Dictablanda – Editorial del 6
de agosto de 2015
Hace unos
días, en su programa de los domingos, Mirtha Legrand afirmó: "Yo creo que
es una dictadura lo que estamos viviendo. El país no tiene libertad, tiene
miedo, yo lo noto en mi mesa".
"Sacar
jueces, poner jueces, porque se les viene encima la noche, eso es absolutamente
anormal", sentenció Mirtha apuntando a Cristina. "Todo pasa por sus
manos. Ella da las órdenes, ella manda. Es terrible. Es una dictadora".
"No se
asusten... ¿Qué me van a hacer? ¿Me van a sacar de la televisión? ¿Me van a
meter presa? Yo pago todos mis impuestos. Soy una ciudadana libre, soy libre de
opinar", les dijo a su producción.
Antes estos
dichos, el periodista Luis Novaresio primero le pidió disculpas por si le hizo
una pregunta incómoda, y luego le dijo que estaba de acuerdo en todo menos en
hablar de una dictadura. “Bueno, dictablanda, entonces”, le dijo la popular
conductora.
Esto provocó
la reacción de varios dirigentes del kirchnerismo, como el jefe de Gabinete y
precandidato a gobernador bonaerense por el FpV, Aníbal Fernández, que aseguró
que Legrand "perdió los frenos inhibitorios", y evaluó que sus
palabras fueron "un espanto".
En tanto, el
diputado kirchnerista Carlos Kunkel tildó a la conductora de "hipócrita y
despreciable", y le pidió "que cuente cómo hacía" durante el
peronismo "para ser la actriz que más películas filmaba".
Después,
aunque con un perfil más bajo, se sumó la Presidente, quien minimizó las
palabras de la conductora y señaló que no mira el programa. "¿Quién lo
dijo? Ah, no miro a Mirtha Legrand", respondió CFK ante la pregunta de una
periodista.
A esta
altura, y a la luz de algunos hechos que han ocurrido durante este gobierno, y
sobre todo en los últimos tiempos, creo necesario aclarar que a mi modo de ver
una dictadura no necesariamente debe ser solo de militares. Puede existir una
dictadura donde un poder influye en los otros poderes; donde se ejerce sólo lo
que se dice desde la cúspide. Una dictadura democrática, donde pensar distinto
es estar en contra. ¿Y acaso no puede significar construir una dictadura
mantener en su cargo a un vicepresidente gravemente procesado?
Veo a
algunos salir a rasgarse las vestiduras, utilizando términos agresivos y
despectivos contra quienes opinan diferente a nivel ideológico y reafirmo que
basta hacer un paralelismo entre regímenes totalitarios y lo que vive hoy
Argentina para comprender que se vive una dictadura solapada o, en su defecto
lo que actualmente los especialistas han dado en llamar "democracias
defectuosas". Pero bueno, hay personas con quienes, ya sea por su carente
desarrollo intelectual o simplemente por su fanatismo político, es imposible
debatir bajo términos de respeto y lógica.
Lo que pasa
es que al comparar las épocas, las prácticas son distintas. Hoy vivimos una
democracia encubierta: si yo pienso distinto me convierto en enemigo (se lo
reprocha a cada rato a Julio Bárbaro, de extracción peronista y ex guerrillero
en una época) o le mandan la Afip. También pueden usar los servicios de
inteligencia para pegar “carpetazos” a los jueces que no les son afines, o
utilizar a la Federal para hostigar a una jueza que había fallado en contra del
Gobierno. Lo que ocurre en Santa Cruz (ya lo escribió hace tiempo mi amigo
Daniel Gatti) es una dictadura. La prensa, los medios de comunicación y la
justicia los maneja desde hace más de 25 años el imperio kirchnerista. Violar
la ley y no aceptar los fallos de la Corte solo se produce en gobiernos no
democráticos. Hacer tratados "secretos" con otros países sin permitir
que sean revisados por el Congreso, y no solo por sus parciales, no le hace
bien a una democracia; menos aún tratar de descalificar y amedrentar a un Juez
de la Corte como Fayt para colocar a otro del mismo signo político. Mirar para
otro lado por todo lo robado en "Tiempos Compartidos" no es bueno, y
menos aún desplazar al Juez que investigaba la causa Hotesur. Como tampoco a
seis meses de haber sido asesinado Nisman no conocer verdaderamente qué es lo
que ocurrió.
