seineldín. No eran pocos, pese al punto final y a la obediencia debida, los que estaban sometidos a la justicia, sobre todo teniendo en cuenta que recién habían dejado el poder, y supuestamente los cuarteles todavía les respondían. Luego sí el indulto menemista (peronista) benefició, nada menos, que a 220 militares y a 70 civiles. Pese a lo rotundo de esas cifras, muchos son todavía renuentes a reconocer lo que la historia seguramente enfatizará con el tiempo: que el período abierto el 10 de diciembre de 2014 ha sido, en materia de derechos humanos, un jalón único, y que ese mérito debe atribuirse al coraje cívico con que Alfonsín encaró la cuestión, mientras que el candidato del PJ, Ítalo Lúder, aprobaba la autoamnistía dictada ilegalmente por los militares del Proceso.
El camino elegido implicaba la presencia de dos dimensiones: de un lado, la referida al deslinde de los niveles de responsabilidad entre quienes dieron las órdenes, quienes las cumplieron y quienes se excedieron por interés personal o por mera crueldad. Por el otro, la necesidad de descubrir y reconstruir la verdad de lo sucedido para, una vez cumplida esa tarea que se reflejó en las estremecedoras páginas del Nunca Más, proceder a la alternativa del juicio y del castigo a los violadores de los derechos humanos. Primero el conocimiento de la verdad para establecer la condena ética de la sociedad; luego, el rigor de la ley y el ejercicio de la justicia.
Esas dos misiones que la reconstrucción de la democracia exigía para tornarse verosímil, debieron cumplirse en el marco de situaciones difíciles producto de las reacciones de la Argentina corporativa que se negaba a aceptar las nuevas reglas de la democracia y del limitado margen de maniobras del nuevo gobierno. Fueron momentos cruciales, en los que los hostigamientos castrenses y sindicales produjeron tres alzamientos militares y trece paros generales, llenaron de zozobra a la sociedad y pusieron en jaque a su economía, en los cuales el peronismo, salvo en los momentos de la llamada “renovación”, no supo jugar el papel de socio leal de la reconstrucción democrática sino que, por el contrario, exacerbó la competencia por el poder hasta que, en 1989, en medio de un desmadre económico del que el triunfo electoral de Carlos Menem no fue ajeno, consiguió su objetivo de tronchar el período presidencial. Esos primeros años de la transición democrática que le tocaron pilotear a Raúl Alfonsín transcurrieron así entre el tembladeral de los juicios por violación de los derechos humanos, la desobediencia militar para reprimir a los alzados en rebelión, la agitación sindical y el inicio de la crisis de la deuda que estallaría con violencia años después, pero que desde entonces ya obstaculizaba la recuperación económica.
De la entrega anticipada dijo Alfonsín, con mucha más hidalguía que la que nunca nadie tuvo: “Eso, que para muchos fue un dolor y una frustración, será timbre de honor para la Unión Cívica Radical, porque fue el precio que hubo pagar para garantizar la democracia en la Argentina. Y no creo haberme equivocado”.
¡Grande, Raúl!
                                     Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

  

jueves, 4 de diciembre de 2014

“Mi sangre”

“Mi sangre” - Editorial del 5 de diciembre de 2014
Henry de Jesús López Londoño, alias "Mi Sangre", sindicado como capo narco colombiano, llegó a la Argentina en diciembre de 2011. Venía de Venezuela. Algún día escribiré sobre su historia, que cada vez se está haciendo más cotidiana en la Argentina.
Pero hoy voy a tratar otro tema, para el que, como me servía el título, creí necesario aclarar que le voy a dar otro uso que el que supone a simple vista, producto de la notoriedad pública.
