jueves, 2 de agosto de 2012

Aporías

Aporías - Editorial del 3 de agosto de 2012 Con el término aporía nos referimos a la situación que se crea cuando un problema carece de solución o da lugar a conclusiones absurdas, y su origen etimológico tiene que ver con algo así como "camino sin salida". El método de la aporía consiste en lo que podemos llamar la "demostración indirecta" o "reducción al absurdo": demostración indirecta de una tesis mediante la reducción al absurdo de la tesis contraria. Hoy en día la aporía significa la imposibilidad de resolver un problema si se comienza a partir de ciertas premisas falsas. Algo así como, y lo decimos otra vez, tratar de que, mezclando tierra con agua, nos salga un flan de vainilla. Tengo por costumbre iniciar mis clases de Formación Ética y Ciudadana preguntándoles a los alumnos cuál creen que es la noticia más importante de la semana. Por supuesto que me suelo agarrar algunas chinches con eso, ya que soy consciente de que el nivel de información de nuestros chicos es bastante deficiente. Contestan mencionando los hechos delictivos resonantes o los de la farándula (o, a veces, los dos juntos, como pasó este fin de semana con lo de Moria Casán), precisamente porque esos son los temas con los que los bombardean cotidianamente y en el minuto a minuto desde los medios, principalmente desde la televisión. El miércoles (hoy, para mí mientras escribo) reiteré esa inquietud, esperando que me contestara alguno de ellos que los había impactado la decisión del Servicio Penitenciario Federal (aun cuando ellos no supieran de quién provenía) de permitir salidas transitoria a ciertos y determinados, y para ciertos y determinados actos, pero eso no sucedió. El hecho conocido, porque lo publicó el Diario Clarín, tiene que ver con las salidas de prisión de Eduardo Vásquez, el ex baterista de Callejeros que fue condenado a 18 años de prisión por el homicidio de su mujer Wanda Taddei, y de Rubén "Oveja" Pintos, condenado a perpetua por el del barrabrava de River, Gonzalo Acro. Los dos fueron juntos a un acto, el 24 de junio pasado, en el patio del Museo Penitenciario. Vásquez había sido condenado 10 días antes y Pintos, en septiembre del año pasado, o sea hace nueve meses. Antes de entrar a considerar las consecuencias políticas de estos hechos, estoy obligado a resaltar que los principios ético, tanto como los de la lógica, no admiten contradicciones, bajo pena de inconsistencia. Pueden romperse, pero no plegarse a placer, y una vez admitido que un ciudadano puede ser beneficiado por "necesidades procesales", ningún juego de palabras puede impedir que lo sea también por "necesidades penales", y hasta por "necesidades políticas". El ministro de Justicia y Derechos Humanos, Julio Alak, desmintió terminantemente que el Servicio Penitenciario Federal traslade internos sin autorización judicial, y calificó de "disparate absoluto" la afirmación de Clarín sobre el presunto reclutamiento de reclusos para realizar actividades políticas. "Son salidas debidamente autorizadas" y "se realizan para asistir a actividades culturales, en el marco de políticas basadas en la educación, el trabajo, el arte y la familia destinadas a favorecer la reintegración social de las personas privadas de la libertad", afirmó el ministro, seguramente obligado por su "obediencia debida". Es claro que uno podría preguntarse si constituye una "actividad cultural" ir a actos y reuniones puramente políticas, y hasta por qué no hacen su actividad cultural dentro de la cárcel ya que fueron condenados a estar privados de su libertad y cumplir su condena, dentro del esquema que prevé nuestra Constitución con aquello de que "las cárceles serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas". Desde la Asociación de Familiares de Víctimas de Delitos Aberrantes de Entre Ríos (Vidaer) se ha señalado, con razón, "nos produce vergüenza ajena lo que ocurre en este país, ver cómo los poderes se burlan del dolor de los familiares de las víctimas otorgando "salidas de resocialización" a los asesinos y después discutiendo estupideces al respecto". Por ello opinaron que "nos llena de más dolor aún, ver como los medios de comunicación destrozaron la noticia tironeándola como perros hambrientos entre opositores y oficialistas tratando de utilizarla en contra o a favor, para descalificar o para defenderse, según corresponda". En tal sentido consideraron que la decisión de la justicia deja un mensaje "claro": "podes matar que, incluso antes de ser condenado, vas a obtener los beneficios de un sistema penal patético e injusto que solo piensa en favorecer a los homicidas olvidándose de las víctimas". Y en el marco de la polémica por la presencia de esos presos notorios en también más que notorios actos políticos kirchneristas, Eugenio Zaffaroni, integrante de la Corte Suprema de Justicia, defendió este miércoles el hecho que los reclusos gocen de salidas transitorias en el marco de los programas de reinserción social. Sin embrago, resaltó que ese tipo de salidas se dan recién después de cumplida la mitad de la condena y que "habrá que ver si las autorizaciones que se han dado" a los detenidos se enmarcan en la ley. Pero al son del discurso que al respecto bajó Cristina, los kirchneristas, por ser más papistas que el Papa, son incapaces de decir una vez "nos equivocamos, pedimos disculpas a la sociedad". En lugar de ello, balbucean una y otra vez excusas sin sentido, mienten una y otra vez, y nos toman por infradotados. Mientras aumenta la polémica por las acciones del autodenominado Vatayón Militante (otro contrasentido en el nombre, para los que luchamos desesperadamente por lograr que se escriban las palabras como corresponde) dentro de las cárceles y los permisos de salidas de presos para actos políticos, otro video demuestra una relación muy cercana entre el director del Servicio Penitenciario Nacional, Víctor Hortel, y condenados por crímenes aberrantes. Pese a ello nuestra Presidente dijo que "es modelo" en comparación con los provinciales, entre los que puso como mal ejemplo al bonaerense (hasta ahí le cobra facturas a Scioli). Aquellos que conocen el sistema penitenciario por dentro afirman que esta forma de operar entre presos y funcionarios empezó en abril de 2011, cuando asumió Hortel. Desde ese momento empezó a actuar ese llamado "Vatayón Militante", un grupo ligado a La Cámpora. Aunque se reivindican como peronistas, su pastiche ideológico los pasea también por el guevarismo y los movimientos revolucionarios de los años 60 y 70. Fuentes incluso dentro del gobierno de Cristina Kirchner afirman que el propio Hortel comanda a esa agrupación, cuya facilidad de movimientos dentro de los pabellones no tienen antecedentes históricos. Ni siquiera Franja Morada, durante el gobierno de Raúl Alfonsín y con el centro de estudios instalado entonces en la cárcel de Villa Devoto, tuvo los privilegios de este Vatayón Militante para el adoctrinamiento político de detenidos. El propio funcionario, cuya firma avala los certificados de conducta de los presos, participa de murgas dentro de los pabellones de la unidad carcelaria de Marcos Paz. Redoblante en mano, puede observarse a Hortel al lado del detenido Pablo Díaz, condenado a cadena perpetua por la violación y asesinato de Soledad Bargna en 2009. Si bien es dable preparar a los presos para su vida social una vez libres, no es menos cierto que las leyes fueron hechas para cumplirlas y las sentencias derivadas de ellas también, por lo que resulta inadmisible permitir salidas a individuos con condenas por crímenes probados y cuyo tiempo de permanencia en calidad de presos sea inferior a la mitad de su condena, pues admitiendo que no existe resocialización en las cárceles, no podemos creer que quien obtiene permisos con tan escaso tiempo de presidio, esté en condiciones de no reincidir. "La injusticia en cualquier lugar es una amenaza en todos lados". Martin Luther King Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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