Retiro
- Constitución -
Editorial del 26 de septiembre de 2014
Para los que no se ubiquen con
el juego de palabras del título, el mismo hace referencia literal a una de las
líneas de subte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero, a la vez, me está
dando pie para tratar el tema que pretendió instalar Máximo Kirchner el día de
su primera aparición pública parlante en la cancha de los “bichos colorados”,
en La Paternal.
En ese lugar, creo que
imprudentemente, el hijo presidencial dijo: “Si están tan interesados en
terminar con el kirchnerismo, ¿por qué no compiten con Cristina?”.
No es "terminar" con
este régimen político, estimado hijo presidencial. Usted está totalmente
equivocado. Si tiene ansias de participar en la arena política tendrá que saber
que la presidente del país no puede presentarse como una especie de reto de la
sociedad para que sea revalidada o vencida en la contienda de 2015. Por si
usted lo ignora (lo que es muy probable), la Constitución Nacional no la
habilita a continuar y es allí donde usted se equivoca y surge, resaltada, su
ignorancia sobre los requerimientos para ser candidato. Procure tomar los
libros y lea para instruirse, lo cual es muy necesario para ser un buen
dirigente, ya que no alcanza con una "herencia por apellido", sino que
hace falta trayectoria, ejemplo ciudadano y más que nada, carencia de soberbia
como la suya. Perdón. Quizás acá tendría que haber usado “debería hacer falta”.
¿Se entiende?
Creo en la irreversibilidad de
los procesos de los pueblos. Claro que sí. Pero no con los mismos dirigentes
que quieren eternizarse en el poder, por ambición, porque creen, con
petulancia, que son los únicos que pueden hacerlo. Porque, al fin, no confían
en ese "pueblo" que tanto nombran, que tanto está en sus discursos.
El apelar a los mismos gestos, a la misma voz, a las mismas palabras de su
padre, a los mismos contenidos, como procedimiento, ya fue usado, con los
resultados a la vista. Máximo ni siquiera es original. Victimizarse, y seguir
victimizando a los padres. Y seguir hablando de la dictadura... siempre el
pasado, que no vivieron. Eso, que no vivieron como vivieron los verdaderos
militantes, y no como estos truchos políticos que se sirvieron de los Derechos
Humanos que no respetaron ni respetan.
Le voy a decir un par de cosas,
Máximo, aunque sé que es improbable que las lea. De todas maneras: 1) Nadie le
tiene miedo a la sociedad. Dejen de sentirse los "salvadores de la
Patria" porque eso tiene un olorcito muy parecido a "la reserva
moral" que decían tener los militares comandados por Videla y Cía. 2) Si
ustedes son progresistas, Macri es Lenin. La sociedad que
"transformaron" gracias al "modelo-relato" es una sociedad
fragmentada, resentida, irritada, empobrecida, sometida, sin ley, sin control,
sin educación de calidad, sin salud de calidad, con transporte público digno de
Somalía (perdón, Somalía). 3) todo lo que tocaron, sistemáticamente lo
destruyeron. Lo notable y lo dantesco de la situación es que a usted, hijo, y a
La Cámpora, no los votó nadie como para que intenten arrogarse el derecho de
tomar decisiones inconsultas que afectan a millones de personas. Hay que
estudiar, leer, formarse para tener criterio (¡algo!), capacidad de decisión,
opinión calificada en temas complejísimos, etc. Ud. es solo el hijo del
matrimonio multimillonario que tomó el poder y sueña con la eternidad. Solo
eso. No se siga engañando, porque su producción personal es nula. 4) Me consta
que a los militantes de los otros partidos les va a encantar competir con ustedes,
pero en condiciones justas, cosa que se nota por su discurso que no está
dispuestos a aceptar, porque no resisten. Ganan a costa de golpes de billetera.
Por eso a muchos les encanta verlos desesperados. Porque se les está escapando
"el caballo del comisario". Para Uds., los votantes son solo pobres
embrutecidos que lo único que quieren es comer, y muchos ni siquiera trabajar o
hacer algo de sus vidas. Y, otros, militantes profesionales, empresarios
cínicos que están ganando muy bien y eternos corruptos de la primera hora.
