jueves, 3 de abril de 2014

Un manto de neblina

Un manto de neblina - Editorial del 4 de abril de 2014 El pasado miércoles 2 de abril, en el marco del acto conmemorativo por el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, la presidenta Cristina Kirchner se expresó respecto al tema en forma amplia y sumamente abarcativa, los que nos da la posibilidad de analizar, desde nuestro punto de vista, algunos de sus dichos, que consideramos controvertidos. En primer lugar, aunque no necesariamente esto constituye un orden de importancia para este editorialista, aunque si es una cuestión que le resulta sumamente lesiva, resulta llamativo que en el día en que se recuerda a los caídos en la Guerra, se haya homenajeado a extremistas de extrema derecha, pertenecientes al grupo Tacuara, filo nazi, protagonistas del llamado Operativo Cóndor. Utilizar un hecho conmemorativo tan caro a nuestros sentimientos para reivindicar a una banda de ultranacionalistas que se expresaban paralelamente con lemas discriminatorios y que incluso llegaron a las vías de hecho con agresiones a personas y edificios de sectores que no comulgaban con su religión o con sus ¿ideas? políticas, resulta poco menos que muy grave. Para colmo, casi pegado a ello, se le ocurrió decir que "los que fueron a morir fueron los más pobres, esto pasa en las grandes potencias también donde mandan a los que menos tienen a morir por la Patria", lo cual es una mentira, ya que los que murieron en Malvinas fueron militares de carrera y soldados clases 62 y 63, entre los cuales había de todo, ricos y pobres y, ya que estamos, cristianos y de otras religiones, aunque en los actos se siga rezando solamente por los primeros. Pero fíjese que contradicción: Ud. habla de las grandes potencias que mandan a los más pobres al frente y, nosotros mandamos colimbas de 18 años y sin instrucción, mientras que los ingleses mandaron a soldados profesionales y tropas de elite. Y en cuanto a confundir el motivo de la conmemoración, parece que la Sra. Presidente olvida que a la guerra de Malvinas la inventó un “borracho perdido en la copa del olvido” para perpetuarse en el poder que inexorablemente se le escapaba. Todo lo demás es otra historia. Esto no empaña la colosal grandeza de nuestros héroes, ricos, que los hubo, y pobres, que también los hubo. Decir lo contrario es seguir enfrentando a los argentinos, Sra. Presidente, lo mismo que apelar al recuerdo tan controvertido de Hugo Chávez para recordarnos que las Malvinas fueron, son, y serán por siempre argentinas. El 2 de abril es un día de luto para muchas familias argentinas, de respeto y recogimiento espiritual, de reconocer y lamentarnos de los errores cometidos, de perdones infinitos, no de expresiones y gestos fanfarrones. Cuando se estaba interpretando el himno, en algún momento la Sra. se reía y hacía gestos, y nos quedamos sin saber de qué. Quizás este sea el momento de recordar que Cristina Fernández y su difunto esposo hicieron punta en oponerse a la paz con Chile en el conflicto austral y de los hielos continentales. Por suerte fueron derrotados por la mayoría del pueblo que está lejos de usar la política internacional para sus mezquinos intereses de política vernácula. Ahora agita una deshilachada política respecto a Malvinas que no tiene ningún futuro, perdió las pocas ventajas que tenía la estrategia heredada y solo molesta a los aliados americanos con pretensiones intransigentes, dignas del canciller sin ideas que se eligió. Solo dijo una ristra de palabras que conforman retazos de un relato en decadencia. No hace una obra de mérito, solamente se le ocurre toquetear los billetes en circulación para seguir lucrando con las maniobras captadoras de simples y distraídos. Señora. Con el debido respeto, si en lugar de usar las Malvinas para hacer actos y presentar billetes que no valen nada (en este caso un nuevo billete de $50, que comenzará a emitirse con la imagen de las Islas), con el dinero que ingresó en esta década, ustedes hubieran propuesto políticas de estado a corto, mediano y largo plazo, consensuadas con todos los partidos políticos, y con cada hombre y mujer especializado, más