jueves, 16 de agosto de 2012

Seis pesos por día

Seis pesos por día - Editorial del 17 de agosto de 2012 Dos noticias me conmovieron en estos últimos días, al punto de “desbancar” (nunca mejor utilizado el término) a un tema que consideraba importante pero que quedará para otra ocasión, y ahí el lector comprenderá el porqué del juego de palabras con desbancar. Como debo elegir un orden de prelación, aunque más no sea para saber por cuál de los dos empiezo, creo necesario aclarar que los dos temas están mucho más relacionados entre sí que lo que parece, así que, tanto como me conmoví cuando Juan Carlos Pugliese, circunstancial, improvisado y obligado Ministro de Economía del final del gobierno de Alfonsín, inventó aquella frase que declamaba “les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”, yo voy a empezar hablando, justamente, y para que no me pase lo mismo, del bolsillo. Según el INDEC, una familia tipo (un matrimonio con 2 hijos menores) puede alimentarse con las cuatro comidas diarias y satisfacer los requerimientos proteicos y calóricos con apenas $ 688,37 mensuales o $ 23 por día. Por persona, son casi $ 6 diarios para desayunar, almorzar, merendar y cenar y concluir el día con un cafecito. Esos alimentos incluyen pan, galletitas, carne, pollo, leche, café, te, quesos, huevos, dulces, hortalizas, frutas, verduras y bebidas en las cantidades suficientes para satisfacer, según explica el INDEC, los requerimientos normativos kilocalóricos y proteicos imprescindibles según el sexo y la edad de las personas y de los integrantes de la familia. Las personas y las familias que tienen ingresos para adquirir esa canasta según los valores de la estadística oficial, superan la “línea de indigencia”. Así, por ejemplo, según datos del mes pasado, una familia compuesta de un matrimonio con 2 hijos menores no es indigente si contó con ingresos de $ 688,37 o más. Y es indigente si tuvo ingresos menores a esa cifra. Es claro que con este interesado análisis del organismo K, según estudios de profesores de la Carrera de Nutrición de las Universidades de Buenos Aires (UBA) y de La Plata (UNLP), difundidos por Clarín, se trata de una dieta "obesogénica" y poco equilibrada. Por eso estimaron que para mantener una dieta saludable se necesitan $ 24 por día por persona. Lo que implica $2.861 para una familia tipo por mes. Por supuesto que mientras los medios describen el aumento desmedido de los patrimonios de la Presidente y de sus amigos (también del de Macri, debemos decir), no me queda mucho más que la ironía para suponer de qué manera podría yo intentar, bajo el antiguo pero eficaz sistema de prueba-error, demostrar que lo que afirma el Instituto de Mediciones a Medida (así debería llamarse el Indek) no terminará siendo como aquél refrán tradicional español que dice que no hay que hacer como el burro del gitano, que aprendió a no comer y se murió cuando ya había aprendido. Así, como el Indek dice que se puede comer con $ 6 pesos por día, pero no dice por cuántos días, yo puedo proponer, por ejemplo comenzar el lunes desayunando una manzana, almorzando un pan miñón con una feta de queso y salame, merendando mate cocido con dos galletitas y cenando polenta con sal y aceite. Si es que puedo dormir y no me como las orejas (las mías o las de mi compañera de cama), el martes desayuno mate cocido con otras dos galletitas, almuerzo arroz con sal y aceite, meriendo una manzana y ceno una sopa deshidratada (de esas de cubitos). Y hasta acá estoy haciendo los deberes que manda Moreno. Ya para el miércoles, si es que logro levantarme, y para cambiar un poco, desayuno una banana, almuerzo dos zapallitos hervidos, meriendo un pan con queso y salame y ceno una compota de ciruelas. Paro con el detalle otra vez para sugerirme a mí mismo que a esta prueba la haga la semana que viene, que, como saben, por tener agosto cinco viernes, no saldrá Crónica. Digo, porque con este menú que me inventó el kirchnerismo, ni fuerzas para escribir voy a tener. Sigo el jueves con algo similar, y sin grandes cambios, si es que no me sobrevino ya la muerte por paro cardiorespiratorio, cuyo diagnóstico, que figurará seguramente en el certificado de defunción, será “fuerte cuadro de desnutrición/anemia crónica producido por defensas inmunológicas bajas”. Estaré como el burro del refrán, pero haré realidad el cuento que nos están contando. Me habré muerto con la certeza de haber comprendido, después de haberlo enseñado tanto en mis clases de Historia, el porqué de la bronca del pueblo francés, que salió a la calle el 14 de julio de 1789, cuando la gota que rebalsó el vaso fue la frase de María Antonieta (una de las últimas que pronunció antes de que le corten