jueves, 3 de marzo de 2011

Yo quiero a Lucy

Yo quiero a Lucy - Editorial del 4 de marzo de 2011
El título de hoy, ya verán por qué, está tomado de un viejísimo programa de televisión que veíamos, en la época del blanco y negro y de la antena giratoria, en aquéllas tardes de nuestra infancia.
La historia de Lucy es parte de nuestra historia. Esa típica ama de casa (al estilo norteamericano, por supuesto), cholula por definición y enfrascada en un mundo lleno de gente común, casada con un cubano llamado Ricky Ricardo, eterno perseguidor del éxito cada vez más lejano... pasaron 40 años, pero todo vuelve.
Y como siempre sucede, el tiempo agranda los buenos momentos. Hoy a 40 años de "Yo Quiero a Lucy", la serie sigue siendo un momento de inflexión en la vida de millones de personas en todo el mundo, y es recordada como el inicio de una manera de hacer televisión, pero por sobre todas las cosas, como una marca imborrable en la rutina de cada uno que la haya seguido.
Pero, obviamente, no vamos a hablar hoy de eso. No señores. Solamente, como solemos hacer, aprovechamos los primeros párrafos para explicar algunas cosas conexas.
Para aquellos que no son "de Basso" (ese es el apócope del nombre de nuestra ciudad), les contamos que desde hace ya varios años se ha hecho una costumbre la realización de encuentros musicales en la Plazoleta San Martín, del centro de nuestra ciudad, a los que se conoce con el nombre de "Movidas". Generalmente se hacen los fines de semana, por la noche, y se constituyeron en una especie de característica del pueblo, convocando a artistas locales y regionales, e, incluso, con el apoyo de los organismos correspondientes de la provincia y de la nación, también a artistas de nivel nacional. Recordamos, por nombrar a uno entre ellos, a Carlos Torres Vila.
Debemos reconocer, nobleza obliga, que el punto máximo de excelencia de estos eventos, tanto en la calidad de los artistas, en su número, como así también en la asistencia de gente, se dio durante la administración de Fabián Flores, y casi nunca se volvió a alcanzar ese nivel.
El domingo pasado, en el nuevo lugar elegido por las actuales autoridades, esto es en la vereda de la Biblioteca Lucienville, se realizó otra edición, esta vez con la única actuación del grupo Q' Ternura, de la ciudad de Paraná.
Hasta acá todo bien, con las autoridades municipales sentadas frente al escenario, el público repartido entre el césped de los canteros, los bordes de la fuente y, con sillones, en la vereda de la plaza.
A pocos instantes de comenzar la actuación del grupo, entre cuartetero (de cuartetos), salsero y setentero (si se nos permite este neologismo que alude a la música de la década del '70), se vio que esta iba a ser una experiencia inédita. El cantante, supuestamente empleado del Instituto Autárquico Provincial de la Vivienda, comenzó con lo que luego constituiría una parte importante del recital: las referencias a Julio César Aldaz y a la intendente, a quién decía conocer mucho por sus visitas a la citada repartición oficial, pero a la que, insistentemente, identificó como "Lucy" (de ahí, por fin, la razón del título, ya que todos la conocemos acá por Susy). Tuvo también palabras elogiosas para los demás empleados que son de Basso, y así nombró a Analí, Ariel y Juan. Fue muy conceptuoso respecto a todos ellos, y nos "aseguró" (al público presente, digo) que debíamos estar orgullosos de esos representantes. Nos alegramos, entre otras cosas porque uno de ellos fue nuestro alumno.
Ahora, hasta acá, todo casi bien. Nos parece que se hubiesen podido evitar esas continuas referencias, ya que, entendemos, no habían venido para eso.
Pero todo se complicó cuando, promediando la actuación, y al interpretar un tema en ritmo de cumbia cuyo nombre lamentablemente intentamos recordar pero no podemos, su letra dio pie a que se haga lo que finalmente se hizo, ante la pasividad de la Presidente Municipal, que lo es de todos y no solo de los simpatizantes de un determinado sector de un determinado partido.
