jueves, 16 de abril de 2015

Palear no es paliar - Editorial del 17 de abril de 2015
En un mundo inmerso en problemas a los que se les busca casi inútilmente solución, las más de las veces sin encontrársela, y de los que no está exenta la Argentina, nuestra provincia de Entre Ríos y, obviamente, tampoco Basavilbaso, mi pueblo, somos muchos los que apostamos a que esa solución pasa por la Educación y la Cultura, a las que precisamente, y paradójicamente, cada vez se les resta más apoyo económico y funcional y se las toma menos en serio, pudiendo fácilmente ejecutar acciones para “paliar” sus defectos (aunque también sea necesario, luego, “palear”), como en este caso la falta de un lugar físico adecuado para ensayos y actuaciones, al que no hay que construirlo, como en otros lados, sino “solo” reconstruirlo.
La pasada semana en el Honorable Concejo Deliberante se trató el tema de la “puesta en valor” del Cine Teatro Astral de nuestra ciudad, debido principalmente al accionar y a la presión de un grupo autodenominado “Por la Reconstrucción del Teatro Astral”, y a un proyecto presentado por el bloque de la oposición.
Voy a hacer algo que no hice nunca en estos casi dieciocho años de editorializar en Crónica. Voy a repetir textualmente un editorial del 27 de abril de 2007, que parece escrito en este mismo momento, y que habla de la manifiesta falta de capacidad para resolver los problemas que tiene cierta dirigencia, ya que en ocho años se vuelve a repetir exactamente la misma historia, quizás con la única diferencia que marca la inflación, ya que el costo de las refacciones del Astral se multiplica por tres, como también el supuesto valor de los lotes que, otra vez, se pretende vender.
Inmobiliaria Sociedad ¿Anónima?
Desde hacía ya algunos días tenía conocimiento de una molesta información, que había recibido extraoficialmente de una fuente confiable (acá sí no la voy a revelar, no por expreso pedido sino porque es innecesario hacerlo, ya que la noticia está finalmente comprobada), y que de tan insólita me parecía de imposible concreción.
Se trata, y a esta altura debe ser ya obvio habiendo leído el título, de la decisión del Departamento Ejecutivo Municipal de lotear y vender los terrenos que, si bien circundan la Casa de la Cultura, forman parte indisoluble de ella ya que así era cuando, en tiempos de Víctor Fedonczuk (creo no equivocarme) pasara de ser la vivienda del Jefe de Obras Sanitarias de la Nación (empresa del estado municipalizada) a convertirse en el lugar en el que las actividades culturales de Basavilbaso tendrían su espacio.
Entiendo que la cuestión, que fue tratada y votada en la sesión del Honorable Concejo Deliberante del pasado miércoles, y aprobada con la mayoría simple que posee el Bloque Justicialista, y con la oposición de los radicales, tiene varias lecturas, las que voy a tratar de desentrañar junto a ustedes en esta página, consciente incluso de que no agotaré el tema y, dispuesto, como lo he estado siempre, a recibir opiniones en contrario, más allá de las que ya conozco, vertidas en el seno de la citada sesión.
En principio, como decía más arriba, estoy convencido de que la Casa de la Cultura no es sólo el edificio, porque eso sería limitar (como muchos pretenden) la actividad cultural a la figura del “ratón de biblioteca”, amparado entre paredes húmedas y clausuradas puertas y ventanas. La Cultura, señoras y señores, es muchísimo más amplia, y si en los más de veinte años que le reconocemos de antigüedad como tal a esa venerable propiedad no se han utilizado los patios y parques para nada más útil que la crecida del pasto, esto no significa que alguna vez a algún eficiente funcionario no se le ocurra, contando con el lugar apropiado, utilizarlo. Mientras tanto está, en un lugar céntrico, sobre pavimento y con la disponibilidad de todos los servicios. Por mi participación en el Coro Municipal Magníficat me ha tocado visitar ciudades (Ramírez, en Entre Ríos y Avellaneda en Santa Fe, por citar sólo dos ejemplos), en las que el lugar destinado a la Cultura (que siempre, siempre, debe ir con mayúsculas) tiene bancos para sentarse en sus amplios patios y verdes y flores para admirar mientras se escucha el trinar de los pájaros, y lugares al aire libre en los que se realizan exposiciones y actividades teatrales cuando el clima lo permite.
