jueves, 31 de mayo de 2012

Un “verso” por la Patria

Un “verso” por la Patria – Editorial del 1 de junio de 2012 La semana pasada puse en la edición de Crónica la poesía "La Patria", de Julia Prilutzky Farny, que creo es una de las mejores cosas que se han escrito para expresar el sentimiento que nos une a nuestra tierra. Pero hoy quiero hablar de otro "verso". En primer lugar, y aun a riesgo de parecer recurrente, me parece que deberíamos volver a analizar la necesidad de seguir haciendo los actos públicos alusivos a las fechas patrias, o, en todo caso, de hacerlos así como se vienen haciendo. Soy de los que creen que el patriotismo se demuestra con hechos, de los cuales seguramente alguien podría considerar que es uno menor el ir a la Plaza un 25 de Mayo. Seguro que el que piensa eso es uno de los que nunca va, y si lo hace es solamente por obligación. Como yo no he faltado nunca, recuerdo vívidamente a quiénes posaron para la foto, entremetiéndose en el "palco" aun cuando no les correspondiese hacerlo, y ahora desaparecieron mágicamente, aparentemente convencidos de que su entrega ya estaba harto cumplida, y que se podían quedar en la cama mientras la "gilada" canta el Himno y todas esas pavadas. O, si no, ellos mismos u otros, habrán interpretado que el fin de semana largo (real o inventado) se hizo para que los que se posaron sobre las arcas de la Patria (la grande o la chica, no importa) para usufructuar de ella, puedan disfrutar de un merecido "break" de sus tan eficaces y desgastantes tareas cotidianas. Recuerdo que una revista de actualidad sacaba a fin de año una tapa especial con los personajes más "destacados", y para que se supiera quién era cada cuál, se hacía una copia con forma de croquis (o mapa "mudo", ¿se acuerdan?) para identificar a cada uno de los fotografiados. Podríamos hacer una edición especial con una supuesta foto de los últimos doce años (por lo menos) de la política local, para ver cuántos se quedan ahora en su casa, olvidándose de la Patria, siendo que cuando se "cobraba" aparecían hasta en el acto del día del arquero. Y me animo a interpretar esto con ironía porque es tanta la bronca que tengo por este tema que por ahí la distención y la broma me elevan el humor. Porque si hablamos en serio, y empezamos a contar las faltas, faltaron las instituciones sociales, los clubes, las comunidades religiosas, el único legislador provincial que tiene la ciudad, los exintendentes, los exfuncionarios provinciales, los concejales de la UCR, los partidos políticos, las agrupaciones gauchescas… Es que si descontamos a los asistentes "obligados" (alumnos y docentes en función de tales), a los funcionarios del municipio, a los padres y abuelos de abanderados y bailarines, nos sobraban no ya los dedos de una mano. ¡Nos sobraban las dos manos para contar a los asistentes! Y si Ud. me pregunta de dónde saqué la lista para pasarla, puedo usar la del Bicentenario, por ejemplo, que también era un 25 de Mayo, por si no lo recuerdan. En segundo lugar, después de haber dejado en claro que nadie más que nosotros mismos somos los que podemos justificar las ausencias (cada uno de los que faltó, digo), porque la Patria es de todos, voy a volver a tratar, con dolor, el tema de si, efectivamente, todos estamos convencidos de que la Patria es de todos. Justamente para el Bicentenario agregué un pie de página en la tapa de mi semanario. Era la pregunta acerca de por qué no había habido ceremonia multiconfesional en ese irrepetible festejo. Por supuesto que nadie pudo (o no supo, o no quiso) explicarme la razón de ese desacierto. La respuesta, tácita y tardía, llegó al año siguiente, o sea hace ahora un año, cuando se invitó a un representante de las iglesias cristianas y a uno de la comunidad judía, para que todos los presentes sintiéramos nuestra alguna oración por la Argentina. Pero esta vez no fue así. Parado en la vereda de la vieja zapatería Fanacal tuve que ser un espectador privilegiado (como lo fui tantas veces por opción, pero que no me gusta serlo por obligación) de una exclusión manifiesta, que alguna vez definí como rayana en la discriminación. ¡Y que alguien se haga cargo de eso! Para colmo vimos, luego, el Te Deum que se realizó en Bariloche, con la presencia de la Sra. Presidente, repitiendo una costumbre del kirchnerismo de no asistir a la Catedral de Buenos Aires, por temor a los discursos críticos de Bergoglio. Y de esa ocasión "rescatamos" la presencia de representantes de las distintas corrientes religiosas que conviven en la Argentina, quienes hicieron, cada uno, una oración alegórica. Y debe decir que más allá de que comparto plenamente los dichos del Rabino Daniel Goldman, quién denunció hechos discriminatorios ocurridos en el ejército argentino durante la Guerra de Malvinas, creo que no era ese el momento ni el lugar para hacerlo. Tiene el judaísmo una larga lista de brajot (rezos o bendiciones) que hubiesen encajado más en la temática y la ocasión. Pero esa decisión, que supongo fue sopesada, no anula la grandeza de la inclusión en la ceremonia. Todos los que profesamos una fe religiosa pudimos, aunque sea por TV, vernos felizmente representados y volver a sentirnos iguales que los demás. Y, nobleza obliga, alguien puede dar fe de que nosotros sugerimos que se hiciera un Te Deum en la Parroquia "San José Obrero", con el Coro Municipal Magnificat (que tiene repertorio para eso), y luego hacer el acto en la Plazoleta San Martín. Incluso el Padre Raúl, antes de comenzar la ceremonia religiosa, mencionó que así se hizo aquél 25 de Mayo inicial, en 1810, aunque invirtiendo el orden. Después de la reunión en la Plaza (esa de las escarapelas de French y Berutti) los concurrentes fueron a la Catedral a rezar el Te Deum. Lo que yo quiero, desde que comencé a proponer esta cuestión en Crónica, e incluso creo que mucho antes, en los micrófonos de las emisoras locales, es que alguien acepte discutir el tema, explicando las razones. Lo que a mi me molesta es la suposición de que eso debe ser así, y la apatía con que se toman las opiniones en contrario. En fin. Dos temas de aquéllos. Y los dos con mucha tela como para cortar. Y yo los voy a seguir discutiendo. Y para explicar el porqué, me remito a dos párrafos del poema "Mi Lugar", de Julio Federik, autor entrerriano: "Yo me apego a la tierra en que he nacido, aquí están mis recuerdos y mis sueños, aquí creció la sed de mis empeños y aquí seré feliz o habré perdido. Por eso no me voy, porque no puedo, porque éste es mi lugar y aquí me quedo; otro será mejor, pero éste es mío". Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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