la cabeza), cuando, frente al reclamo de la gente diciendo que no tenían pan para comer, les contestó que comieran torta. Y si no, habrá que hacer como decía un amigo, tomando a risa estos temas, porque no hay otra manera. Según él, la única forma de comer con seis pesos es comprar un dólar a un “arbolito”, frente a un inspector de la AFIP, para que te metan preso. De esa manera te darán de comer unos cuántos días por solo esos seis pesos. ¡Y, agrego yo, hasta por ahí te llevan a un “acto cultural”! Y ya que hablamos de clases de Historia, y para enlazar con el segundo tema, que por supuesto tiene muchísimo que ver con el que recién termino de desarrollar, necesito imperiosamente contar lo que relató una compañera docente de acá cerca nomás, de Paranacito. Ya el domingo pasado Jorge Lanata había denunciando el desembarco de “La Cámpora” en las escuelas, pero ahora, esta semana, acá, casi a la vuelta de la esquina, y con el pretexto de una “charla artiguista” se hicieron presentes en un colegio, supuestamente avalados por el CGE (hasta que no se demuestre lo contrario) y promocionados por Sidecreer, personas que dieron una charla entregando una singular folletería. Como para muestra basta un botón, voy a entregarles dos “perlas” de esos nunca mejor llamados panfletos: “Para todos los jóvenes: nunca, jamás, estuvimos tan cerca de conocer nuestra identidad. Una vez que lo logremos, podemos construir un futuro en común para toda América, tal como soñó otro gran hombre que tuvo Argentina, que dedicó sus últimos meses de vida a lograr esta unión y que se llamó Néstor Kirchner”. “(…) Este presente maravilloso nos permite estas cosas que hemos logrado, primero con Néstor y ahora con Cristina Fernández, y debemos incorporarlas definitivamente a la cultura social y política de la Argentina. Por eso estamos nosotros gobernando, pero también militando en el lugar que nos toca (…) pero con la consigna del nunca menos que esto que hemos logrado, una Argentina para todos”. Aún quedando a criterio de cada lector la interpretación de lo transcripto, hay que dejar en claro que la prohibición de la propaganda partidista en las escuelas es para todos (y todas), y debe respetarse. Y más que nada si los recursos utilizados para esa propaganda son aquellos provenientes de fondos públicos destinados a educación. Eso constituye una falta grave a la ética por parte de nuestros gobernantes, justo cuando el Sr. Gobernador dice, muy suelto de cuerpo (seguramente porque está comiendo por seis pesos), respecto al reclamo salarial de los empleados públicos, que “va a haber recomposición en algún momento, cuando haya plata”. Ya lo dijo Albert Einstein: “Solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y no estoy seguro de la primera” Y Sigmund Freud: “Hay dos maneras de ser feliz en esta vida; una hacerse el idiota; la otra, serlo”. Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 9 de agosto de 2012

La ciudad sin ley

La ciudad sin ley - Editorial del 10 de agosto de 2012 El título de hoy lo tomé prestado de una película norteamericana representativa de lo que ahora se denomina "cine de culto", filmada en el año 1955. La historia, ya que estamos, tiene que ver con que, después de veinte años siendo sheriff y manteniendo la ley y el orden en su ciudad, Frank Pateh ve cómo los caciques de la zona quieren destituirle y poner en su lugar a un sheriff más "manejable". En realidad el título de la película, en inglés, es "A lawless street", que literalmente sería "una calle sin ley", pero las exigencias de promoción, seguramente, hicieron que en nuestro país se le ampliara un poco el concepto, lo que también me permitirá a mí extenderlo todavía un poco más. Por supuesto que esto viene a constituir una implícita segunda parte del editorial de la pasada semana, en el que analizaba y ubicaba en el "banquillo de los acusados" (valga la expresión) a la decisión del gobierno nacional, puesta en práctica a través del Servicio Penitenciario Federal, de permitir la salida de ciertos y determinados presos, algunos muy notorios, contraviniendo flagrantemente la normativa vigente, y demostrando, como lo están haciendo con otras cosas, que tienen muy dispuestas ciertas partes del cuerpo para pasarse lo que la gente opina de sus acciones. Si bien es cierto que durante esta semana ha habido versiones respecto a que, como resultado de la repercusión pública de estos ¿¡actos culturales!? a los que tenían el honor, el placer y el gusto de acceder algunos notorios y recientes homicidas y violadores, sería puesto "en disponibilidad" Víctor Hortel, el responsable del citado Servicio, ello no me garantiza ni la discontinuidad de ese proyecto (porque si a ellos