jueves, 2 de julio de 2015

Aniversarios

Aniversarios - Editorial del 3 de julio de 2015
Para decidir acerca de qué escribir esta semana tuve que usar una pirinola (si algún chico lee esta página habrá que explicarle lo que es), ya que la elección era difícil y tenían casi todas las opciones la misma categoría y nivel de importancia, es claro que cada cual en su tema.
Por ejemplo, y eso no escapa al conocimiento de ninguno de los lectores locales de “Crónica” y al de muchos que leen este editorial a través del blog, que el 30 de junio nuestra ciudad cumplió 128 años, contados desde el paso del primer tren, hecho que una comisión “investigadora” que integraban muchos amigos, algunos de ellos que ya no están entre nosotros, descubrió rebuscando entre archivos del ferrocarril. Se comenzó a festejar en la década del ’70, y se hizo oficial a partir del 100º aniversario, en 1987. Es importante volver a destacar, como lo hago habitualmente, que no fue fundada, en el concepto literal de la palabra, ya que ella se refiere a que una persona “hunda” su espada (de ahí fundar, que viene de fundir, que en el español antiguo equivalía a hundir). De hecho en Entre Ríos las únicas ciudades fundadas son San Antonio de Gualeguay, Arroyo de la China (Concepción del Uruguay) y San José de Gualeguaychú. Por eso, precisamente, y con una justeza lingüística excepcional, las autoras de nuestra Zamba “A Basavilbaso” pusieron la genial frase “naciste a la vera del ferrocarril; criollos, judíos y gringos forjaron tu imagen, te hicieron así”.
Pero no. Finalmente decidí dejarle la exclusividad del recuerdo del aniversario de la ciudad al Sr. Presidente Municipal, que lo hizo en el acto del martes, aunque esa es otra historia.
También podría haber escrito un editorial en memoria de mi madre, que ese mismo día, 30 de junio, hubiese cumplido 86 años. Tendría, como todo hijo, mucho para decir de ella, pero también dejé el tema para otra oportunidad, porque se lo merece. Solo, mientras tanto, le dejo estos versos, que están escritos para un padre, pero valen también, obviamente, para una madre:
“No sé otra cosa de mi infancia
que esa mano en forma de puente,
bote, tronco extendido sobre el agua
que siempre me ayudó a cruzar
a la otra orilla.
Y sin embargo ahora, de este lado,
tranquilo con lo mío, ya sin aquellos
miedos que ahuyentaste, te reclamo”.
Así que finalmente me decanté por lo que considero más urgente, y por urgente, importante, y que, de alguna manera, también tiene que ver con mi madre, ya que por su vientre soy judío. El hecho es que el pasado sábado 27 se cumplió un año del cobarde atentado que consistió en pintar el frente de la Sinagoga Tfilá L’Moisés, y el de la Asociación Israelita de Basavilbaso, con leyendas discriminatorias y ofensivas hacia los judíos en general y hacia este editorialista en particular, en íntima relación a mi profesión de abogado. Obviamente, como corresponde a las mentes enfermas capaces de idear esto y de llevarlo a la práctica, todo “decorado” con cruces esvásticas, de las que ni siquiera saben el significado ni la implicancia dolorosa que para un judío tiene ese signo. O quizás sí lo saben, y yo no tengo la capacidad ni la posibilidad de entender que haya seres humanos capaces de odiar tanto a sus semejantes.
Pero la cuestión que me mueve a tratarlo en profundidad, aunque me cueste decirlo, porque me duele como argentino y como entrerriano, tiene que ver con lo poco que hicieron hasta ahora la justicia y el poder para esclarecerlo, pese a que el Ministro de Gobierno Adán Bahl, responsable de la seguridad en Entre Ríos, dijo ese mismo día, o pocas horas después: “Inmediatamente de anoticiados del hecho, efectivos de la localidad realizaron las pericias técnicas en ambos sitios. Desde la Jefatura de Policía se envió a los mejores profesionales en criminalística a los efectos de analizar la escritura y la técnica caligráfica para tratar de identificar a los autores del hecho” y agregó: “La policía está trabajando bien orientada y se estima que en las próximas horas se identificará a los autores”. De eso, digo yo, hace un año, o sea que las próximas horas, Sr. Ministro, son como 9.000 horas. ¿No le parece a Ud. mucho, para ser las “próximas horas”? Son nueve veces las “mil horas” de Calamaro, por ejemplo.