A esta altura de la página, y utilizando un mecanismo que me reconoció el otro día un amigo, y que consiste en contestar las objeciones antes de que las mismas se hagan, adelantándome a los “acontecimientos”, y aceptando que mi postura podrá ser tildada de irreal e ilusoria, tirándome por la cabeza los 3.500 votos que avalan las decisiones que tome de aquí en adelante esta gestión y la que le va a suceder, y, tal vez, hasta reiterándome la frase que me dirigiera un colega hace poco, instándome a ser complaciente: “a mí tan mal no me va”.
Sin entrar todavía a considerar que, cuando me dieron la información de la venta de las tres (que son tres) parcelas en que se divide a los efectos de la venta el terreno (dos sobre calle Ramírez y uno sobre Quiróz), también me dijeron los nombres de sus ya compradores, los que les he mencionado a algunos amigos a los efectos de que, cuando eso se concrete, se convenzan de que tan tonto no soy, si podemos decir que la probable tasación (que de hecho no se mencionó, pero que sabemos ronda los $90.000) es tan intrascendente en monto comparada, por ejemplo, con la coparticipación que se recibe mensualmente en el municipio, que es tres o cuatro veces mayor.
Volviendo a las aclaraciones, que he descubierto con dolor en este último tiempo, son necesarias para algunos, debo decir que para no “contagiarme” (en la segunda acepción que tiene en el diccionario esta palabra) de la opinión de quienes defendieron en el HCD una y otra postura, he prescindido de escuchar en las emisoras locales de radio los discursos, por lo que cualquier coincidencia que hubiere con alguno de ellos es mera casualidad, salvo en lo concreto de ciertos y determinados argumentos utilizados en el debate por el concejal Daniel Rinaldi, ya que en horas previas a la sesión, en mi carácter de secretario de la UCR, y conjuntamente con el presidente, Ángel Roque Medina, tuvimos una reunión con el Bloque del partido, dada la enorme importancia que le adjudicamos al tema, y muchos de esos razonamientos nos pertenecen, por lo que, previa consulta y aprobación de Daniel, he decidido también volcarlos acá.
Por ejemplo, entre los fundamentos del proyecto de ordenanza finalmente aprobado, figuran como destinatarios de los fondos a obtener con la venta, en un porcentaje del 25%, para iniciar las obras de refacción y “puesta en valor” del Teatro Astral, con lo que se cumpliría, en parte, con la continuidad de destino, mientras que el resto, expresamente, sería dedicado a la adquisición de ripio para el arreglo de ciertas calles de Basavilbaso, específicamente, aunque esto no conste, la 17 de Octubre.
En el primero de los casos, el de la antigua sala de nuestra ciudad, el presupuesto de gastos para su reparación ronda el millón de pesos, y esa es la cifra del subsidio o crédito que se está gestionando, y que ojalá se consiga para el bien de nuestra ciudad. Teniendo en cuenta esa cifra, destinar $22.500 pesos a esa obra sería más o menos como hacerle cosquillas en el lomo a un elefante, para no usar otra frase más fuerte.
En el segundo, o sea en el caso de la obra pública, específicamente ripio, si cada vez que tengamos que hacer algo vamos a vender un bien del municipio, más vale que interrumpan el desagüe pluvial que se está haciendo en la calle Neyra y dejen esos tubos para ser utilizados como sede del gobierno comunal, ya que, tarde o temprano, y a este ritmo, nada quedará por vender en el joyero de la abuela.
El tema da para muchísimo más, y nuestro espacio no, por lo que solo mencionaré, como indicio de lo que seguiremos tratando, que me gustaría saber a qué se destina el dinero que llega al municipio si para hacer obras es necesario desprenderse de bienes.
Y, por último, si es que se confirman los nombres de los posibles compradores (y que estoy tentado de poner en un sobre y dejarlo a resguardo) se daría el aberrante agregado de suponer que primero nació la idea de la compra y luego, por alguna secreta razón, la de vender.
Y a esto lo digo pese a que, como Voltaire, sé que “es peligroso tener razón cuando el gobierno está equivocado”.

                                                     Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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