les sirve, lo seguirán haciendo), ni tampoco que Hortel quede "fuera de circulación", ya que su ubicación dentro de la estructura del kirchnerismo, sea a través de "La Cámpora" o de ese engendro impresentable que denominaron "Vatayón Militante" (¡hasta nos da vergüenza escribirlo así, pero qué le vamos a hacer si le pusieron ese nombre!) nos asegura que tendremos su nefasta influencia al lado de Cristina para siempre, haciendo que la sociedad se convierta en una cárcel abierta, a cambio de favores musicales y vaya a saber de qué otro tipo. Estos temas son estudiados por la Sociología y por la Epistemología, también llamada Filosofía de la Ciencia o Filosofía del Conocimiento, y es por eso que, ya que formaron parte de mi trayecto universitario, me voy a permitir hacer una aproximación a las razones por las cuales entiendo que esa medida, más allá de su éxito mensurado en índices de reincidencia, es sumamente desaconsejable. Y lo hago aún sabiendo que habrá a esta altura del recorrido conceptual quien quiera llamarme para decirme que estoy "gastando pólvora en chimangos", pero de todas maneras como confío en la inteligencia del lector, me voy a meter en honduras (con minúscula). Esta gente, más preocupada en la re reelección (sinónimo de perpetuación en el poder y de inimputabilidad de la criminalidad de sus negociados) que en la legalidad, ha "olvidado" que la criminalidad es un hecho social, no puramente biológico. Tampoco se la puede explicar en términos puramente psicológicos, ya que, en una sociedad bien constituida, el hogar y la escuela deben enseñan a controlar esos impulsos antisociales. Mis alumnos recordarán que, cuando hablo de delincuencia, descarto pero igual se las enseño, esa teoría de fines del siglo XIX, propuesta por los criminalistas italianos Césare Lombroso y Enrico Ferri, que hablaba del "criminal nato". Ambos pretendían hacernos creer que un examen facial o una disección cerebral permitirían diagnosticar la personalidad criminal. Naturalmente esa hipótesis es falsa y está desde hace tiempo totalmente desacreditada. Pero tampoco sirven para explicar la delincuencia las razones míticas, a las que muchos son afectos a recurrir, y que tienen que ver con aducir maldiciones divinas, complejos como el de Edipo o similares, que terminan siendo puras fantasías que no ayudan a prevenir los delitos. Para hacer algo en la batalla contra la incidencia y la reincidencia criminal, o sea para disminuir la delictuosidad y rehabilitar al delincuente, hay que empezar por averiguar las causas y las maneras de manipularlas. Solo así se podrán disminuir apreciablemente sus efectos. Pero, por supuesto, entre esas correctas maneras de encarar el problema no se encuentra la que hemos visto y criticado, y que consiste en tocar el bombo, bailar candombe y hacer vivas por Néstor y por Cristina. Lo que pasa, y si no lo digo esta página pierde seriedad y consistencia, es que no solamente viven del delito los delincuentes (rateros, falsificadores, contrabandistas, tratantes de blancas, terroristas y asesinos profesionales, genocidas y dictadores) sino también, aunque del otro lado, pero viven al fin de eso (en una parte debería decir "vivimos" porque me incluye) los policías, abogados, jueces, empleados de tribunales, guardiacárceles (Víctor Hortel, sin ir más lejos) y, sobre todo, los políticos, que muchas veces exageran o minimizan el peligro de la delincuencia, según eso le genere más o menos votos. Entonces, aunque no suene demasiado simpático, el volumen de la industria del delito depende no sólo de la cuantía de los hechos delictuosos, sino, y fundamentalmente, del rigor de las leyes y de que las cárceles sean usadas como establecimientos de castigo o de rehabilitación. Una forma de aclarar la cuestión es no quedarnos en lo anecdótico y recurrir, por ejemplo, a la legislación comparada. En los EEUU, cuyas películas y novelas policiales nos suelen mostrar una realidad bastante aterradora, se da la paradoja de que la población carcelaria se cuadruplicó en los últimos años, mientras que la delincuencia disminuyó notablemente. Eso es para tenerlo en cuenta. Siguiendo con el análisis de la legislación comparada, en los países escandinavos (Suecia, Finlandia, Noruega) y en Holanda, convirtieron las cárceles en escuelas en las que el delincuente aprende o perfecciona un oficio útil, de modo que no suele reincidir. Eso es importante porque creo que a nadie le quedan dudas de que la cárcel clásica es una academia de delincuentes. Nadie se convierte en homicida sólo por convivir con alguno de ellos en la misma celda, pero sí estoy seguro de que los ladrones y estafadores avezados instruyen a los noveles, e incluso planean allí