La dictadura
es una forma de gobierno en la cual el poder se concentra en torno a la figura
de un solo individuo. Es lo que pasa en Argentina. El poder legislativo es una
escribanía del gobierno, y el poder judicial está siendo copado por la gente de
“Justicia Legítima” para que fallen solo a favor de los amigos.
El término
autoritarismo se consolida como opuesto a totalitarismo (que es el que
reivindicaba para sí el fascismo), en los análisis posteriores al periodo de
entreguerras. La dictadura autoritaria se diferencia de la dictadura totalitaria
porque la autoritaria no tiene una ideología tan elaborada y el ensalzamiento
del líder se hace de forma meramente propagandística. Y eso porque la intención
no es buscar el apoyo de las masas, sino sólo someterlas. Su meta última no es
realizar grandes cambios en la sociedad sino únicamente imponer su mando sobre
la misma.
El
totalitarismo se diferencia del autoritarismo en el grado de intensidad en que
se manifiestan algunos de sus elementos comunes: Concentración de poder en una
sola persona o grupo muy reducido, usualmente un partido político o movimiento,
que puede incluso conducir al culto a la personalidad del líder.
Mientras el
autoritarismo busca acallar a los disidentes y evitar sus expresiones en
público, el totalitarismo en cambio busca no solo acallar sino también extirpar
las formas de pensamiento opuestas, mediante el adoctrinamiento y la remodelación
de las mentalidades.
Yo no estoy
ni a favor ni en contra de Cristina Fernández. No me gusta su modo de gobernar
y creo que ampara grandes negociados que rozan lo delictivo. A la luz de lo que
mostró Lanata en su programa del domingo pasado, a mí me sorprende más el hecho
de que los fanáticos de Cristina en lugar de desmentir estas afirmaciones, que
son terribles, se pongan a tirar bosta y tratar de desacreditar a un personaje
que se desacredita solo... ¡No importa quién lo haya dicho, importa que hay
mucha gente que lo escuchó!
La manera en
que Aníbal Fernández y varios integrantes del gabinete respondieron a las
imputaciones que se les hicieron, mechadas con menciones terribles acerca de
las irregularidades en el procedimiento que se llevó a cabo en Santa Cruz por
orden del juez Bonadío, y que incluyen la supuesta actitud de una jueza federal
de “liberar la zona” para ocultar pruebas, luego de una llamada de la
Presidente, nos llevan a pensar que los procedimientos democráticos no forman
parte de las prioridades de este gobierno. Nada se gana desacreditando al
cartero cuando la carta contiene verdades incontrastables. En todo caso lo que
hay que hacer es oponer las pruebas que contradigan esas afirmaciones, pero no
burlarse de quien las dijo ni menospreciar su credibilidad.
Sobre el
cierre de nuestra edición, adelantada en este caso por la veda electoral, ya
están apareciendo evidencias de que la relación del Jefe de Gabinete con el
“otro” Lanatta (este con doble t) era más profunda de la que “la Morsa” se
apuró en describir. Ahora los cruces telefónicos abundan y ya no parece tan
increíble lo que se contó el domingo.
Por algo
será que en esta “democracia” en la que vivimos la Sra. Presidente tuvo que
violar la ley que prohíbe el uso de los medios oficiales para hacer propaganda
política, y burlándose de la ciudadanía, usufructuando ella sola lo que es de
todos, defendió a un candidato a cuatro días de las PASO, y, de paso, nos
“contó” que va a aumentar las jubilaciones, cosa de que sigamos votando su
modelo, que ya sabemos que más que modelo es un relato.
¿Será tan
grande de verdad el desquicio que nos van a dejar que merece una tan grande
desesperación por negar lo evidente?
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para
Semanario Crónica de Basavilbaso
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