Pero eso no es todo lo que tiene que ver con el ínclito funcionario y actual precandidato a la vice gobernación por el FpV. En aquella oportunidad, conmovido por los sucesos ocurridos, dijo: “Condenamos siempre cualquier tipo de discriminación y cualquier hecho que apunte a romper la convivencia pacífica de nuestro pueblo y es una tarea de toda la sociedad seguir educando a las nuevas generaciones para que en nuestra tierra no se repitan más este tipo de situaciones”. O sea, una declaración contundente y jugada, que en aquél momento valoré en la parte que me tocaba, y me hizo pensar que efectivamente el Cr. Bahl tenía una posición tomada al respecto.
Pero hete aquí que la semana pasada, cuando como ya dije, por causa de esta justicia lenta que no es justicia y que nunca encuentra a los culpables, se cometió un hecho similar en Paraná, más precisamente en la zona del Puerto Nuevo, con pintadas más específicas ya que directamente decían “muerte a los judíos”, el mismo Ministro declaró: “Condenamos siempre cualquier tipo de discriminación y cualquier hecho que apunte a romper la convivencia pacífica de nuestro pueblo y bregamos porque en nuestra tierra no se repitan más este tipo de situaciones”. Por favor, amigo lector, no piense que me volví loco y no me di cuenta de que escribí dos veces lo mismo. No. En realidad el que dijo dos veces lo mismo es Bahl, o el que le hace prensa. Supongo, desde mi ignorancia de las cuestiones del poder, que en el escritorio de la computadora debe tener un ícono que dice “frase para atentados antisemitas”, y cada vez que sucede uno “copia y pega”. Tristísimo, porque además durante el año que transcurrió entre ambos hechos, él no hizo nada, o sea que ese “bregamos” es una falsía. Es tan absurdo e increíble esto, y de ahí el dolor que más arriba dije que me causaba, que ¿saben lo que dijo la semana pasada, después de las pintadas de Paraná? ¡Sí! ¡Acertaron! Dijo: “Inmediatamente de anoticiados sobre el hecho efectivos policiales realizaron pericias técnicas. Además se dispuso desde la Jefatura de Policía los mejores profesionales en criminalística a los efectos de analizar la escritura y la técnica caligráfica para tratar de identificar a los autores del hecho”. Alcoyana-Alcoyana, como decía Berugo Carámbula en un popular programa de TV de hace unos cuantos años.
La verdad es que nadie hizo nada. Las pericias que ordenó el Ministro o que ordenaron sus inmediatos inferiores, o no se hicieron, o se hicieron mal, o no dieron ningún resultado. Nadie desde el Poder político ni desde el institucional se preocupó nunca por la marcha de la investigación. Los actos de repudio que se hicieron en su momento pusieron como víctima a la comunidad judía de Basavilbaso y a la Asociación que la representa, excluyendo expresamente al “Dr. A” de toda referencia y de toda participación. Pero es este “Dr. A” el único que se ha movido buscando el esclarecimiento del hecho, y esto consta en la causa. Este mismo miércoles, antes de ayer para ustedes, acá en Basavilbaso, en una pared que yo tuve que proporcionar y con una pintura en aerosol que yo tuve que comprar, se hizo finalmente, después de “9.000 horas” una muestra de escritura para realizar la pericia. Ahora esperaremos los resultados, que no le voy a preguntar a Bahl cuando estarán, por supuesto. Solo confío, de aquí en más, en los dos fiscales que vinieron, el Dr. Schreiner y el Dr. Budasoff, y en el Jefe de Criminalística de la Departamental Uruguay, Of. Jaquet. Todos los otros (reitero, para que no queden dudas: todos los otros) derramaron lágrimas de cocodrilo y en vez de cortar el césped embarraron la cancha, y la única postura que tomaron fue para la foto. ¡Lamentable!
Elie Wiesel, sobreviviente de la Shoa y Premio Nobel de la Paz, dijo una vez: “Pensé que el antisemitismo había muerto en Auschwitz. Luego me di cuenta de que solo los judíos murieron allí”.

                                              Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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