jueves, 24 de noviembre de 2011

Un cacho de cultura II

Un cacho de cultura II - Editorial del 25 de noviembre de 2011-11-23
En otra página de esta edición, a raíz de la carta enviada por un poeta local en la cual se queja de la falta de atención a su obra por parte de las autoridades de Cultura de Entre Ríos, puse, como Nota de la Dirección, un comentario que después se me ocurrió ampliar y darle este espacio que, semanalmente, dedico a los temas que considero de interés como para desarrollarlos y compartirlos con los lectores
Entiendo que seguramente hay otras cuestiones que coyunturalmente importan más, y consciente de eso tenía sobre el escritorio algunos apuntes respecto a temas tan diversos como la estampida del valor del dólar, la problemática de la violencia desmesurada con la que se ha atacado a niños en robos o en actitudes derivadas de despechos amorosos, los wachiturros o la realidad de la Unión Cívica Radical, pero la inminencia del recambio de autoridades, y la epístola de Mimo, casi me obligaron a decantarme por la opción de criticar la gestión que se llevó a cabo en estos años en el área cultural de la provincia, y, consecuentemente, como ya habrá advertido el advertido lector, a reutilizar la opción de la primera persona del singular, como para que quede claro que es mi opinión personal la que vuelco.
Resulta poco menos que extraño, y eso es lo que me parece indiciario de la poca importancia que se le asigna desde Paraná a ciertas actividades que se realizan en el "interior", que habiendo recibido el Coro Municipal Magníficat un reconocimiento de parte del Honorable Senado de la Nación por sus cincuenta años de trayectoria, desde la Sub Secretaría de Cultura, encabezada por el Prof. Roberto Romani, no haya habido ningún eco, por lo menos traducido en expresión pública. Cierto es que podrán argumentar que no se enteraron, porque desde el mismo Coro optamos por el bajo perfil, dada la proximidad entre el lauro y el fallecimiento de Miguel Bernik, fundador y director del Magnificat. Pero que no hayamos publicitado el hecho nosotros no quiere decir que no haya sido la obligación de "alguien" hacérselo saber. Claro que lo mismo había pasado ya hace tres años cuando fue Miguel el que recibió el mismo galardón, en carácter personal por su desempeño como Director. Tampoco en esa oportunidad se hicieron eco del logro.
Igualmente no creo de ninguna manera que la razón haya sido la ignorancia, y esto casi parafraseando al Himno a Sarmiento. Me parece que hay una decisión que ha resuelto hace tiempo ignorar a determinadas personas o grupos, esperando quizás que la falta de apoyo y de reconocimiento los lleve al olvido. Y en esto debo ser leal diciendo que, si bien uno esperaba algo distinto de Romani, similares actitudes han tomado casi todos los que lo precedieron. Inútiles fueron las gestiones en estos últimos veinte años para lograr que se tuviera en cuenta al Coro Magnificat para alguna representación provincial en festivales o acontecimientos que así lo requirieran, siendo que Entre Ríos envía delegaciones de ese tipo frecuentemente.
Una prueba de lo que digo lo constituye el hecho de que, en 2009, en oportunidad del aniversario del Tratado del Pilar, iba a ser el Magnificat el que representara a nuestra provincia en un espectáculo coral en el que participarían también dos importantes coros de Santa Fe y Buenos Aires, o sea las otras dos signatarias del Pacto. Si bien finalmente se frustró la realización del evento por las inundaciones que azotaron aquella zona, lo cierto es que tampoco para esa presencia había habido gestiones de la Sub Secretaría. Si hasta el micro que nos iba a trasladar fue conseguido de manera personal. Es bueno decir, ahora que ya no está Miguel para oponerse a tanto detalle, que el coro (y él mismo, con sus casi 80 años) trabajó sin descansar en las vacaciones de verano, a los efectos de cumplir sin ninguna mengua técnica con el compromiso. Aunque Romani iba a formar parte de los festejos, en su doble carácter artístico y de funcionario, nunca pasó por Basavilbaso para vernos ensayar y para dejarnos su aliento. En una de esas, sabedor de las cosas nuestras, hizo suyas las palabras de Yupanqui: "pasé de largo por Basso, detenerme para qué…"
No quiero, o no pretendo, herir susceptibilidades con estas líneas. Y debo decir que lo único que no comparto de la carta de Mimo es su categórica expresión peyorativa de la persona del citado funcionario. De él sólo me ocupa en este caso la ignorancia de una realidad que Miguel soñó y llevó adelante, casi siempre solo, salvando escollos que para otros hubiesen sido insalvables, y formando un grupo que es fiel a su legado como fue fiel a su persona.
Y esa falta de intención de herir susceptibilidades hace también que me resista a hacer comparaciones, que finalmente terminan siendo odiosas, porque pese a denunciar hechos concretos, se desvían en la atención de la gente hacia expresiones falaces como "sangran por la herida". Los lectores que conocen nuestra realidad cotidiana son conscientes de que, pese a esa marginación, el coro ha viajado y cantado por gran parte del país y por algunos lugares del Uruguay, así como, tal lo escribiera Miguel en el curriculum, por la mayoría de las ciudades y pueblos de su provincia. No nos hizo ni nos hará falta un "Tren Cultural" para mostrarnos, porque lo que cuenta es el contenido y no el continente.
Y para aquellos que leen este editorial en lugares lejanos a nuestra "Macondo", con suma benevolencia porque muchos lo reciben sin haberlo pedido, les digo que aunque no conozcan a los personajes de la historia, no creo que les sea difícil imaginarlos o permutarlos por los de su propia realidad. La contradicción entre el centro y la periferia, que se da desde Buenos Aires hacia lo que groseramente se define como "el interior", se repite con idénticos resultados desde las capitales de provincia hacia cada una de las localidades que la forman. No sé quién les ha hecho creer que la aglomeración da derechos, pero hasta ese Vagón Cultural del que tanto hacen gala, y al que inocentemente se publicita desde las coordinaciones o direcciones de cultura de estos pueblos, es un tren solamente de ida, porque lleva su bagaje de sueños en un solo sentido. O por lo menos yo no sé de uno que haya transportado a artistas y a sus obras desde Basavilbaso, por decir, hasta Paraná. Coincido con Mimo que sería interesante que alguna vez se muestre en la capital, o en alguna de las otras grandes ciudades, lo que se hace en el desconocido ambiente cultural del interior. ¿O es que la Identidad Entrerriana no nos incluye?
Y como nos gustan los botones de muestra, esta misma semana ese vagón está en Villa Elisa, y una de las presentaciones estará a cargo del grupo coral de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UADER, ¡de Paraná!
Alguna vez dije que gobernar no es solamente hacer obra pública, o por lo menos no es solamente hacer obra pública de ladrillos y hormigón. Sarmiento aprendió y enseñó a leer debajo de una higuera, y no tenemos por qué no creerle eso a la Historia.
Me alegra muchísimo ver la transformación del edificio de la Luz Obrera, pero más me alegrará que no haya que hacer rifas a vender entre los socios y lectores, para poder comprar libros.
Y ni hablar de lo contento que me pone ver casi terminado el Jardín de mi escuela, "la 9". Pero quisiera que se reconozca el trabajo de los maestros por lo más palpable, que es su remuneración.
Y, de la misma manera, celebro la vida cultural de Entre Ríos y felicito a los que luchan por ella, pero me gustaría que a Dios se le permita atender en todos lados, y no solamente en Paraná.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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