jueves, 22 de septiembre de 2011

La certeza de la incertidumbre

La certeza de la incertidumbre - Editorial del 23 de septiembre de 2011
Alguna vez expliqué acá lo que es un oxímoron, pero por las dudas volveré a decir que es un término de origen griego que consiste en unir en una expresión dos conceptos opuestos. Un ejemplo sería "un instante eterno" o, también, "hacer la vista ciega". Por supuesto que es un oxímoron el título de hoy, dado que el sentido literal es absurdo (esto de tener "certeza de la incertidumbre") pero lo que intento es forzar al lector a buscar un sentido metafórico, o sea trasladar el sentido recto de las palabras a otro figurado.
Y todo porque tengo la absoluta seguridad de que no me gusta el pensamiento único. Y también la certeza de que Cristina ganará las elecciones del 23 de octubre. ¿O debería haber invertido el orden de las frases?
Es por eso que tengo la intención de dedicar los editoriales políticos de estos días a expresar mi opinión respecto a la existencia de algunas cuestiones que ponen en peligro la calidad institucional y democrática de los próximos cuatro años de gestión del gobierno nacional.
Hace un tiempo un amigo furiosamente anti peronista me mandó un archivo digital que tiene escaneadas las páginas de un libro de lectura de la escuela primaria de los años '50, de uso común, aunque no sé si obligatorio. En el mismo cada tema contiene un panegírico de Eva Perón, indudablemente un personaje de los más importantes de la historia de nuestro país, indiscutido para los peronistas, pero no tanto para los que no lo son.
Esto no debería llamar la atención, digo, lo de que un personaje histórico no deba ser indiscutido, ya que acá, por ejemplo, en nuestro propio pueblo, en nuestra propia provincia, hay notorios dirigentes políticos que no cantan la "Marcha a Entre Ríos" para no decir "la Entre Ríos que Urquiza soñó", pero a la vez pretenden que Evita sea venerada aún por aquellos que no aceptan la razón de su liderazgo. Hay que reconocer que aún en los momentos más altos de popularidad del peronismo, en las elecciones en las que ganó por una abrumadora mayoría, hubo un 40% de la gente que votó en contra. Y no puede existir un pensamiento único avalado "solo" por algo más de la mitad de la ciudadanía.
Y digo todo esto porque, hace unos días, la Presidente, luego de recomendar la película argentina "Juan y Eva", se preguntó, retóricamente: "No sé si filmarán la película de Néstor y Cristina; fue una gran historia de amor". Mal augurio para los próximos cuatro años, ya que la obsecuencia, que no es un punto de equilibrio para ellos, seguramente ya está llevando al Instituto Nacional de Cine a plasmar el proyecto.
Y es precisamente ese oxímoron del título el que me lleva a profundizar en las contradicciones que tiene este modelo de país que nos está proponiendo el kirchnerismo, en el cual tenemos la Asignación Universal por Hijo, todavía imperfecta pero liderando seguramente en el mundo la opción de solucionar los problemas de los más necesitados, pero también tenemos a los funcionarios enriqueciéndose escandalosamente, y aumentando en proporciones geométricas sus declaraciones juradas, sin importarles ni un ápice las explicaciones que algunos les pedimos.
Y acá calza justo otro aspecto de la incertidumbre, ya que la tarea de denunciar estos hechos correspondería a la oposición, que ciertamente está actualmente tan devaluada que sus representantes ni siquiera se ocupan de traducir en hechos políticos la expresión del desacuerdo que le manifestaron aquellos que los votaron.
No es casualidad tampoco que este gobierno haya tomado la decisión de luchar contra los medios, ya que es evidente que es a través de ellos que se logra saber por lo menos algunas de las cosas que pasan. Y eso por encima de la cuestión del monopolio de Clarín o de la postura reaccionaria de La Nación. Eso es indiscutible, pero no creo que haya sido la razón por la cual primero Néstor y luego Cristina arremetieron contra ellos. Simplemente los Kirchner entrevieron la decadencia de la política y se adelantaron a los hechos. No hacía falta deslegitimizar a la oposición. Ella se deslegitimizaba sola.
Lo que pasó es que, de repente, y cuándo más hacía falta ganar espacios, los políticos se convirtieron en meros oradores. Enhebradores de palabras y de vacío metafísico. Empezaron a hablar tan, pero tan bien, que se olvidaron de hacer algo por la polis, la ciudad, la sociedad.
Y esa convicción de que es fácil ser político en estas tierras, ya que con saber hablar, basta, y con repetir lo mismo durante largos años se afianza la versión de que ese sujeto es fiel a sus ideas, que nadie se da cuenta de que, en realidad, hace rato que dejó de pensar. Además, nadie oye a nadie, y mucho menos escucha. Eso ayuda.
Entonces la política pasa a ser una emulación de las ONGs y de las cooperadoras escolares, y de ahí empieza a nutrir sus filas. De gente con las mejores intenciones, pero sin la formación necesaria para entender las causas y los efectos. Y no por falta de cerebro. No. Por supuesto. ¡Por falta de militancia!
Cuando leí "Las Fuerzas Morales", de José Ingenieros, me quedó marcado un párrafo que subrayé, y que cada tanto le leo a mis alumnos. Me parece que viene bien también para aclarar un poco esta confusión acerca de qué es la política. "En la historia viva los servidores de un despotismo no son iguales a los rebeldes que lo combatieron, ni se confunden los que medraron del error con los que inquirieron la verdad, ni se asemejan los que lucraron de ocultar sus principios con los que sufrieron por serles fieles".
Seguramente cada uno de ustedes encontrará el sayo y a quién ponérselo. Yo solamente sugiero leer entre líneas la absolución de Carlos Menem y todos sus cómplices y encubridores por la causa de las armas, que terminó siendo un absurdo contrabando sin contrabandistas, o preguntarse quién lo puso a Sergio Schoklender de apoderado de las Madres. Ahora nadie quiere recordar que hasta marzo aparecía en los actos junto a funcionarios K que lo vitoreaban y hoy miran al costado. Tenemos una política de avanzada en el tema de los DDHH, pero el manejo de los fondos de la Fundación es turbio y roza más que tangencialmente el manejo de la campaña política de Cristina. ¡Y esa es otra de las incertidumbres de las que no quiero tener certeza! Porque si lo dicen los medios denostados por el gobierno, entonces es mentira. Y, mientras, la prensa oficialista calla.
La mención a las ONGs y a las cooperadoras no es en absoluto peyorativa. Es más; quien esto firma ha dado años a unas y a otras. Es solo que la militancia en un partido es la única que enseña que los más altos problemas de filosofía política giran en torno de la voluntad atribuida a mayorías que no tienen ninguna, porque se limitan a servir a quien detenta la máquina del poder.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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