jueves, 5 de junio de 2014

Cuando la mentira es la verdad

Cuando la mentira es la verdad - Editorial del 6 de junio de 2014 El bien y el mal definen por penal, dice una de las frases de la canción de Divididos "Que ves", cuyo lema central es, precisamente, el que da título a mi editorial de hoy. Y se me ocurrió ante tres hechos, alguno de los cuales creo que ya mencioné, pero que ahora entrará en el trío. Es que Teresa Parodi ha sido nombrada Ministro de Cultura de este gobierno Nacional y Popular, y el filósofo Ricardo Forster, titular de la novedosa y llamativa Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, nombre demasiado stalinista para mis sensibles oídos, y que no por casualidad motivó que el citado se apresurara a decir que la nueva dependencia no será "un comisariato político". "No va a apuntar a una construcción dogmática", dijo Forster. Desmiente, desmiente, que algo quedará, digo yo, parafraseando con algunos cambios a Goebbels. Y ya que estoy con Joseph Goebbels, funesto ministro de propaganda de la Alemania nacionalsocialista, figura clave en el régimen y amigo íntimo de Adolf Hitler, que promovió el odio a lo extranjero, al capitalismo, al comunismo, al sionismo y al judaísmo, debo decir que como Ministro de Propaganda controló la literatura, la prensa, el teatro, la radio, las bellas artes y el cine, todo ello a pesar de que poseía una personalidad basada en el cinismo, impulsiva y dominante, abiertamente manipuladora e incisiva, que le hacía gustar del protagonismo. Acá, entonces, llegamos al tercero de la tríada. El líder del movimiento kirchnerista MILES, Luis D'Elía, debutó en CN23 hace una semana, conduciendo un programa "periodístico" que vi pese al asco que me iba dando, progresivamente, y al bajísimo concepto que tengo de ese personaje. Pero como ya pensaba escribir sobre eso, pudo más el "deber" y me lo "banqué". Además, no puedo negar que creo que está bien que le den pantalla a D'Elia para que la gente que lo vea sepa a quien o a quienes no hay que votar en las próximas elecciones. Digo, por aquello de "cuando la mentira es la verdad". Lo que sí tengo derecho a preguntar es si para eso forzaron la Ley de Medios. ¿Para que los personeros del odio, financiados con fondos públicos, destilen su ira para dividir la sociedad? ¿Cuánto más se le va a tolerar? La cosa no fue fácil, ya que de entrada generó una controversia entre los dos dueños del canal, Matías Garfunkel y Sergio Szpolski. Garfunkel atacó desde Twitter a Sergio Szpolski, su socio y encargado de la conducción editorial en el Grupo Veintitrés, por darle espacio en la emisora. El origen de los entredichos son las opiniones políticas del conductor, sobre todo en relación a Israel, Irán y Venezuela. "Me acabo de enterar que Luis D' Elia debuta por CN23. La obsecuencia de Sergio Szpolski prima por sobre la racionalidad", escribió en su cuenta de Twitter Garfunkel, y calificó al líder piquetero como "el Herminio Iglesias de este Gobierno". Este intento del gobierno de apelar a las enseñanzas de Goebbels y darle a D'Elía un virtual Ministerio de Propaganda a través de ese engendro televisivo, es una clara demostración de la ineptitud y falta de criterio del oficialismo. Necesitamos dar un paso en otra dirección. Hacia el progreso, la honestidad, la capacidad de gestión. Alejarnos de la impunidad y de la violencia social que esto genera. Créanme que no es casual la comparación con Goebbels, que trabajó activamente durante los últimos meses de la Alemania nazi estimulando el fanatismo de la lucha hasta el último hombre, ofreciendo las "armas secretas del Führer" o generando pánico entre los civiles germanos ante la llegada del Ejército Rojo. ¡Qué bueno que hayan puesto a un demócrata con ideales al frente del relato más grandioso del último siglo! Bien, "compañero amor", y no como los de Radio Mitre y de la Corpo. Amor, amor, eso necesita el pueblo agradecido por los avances de este maravilloso gobierno. ¡Ah, no, perdón! ¡Yo creí que este era el editorial del 28 de diciembre! De