jueves, 4 de marzo de 2010

Madre hay una sola

Madre hay una sola - Editorial del 5 de marzo de2010
Hebe de Bonafini es uno de los dos o tres "personajes" de la historia argentina contemporánea de los que no se puede hablar mal, según los dictados de un "establishment" supuestamente progresista. Y por supuesto que cualquiera que lo haga será tildado, inmediatamente, de facho, gorila, reaccionario, golpista, y cualquier otro epíteto descalificante que usted se pueda imaginar.
Tal situación de riesgo a la que estamos expuestos quienes acostumbramos a decir lo que pensamos (y a pensar lo que decimos) lleva a que ella pueda hacer de su vida pública y privada lo que quiera, sabiéndose a salvo de las críticas que otros chupamedias se ocupan de acallar.
Pero nosotros no tenemos por qué aguantar que Hebe de Bonafini nos diga que somos una mierda, ni aun cuando lo haya dicho "generalizando", porque entonces, también generalizaban "los milicos hijos de puta" (generalizando) cuando decían que los "subversivos" (generalizando) querían terminar con la "civilización occidental y cristiana" (generalizando).
No entendemos el porqué de la actitud de cierta gente, que ha dado muestras de comprensión (ya dijimos alguna vez que no nos gusta la palabra tolerancia) y sin embargo se "babea" ante cualquier estupidez que diga esta señora. Están equivocados quienes piensan o suponen que el dolor de haber perdido un hijo le autoriza a ir contra todos. Ya lo hizo alguna vez con referencia a Malvinas, y también opinando acerca de la realidad de Israel y el sionismo. No sabemos exactamente qué es lo que la guía a actuar así, pero no podemos de ninguna manera coincidir con ella en esta prédica discriminadora. Es más, el Inadi tendría que haber actuado ya interponiendo una denuncia por haber infringido la ley, salvo que la "obsecuencia debida" de Claudio Morgado (heredada de María José Lubertino) le indique que hay discriminaciones que no constituyen delito por aquello de "hacete amigo del juez…".
El fascismo, un proceso político que ocurrió en la Italia de la primera mitad del siglo pasado, se extendió como concepto a toda forma de negación del otro y de su derecho a pensar y expresarse de manera distinta a la propia. Curiosamente, lo que se verifica en las expresiones de la Sra. Hebe de Bonafini, es que desconoce que en política el concepto "oposición" refiere a un sector que cumple el rol de controlar al poder gobernante para que, de este modo, se mantengan los principios de la democracia y asegurar que quien esté en el ejercicio del poder pueda tener observadores que sin gobernar sepan opinar seriamente desde afuera.
Así pues, es posible observar el contenido positivo de la relación amigo-enemigo como conciencia de la igualdad y de la otredad, la cual se define marcando al grupo entre los que se distinguen de los otros con base en ciertos referentes, porque así es el juego de la democracia.
Ahora, si la Señora Bonafini pretende vivir en un sistema totalitario, que lo diga. Expresamente. Aunque de sus manifestaciones públicas ya surge, tácitamente, que no acepta opiniones en contrario.
Recordamos haber publicado, en plena crisis del campo, que la Asociación Madres de Plaza de Mayo de Gualeguaychú tomó distancia de las declaraciones de la titular de la entidad, "madre putativa de todos los argentinos", según Néstor Kirchner, que había reclamado la detención de dirigentes agropecuarios.
Mireya González, de Madres de Gualeguaychú, justificó en esa oportunidad la "lucha social" de los dirigentes de la Federación Agraria, Alfredo de Ángeli y Juan Ferrari, y dijo que no creía que hubiera intentos de desestabilización. González, madre de "Nony" González, detenida y desaparecida durante la última dictadura militar, aclaró que entre las Madres de Plaza de Mayo de Gualeguaychú y Hebe de Bonafini "hace un tiempo largo que lo que queda en común es la búsqueda de los hijos y de la Justicia, pero no la forma de trabajar".
