jueves, 1 de diciembre de 2011

Al Este del Paraíso

Al Este del Paraíso -Editorial del 2 de diciembre de 2011
La novela "Al Este del Paraíso" (East of Eden) de John Steinbeck fue la base de una famosísima película filmada en 1955, con el legendario James Dean.
Steinbeck situó en Monterrey algunas de sus novelas más importantes, como “Viñas de ira” y la que nos presta el título hoy. Nació allí, el 27 de febrero de 1902, hijo del tesorero del condado y de la maestra, en un ambiente de granjeros ricos. Pero Steinbeck se negó a ver las cosas como las veían sus familiares. En lugar de percibir la prosperidad verde de las lechugas y la riqueza plateada de las sardinas en conserva, se obstinó en fijarse en los trabajadores agrarios, mexicanos y okies (los blancos que habían abandonado el Medio Oeste por la sequía y la depresión), y en la injusticia social básica sobre la que se construía la feliz riqueza de los terratenientes.
No es casualidad, entonces, que hayamos elegido hoy este título. Más allá de las meras implicancias geográficas y de las más que meras implicancias religiosas, es real que el este de nuestra ciudad es seguramente el sector más castigado por las diferencias sociales y económicas, pero también por las diferencias políticas.
Si por algo se caracterizaron particularmente estos últimos cuatro años de gestión municipal en nuestra ciudad, es por el abandono y la desidia con la que se trató la problemática del Barrio Pueblo Nuevo en general, y en particular en lo que tiene que ver con el estado de sus calles, veredas, espacios públicos, cunetas, etc.
Los lectores consecuentes saben que las páginas de Crónica se han ocupado especialmente de ese tema, tanto en las noticias que hacían referencia a las dificultades que deben soportar quienes habitan allí, cuanto por la opinión de este editorialista y del más que frecuente colaborador epistolar, Héctor José “Mono” Parinelli.
Entendemos, entonces, que para contrarrestar lo poco y nada que se ha hecho en el lugar, fácilmente apreciable a simple vista en un día de lluvias y en los que le siguen, era este el momento ideal para realizar un análisis preciso, porque estamos a muy pocos días de la asunción de las nuevas autoridades locales, quienes deberán ser las encargadas de nivelar el interés gubernamental por ese sector de la ciudad.
Las características y la magnitud que presentan las actuales condiciones del lugar convergen en tal grado de marginalidad que no dejan dudas respecto a la urgencia con la que se deben encarar las soluciones. La administración que ya fenece utilizó el pomposo nombre de “intervención” para hacer una declaración de principios muy escenificada, pero que nunca se logró llevar a la práctica.
Seguramente las soluciones requerirán de una gran dosis de imaginación, valor muy importante y necesario aún cuando sobre la plata. Mucho se habla de la autogestión, pero nosotros creemos que sin la ayuda de arriba hacia abajo, nada se puede hacer.
Confiamos en que la sensibilidad de quienes fueron elegidos para conducir los destinos de Basavilbaso según nuestro mandato, puedan leer mejor esta situación que cómo lo hicieron los que se van. Silvio Valenzuela, Presidente Municipal electo, estuvo ligado mucho tiempo a Acción Social, por lo que sabe lo que son las carencias. El Prof. Roberto González, que estará a cargo de Gobierno y Hacienda, nació en ese barrio, y Mariano Verbauvede, futuro Secretario de Obras Públicas, vive allí desde siempre.
Aun cuando no creemos que éstas que enumeramos sean condiciones imprescindibles para entender el problema, en este caso no constituyen un tema menor, ya que les resultará seguramente más difícil que a otros desentenderse de la cuestión.
Nos parece que habrá que trabajar mucho acerca de la concientización de los derechos que tienen los habitantes del lugar, a quienes se suele buscar ávidamente para el acto comicial, para olvidarlos casi con la misma inmediatez.
Por eso estamos convencidos de que no alcanzará con la sola entrega material, porque habrá que conjugarla con el incentivo a la autosuficiencia y solidaridad y que tenga en cuenta la dignidad humana para, al mismo tiempo, evitar sentimientos de humillación.
Sabemos que se han hecho algunos intentos a través de algunos planes como el PROSOFA II, cuyo objetivo en principio es asegurar el acceso a servicios básicos a la población de pequeñas comunidades en situación de pobreza extrema, a través de asistencia técnica y financiamiento de proyectos para la construcción, ampliación, refacción y equipamiento de servicios de agua potable, saneamiento básico, salud, educación y pequeñas obras de tipo comunitario, capacitando a la vez a la gente en el uso y mantenimiento de la obras y en el fortalecimiento de la organización y la participación ciudadana.
Esto que es una enunciación textual y muy ambiciosa, a nuestro entender no solamente no se llevó a la práctica en el lugar, pese a estar prevista, sino que incluso quedan muchas dudas acerca de su implementación.
Y la enseñanza que nos deja este hecho es que el Estado tiene que asumir un papel central en el tema, mediante una acción no limitada a actitudes paternalistas y de asistencialismo, que terminarán siendo contraproducentes para la integración que entendemos se debe buscar.
A la hora de comenzar a planificar la acción de gobierno, seguramente habrá muchas cosas para hacer. Cada uno de los lectores tendrá su particular visión acerca de cuáles son las prioridades. Nosotros solamente hacemos nuestro aporte, convencidos de que hay cosas que pueden esperar, y cosas que no.
Y para el caso de que alguien crea que no se puede hacer lo que nosotros proponemos, les dejamos un texto que alguna vez leímos y guardamos, y que hemos puesto en práctica en muchas de las cosas que encaramos:
“La intención es una fuerza poderosa. Proviene de una palabra latina que significa ‘tirar hacia adelante’. La intención es la tendencia inicial de la mente hacia un objetivo. Es la fuerza que impregna el camino y la meta. Una historia de la tradición cristiana medieval ilustra lo que es la intención. Un viajero llegó hasta donde se realizaban unas obras de construcción y vio a dos hombres transportando piedras. Uno trabajaba con desgano. El otro lo hacía contento, entonando canciones. ¿Qué estás haciendo?, preguntó el viajero al trabajador hastiado ¿Es que no lo ves? Cargando piedras, respondió de mal humor. Se acercó entonces al otro trabajador y reiteró la pregunta: ¿Qué estás haciendo? ¡Algo fabuloso! ¡Construir una catedral!, contestó”.
Carguemos, entonces, las piedras. Y construyamos la catedral.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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