El pasado jueves 27 de noviembre se inauguró en Basavilbaso, más precisamente en el Hospital "Sagrado Corazón de Jesús", el Servicio de Transfusión Hospitalaria con Posta Fija. Fue en una breve ceremonia encabezada por el Director del citado nosocomio, Dr. Sergio Giordanengo, la Dra. Lucrecia Echeverri, referente del Programa Sangre Segura de la cartera sanitaria provincial y la coordinadora técnica del área de Hemoterapia del organismo, Gabriela Jacobo, autoridades de las que se resaltó muy especialmente su importancia y su presencia.
Giordanengo, que fue uno de los oradores, dijo que "es un día muy importante para el hospital y la comunidad de Basavilbaso y la región", y celebró que para la inauguración de este espacio, "que terminaremos reconociendo como Sala de Hemoterapia", se contara con la presencia de Echeverri y Jacobo ,"dos luchadoras permanentes", y particularmente destacó a la Dra. María Dolores Alfaro, "el alma de esta gestión de transfusión segura, y que comenzó a ‘hinchar’ con el tema saliendo a concientizar a la gente".
Y acá, para mí comienza el verdadero meollo de la cuestión, y que seguramente ameritará que el responsable del Hospital de Todos, por quién tengo una especial estima, vuelva a expresar, como lo hizo ese día, y quizás ahora lo haga más públicamente, que yo tengo la característica de ver siempre el vaso “medio vacío”. O, en una de esas me estoy equivocando yo ahora, y él dice, después de leer esta página, que tengo razón. Sobre todo si digo que a mí no me “concientizó” nadie, porque hace cuarenta años que doy sangre y empecé a hacerlo sin saber lo que era.
Muchas veces, al hablar de educación, he dicho que cuando se menciona la “inversión educativa” se debería diferenciar lo que es verdaderamente “obra pública” de lo que se invierte realmente en pura enseñanza. Y para dar un ejemplo, acá, en la cátedra y en los congresos del gremio, digo que Sarmiento, que pese a la ridiculización que se hizo en el canal oficial Paka Paka, y en particular el entrañable personaje Zamba, sigue siendo para los argentinos el “padre del aula”, según nos cuenta la Historia, aprendió a leer y a escribir de corrido a los cuatro años, con su madre, debajo de una higuera, mientras ella tejía en el telar, y luego pasó a estudiar en una escuela en la que había tres aulas para trescientos chicos. Yo sé que ahora hay un movimiento revisionista que tiende a negar toda la historia que no les resulta conveniente, pero hay algunas cosas que es imposible ignorar.
En el acto a que hacía referencia más arriba, y que da lugar a lo que estoy escribiendo, la Dra. Lucrecia Echeverri, dijo que "lo fundamental es el donante. Si el donante tiene buena calidad ahí empieza el proceso y en el que vamos a lograr extraer sangre de buena calidad". "Está ‘buenísimo’ donar sangre...hace bien y Basavilbaso está dando el ejemplo; las colectas aquí son las más numerosas...vamos a utilizar este ejemplo para que el resto de las localidades vean lo que se ha logrado acá", afirmó. Sin embargo, pese a que muchos de los donantes habituales, de aquellos a los que ya no hace falta preguntarles nada porque se sabe su grupo, su factor, las condiciones de su sangre, sus hábitos de vida, su disposición permanente, estaban presentes (¿y por qué no voy a decir estábamos?),  y se saben nuestros nombres y apellidos, solo se mencionó así a los funcionarios. Para mí, o nombraba a todos, o no nombraba a nadie.
Acá viene, entonces, el paralelo con Sarmiento. Se puede donar sangre sin contar con una “Posta Fija”; se puede donar sangre sin contar con sillones especiales; se puede donar sangre sin contar con heladeras apropiadas; se puede donar sangre aún sin que haya un médico hematólogo y hasta, creo, sin que esté presente un bioquímico. De la única manera en la que no se puede donar sangre es si no hay donantes. Y los únicos que en verdad podemos ser agentes multiplicadores de ese sentimiento que nos anima a ir cada dos meses a donde sea para que nos saquen medio litro de sangre somos los que lo hacemos. Solamente nosotros podemos explicar la sensación de placer con la que uno sale de ese lugar, e intentar trasmitir que los miedos y los tabúes no pueden estar por encima de lo que es una necesidad para salvar vidas.   
