jueves, 4 de febrero de 2016

¡Allí Cosquín!

¡Allí Cosquín! – Editorial del 5 de febrero de 2016
Obviamente el  título de este reencuentro es una doble paráfrasis, ya que a la vez de cambiarle el sentido a la frase que tradicionalmente le da inicio al Festival Nacional de Folclore, es también una especie de explicación respecto a la razón por la cual estuvimos por algunos días ausentes de vuestros hogares.
En realidad se dio una suma de cosas que tuvieron su sustento en la necesidad de tomarnos un descanso, suponiendo, ahora con razón, que el mes de enero no es muy pródigo en noticias. En lo que sí fue generoso fue en el descubrimiento de la importancia que tiene Crónica en los hogares, ya que pese a que habíamos anunciado en la última edición de diciembre que más que probablemente íbamos a tomarnos un descanso, fueron innumerables los llamados y las inquietudes que recibíamos en la calle preguntándonos por qué no les llegaba  el semanario.
Una vez hecha esta extensa pero necesaria introducción, vamos a dar criterio al título, que estrictamente tiene que ver con que aprovechamos el "parate" para concurrir al Festival, lo que nos permitió ser testigos presenciales de un hecho que puede ser juzgado de distintas formas, ya que no todos pensamos igual, pero que entendimos debíamos contar desde nuestra propia visión.
Varias veces hemos dejado en claro que desde el punto de vista estrictamente musical Soledad Pastorutti no es una excelsa intérprete, más allá de que con el tiempo, y seguramente con clases de canto, ha progresado de manera muy interesante. Tampoco podemos ignorar que se ha transformado en un fenómeno de idolatría popular, lo que hace que en cualquier lugar en el que se presente sea seguida por una multitud, ovacionada, y lo que es muy importante para los que cantamos, acompañada en cada uno de sus temas por un impresionante coro formado por el público presente. Eso constituye una medida que no admite, desde nuestro punto de vista, ninguna discusión, por lo menos en lo que hace a lo artístico. La música folclórica argentina, salvo quizás la excepción de Mercedes Sosa, no ha hecho coincidir necesariamente la condición de ídolo con la calidad vocal. Hay otras cosas que equilibran la balanza, y tienen que ver con el carisma, con el repertorio, en fin, con la llegada al público que, en eso, nunca se equivoca. Podríamos dar acá muchos nombres de artistas populares que seguramente no resistirían un examen técnico exhaustivo, pero supongo que ustedes ya se estarán imaginando a quiénes nos referimos. 
Por eso creemos que hay que  reconocer, haciendo una especie de nota respecto a lo sucedido el martes 26 en el Atahualpa Yupanqui, que por más que nos guste o no, fue quizás de las cosas más importantes que hayan pasado a nivel popular en la historia del Festival e incluso, yendo más allá todavía, del folclore argentino masivo. Fue, por ejemplo, sin dudas, la única vez que tantos artistas de tanta aceptación popular y algunos de mucha calidad vocal, hayan simplemente "pasado" por el escenario para homenajear, cantando con ella una sola canción, a alguien que a la luz de los hechos y a estas alturas, es algo más que el agite de poncho que demostró hace veinte años. Esto demuestra, además de todo lo que dijimos más arriba, y teniendo en cuenta el amplio espectro de invitados, que Soledad es la artista que quizás ha mejorado más desde sus inicios (quizás también la que más tenía que mejorar de acuerdo a su calidad  inicial) pero también la que podría haberse quedado en aquéllos laureles tan particulares que supo tener en sus comienzos. Creo que debemos aplaudir a Soledad por su afán de mejorar; por juntarlos a todos y por seguir estando, pese a que todavía haya muchos que solo critican. Es por eso que hemos decidido  reconocer hoy en esta página que lo que pasó ese día en el escenario no era una cosa tan "liviana".
"Vamos a recorrer un poco con canciones y con gente que ha formado parte de ellas", dijo al comenzar. Y pudiendo hacerlo con algún cantor de renombre, lo hizo con un "gringo santafesino que escribe canciones hermosas", presentando a Julián Ratti, a quién debemos confesar no conocíamos,  y hacer juntos "Potrerito de la infancia".
Luego, en un espectáculo sin interrupciones, y para demostrar su versatilidad, pasaron Orlando Vera Cruz, con quién, con los rasguidos de su guitarra,  y junto a las palmas de la gente, hicieron "Pilchas gauchas"; luego Facundo Saravia, autor de una de las chacareras del segundo disco de la Sole, "Si de cantar se trata", para seguir con uno de los puntos más altos (hubo varios y los vamos a destacar) como fue la actuación junto a Yamila Cafrune (también se sumó Natalia, la hermana de Soledad), para hacer el cásico "De mi madre".
