jueves, 26 de enero de 2012

Palmira y Ramón

Palmira y Ramón – Editorial del 27 de enero de 2012
Debo decir, porque nobleza obliga, que el tema del pescado me dejó “calentito”. Y preocupado. Sobre todo porque nadie contestó, ni para negar ni para confirmar mi aserto, lo cual reafirma mi criterio de que todo les importa nada. Y lo que menos les importa es la gente, salvo en el único y preciso instante del voto.
Y para colmo de males, (o de bienes para beneficio de esta página y del lector), sobre que no terminé de elaborar el duelo por la imposibilidad que tenemos los que no adherimos al kirchenirsmo de consumir ese producto de mar (nos debemos contentar con mojarritas del Gualeguay y algún moncholito con gusto a barro, ya que nuestra falta de criterio para votar es directamente proporcional a la ausencia de gusto gastronómico, parece), se dieron a publicidad dos o tres cuestiones similares, incluso seguramente más graves en sus consecuencias, que me obligaron a insistir sobre la función de la política y de los que la ejercen de manera activa, habiendo accedido gracias a ella a la función pública.
Nicolás Maquiavelo, que no sé si cantaba, pero seguro que no tocaba el teclado electrónico porque nació en 1469 y murió en 1527, y que, por supuesto, y fiel a su teoría y a su nombre, era bastante “maquiavélico”, escribió por aquellos tiempos que “el político ha de ser una persona hábil, capaz de manipular situaciones valiéndose de cualquier medio; ha de poseer destreza, y una equilibrada combinación de fuerza y tesón, además de intuición para sortear los obstáculos que se le presenten y una carencia total de escrúpulos. Ha de ser además capaz de actuar según los cambios momentáneos, buscando apoyos o forzando traiciones según las circunstancias. En consecuencia, el político no debe poseer virtud alguna, pero ha de estar en condiciones de simular poseerlas todas, lo que supone actuar con absoluta indiferencia ante el bien y el mal (amoral) con absoluto despotismo”.
El pensamiento de Maquiavelo está dominado por el realismo político: se ha de analizar el acto político puro, sin connotaciones trascendentes o morales. Este acto sólo es válido si resulta eficaz. Mediante este análisis pretende alcanzar las leyes inmutables y necesarias que rigen la historia del hombre, puesto que ésta se repite inexorablemente, pudiendo deducirse así lo que será la historia futura de la humanidad.
Alguno de los lectores podrá considerar que una merluza más o menos (¿y una cazuela de mariscos?) no justifican traerlo a colación a Maquiavelo, pero veremos qué piensa luego de terminar la lectura de la página de hoy.
La Comisaría local de la Policía de Entre Ríos recibió hace un tiempo una camioneta Ford Ranger 0 km. (hecho que, por supuesto, se promocionó y difundió profusamente, en bien de los funcionarios que la habían conseguido, y a los que debíamos alabar por ello), supuestamente para optimizar el servicio público de seguridad, que junto con el de salud y el de educación son los tres esenciales que debe brindar el Estado (en este caso el provincial) a sus habitantes.
El hecho es que, sin que la noticia mereciera tampoco la atención ni la respuesta de nadie con poder, y acá ya no hablamos de un filet más o menos, se decidió desde la superioridad cambiarla por una más antigua. Las razones esgrimidas (por lo menos extraoficialmente), y que suman más desconcierto todavía, tienen que ver con “inconvenientes de mantenimiento” por parte de la Comisaria local, ya que la camioneta aparentemente debía ser usada con gas oíl tipo Euro, para lo que “no daban los costos”, aunque si para el del tipo Ultra, como consume la que ahora se recibió en perjudicial trueque. Aunque la diferencia entre el precio de ambos combustibles no es demasiado significativa, la cuestión de fondo es que, según se dice (porque tampoco se informó oficialmente), el presupuesto ¡mensual! con que para ese fin se cuenta solo asciende a la suma de $ 700 pesos, lo cual constituye en sí mismo una verdadera vergüenza, si tenemos en cuenta otros gastos que eroga la administración pública, innecesarios y superfluos.
¿O será también ésta otra factura de las que anticipábamos la pasada semana?
Alguna vez en esta página inquirí acerca de si se justificaban ciertos y determinados traslados de funcionarios en remis, muchas veces hacia destinos y propósitos absurdos. Y me consta que con uno solo de esos viajes “al cuete” se duplica ipso facto la capacidad financiera para hacer frente a la diferencia que, supuestamente, justificó que nos cambien, otra vez, merluza por bagre.
Y eso sin entrar a considerar puestos creados a medida de hijos y entenados, para cumplir tareas inexistentes y con sueldos que exceden largamente lo que empleados públicos con toda su vida dedicada a su tarea verdaderamente funcional cobran. ¡Y encima a los “genios”, como “no le dan los números”, se les ocurrió aumentar la edad para la jubilación! La de los otros, no la de ellos, que cuentan distinto.
Y como para demostrar que el mal ejemplo cunde, y que no solo desde el Estado se juega con la gente, también en esta semana los medios informaron que Gerónimo “Momo” Venegas, titular del gremio de los peones rurales, cobró el año pasado 444.351 pesos por ser titular del Registro de los Peones Rurales (Renatre). En total, ese organismo pagó sueldos jerárquicos por 3,5 millones de pesos en 2011. Los beneficiados fueron cuatro directores por Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre) –incluido Venegas– y cuatro directores que representan a las entidades que forman la Mesa de Enlace: Federación Agraria, Sociedad Rural, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y Coninagro. Esta información surge de fuentes del propio organismo, que se corroboran en las bases de datos de la Anses y la AFIP.
Acá si que cabe bien aquél verso de “El Orejano”:
“Porque aunque no tengo donde caerme muerto
soy mas rico que esos que ensanchan sus campos
pagando en sancocho de tumbas resecas
al pobre peón que deja los bofes cinchando”.
En realidad, deberíamos transcribir acá el tema completo que popularizaran Cafrune y Los Olimareños, porque le cae como anillo al dedo a esta cuestión de la ética y de las prioridades.
Es como dice Serafín J. García, su autor:
“Porque no me enyenan con cuatro mentiras
los maracanaces que vienen del pueblo
a elogiar divisas ya desmerecidas
y hacernos promesas que nunca cumplieron”.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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