todas maneras hay que reconocer que Luis D'Elía tiene una virtud extraordinaria: es el único que ha logrado el mayor consenso en nuestro país, uniendo a la mayoría de los argentinos de cualquier tendencia política o religiosa en una sola idea: "es un ser despreciable...". O por lo menos eso opinamos aquellos que sabemos muy bien de la comisaría copada, de los golpes a los manifestantes, del apoyo a los iraníes responsables de la bomba a la AMIA, de su negación de la Shoá y de los insultos a todos los argentinos. Si bien ese energúmeno tiene derecho a hablar todo lo que quiera, también tiene la obligación de respetar las leyes argentinas, cosa que no hace. Así que no puedo ver alguna grandeza que sobresalga de entre todas sus bajezas. Es genuinamente utópico pensar que esta gente nos llevará a algo diferente que al caos generalizado, porque esa es su naturaleza, así es como ellos son, y esas son las aguas que mejor navegan. Aman la crispación y la pelea. Son profesionales de la exasperación. Llevan todo al límite del quiebre; desde la convivencia, a la ley; desde la política más básica y elemental, a las relaciones internacionales. Rompen todo; son elefantes ciegos corriendo dentro de una cristalería. Improvisados, vulgares, mentirosos, inexpertos, absurdos, bárbaros, engreídos, imbéciles con poder. D'Elía es un digno exponente de este totalitarismo corrupto. ¡Qué nivel para CN23! En un campeonato de alcahuetes tiene el podio asegurado. ¡Además con qué personaje! No creo que haya un cavernícola, violento y prepotente tan desvalorizado como este en todo el país. Deben estar en la etapa del terror asumido como para creer que este analfabestia puede traerle votos al peronismo kirchnerista. Pero además esto es parte de algo que tiene feo olor. Este tipo que alentó los piquetes bolivarianos y propuso colgar a los opositores a Maduro, ya debe tener un plan como para no dejar el gobierno en el 2015, aun apelando a la violencia. Escribo esto a pocas horas del Día del Periodista, y entiendo que el mejor periodismo no es aquél que marcha encolumnado detrás de un partido o gobierno. El buen periodismo no tira rosas al paso de los funcionarios o barre la basura bajo la alfombra en nombre de la lealtad partidaria. El periodismo siempre informa desde un lugar determinado, no desde un utópico Olimpo alejado de la vida política y moral de la ciudadanía. Reconocer esta situación no implica abandonar la idea de que el periodismo debe procurar mantener distancia frente a los gobiernos y ser crítico de los dogmas perpetuados por quienes recitan sus verdades. Esto a los populistas no les gusta, porque deja expuestas a sus mentiras y la corrupción que los baña. No es periodista un incitador al delito, destructor de bienes del pueblo, alabador de regímenes como el de Irán, discriminador público, asumido y confeso, apologista del delito y del genocidio, terriblemente corrupto, enemigo declarado de quienes no piensan como él y firme defensor de la violencia aplicada a quienes se opongan. D´Elía integra el grupo de militantes fanáticos defensores y aplaudidores que no merecen respeto, por lo obtuso de su posición, y la negación necia que hacen de la realidad con tal de quedar bien. Triste y humillante tarea. Han perdido las riendas de sus vidas, y su escala de valores ha quedado pisoteada por ellos mismos. Prefirieron la comodidad de la ayuda económica estatal, los beneficios, ventajas y prebendas, a la propuesta de ganarse la vida con esfuerzo, pero con dignidad. Solo son individuos que han optado doblegarse para subsistir. "Acompañamos en estos 15 años del kirchnerismo que han sido progreso y acumulación". Con esa frase chupamedias finalizó D'Elía su programa, aunque con una confusión: el oficialismo lleva 11 años en el poder. Federico Fellini, que no era de la Corpo ni de la Opo, dijo alguna vez: "La televisión es el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural". Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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