Hay una anécdota que cuenta el caso de una nena de nombre Liz, en los EEUU, que padecía una enfermedad extraña a la que sólo podría sobrevivir si recibía sangre de su hermano menor, de cinco años, que había superado el mismo mal y había desarrollado anticuerpos. Con sencillez, le explicaron al chico la situación y le preguntaron si estaba dispuesto. Dijo que si eso salvaba a su hermana, lo haría. Durante la transfusión estaban en camas paralelas. Cuando el niño vio que la cara de Liz tomaba color, preguntó: "¿En qué momento moriré?" Había imaginado que Liz recibiría toda su sangre y que él le donaba, en realidad, su propia vida. Y sin embargo igual accedió a hacerlo. No puede ser, entonces, que haya gente que se niegue a donar, estando en condiciones y sabiendo la necesidad imperiosa de dadores, solo por un temor atávico a un pinchazo que duele menos que un corte con un cuchillo de cocina, cosa que nos suele ocurrir habitualmente.
Este hecho, rescatado en un libro llamado “Ecología Emocional”, atañe a la generosidad, que el filósofo francés André Comte-Sponville considera como la virtud del don.  “Cuando uno da lo que necesitan aquellos a quienes conoce o ama, o con quienes comparte parentesco, nacionalidad, ideología, profesión o demás atributos, uno es solidario, señala Comte-Sponville. La solidaridad puede, incluso, imponerse a través de impuestos, de contratos, de campañas, de festivales, o puede ser guiada por conveniencias (mantener una amistad, una sociedad, una apariencia, una imagen). La generosidad es diferente. Bajo su influjo se actúa en beneficio de alguien aun sin compartir nada con él, se le hace un bien aun cuando eso pueda debilitarnos, se da (como dice un viejo proverbio árabe) antes de que se nos pida y, finalmente, se lo hace incluso sin que nadie se entere y sin ningún fin ulterior (como obtener puntajes o descuentos). El hermano de Liz brindaba (según él creía) su vida, algo que él mismo necesitaba. Ese es el meollo de la generosidad: el otro; el prójimo. En este punto se toca con el altruismo, término creado por Augusto Comte (1798-1857), filósofo y padre de la sociología. Comte sostenía que los únicos actos morales son aquellos que tienen como fin el bien del otro”.
Una campaña de donación de sangre será muy necesaria como activadora de la solidaridad, pero, si sólo queda en eso, el efecto puede apagarse cuando esa misma campaña se cierre. Distinto será si despierta la generosidad. Cuando ésta se instala, luego no necesita campañas. No hay llamados a la generosidad, como los hay a la solidaridad. Tampoco al amor, sostén de la generosidad. La donación de sangre no requiere de facultades especiales; es un acto que va más allá de condiciones sociales, económicas y culturales; es una manera real, efectiva, accesible y activa de recordar que somos parte de un todo. Debería ser una muestra habitual de generosidad. La sangre es un símbolo, algo que nos es común, que todos compartimos, que circula sin barreras idiomáticas, religiosas, nacionales. Cuando la donamos, sin preguntar a quién, por qué, para qué, donamos, simplemente, humanidad. No hay premios por eso, no debe haberlos o, por lo menos, no debemos pedirlos. "Cuando uno es generoso con la intención de recibir algo a cambio o de obtener una buena reputación o de ser aceptado, entonces no está actuando como un ser iluminado", dice el Dalai Lama.
O, si quieren, escuchen lo que dijo Jesús a sus discípulos: “cuando hagáis limosnas, no lo vayáis proclamando como hacen los hipócritas por las calles, y en los templos, con el fin de ser honrados por los hombres, en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (Mateo 6,2-4).
                                                  Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso