viernes, 3 de diciembre de 2010

¡Compadre, qué tiene el vino!

¡Compadre, qué tiene el vino! - Editorial del 3 de diciembre de 2010
El título de hoy lo tomamos prestado del nombre de un chamamé del Padre Julián Zini, que de ninguna manera es una apología del alcoholismo, sino una significación de una realidad social que nadie puede discutir, y contra la que, como en tantas otras cosas, no se puede pretender luchar con leyes prohibitivas.
No es éste el lugar para transcribir el texto completo, que por otra parte está al alcance de quien lo quiera leer, pero sí vamos a dejarles una de sus estrofas, sumamente descriptiva:
"Traigan el vino más vino, tráiganlo acá,
Que mi pueblo está callado y es hora que empiece a hablar;
Denle vino y vino bueno y ha de gritar su verdad,
Y ha de cantar para el mundo su canto de libertad".

Reiteramos, para que quede claro, que el autor de estos versos es un sacerdote, y no precisamente de los llamados "tercermundistas". Sólo un entendedor de las cosas de su pueblo. ¡Sólo eso!
La verdad es que teníamos una cantidad de opciones, ya que no por casualidad el cancionero argentino generó infinidad de temas que en sí mismos son un poema, dedicados al vino. Y cada uno tiene un enfoque diferente, aún cuando sean coincidentes en otorgarle un valor claro y fundamental a la hora de conformar la idiosincrasia de los argentinos.
Pero todo esto viene a cuento porque en estos días, y casi al mismo tiempo que la Presidente Cristina Fernández firmaba el decreto que declara al vino "bebida nacional", con el argumento de que no sólo responde a cuestiones económicas o de producción, sino que hace a la "identidad" y a la "cultura nacional" de los argentinos, en nuestra ciudad el Honorable Concejo Deliberante votó por unanimidad una Ordenanza que prohíbe, en todo el ejido, el suministrar en forma gratuita u onerosa bebidas alcohólicas, cualquiera sea su graduación, presentación o preparación, a menores de 18 años, ya sea en forma directa o actuando como intermediarios en la compra o por cualquier otro carácter.
La prohibición alcanzará a los comercios habilitados como Estaciones de Servicios y sus anexos, como así también la venta y/o distribución mediante la modalidad "Delivery" en el horario establecido como restrictivo.
Además se determinó que cualquiera sea la naturaleza de las bocas de expendio o entrega, ya sea que se dediquen en forma total, parcial o circunstancial, donde se comercialicen o den bebidas alcohólicas, será de colocación y uso obligatorio, en un lugar visible, de al menos un cartel indicador (sic), con caracteres destacables, cuyo texto anuncie: "Prohibida la venta o entrega de bebidas alcohólicas a menores de 18 años de edad".
Cuando la autoridad de aplicación "presuma razonablemente" o constate la comisión de las faltas contempladas estará facultada a dar "inmediata intervención a la autoridad policial de la provincia".
Y si se constatara que en un lugar hay presencia de un menor de 18 años en estado de ebriedad se considerará "indicio cierto que lo es por el producto de la venta de bebida alcohólica en dicho lugar y prueba suficiente de la violación de la Ordenanza", con lo cual el espíritu de la norma plantea claramente que los titulares de los locales comerciales deberán ejercer el derecho de admisión y permanencia en función de la posición de "garante de aquello que asume por su actividad comercial".
Esta Ordenanza es resultado directo de una Audiencia Pública que se realizó en nuestra ciudad hace un tiempo. Y justamente en esa Audiencia, establecida en el art. 51 de la Constitución de Entre Ríos, a la que asistió poca gente pese a la convocatoria amplia que se hizo, es dónde surgió la idea de la prohibición.
Hablando con una alta funcionaria al respecto, ella nos decía que quienes no habíamos estado presentes en esa instancia no podíamos ahora expresar nuestra queja. ¡Craso error! Es más, ya hemos escrito en esta página, y lo hemos dicho cuantas veces ha sido necesario, que no estamos de acuerdo con estas "formas semidirectas" de democracia. Pese a que en este caso específico la misma institución establece que no es vinculante, nosotros creemos, e incluso así lo habíamos dejado expresado cuando trabajamos en el proyecto constitucional, que debemos poner énfasis en la elección de los legisladores, seleccionándolos de entre aquellos que demuestren aptitud para la función, y proporcionándoles una plataforma política adecuada que prevea este tipo de situaciones. Nadie puede decir que la problemática del alcohol no estaba presente cuando las últimas votaciones. Si los partidos no tenían un proyecto al respecto, o si cada uno de los concejales no había previsto esa circunstancia, no podemos venir en su salvaguarda desde nuestra condición de ciudadanos que hemos delegado el ejercicio del poder.
Una concejal opinó, en los tiempos en que se estaba tratando el proyecto de Audiencia Pública, que "la audiencia nos permitirá ver cuántos estamos interesados en participar, cuántos somos los que verdaderamente estamos comprometidos y queremos a nuestra gente...cuánto nos importa la seguridad y el futuro como sociedad".
Aún cuando confiamos en la capacidad y formación de Noelia Reyes, edil de la UCR que emitió esa opinión, no estamos de acuerdo con que esa sea la medida del compromiso de cada uno de nosotros. El desarrollo de la audiencia, que fue bastante criticado, más posturas como la que hemos expresado, que tienen consenso ideológico, hacen sostenible el criterio de que para algo se elige a los representantes del pueblo. Es de ellos la responsabilidad. El compromiso de los demás, en todo caso, se demostrará en la militancia, en la difusión de las ideas, en la participación en entidades intermedias, en la práctica de acciones culturales, educativas, deportivas, etc. Conocemos a muchos que hoy se rasgan las vestiduras por la poca presencia de gente en aquella audiencia, mientras han vivido toda la vida en una campana de cristal y no han sido partícipes de ninguna actividad comunitaria en beneficio de los demás.
Y si hablamos de prohibir, más vale prohibamos programas como el de Tinelli y todo el circo que gira alrededor de él y repite en distintos horarios y canales la sarta de estupideces, vulgaridades y malos ejemplos que son el fundamento y finalidad del programa. ¡Ah! ¿Eso no se puede prohibir? ¿Eso es atentar contra la libertad de prensa? Entonces restringirme a mí, persona mayor de edad y en ejercicio de todas mis facultades mentales, el derecho de comprar una cerveza a la hora que yo quiera, es lisa y llanamente un abuso de autoridad, más propio de las dictaduras que tanto denuestan estos "progres" de pacotilla, que de la democracia que supimos conseguir.
Las llamadas leyes secas, al prohibir el consumo de alcohol y no brindar oferta a la demanda existente, generan mercados negros, los cuales consiguen las bebidas en otros lugares y las venden para satisfacer tal necesidad a un precio más alto, debido a que en cualquier caso, la demanda sigue siendo más alta que la oferta.
Los chicos no beben por generación espontánea. Es más, aunque parezca una verdad de Perogrullo, no nacen bebiendo otras cosa que no sea leche.
La cuestión es, entonces, qué es lo que los hace empezar con el alcohol. ¿No seremos nosotros mismos, los mayores con responsabilidades, los que, como decía Sor Juana Inés de la Cruz, "somos la razón de lo mismo que juzgamos"? A los que votaron afirmativamente la ordenanza, les recomendamos otra canción, ya que estamos. La Marcha de la Bronca.
"Bronca pues entonces cuando quieren
Que me corte el pelo sin razón
Es mejor tener el pelo libre
Que la libertad con fijador".

Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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