La verdad es que Máximo es un fiel
exponente del kirchnerismo; representa de manera cabal los valores del FPV. No
tiene ningún título (mi abuela decía, en ruso “atá kuriño ve atá naziño”, que
probables errores de grafía mediante, quiere decir “de tal palo tal astilla”),
no estudia, no leyó un libro en su vida, vive jugando, comiendo y tomando, no
trabajó nunca pero vive como un rey y ya tiene más plata de lo que un
trabajador podría juntar en diez vidas, no puede articular dos ideas juntas, ni
armar una oración correctamente; se olvida de lo que estaba diciendo, y sale
con alguna frase hecha de las seis o siete que tiene en su repertorio.
Con su madre, estimado Máximo,
nadie va a competir. Porque no puede ser re-reelecta, ni siquiera en el
simulacro de república que ustedes armaron. Es más: ni siquiera debió ser
reelecta porque en realidad es un tercer mandato de los Kirchner. En la mayoría
de los países latinoamericanos (expertos en nepotismo), está prohibido que la
cónyuge sea candidata para eludir la prohibición, como hizo la esposa de Zamora
en Santiago del Estero. Y Ud., Máximo, tampoco debería poder, ni su tía Alicia,
porque la Constitución dice bien clarito que "La Nación Argentina no
admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento", porque no es una
monarquía.
Lo grave de todo esto es que
hayan existido ese acto y ese discurso. Me parece que hay que contestar con la
corrección de siempre: ¿Para qué están las leyes si después aparece un Máximo
que invita a no cumplirlas bajo el pretexto del “desafío”? El único desafío que
se debe aceptar es el que marcan las leyes, y eso está bien determinado. El
pueblo, según su declaración, no es bobo. Es por eso que sabe, y coincido, que la
falla está en sus dirigentes, que quieren engañarlo (al pueblo) haciéndole
creer lo que no es. Porque, ya que estamos hablando de mentiras: ¿quién eligió
y firmó un convenio sobre aplicación de tribunales de EEUU (en este caso el
Juez Griesa)? Pues bien, fue este gobierno, que ahora viene a publicitar la
defensa de lo Nacional, después de lo hecho. Acá nadie le teme a la gente ni a
las elecciones; ese es el pensamiento soslayado y mal usado con otros
propósitos que lo que se hace con ellos. Y como Ud. habló de economía, y de
adentro y afuera, acá lo único que está afuera y adentro son los dólares que
desaparecieron y los “giles” que quedamos cada vez más limitados por el
desastre que han hecho.
Me tomo unas letras más para
reconocer que hay cosas buenas y hasta muy buenas. Pero la gran duda es ¿con
qué fin se hicieron? Por otra parte no se puede seguir con el cuentito que el
nuevo Gobierno destruirá todo lo bueno y muy bueno para hacer otra cosa, presuntamente
mala. Eso no se lo cree nadie. Usted “sugiere” que si el kirchnerismo sigue en
el gobierno, podrá repetir en la próxima década los “éxitos” conseguidos en la
pasada. Eso es algo imposible, dado que la reactivación se basó en la recesión
anterior, el agotamiento de los stocks, y la mejora de los términos de
intercambio, todos factores de naturaleza irrepetible.
Usted debe entender, Máximo, que
dar “condiciones igualitarias en la competencia” significa debatir con otros en
pie de igualdad; no imponer boletas; no adueñarse de documentos para obligar a
votar; no amenazar a legisladores para que voten en un sentido determinado;
coparticipar la plata con sentido federal, y no "encanutarla" como se
les dé la gana; no amenazar y agredir a todo el que no comparta sus opiniones
(en todo sentido). Si no lo entienden así, terminarán siendo el gobierno más “berreta”
e intolerante de cuantos hemos padecido.
Cuando el Rey David pretendió
perpetuarse en el poder y se enteró que por voluntad divina le había sido
prohibido continuar y edificar el Templo, los adulones de la corte protestaron
con el argumento de que lo “discriminaban”. Entonces un Profeta les contestó:
“No sean ignorantes o imbéciles: la ley es la ley y hay que cumplirla, les pise
un callo o les patee el hígado”.
En síntesis, nadie proscribe a
Cristina. Lo que está proscripto es violar la ley. Más aún cuando se llama
Constitución.
Entonces: ¡a Retiro!
Dr.
Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso
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