jueves, 1 de septiembre de 2011

“La democracia soy yo”

“La democracia soy yo” - Editorial del 2 de septiembre de 2011
Esta semana la noticia que ocupó la primera plana de la actualidad política tuvo que ver con la información dada por el Ministro del Interior, Florencio Randazzo, en una conferencia de prensa a medida, respecto a la confirmación casi exacta de los datos oficiales brindados la misma noche del 14 de agosto o en las primeras horas del lunes, con los porcentajes obtenidos por Cristina Fernández y sus oponentes en la primera prueba en vivo y en directo de este invento que ya dijimos que a nosotros no nos gusta, y que se ha dado en llamar PASO.
El mecanismo perverso utilizado tenía como primer objetivo alcanzar el 50% en las primarias para imponer en la gente la idea de que no habría segunda vuelta. Esto ya se logró con el gobierno usando sin pudor todas las artimañas legales o ilegales para alcanzar el objetivo.
El próximo paso será tener quórum propio en el Congreso, y de ahí justamente, por esa ambición de poder que denotan el comportamiento y los delirios, el titulo de hoy, comparativo de aquél dicho que se le adjudica a Luis XIV. Claro que este era un rey, en una monarquía. Y acá hablamos de una presidente, en una democracia. ¿Se advierte la diferencia?
Leíamos por estos días un comentario que expresaba que los medios “monopólicos” vociferan y amenazan porque les han tocado sus intereses, algunos de esos, apropiados con sangre y desapariciones de nuestros compatriotas. Que han sido cómplices de genocidas y han aplaudido al canalla de Menem. Y la verdad es que toda esta frase completa, cuyos conceptos compartimos totalmente, parece también hecha a medida para los Kirchner, que como está documentado, fueron cómplices de genocidas y, obviamente, aunque ahora quieran negarlo, aplaudieron al innombrable de los ‘90.
No queremos dejar pasar el hecho, porque aunque tengan el 95% de los votos, que no lo tienen, los que están (estamos) en el 5% restante tienen (tenemos) derecho a expresar las ideas dentro del respeto, la razón y la lógica. Porque así es la democracia. Y aunque la oposición está tan mal, tan desprestigiada y deslegitimada, no podemos desconocer que el oficialismo no es ajeno a este deterioro. La vocación totalitaria del partido gobernante debilita el sistema republicano con las consecuencias que vemos actualmente en Argentina.
Que algunos medios de prensa mientan o no digan toda la verdad, o pongan el acento en tal o cual noticia para marcar la agenda en la cabeza de la gente, es cierto. Pero de ahí a creer que los que nos gobiernan son una reencarnación perfecta de la Madre Teresa de Calcuta hay un largo camino que, muchos, ¿ingenuamente? transitan. Alguna vez dijimos, junto con Voltaire, que “es peligroso tener razón cuando el gobierno está equivocado”. Y alguna vez también titulamos uno de nuestros editoriales, quizás premonitoriamente, “Democracia no es solo votar”.
Porque mientras se pone como bandera el 50% obtenido en las primarias, como si fuera eso un fin en sí mismo, se ocultan verdades de Perogrullo, tan evidentes que ni siquiera habría que publicarlas.
Este gobierno, que ataca a los medios, está apoderándose despacito, despacito, de todos los demás, asegurándonos un “futuro promisorio” de pensamiento único para los próximos cuatro años, si no se revierte la tendencia. Los amigos del poder, prestanombres y chupamedias, serán seguramente más indulgentes con la señora y su séquito, pero nosotros nos quedaremos en Babia. Solamente como muestra de lo que puede ser un auténtico monopolio de la información, aconsejamos mirar el mal llamado “Fútbol para Todos”, al que quienes tenemos todavía un poco de autoestima debemos sacarle el sonido, porque de lo contrario ni un gol de Riquelme nos quita el sufrimiento de escuchar las gansadas obsecuentes de Marcelo Araujo. Si ese es el modelo de periodismo que piensan ofrecernos como alternativa al monopolio de Clarín, les decimos ¡Gracias! y nos quedamos con el viejo aforismo que reza: “más vale malo y conocido, que bueno y por conocer”.
Es cierto; de laguna manera se plebiscitó un gobierno que implementó la Asignación Universal por Hijo (aunque no la ideó); que se animó a promover y a sancionar la Ley de Medios, para luchar por fin contra una acumulación de poder que venía en algunos casos desde hace siglos y en otro desde hace décadas; que promovió la inversión en ciencia y tecnología, etc.
Pero también es cierto que estamos a punto de darle cuatro años más a un gobierno que piensa que mejorar la educación es comprarle un millón de netbook a un amigo y regalárselas a los chicos de quinto año. O que decide nacionalizar Aerolíneas Argentinas (que se privatizó en su momento con votos favorables de muchos de los que ahora son kirchneristas de “paladar negro”) cuando no tenemos un sistema ferroviario correspondiente a un país tan extenso. O que, como dijimos más arriba, se encarniza en una justa lucha por democratizar por ley el acceso a la información para todos, pero crea su propio pool en cabeza de Sergio Spolsky, a través de Tiempo Argentino, la revista Veintitrés y el canal CN23, todos capaces de generarnos una sensación de náuseas de solo advertir su enfoque revirado.
Y ni hablar del tema del enriquecimiento de los principales líderes de este FPV que se autodenomina progresista, mientras mantiene sojuzgados a los que menos tienen con dádivas miserables.
La misma Presidente de la Nación, que, es claro, no necesita de la garrafa social ni de la AUH para sobrevivir, apostó a la inversión financiera y así incrementó su capital hasta los $ 70,5 millones, según la última declaración jurada de bienes presentada ante la Oficina Anticorrupción. No sabemos si en esa declaración se pone el punto de inicio de su fortuna, pero eso también está suficientemente documentado, por si a alguno le interesa algo más que la frivolidad del momento.
Y entre los ministros, es justamente Amado Boudou , el langa candidato a vicepresidente, uno de los que más hicieron crecer sus bienes, en un sesenta y cuatro por ciento. Boudou reunió $ 1.461.678, que atesora en dólares (a pesar de que aclaró “erróneamente” que se trataba de pesos), motos y autos importados, un departamento en Puerto Madero y dos sociedades relacionadas con la construcción de inmuebles.
Por supuesto que no tenemos nada en contra de la acumulación de riqueza, más allá de nuestra convicción de que ella sola, sin ánimo de generar trabajo y sin otro propósito que el de atesorar, no sirve. Y menos viniendo desde quienes se ofrecen como una alternativa nacional y popular (Nac&Pop, dicen) a una oposición que no entiende que la cosa no se agota en criticar, y que la política no existe sin un sustento ideológico.
En síntesis, quedan algunos días de reflexión todavía, para que desde las tribunas se deje de perder el tiempo en chicanas y se empiece a pensar en la gente y no en los negocios del poder. Si alguien se da cuenta de eso, y lo propone seriamente, no todo está perdido.
Porque, como dice un amigo, la única lucha que se pierde, es aquella que se abandona.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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