las ONGs, y las Universidades, y con eso dejar sentado que sea el partido que sea que gobierne, las políticas continuarían, así el pueblo argentino llegase a ser un pueblo moderno, educado, con muy buena salud, con rutas y autopistas inteligentes, con los mejores servicios del mundo, con trabajo, y viviendas dignas para todos, yo le puedo asegurar que en esos 10 años los que habitan las Malvinas hubieran hecho ellos mismos, de motu proprio, un plebiscito para decidir ser argentinos, porque están a 15.000 km. de Inglaterra, y en cambio aquí, estarían a la mano de la modernidad. Pero claro, ven quién nos gobierna y cómo somos, y ni siquiera se les ocurre cambiar de identidad. Si en los 10 años de ingreso de divisas más grande de la historia tenemos una inflación galopante, un nivel educativo decadente (y no por culpa de los docentes), se multiplicó la pobreza, se profundizó la injusticia, se partió a la sociedad, se incrementó la delincuencia porque se favoreció la vagancia, y muchos males más que no hay tiempo para describir, es porque quien condujo al país se subió al autito de la calesita y lo chocó. Con todo respeto, según sus expresiones y comparaciones, hoy estamos viviendo una dictadura. En las dictaduras reinan la venganza y la violencia; lo hemos vivido. En el Estado de NO Derecho hay venganza y violencia, (esas fueron sus palabras). Por lógica en un Estado de Derecho no hay venganza ni violencia. Para que haya Estado de Derecho, deben estar los dos componentes; el Estado y el Derecho, o la Ley. Cuando falla alguno de ellos estamos en problemas. Hoy no hay Estado porque fue devorado por la corrupción, y tampoco reina el Derecho, porque no hay una Justicia con todas la letras que haga cumplir la Ley. ¿No previó esto Ud.? ¿No lo sabía? ¿No se da cuenta? Son necesarios estos dos elementos para que no ocurra lo que está sucediendo en la sociedad. Aún si estuviéramos todos socialmente incluidos, sin Estado o sin Derecho, o sin ambos, el problema sería el mismo. ¿Por qué nadie le preguntó el miércoles qué hacían los Kirchner el 2 de abril de 1982? Porque tendría que haber contestado que Alicia Kirchner fue ministro del gobernador militar de Santa Cruz desde 1976 a 1982 y que Cristina y Néstor “reventaban” casas de pobres ahogados con la tristemente célebre circular 1050 de Martínez de Hoz. A decir verdad, la tan mentada paciencia de los monjes tibetanos es muy modesta si se la compara con la que tiene el 46% de argentinos que no la votó y que cada día aumenta el porcentaje. Tener que seguir escuchando esta cantidad de ditirambos, frases desopilantes e insólitas, citas fuera de contexto, ejemplos horribles de cómo deberíamos ser y otras tantas catilinarias tan típicas y caras al discurso demagógico, que tienen como única finalidad que los aplauda un grupo de jóvenes con cánticos sacados de los ’70 y vergonzosos de tan fuera de contexto que están, pone nervioso a cualquiera. Para colmo, siguiendo con los errores históricos a los que son tan afectos usted y sus colaboradores, para finalizar con algo “de efecto” dijo que "Hemos ascendido a general post mortem a Andresito; Andresito Artigas, hijo de Gervasio Artigas”. Para su conocimiento le comento que el Comandante Andrés Guaçurary (Andresito), caudillo de las Misiones, luchó junto a Artigas en la defensa del federalismo y del territorio guaraní contra la invasión de Portugal y de Brasil. Por afecto, Artigas le permitió usar su apellido pero no era su hijo. En el litoral y en Uruguay hasta los niños de las escuelas primarias saben que llamaba padre a Artigas sólo por respeto. Además, Artigas (Karay Guazú) firmó toda su correspondencia como José, y su segundo nombre, Gervasio, con el que Ud. tan coloquialmente se refiere a él, recién se conocería cuando redactó su testamento. Por eso fue, es y será honrado como José Artigas, "Protector de los Pueblos Libres". En todo caso escuche a Los Olimareños para ver si alguna vez se refieren a él como Gervasio. “La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”. José de San Martín. Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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