operaciones para cuando los suelten. La criminología debería ser una sociotécnica con fines primordialmente preventivos y rehabilitatorios, en lugar de ser exclusivamente una técnica de control social en manos de jueces, policías y carceleros, ninguno de los cuales está capacitado para pronosticar y menos corregir eficazmente la conducta delictiva. Pero en esta encrucijada, y con mucha (demasiada) gente reclamando en las calles por justicia (AMIA es solo un caso testigo de ese reclamo, pero hay muchos más, anónimos e individuales, como la desesperación de los padres de Wanda Taddei), tengo muy en claro que es una burla escucharlo a Hortel, vestido en riguroso traje de superhéroe (el Hombre Araña) decir: "Esto (el Festival) permite a las personas que están privadas de la libertad, expresarse, estar alegres, estar contentos, porque eso, en definitiva, baja la conflictividad y el nivel de violencia". Mientras tanto, Cristina Fernández aseguró que "tiene razón" su hijo, Máximo Kirchner, cuando dice que "la bala que mató a Mariano Ferreyra rozó también el corazón de su papá". Pongámonos de acuerdo, Señora, porque Cristian Favale, el principal sospechoso de haber matado al militante del Partido Obrero, fue autorizado a salir de prisión en mayo pasado para participar de "actividades culturales" organizadas por el Vatayón Militante. ¡Una vergüenza! Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

jueves, 2 de agosto de 2012

Aporías

Aporías - Editorial del 3 de agosto de 2012 Con el término aporía nos referimos a la situación que se crea cuando un problema carece de solución o da lugar a conclusiones absurdas, y su origen etimológico tiene que ver con algo así como "camino sin salida". El método de la aporía consiste en lo que podemos llamar la "demostración indirecta" o "reducción al absurdo": demostración indirecta de una tesis mediante la reducción al absurdo de la tesis contraria. Hoy en día la aporía significa la imposibilidad de resolver un problema si se comienza a partir de ciertas premisas falsas. Algo así como, y lo decimos otra vez, tratar de que, mezclando tierra con agua, nos salga un flan de vainilla. Tengo por costumbre iniciar mis clases de Formación Ética y Ciudadana preguntándoles a los alumnos cuál creen que es la noticia más importante de la semana. Por supuesto que me suelo agarrar algunas chinches con eso, ya que soy consciente de que el nivel de información de nuestros chicos es bastante deficiente. Contestan mencionando los hechos delictivos resonantes o los de la farándula (o, a veces, los dos juntos, como pasó este fin de semana con lo de Moria Casán), precisamente porque esos son los temas con los que los bombardean cotidianamente y en el minuto a minuto desde los medios, principalmente desde la televisión. El miércoles (hoy, para mí mientras escribo) reiteré esa inquietud, esperando que me contestara alguno de ellos que los había impactado la decisión del Servicio Penitenciario Federal (aun cuando ellos no supieran de quién provenía) de permitir salidas transitoria a ciertos y determinados, y para ciertos y determinados actos, pero eso no sucedió. El hecho conocido, porque lo publicó el Diario Clarín, tiene que ver con las salidas de prisión de Eduardo Vásquez, el ex baterista de Callejeros que fue condenado a 18 años de prisión por el homicidio de su mujer Wanda Taddei, y de Rubén "Oveja" Pintos, condenado a perpetua por el del barrabrava de River, Gonzalo Acro. Los dos fueron juntos a un acto, el 24 de junio pasado, en el patio del Museo Penitenciario. Vásquez había sido condenado 10 días antes y Pintos, en septiembre del año pasado, o sea hace nueve meses. Antes de entrar a considerar las consecuencias políticas de estos hechos, estoy obligado a resaltar que los principios ético, tanto como los de la lógica, no admiten contradicciones, bajo pena de inconsistencia. Pueden romperse, pero no plegarse a placer, y una vez admitido que un ciudadano puede ser beneficiado por "necesidades procesales", ningún juego de palabras puede impedir que lo sea también por "necesidades penales", y hasta por "necesidades políticas". El ministro de Justicia y Derechos Humanos, Julio Alak, desmintió terminantemente que el Servicio Penitenciario Federal traslade internos sin autorización judicial, y calificó de "disparate absoluto" la afirmación de Clarín sobre el presunto reclutamiento de reclusos para realizar actividades políticas. "Son salidas debidamente autorizadas" y "se realizan para asistir a actividades culturales, en el marco de políticas basadas en la educación, el trabajo, el arte y la familia destinadas a favorecer la reintegración social de las personas privadas de la libertad", afirmó el