Con una breve anécdota de cómo los conoció, la cantautora recibió a Los Alonsitos para empezar a ponerle ritmo a la noche con "Kilómetro 11", y continuar el estilo chamamecero con Mario Bofill y su "Cantalicio vendió su acordeón".
En un homenaje a los pueblos originarios, así como nosotros con el coro hacemos "Chaltén", ella junto a  Marité Berbel, de una familia de artistas populares, hicieron sonar la hermosa "Amutuy".
Como era necesario recurrir a la localía, los siguientes fueron  "Los 4 de Córdoba", con quienes, como no podía ser de otra manera,  hizo "Del norte cordobés", cuyas estrofas  bajaron para que las corearan todos los presentes.
"Mi idea es empezar a cantar como lo hacen ellos, no sé si me va a salir bien", agregó, con mucho tino. Entonces así, vestidos de celeste y con la ovación del público, Los Manseros Santiagueños se sumaron a la fiesta de cumpleaños para hacer "Chacarera para mi vuelta". Y las chacareras siguieron con Cuti y Roberto Carabajal,  con la muy alegórica "Entre a mi pago sin golpear".
Muchas de estas cosas no se han ensayado, pero la intención estuvo siempre", anticipó. "Gracias a todo el público maravilloso que nos acompaña hace 20 años", decía mientras el público se encendía.
Raly Barrionuevo, con guitarra en mano, fue el siguiente en la extensa lista para cantar con la oriunda de Arequito. "Una de las voces más hermosas del folclore", aseveró la cantante, y así hizo con él una bella versión de "Luna cautiva".
En otro de los momentos emotivos de la noche homenajeó, con su hermana, a Tamara Castro, con "Zamba de amor en el vuelo", a medida que la pantalla proyectaba un video con imágenes de la cantante folclórica fallecida en un accidente en 2006.
"Una de las respuestas positivas que más sorprendió fue la de él. Es un acto de generosidad que la gente no suele comprender. Él no estaba en la grilla de festival y vino. No sé cómo describir este momento. Es muy fuerte lo que se siente estar acompañada de gente aquí arriba", contó antes de que entrara  Jorge Rojas, para cantar "Esperando tu regreso", al tiempo que la platea femenina se quedaba sin voz con los gritos para el ex nochero.
"Este es un tipo de ley, si te da palabra es así", fueron las palabras con las que presentó al Chaqueño Palavecino, quien ingresó con dos copas con vino tinto para brindar por los 20 años y cantar "La Litoraleña".
Apenas pasadas las tres de la madrugada la voz de Luciano Pereyra se escuchó desde el escenario para hacer junto a su colega "Zamba para decir adiós". "Tiene la voz más dulce que conozco, no es fácil cantar al lado de él", había dicho muy emocionada Soledad minutos antes. "Te quiero, te admiro y como argentino te amo", dijo el cantante antes de irse.
Promediando su exorbitante noche y para ponerle más fiesta a la cuarta luna coscoína, Los Tekis pisaron el escenario para entonar las estrofas de "Tren del cielo", para luego darle pie a Los Nocheros y así interpretar "Las Moras".
Finalmente rindió homenaje a Mercedes Sosa con "Agua, fuego, tierra y viento", a medida que en la pantalla estaba el fragmento de la canción con la parte de Mercedes para que Soledad pueda simular el canto a dúo.
Pero allí no terminaban las sorpresas, porque si bien la pantalla fue un espejo que reflejó a grandes artistas que ya no estaban, también mostró a otros como a Horacio Guarany enviándole sus saludos.  Seguido del video, la Sole cantó "Nada tengo de ti", tema que en alguna ocasión hizo junto al cantante.
Dejamos para el final lo que creemos es la conjunción más representativa de la actual música popular argentina de origen folclórico: cuando fue su turno con la estrella de la noche, Abel Pintos reconoció lo importante que fue la primera participación de la cantante en 1996 para abrirle el camino a las nuevas generaciones del folklore, las que renovaron el género. Y la versión que hicieron de "Cuando llegue el alba" fue inolvidable.
Tenemos también críticas, pero las dejamos para otro día. Cosquín se merece los elogios porque mantiene la vigencia desde hace 56 años, que no es poco.                                               

                                        Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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