viernes, 29 de enero de 2010

¿Para cuándo la palinodia? - Editorial del 29 de enero de 2010

Sin ánimo de impedir que cada uno recurra al diccionario para buscar el significado de la rara palabra que utilizamos en el título de hoy, facilitaremos la tarea con el propósito de continuar desarrollando la idea y no desperdiciar mucho el tiempo. De todas maneras, si quiere, pare acá, vaya a su biblioteca, y consulte por su cuenta, que es una muy buena práctica.

Se llama palinodia, en efecto, a la retractación pública de algo que se había afirmado anteriormente. En tiempos de la Inquisición, se decía de aquellos que se arrepentían de alguna herejía que "cantaban la palinodia", esto es, que se desdecían y negaban lo que habían afirmado antes.

También se llama palinodia a los escritos y obras literarias cuyos autores se retractan de una opinión o de un punto de vista que habían sostenido en algún trabajo publicado antes.

Hoy hemos "convocado" a este término tan poco utilizado, pero tan exacto en su contenido, para preguntarnos el por qué del "silencio extremo" (permiso Federico) por el que han optado las autoridades del ISSPER respecto a la información ofrecida por algunos (si, sólo algunos) medios provinciales sobre la "fiestita" de despedida del año que organizaron sus autoridades, en especial el presidente de su directorio, Sr. Silvio Moreyra.

Acá vamos a hacer otro alto en el camino para explicarle al amigo lector que no hemos cometido un error en el párrafo anterior. Simplemente decidimos rebautizar al ente encargado de la administración de la provisión del servicio de salud a los empleados públicos provinciales activos y pasivos, teniendo en cuenta su nivel de eficiencia (¿desnivel, dice usted?). De esta manera, lo que hasta hoy llamábamos IOSPER, sigla de un nombre conocido por todos, merece ser llamado de aquí en adelante, a nuestro modesto entender, Instituto de las Sobras Sociales de la Provincia de Entre Ríos, por las razones de hecho, que, como decimos los abogados, pasaremos a exponer.

En la sección "Rumores" de una conocida página digital de nuestra provincia, se brinda la información, adecuadamente documentada (tenemos las fotos), respecto a una "fiestita" de fin de año que habría organizado el citado Instituto (en la persona de su presidente), y en la que se habrían advertido una serie de hechos que se contradicen con la declamada precariedad de recursos que, entre otras cosas, impide una adecuada remuneración a los empleados y "brinda" una más que deficiente prestación de los servicios, lo que la convierte, como ya hemos dicho, en una "sobra social".

La dichosa fiesta (dichosa para los que la disfrutaron) debe haber sido pagada con fondos de todos nosotros, los que directa o indirectamente contribuimos a la conformación de su presupuesto, del que, lamentablemente, no tenemos ninguna información. No creemos, eso sí, que se haya financiado mediante el pago por parte de los asistentes, porque si no, de acuerdo a nuestro título, ya hace rato que nos hubiesen cantado la palinodia.

A propósito de esta cuestión tenemos conocimiento de que hay un pedido de informes en la Cámara de Diputados, que previsiblemente habrá sido "cajoneado" por los legisladores del oficialismo, temerosos, sin dudas, de que esta cosa de investigar los actos de gobierno se torne una costumbre, y tengan que explicar algunas otras "fiestitas".

Las grandes empresas privadas, y posiblemente algunas de las públicas también, quizás puedan darse el lujo de financiar este tipo de eventos, como una forma de alentar a sus empleados y premiar el esfuerzo cotidiano durante todo el año en pos de la eficiencia y de la eficacia.

Pero este no es el caso del ISSPER. No nos parece que haya nada que festejar, y mucho menos con la presencia del alto funcionariado y de sus secretarias, tal como queda demostrado en las fotos, que no mienten. Con el agravante, que consta también en las mismas, de la presencia de ciertos y determinados prestadores, con los que, "para la gilada", se mantiene un constante conflicto, pero, puertas para adentro, son del "mismo palo", aprovechándose de los negocios que les facilita la pasividad de los afiliados. Para más claridad, es raro que el prestador que cobra millones del ISSPER, se muestre "tan amigo" de quien debe controlarlo y pagarle.

Si, en todo caso, hubiese sido necesaria la fiesta, a los que habría que haber convocado es a los empleados de las agencias, sobre todo de las pequeñas ciudades de la provincia, que luchan cada día para defender los poquísimos derechos que les asisten a los "beneficiarios" del sistema.

Seguramente todos tenemos ejemplos cercanos de esta falta en la cantidad y en la calidad del servicio, sumada al más que deficiente contralor de la forma y la modalidad en la que los prestadores atienden.

A nosotros, que solemos abonar nuestras opiniones con pruebas al canto, nos han pasado esta semana algunas cosas que nos parecen una burla, más todavía cuando las comparamos con el derroche que supone hacer una fiesta institucional para una finalidad absolutamente personal, usando para ello el dinero de todos, que se "amarretea" cuando se trata de cubrir gastos médicos absolutamente justificados. Y decimos "finalidad personal" porque todos saben que en marzo o abril se deben renovar los cargos del codiciado directorio, por lo que la campaña política ya empezó, descaradamente, con esta manifestación no negada de Moreyra de perpetuarse en el sillón, aunque para ello deba burlarse en la cara de todos los entrerrianos.

Para no irnos del tema, y mientras miramos de reojo las fotos (que nos dan vergüenza ajena) para alimentar nuestra rabia, tenemos a nuestro lado la negativa de esta pseudo prestadora de salud a hacerse cargo de los reintegros de una simple intervención quirúrgica y de un estudio radiográfico, ambos plenamente justificados, con las historias clínicas que lo avalan y con las pruebas de que efectivamente se realizaron. Por supuesto que nos dicen que los dos pedidos pasaron por exhaustivos controles que determinaron, sin lugar a dudas (para ellos), la inviabilidad del pedido. La suma total de lo reclamado (y absurdamente negado) era de cuatrocientos cincuenta pesos, mientras que, según el pedido de informes a que hacíamos referencia más arriba, y que esperamos tenga tratamiento en este período legislativo, se ha pagado en concepto de gastos de amplificación para una de esas "fiestas" ¡seis mil pesos!

Uno debe suponer que los organismos oficiales, autónomos o autárquicos, deben tener órganos de control, y, también, que los mismos deben funcionar. En ese caso reclamamos igualdad de trato. Que quién rechazó nuestro pedido de reintegro también rechace el pago de las facturas de esos eventos organizados por Moreyra, haciéndole pagar a él (como lo decidieron con nosotros) los gastos que dependieron de su decisión.

Lo que más nos duele es que sabemos que lo mismo ha pasado en otros entes estatales, solo que la falta de algún necesitado de pase de factura hizo que en esos casos se silencie para la opinión pública lo que también ha sido un gasto inmoral y perverso. Porque, tenemos que decirlo, quién denunció a Moreyra, más allá de que sean ciertas sus afirmaciones, es la diputada Patricia Díaz (PJ), esposa de Daniel Rossi, ex vicegobernador (juzgado y condenado por corrupción) y concuñada del mismo Moreyra, aunque peleados "a muerte" por esas cuestiones que tiene la interna peronista.

Mientras tanto desde el gobierno provincial se sigue negando la posibilidad de aumentar los sueldos a los empleados públicos, con el siempre útil aunque falaz argumento de que no hay presupuesto.

Como dijo alguna vez Alejandro Dolina:

"Mirando a ciertas personas que triunfan, cualquiera siente ganas de fracasar".

Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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