Acá debemos, forzosamente, transcribir una frase de John Stuart Mill que ya hemos usado, pero que es sumamente esclarecedora: "si toda la humanidad, menos una persona, fuera de una misma opinión, y esta persona fuera de opinión contraria, la humanidad sería tan injusta impidiendo que hablase, como ella misma lo sería si, teniendo poder bastante, impidiera que hablara la humanidad".
En todo caso, nos cabe preguntar a nosotros, ¿también es oposición "Chiche" Duhalde? Porque alguna vez, hablando de Néstor Kirchner, utilizó una ácida comparación: "Que Kirchner festeje el Día de la Lealtad es como si (Sergio) Schoklender festejara el Día de la Madre".La esposa de Eduardo Duhalde comparó así al ex mandatario con quien fuera sentenciado a prisión justamente por ser autor del homicidio de sus propios padres. Liberado hace unos años, Shocklender fue adoptado casi como un hijo por Hebe de Bonafini, quién lo puso a cargo del manejo financiero de la organización Madres de Plaza de Mayo.
Hay mucha gente que admiraba a Hebe por su lucha, por su dolor y es cierto que, por sobre cualquier ideología, generaba mucho respeto. Pero con el correr de los últimos años se ha vuelto intolerante, (¿Diana Conti diría stalinista?), al punto de llegar a defender, ¿inconscientemente? aquello que combatieron sus propios hijos: el poder y la riqueza en manos de unos pocos.
Una cosa que nos preocupa seriamente, más allá de estar o no de acuerdo, es por qué siempre es tan categórica para descalificar a los demás. No le favorece en nada esa postura si es que pretende hacernos creer que acepta vivir en esta democracia que dice defender.
Hace un tiempo, esta gran defensora de los Derechos Humanos en la Argentina (que lo fue, realmente, aunque ya no), protagonizó una batalla campal junto a sus seguidoras en contra de un grupo de personas de origen boliviano que realizaba una protesta por la inseguridad.
La comunidad boliviana llevaba el féretro de un albañil muerto en un hecho, presumiblemente de "gatillo fácil", hacia Lomas de Zamora, pasando por Plaza de Mayo para protestar por tan absurda muerte. En ese momento la señora de Bonafini se encontraba haciendo su programa radial frente a la Casa Rosada y, forcejeando ella con algunos hombres de esa marcha, como si el monopolio de los DDHH fuera de su exclusiva propiedad, les gritaba lo que parece ser una recurrencia en ella: "vayanse, bolivianos de mierda".
En una de esas un análisis profundo de la realidad nos permite descubrir que la oposición está perforada por las ambiciones personales, pero de ahí a defenestrarla con un epíteto tan grueso, hay un largo camino, que, por ejemplo, debería empezar reconociendo que el oficialismo tiene unidad de mando y por eso avanza, mal, con chicanas, pero al final consigue lo que quiere. Aunque, como dijo Reutemann (¿también es oposición?) "se van a llevar hasta el obelisco".
Y, ya que estamos, nunca le hemos escuchado mencionar, por ejemplo, que el "exterminio" de la guerrilla sin juicio previo se decidió bajo un gobierno elegido democráticamente, y que no era precisamente de esos partidos que ella entiende como "oposición". Ítalo Luder era el presidente provisional cuando se decreta la libre acción de las Fuerzas Armadas en Tucumán, y el mismo Luder y Cafiero fueron los mentores de nombrar a Jorge Rafael Videla como Jefe del Ejército en 1975.
Entonces, a no confundirse.
Es muy duro encontrarse con que algunos íconos de ayer no son mucho mejores que aquellos contra los que lucharon en el pasado.
Es lamentable ver cómo nos hemos deshumanizado y cuán pocos quedan fieles a sus ideales de antaño.
El poderoso caballero, "Don Dinero", ganó la partida y los que todavía creemos en cosas que están fuera del alcance del poder económico, somos cada vez menos.
Pero, sin embargo, hay algunos que no se casan con nadie a cambio de un subsidio, y siguen la misma línea que emprendieron en aquellas épocas oscuras. Y "ni olvidan ni perdonan". Verdaderamente.
Que para eso no es necesario odiar.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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