viernes, 23 de octubre de 2009

Peyton Place - Editorial del 23 de octubre de 2009
Tres noticias dan lugar a la temática de la página de hoy.
Una tiene que ver con que el ex presidente Fernando de la Rúa irá a juicio oral en la causa por el pago de sobornos en el Senado para aprobar la ley de reforma laboral en 2000. Solamente diremos, respecto a esto, por ahora, que nos extraña sobremanera que sin haber pruebas contra De la Rúa (por quién, de todas maneras, no estamos poniendo las manos en el fuego) se apele al principio de que el máximo mandatario debe saber, y es responsable de ello, todo lo que hacen sus subalternos. En ese caso celebraremos que, con idéntico criterio, y utilizando los mecanismos que la Constitución Nacional prevé para estos casos, se procese a los también máximos responsables de las causas Skanska, Conarpesa, Antonini Wilson, Jaime, D'Elía, etc., aún cuando en este caso no se trate de un vapuleado ex presidente al que le tocó gobernar en un período muy inestable (para lo que, obviamente, no estaba preparado), sino de los actuales, real y virtual, mandatarios.
La otra, que comparte protagonista, tiene que ver con las declaraciones del ¿ex? presidente Néstor Kirchner en un acto que encabezó el martes por la noche en Córdoba, donde aseguró: "Nos gustaría tener enfrente a una oposición que tenga ideas y que no agravie".
Alguien debería advertirle a Kirchner que lo malo del autoritarismo es que es un sistema de gobierno y una doctrina en la que todas las actividades de una sociedad están sometidas a los fines de los dirigentes y de la ideología totalitaria inspiradora del Estado, o quizás deberían hacerle leer un poco más de Historia, que es la ciencia que enseña a no repetir los errores. Por ejemplo, no abrevar tanto en las aguas del stalinismo, del que parece ser un admirador confeso, a la luz de los hechos.
Los regímenes autoritarios suelen surgir como respuesta a un supuesto caos social, donde se hace imprescindible encontrar un responsable que justifique los excesos del régimen, y esto es lo que está buscando hacernos creer este personaje que se torna cada vez más nefasto para la Argentina, a medida que va dejando de lado toda razón y toda lógica.
Y el último. Ese mismo día, en el microestadio de Racing, en Avellaneda, la Presidente, en un acto de incorporación de 10.000 "cooperativistas" al Programa Social con Trabajo, aprovechó la ocasión para elogiar su propia gestión y criticar a la oposición. ¿La alumna supera al maestro?
Dijo Cristina Fernández: "No nos reunimos para criticar a los demás, nos reunimos para hacer cosas, para celebrar y para festejar el trabajo, la dignidad. Creo, además, que es la mejor manera de reunirnos y encontrarnos. Lo demás, dejémoslo para aquellos que no tienen nada bueno que contar, tal vez porque no hicieron nada bueno", sostuvo. (Nota del autor: Este párrafo debe ser releído al terminar de leer el editorial).
Ahora vamos a empezar a desgranar nosotros estos tres "disparadores", que nos dan una excelente oportunidad para relacionar pasado, presente y futuro.
Pablo Pérsico, hijo de un importante funcionario kirchnerista de la primera hora, surgido precisamente de movimientos como el que Cristina apoyó el pasado martes en Avellaneda, fue detenido cuando, en una camioneta oficial que manejaba (pese a que Pablo Pérsico no trabajaba en el Ministerio de Desarrollo Social donde sí "trabaja" su padre) se encontraron plantas de marihuana. Suponemos nosotros (¡solo suponemos, eh, porque a esta altura se puede esperar cualquier cosa!) que el destino de la camioneta no era el traslado de marihuana, de manera que también hay que investigar una malversación de caudales públicos.
Con todo el derecho del mundo, y porque alguien tiene que hacerse cargo de las consecuencias queridas y no queridas de los hechos que genera, ayer, después de un acto en la gobernación bonaerense, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, sostuvo, al ser consultado sobre el escándalo: "si un juez de la Corte dice que podemos cultivar marihuana en el balcón, entonces todo es posible".
No es la primera vez que se encuentra droga en una camioneta del Estado nacional. Hace casi un año se encontraron siete kilos de cocaína en una camioneta de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar). ¿No será hora de que la defensa de De la Rúa invoque estos casos como probatorios de que en este país no se mide con la misma vara? ¿O alguien tendrá que denunciar a los Kirchner para que la balanza se equilibre?