ministro, seguramente obligado por su "obediencia debida". Es claro que uno podría preguntarse si constituye una "actividad cultural" ir a actos y reuniones puramente políticas, y hasta por qué no hacen su actividad cultural dentro de la cárcel ya que fueron condenados a estar privados de su libertad y cumplir su condena, dentro del esquema que prevé nuestra Constitución con aquello de que "las cárceles serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas". Desde la Asociación de Familiares de Víctimas de Delitos Aberrantes de Entre Ríos (Vidaer) se ha señalado, con razón, "nos produce vergüenza ajena lo que ocurre en este país, ver cómo los poderes se burlan del dolor de los familiares de las víctimas otorgando "salidas de resocialización" a los asesinos y después discutiendo estupideces al respecto". Por ello opinaron que "nos llena de más dolor aún, ver como los medios de comunicación destrozaron la noticia tironeándola como perros hambrientos entre opositores y oficialistas tratando de utilizarla en contra o a favor, para descalificar o para defenderse, según corresponda". En tal sentido consideraron que la decisión de la justicia deja un mensaje "claro": "podes matar que, incluso antes de ser condenado, vas a obtener los beneficios de un sistema penal patético e injusto que solo piensa en favorecer a los homicidas olvidándose de las víctimas". Y en el marco de la polémica por la presencia de esos presos notorios en también más que notorios actos políticos kirchneristas, Eugenio Zaffaroni, integrante de la Corte Suprema de Justicia, defendió este miércoles el hecho que los reclusos gocen de salidas transitorias en el marco de los programas de reinserción social. Sin embrago, resaltó que ese tipo de salidas se dan recién después de cumplida la mitad de la condena y que "habrá que ver si las autorizaciones que se han dado" a los detenidos se enmarcan en la ley. Pero al son del discurso que al respecto bajó Cristina, los kirchneristas, por ser más papistas que el Papa, son incapaces de decir una vez "nos equivocamos, pedimos disculpas a la sociedad". En lugar de ello, balbucean una y otra vez excusas sin sentido, mienten una y otra vez, y nos toman por infradotados. Mientras aumenta la polémica por las acciones del autodenominado Vatayón Militante (otro contrasentido en el nombre, para los que luchamos desesperadamente por lograr que se escriban las palabras como corresponde) dentro de las cárceles y los permisos de salidas de presos para actos políticos, otro video demuestra una relación muy cercana entre el director del Servicio Penitenciario Nacional, Víctor Hortel, y condenados por crímenes aberrantes. Pese a ello nuestra Presidente dijo que "es modelo" en comparación con los provinciales, entre los que puso como mal ejemplo al bonaerense (hasta ahí le cobra facturas a Scioli). Aquellos que conocen el sistema penitenciario por dentro afirman que esta forma de operar entre presos y funcionarios empezó en abril de 2011, cuando asumió Hortel. Desde ese momento empezó a actuar ese llamado "Vatayón Militante", un grupo ligado a La Cámpora. Aunque se reivindican como peronistas, su pastiche ideológico los pasea también por el guevarismo y los movimientos revolucionarios de los años 60 y 70. Fuentes incluso dentro del gobierno de Cristina Kirchner afirman que el propio Hortel comanda a esa agrupación, cuya facilidad de movimientos dentro de los pabellones no tienen antecedentes históricos. Ni siquiera Franja Morada, durante el gobierno de Raúl Alfonsín y con el centro de estudios instalado entonces en la cárcel de Villa Devoto, tuvo los privilegios de este Vatayón Militante para el adoctrinamiento político de detenidos. El propio funcionario, cuya firma avala los certificados de conducta de los presos, participa de murgas dentro de los pabellones de la unidad carcelaria de Marcos Paz. Redoblante en mano, puede observarse a Hortel al lado del detenido Pablo Díaz, condenado a cadena perpetua por la violación y asesinato de Soledad Bargna en 2009. Si bien es dable preparar a los presos para su vida social una vez libres, no es menos cierto que las leyes fueron hechas para cumplirlas y las sentencias derivadas de ellas también, por lo que resulta inadmisible permitir salidas a individuos con condenas por crímenes probados y cuyo tiempo de permanencia en calidad de presos sea inferior a la mitad de su condena, pues admitiendo que no existe resocialización en las cárceles, no podemos creer que quien obtiene permisos con tan escaso tiempo de presidio, esté en condiciones de no reincidir. "La injusticia en cualquier lugar es una amenaza en todos lados". Martin Luther King Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso