Palear no es paliar -
Editorial del 17 de abril de 2015
En un mundo
inmerso en problemas a los que se les busca casi inútilmente solución, las más
de las veces sin encontrársela, y de los que no está exenta la Argentina,
nuestra provincia de Entre Ríos y, obviamente, tampoco Basavilbaso, mi pueblo,
somos muchos los que apostamos a que esa solución pasa por la Educación y la Cultura,
a las que precisamente, y paradójicamente, cada vez se les resta más apoyo
económico y funcional y se las toma menos en serio, pudiendo fácilmente
ejecutar acciones para “paliar” sus defectos (aunque también sea necesario,
luego, “palear”), como en este caso la falta de un lugar físico adecuado para
ensayos y actuaciones, al que no hay que construirlo, como en otros lados, sino
“solo” reconstruirlo.
La pasada
semana en el Honorable Concejo Deliberante se trató el tema de la “puesta en
valor” del Cine Teatro Astral de nuestra ciudad, debido principalmente al
accionar y a la presión de un grupo autodenominado “Por la Reconstrucción del
Teatro Astral”, y a un proyecto presentado por el bloque de la oposición.
Voy a hacer
algo que no hice nunca en estos casi dieciocho años de editorializar en
Crónica. Voy a repetir textualmente un editorial del 27 de abril de 2007, que
parece escrito en este mismo momento, y que habla de la manifiesta falta de
capacidad para resolver los problemas que tiene cierta dirigencia, ya que en
ocho años se vuelve a repetir exactamente la misma historia, quizás con la
única diferencia que marca la inflación, ya que el costo de las refacciones del
Astral se multiplica por tres, como también el supuesto valor de los lotes que,
otra vez, se pretende vender.
Inmobiliaria Sociedad ¿Anónima?
Desde hacía
ya algunos días tenía conocimiento de una molesta información, que había
recibido extraoficialmente de una fuente confiable (acá sí no la voy a revelar,
no por expreso pedido sino porque es innecesario hacerlo, ya que la noticia
está finalmente comprobada), y que de tan insólita me parecía de imposible
concreción.
Se trata, y
a esta altura debe ser ya obvio habiendo leído el título, de la decisión del
Departamento Ejecutivo Municipal de lotear y vender los terrenos que, si bien
circundan la Casa de la Cultura, forman parte indisoluble de ella ya que así
era cuando, en tiempos de Víctor Fedonczuk (creo no equivocarme) pasara de ser
la vivienda del Jefe de Obras Sanitarias de la Nación (empresa del estado
municipalizada) a convertirse en el lugar en el que las actividades culturales
de Basavilbaso tendrían su espacio.
Entiendo que
la cuestión, que fue tratada y votada en la sesión del Honorable Concejo
Deliberante del pasado miércoles, y aprobada con la mayoría simple que posee el
Bloque Justicialista, y con la oposición de los radicales, tiene varias
lecturas, las que voy a tratar de desentrañar junto a ustedes en esta página,
consciente incluso de que no agotaré el tema y, dispuesto, como lo he estado
siempre, a recibir opiniones en contrario, más allá de las que ya conozco,
vertidas en el seno de la citada sesión.
En
principio, como decía más arriba, estoy convencido de que la Casa de la Cultura
no es sólo el edificio, porque eso sería limitar (como muchos pretenden) la
actividad cultural a la figura del “ratón de biblioteca”, amparado entre
paredes húmedas y clausuradas puertas y ventanas. La Cultura, señoras y
señores, es muchísimo más amplia, y si en los más de veinte años que le
reconocemos de antigüedad como tal a esa venerable propiedad no se han
utilizado los patios y parques para nada más útil que la crecida del pasto,
esto no significa que alguna vez a algún eficiente funcionario no se le ocurra,
contando con el lugar apropiado, utilizarlo. Mientras tanto está, en un lugar
céntrico, sobre pavimento y con la disponibilidad de todos los servicios. Por mi
participación en el Coro Municipal Magníficat me ha tocado visitar ciudades
(Ramírez, en Entre Ríos y Avellaneda en Santa Fe, por citar sólo dos ejemplos),
en las que el lugar destinado a la Cultura (que siempre, siempre, debe ir con
mayúsculas) tiene bancos para sentarse en sus amplios patios y verdes y flores
para admirar mientras se escucha el trinar de los pájaros, y lugares al aire
libre en los que se realizan exposiciones y actividades teatrales cuando el
clima lo permite.
A esta
altura de la página, y utilizando un mecanismo que me reconoció el otro día un
amigo, y que consiste en contestar las objeciones antes de que las mismas se
hagan, adelantándome a los “acontecimientos”, y aceptando que mi postura podrá
ser tildada de irreal e ilusoria, tirándome por la cabeza los 3.500 votos que
avalan las decisiones que tome de aquí en adelante esta gestión y la que le va
a suceder, y, tal vez, hasta reiterándome la frase que me dirigiera un colega
hace poco, instándome a ser complaciente: “a mí tan mal no me va”.
Sin entrar
todavía a considerar que, cuando me dieron la información de la venta de las
tres (que son tres) parcelas en que se divide a los efectos de la venta el
terreno (dos sobre calle Ramírez y uno sobre Quiróz), también me dijeron los
nombres de sus ya compradores, los que les he mencionado a algunos amigos a los
efectos de que, cuando eso se concrete, se convenzan de que tan tonto no soy,
si podemos decir que la probable tasación (que de hecho no se mencionó, pero
que sabemos ronda los $90.000) es tan intrascendente en monto comparada, por ejemplo,
con la coparticipación que se recibe mensualmente en el municipio, que es tres
o cuatro veces mayor.
Volviendo a
las aclaraciones, que he descubierto con dolor en este último tiempo, son necesarias
para algunos, debo decir que para no “contagiarme” (en la segunda acepción que
tiene en el diccionario esta palabra) de la opinión de quienes defendieron en el
HCD una y otra postura, he prescindido de escuchar en las emisoras locales de
radio los discursos, por lo que cualquier coincidencia que hubiere con alguno
de ellos es mera casualidad, salvo en lo concreto de ciertos y determinados
argumentos utilizados en el debate por el concejal Daniel Rinaldi, ya que en
horas previas a la sesión, en mi carácter de secretario de la UCR, y
conjuntamente con el presidente, Ángel Roque Medina, tuvimos una reunión con el
Bloque del partido, dada la enorme importancia que le adjudicamos al tema, y
muchos de esos razonamientos nos pertenecen, por lo que, previa consulta y
aprobación de Daniel, he decidido también volcarlos acá.
Por ejemplo,
entre los fundamentos del proyecto de ordenanza finalmente aprobado, figuran
como destinatarios de los fondos a obtener con la venta, en un porcentaje del
25%, para iniciar las obras de refacción y “puesta en valor” del Teatro Astral,
con lo que se cumpliría, en parte, con la continuidad de destino, mientras que
el resto, expresamente, sería dedicado a la adquisición de ripio para el
arreglo de ciertas calles de Basavilbaso, específicamente, aunque esto no
conste, la 17 de Octubre.
En el
primero de los casos, el de la antigua sala de nuestra ciudad, el presupuesto
de gastos para su reparación ronda el millón de pesos, y esa es la cifra del
subsidio o crédito que se está gestionando, y que ojalá se consiga para el bien
de nuestra ciudad. Teniendo en cuenta esa cifra, destinar $22.500 pesos a esa
obra sería más o menos como hacerle cosquillas en el lomo a un elefante, para
no usar otra frase más fuerte.
En el
segundo, o sea en el caso de la obra pública, específicamente ripio, si cada
vez que tengamos que hacer algo vamos a vender un bien del municipio, más vale
que interrumpan el desagüe pluvial que se está haciendo en la calle Neyra y
dejen esos tubos para ser utilizados como sede del gobierno comunal, ya que,
tarde o temprano, y a este ritmo, nada quedará por vender en el joyero de la
abuela.
El tema da
para muchísimo más, y nuestro espacio no, por lo que solo mencionaré, como
indicio de lo que seguiremos tratando, que me gustaría saber a qué se destina
el dinero que llega al municipio si para hacer obras es necesario desprenderse
de bienes.
Y, por
último, si es que se confirman los nombres de los posibles compradores (y que
estoy tentado de poner en un sobre y dejarlo a resguardo) se daría el aberrante
agregado de suponer que primero nació la idea de la compra y luego, por alguna
secreta razón, la de vender.
Y a esto lo
digo pese a que, como Voltaire, sé que “es peligroso tener razón cuando el
gobierno está equivocado”.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso
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