jueves, 31 de marzo de 2011

Grandezas y Miserias II

Grandezas y Miserias II - Editorial del 1 de abril de 2011
Para los lectores desprevenidos, esta es la segunda parte prometida de la página editorial de la semana pasada, que toca el mismo tema, pero en relación a otra cuestión, seguramente mucho más importante, seria y trascendente.
Paso, entonces, a lo de hoy, que tiene que ver con la situación generada hace unos cuatro años en el Hogar de Menores "Enrique Berduc" (ahora Residencia Educativa, pero para los basavilbasenses por siempre y para siempre "el Hogar"), con el sumario iniciado a la por entonces directora, Emma Bohl de Aguet y a otros tres empleados más, Daniel Edgardo Hanri, Alicia Raquel Aldana y Rubén Darío Sánchez. En el caso específico de Emma, las causas eran tan graves como "falta de compromiso, omisiones y abusos" y "administración irregular de fondos", en relación a lo que debían percibir dos jóvenes beneficiarios de pensiones nacionales.
La justicia administrativa, ¡que existe!, sobreseyó a los cuatro de las imputaciones hechas en aquél momento, obviamente porque eran inconducentes e insostenibles, y que para lo único que sirvieron fue para poner en duda la honorabilidad de convecinos que, seguramente, como todos nosotros, tienen virtudes y defectos, pero que no eran responsables de las barbaridades que se les adjudicaban. Eso entendiendo y aceptando que vivimos en un estado de derecho, en el que las sentencias firmes hacen cosa juzgada.
Lo que pasa, y de ahí mi interés en editorializar el tema, es que no siempre la noticia exculpatoria recibe el mismo trato que tuvo la de la acusación. Es sabido que la gente disfruta más de las malas noticias que de las buenas. Sobre todo si se refieren a "los demás".
En aquél momento, y creo que con razón, se adujo que los motivos de esa persecución había que buscarlos en las luchas políticas, que requieren de cargos jerárquicos en los cuales "ubicar" a los amigos (y, consecuentemente, desalojar a los enemigos, porque una cosa necesita de la otra).
Una vez más acá, y por encima de las defensas que de sus posturas hicieron Emma y Jorge Barreto (su sucesor en el cargo de Director), ambas publicadas en este medio, se produjeron, en forma encadenada, a favor y en contra de cada uno de los protagonistas, comentarios anónimos, otra vez injuriantes y desagradables, ahora mayormente en la página digital del otro medio radial local, FM Riel.
Como para empezar con un ejemplo, un ¿señor? llamado N.N. (extraño nombre que no sé cómo se lo aceptaron en el Registro Civil) arriesga, textualmente: "Che Gorge (ese es el apellido de los dueños de la radio, agregamos nosotros para los que son de afuera) cuanto te pagó el diputado para que no digas nada de como Emma lo vapuleó a este Señor cuando le salio al cruce. Porque no lo repetís" (la transcripción está textual, incluso con los errores u horrores). Y tenemos otro, también textual y vergonzoso: "la única forma de q algunos incapaces lleguen a ocupar cargos directivos es q los acomoden políticamente. Y si no q demuestren lo contrario haciendo carrera". A este lo firma aparentemente una señora, que se llama, extrañamente, "Máxima de la democracia argentina". Suponemos que es su nombre de pila, agregado al extraño apellido de su marido, si se nos permite esta versión libre e irónica de la falta grave que supone no asumir su propia identidad.
Esta es, sin dudas, una cruzada personal contra lo que creo es una práctica maligna e indigna, que, además, conspira contra la credibilidad de los medios de comunicación. Como ya dije, poniendo mi nombre, apellido y firma, la anonimidad otorga al opinante una salvaguarda que no merece. En todo caso, y para que no queden esas opiniones sin traslucirse, el editor responsable del medio puede tomarlas, compendiarlas y, si coincide con ellas, escribir lo que se llama "editorial" por eso, justamente. No son pocas las veces que recibo ese tipo de "aportes", que en contadísimas excepciones, y sopesando primero los pro y los contras, son volcados a mis escritos, soportando yo el cargo de lo que pongo.
Justo por estos días, a raíz de los hechos ocurridos el domingo en la planta impresora de Clarín, se generó una discusión muy interesante respecto a los conceptos de "comunicación" y "periodismo". El límite que separa a estas dos concepciones de la actividad de los medios es el que debemos ser conscientes los editores de no traspasar, porque estamos ejerciendo el cuarto poder de la democracia, lo que no es poca cosa.
Volviendo al tema central, debo decir, nobleza obliga, que aún cuando suscribo, con nombre y apellido, que el sumario a Emma (sobre todo a ella) tuvo clara intencionalidad política, también suscribo, con la misma indudable certeza, la honorabilidad y limpieza del proceder de Jorge Barreto, sobre todo porque no tenía ninguna necesidad de hacer otra cosa, lo que ha demostrado también claramente durante estos cuatro años. Ni se encaramó en el poder, ni usó, por lo menos hasta ahora, el cargo como trampolín.
Pero otra vez digo, como en el tema que me tocaba a mí de cerca y que traté la pasada semana, que esa no es hoy la cuestión, sino que sigue siendo la de la maldita costumbre que tienen algunos de agredir desde las sombras, sin hacerse cargo, ellas y/o ellos (como dice nuestra Presidente e imitan algunos) de sus dichos y de las consecuencias que los mismos acarrean a los mencionados arteramente. Si el archivo del referido medio todavía lo permite, es interesante leer de qué manera vil se ensucia a la gente, demostrando en los hechos que eso constituye una canallada mayor que aquella por la que se pretende acusar al otro.
Por eso, más que nada por eso, quiero rescatar, sin otorgarle méritos o deméritos que no tengan que ver con otra cosa que con la valentía y el orgullo de mencionarse con nombre y apellido, lo que escribió, por ese mismo medio, y sin esconderse en seudónimos o números, un adolescente, Cristhian A. Barreto, hijo de Jorge, y que, como debe ser, en las buenas y en las malas, no reniega de ello.
Dice Cristhian, y otra vez reiteramos que lo transcribimos textual, con los errores que traía, y que, además, no entramos a considerar el fondo de la cuestión, porque no es hoy nuestro tema: "bueno la verdad es que viendo todo lo que se genero alrededor de este problema tengo la necesidad de expresar lo que siento con respecto a todo lo que se esta diciendo de mi papá. sinceramente nunca me espere que algo asi sucediera con él, tengo 22 años y jamas escuche a mi padre hablar de politica, siempre (desde chicos) aprendimos que el hogar de menores es como nuestra casa y siempre que puedo voy y asi lo siento, porque mi padre nos enseño eso. mas de una vez vi como, estando sentados a la mesa un domingo, sonaba el celular y mi papá atendia y salia corriendo al hogar, y sin renegar ni decir ni una palabra, yo se que el ha dedicado mucho trabajo y esfuerzo a esa residencia, y que quiere a los chicos como si fuesen mis hermanos. me da mucha VERGUENZA ver como a traves de pseudonimos intentan ensuciar el honor de mi padre por querer hacer un poco de politica barata..."
Terminamos, entonces, con Napoleón Bonaparte:
"Las personas a las que debemos temer no son las que no están de acuerdo con nosotros. Debemos temer a las que no están de acuerdo y son demasiado cobardes para decírnoslo de frente".
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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