El cantante, que luego nos enteramos es asiduo animador de los actos del "urribarrismo" (¿existe eso?) introdujo en esa letra, que así lo permitía, el apellido del Gobernador, reiteradamente, y bajo la consigna de "reelección" o, "para siempre", lo que parece ser para ellos lo mismo.
Muchas fueron las personas que se retiraron, y otros, decidimos permanecer para contarlo. También fueron muchos los que nos sugirieron al oído que ese fuera el tema de nuestro editorial pero, obviamente, eso no hacía falta.
Nos deja preocupados la falta de previsión, o, lo que es peor, el absoluto desinterés por proteger este sistema democrático, haciendo participar de una "movida popular", a la que invita a todo el pueblo, a incautos que caen en la trampa y asisten, sin saberlo, a un acto proselitista. Tanto se habla de los colectivos pagados para llevar gente a los mitines, o del choripán y la coca, y acá hemos sido partícipes, sin que se les ocurriera encubrirlo, de un espectáculo pagado con dinero del pueblo, pero destinado a iluminar solo a dos o tres elegidos. Y conste que a esto no lo salva una posterior aclaración, que suponemos puede venir, respecto a que el cachet de la banda fue pagado por el Vasco. En ese caso, obviamente, tendrían que haber avisado que eso era así, y no publicitarlo en Crónica como una actividad del municipio.
A nosotros nos dio bronca, impotencia y vergüenza. No solo por el hecho en sí, falto o no de intención, sino, más que eso, por la carencia de "cintura" política de "la compañera Lucy" (como la nombraba insistentemente el cantor), que, mínimamente, debía haber solicitado el micrófono para dirigirse a los presentes pidiendo disculpas. Sabía, porque nos vio, que lo que pasaba no nos iba a gustar. Esto nos genera la duda respecto a si uno reviste la condición de ciudadano a secas, o ya ostenta el agregado "de segunda" para los gobernantes de turno.
Y como para comparar, aún cuando las dos actitudes iniciales son reprochables, otro hecho sucedido casi paralelamente, pero a nivel nacional, demuestra otro tipo de reacción.
Efectivamente, la presidenta Cristina Fernández "solicitó" (exigió) a un grupo de intelectuales kirchneristas que retire una carta en la que pedían que el Premio Nobel de Literatura, el peruano Mario Vargas Llosa, no participara de la inauguración de la Feria del Libro de Buenos Aires, al calificarlo de "autoritario" y de tener "posiciones políticas agresivas".
El director de la Biblioteca Nacional e integrante de Carta Abierta, Horacio González, dijo que la mandataria se comunicó con él durante la jornada y le expresó que la "discusión no puede dejar la más mínima duda de la vocación de libre expresión de ideas políticas en la Feria del Libro".
"Tal como me lo ha expresado, no es concebible la vida literaria y el compromiso con la ensayística social sin un absoluto respeto por la palabra de los escritores - o de cualquier ciudadano-, cualquiera sea su significación o intención", resaltó González en otra carta redactada luego del diálogo con la jefa de Estado. ¡Obedeció, qué tanto!
Sabemos que con Vargas Llosa pasa algo similar a lo que sucede con Clarín. Se terminó el idilio, y quién era para el kirchnerismo, hasta hace muy poco, una figura destacable, se convirtió en monstruo a partir de que opinara que "no es posible que Argentina, con lo que ha sido, lo que representa desde el punto de vista cultural, elija un presidente de esos niveles de incultura y de pobreza intelectual". Y, para más, sostuvo que el actual era "un gobierno que está corroído por la corrupción".
Sin embargo, acá Cristina actuó con altura. Reaccionó a tiempo. Lástima que Susy no hizo lo mismo.
Como le dijo Inodoro Pereyra una vez a su perro:
"A veces la picardía criolla es sólo desesperación, Mendieta".
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

No hay comentarios:

Publicar un comentario