De cuando en cuando una crisis pública, sin llegar a sacudir los cimientos de la gobernabilidad, deja magulladuras porque se mezcla lo público con lo privado, ya que el escándalo hace salir a la luz los secretos hasta ese entonces guardados, o protegidos, por la institucionalidad.
Pusimos el título de hoy, que recuerda a una muy famosa serie de la televisión de los '60, porque se trata de la historia de una gran aldea que se creía ciudad y que vuelve a mostrar públicamente sus pecados, porque las élites rompen sus cohesiones. Cada uno busca salvarse por sí solo al volar por los aires los vínculos colectivos que hasta ese entonces los mantenían unidos, o aparentar que lo estaban.
En nuestra pequeña "caldera del diablo" (que ese era el nombre de la miniserie en la Argentina) estamos asistiendo a un enfrentamiento que creemos se está tornando demasiado "sangriento", ya que trasciende lo meramente partidario para inmiscuirse en las esferas de gobierno, creando en los ciudadanos una sensación de vacío de poder que preocupa.
En el orden provincial es evidente que hay una mitad del oficialismo "arrimada" al gobernador Urribarri, muy abiertamente en la vereda de enfrente del sector encabezado por Busti. Así, en consecuencia, los intendentes que necesitan de las partidas de todos los días, son urribarristas, al igual que los funcionarios que necesitan mantenerse en sus puestos, mientras que los legisladores, o por lo menos los diputados, son bustistas, respondiendo a la cabeza de ese poder. Para colmo ese alineamiento se proyecta para arriba y para abajo. Para arriba porque Jorge Busti abjura del kirchnerismo mientras Urribarri es un testigo presencial de cuanto acto haya convocado la presidente o su marido. Y para abajo, porque, como bien sabemos por haberlo advertido en los hechos y por haberlo escuchado de boca de los protagonistas, en nuestra ciudad hay un sector claramente identificado con Julio Aldaz, conformado por la Presidente Municipal, sus funcionarios más fieles y dos concejales, y otro que reconoce el liderazgo de Fabián Flores y tiene en sus filas al presidente del Honorable Concejo Deliberante y a los restantes ediles ¿oficialistas?
Acá correspondería, en este hábito que tenemos de relacionar las cosas, preguntarle a Néstor Kirchner (¡si nos escuchara!), si cuando hablaba de "oposición" en aquél acto de Córdoba se refería también a la del propio riñón del PJ. Porque nosotros, acá, hemos escuchado que en algunas cuestiones se ha valorado más la palabra de los extraños que la de los propios.
Creemos que sería bueno que la población escuche alguna explicación sensata al respecto, y no solo los vanos intentos de "tapar el sol con la mano" a los que hemos asistido hasta ahora.
Las pruebas de que si ésto no se encara con seriedad, a más de dos años de la finalización del mandato, pueden ocurrir situaciones lamentables para la gobernabilidad y la convivencia, las hemos tenido a montones. Pero como los espacios son tiranos, tomaremos solo dos, y así concluiremos por hoy.
Mientras la Presidente promueve movimientos "cooperativistas" (por llamarlos como ella los llama), en nuestra ciudad el intento de apoyar los emprendimientos de ese tipo (hablamos de la Feria Comunitaria) ha desnudado intereses contrapuestos que hasta pusieron en riesgo la misma continuidad del proyecto que, recordemos, más allá de las objeciones y los controles que requiere, da de comer a la gente. Porque no sólo de puestos públicos inexistentes vive el hombre.
El Colegio Nacional de Basavilbaso cumplió 50 años. La realidad (que manda) hizo que los festejos debieran concretarse un 17 de octubre. Y esa misma realidad raleó de representantes del pueblo (elegidos y designados por los elegidos) tanto al acto protocolar como a la cena. ¿Es necesario recordar que preocuparse por la educación no es solo inaugurar y reinaugurar refacciones de escuelas o entregar cheques que ya fueron entregados? La Lealtad debería haberse demostrado, a nuestro modesto entender, primero con la Patria. Y los 50 años del Colegio Nacional indudablemente hicieron Patria en este pueblo, mal que les pese a los que optaron por la segunda opción de las tres que propuso el General.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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