jueves, 14 de abril de 2016

¿Prístina?

¿Prístina? - Editorial del 15 de abril de 2016
La expresidente Cristina Fernández de Kirchner, citada a prestar declaración indagatoria en la causa Nº 12.152/15 caratulada "Banco Central de la República Argentina s/defraudación…", acusó al juez federal Claudio Bonadío de actuar a través de un "ejercicio abusivo del poder" y advirtió que su convocatoria a declarar como acusada en la causa por la operatoria de dólar futuro es un acto de "prevaricato", en un escrito entregado ese mismo día, el que luego subió a su página de la red social Facebook.
Propio de su visión maniquea y deforme de la realidad, la señora Fernández (más allá de la Historia, ahora es un individuo como cualquiera de nosotros) cree que es una especie de Nelson Mandela luchando contra una supuesta dictadura que la está persiguiendo, y que ella representa los valores perdidos y, por supuesto, el amor.
A esta altura creo necesario recordar que así como ahora fue citada por la operatoria del dólar futuro, en la que me parece es la causa en la que menos tiene que ver (atención, dije "en la que menos tiene que ver, no "en la que no tiene que ver"), alguna vez tuvo participación activa en lo que podría llamar "operatoria del dólar pasado".
Y esto no es materia de discusión, ya que el mismo gobierno que ella presidía confirmó, tiempo después, que el ex presidente Néstor Kirchner compró dos millones de dólares en octubre de 2008, en medio del estallido de la crisis financiera internacional.
Si bien la Casa Rosada defendió la operación y la calificó como "legal", referentes de la oposición dijeron en esa oportunidad que "es una grave falta ética por haber operado como esposo de la Presidenta".
En ese momento Aníbal Fernández, que era el Jefe de Gabinete de Ministros, consideró una "estupidez" la denuncia que el diputado de la Coalición Cívica Juan Carlos Morán amenazó con presentar contra el ex presidente. "¿Cuál es el problema? Si está todo bancarizado. Es muy fácil seguir la ruta del dinero y saber qué fue lo que se hizo y para qué se utilizó", planteó. Sin embargo luego evitó dar esa información, como era su costumbre de tero.
"Casualmente" la denuncia, que finalmente presentaron los diputados de la Coalición Cívica Juan Carlos Morán, Elsa Quiroz, Fernando Iglesias y Patricia Bullrich en los mismos tribunales federales de Comodoro Py 2002 en donde el miércoles se juntaron los militantes a hacer un acto político, acusaba al "matrimonio presidencial" de estar incurso en el inciso 1 del artículo 268 del Código Penal recayó en el juez Claudio Bonadío, que debía investigar si la presidenta Cristina Fernández y su marido Néstor Kirchner se enriquecieron ilegalmente justo antes de que el billete estadounidense trepara 25 centavos, o sea algo similar a lo de ahora, pero al revés.
También en esa denuncia se le pidió al juez Bonadío que apenas impulse la investigación cite a declarar al por entonces ya removido presidente del Banco Central, Martín Redrado, para que declare como testigo sobre la compra de esos dólares y las supuestos presiones internas que, según denunció, sufrió para devaluar a fines 2008.
El artículo que cito reprime con "reclusión o prisión de uno a seis años e inhabilitación especial perpetua para ejercer la función pública" al funcionario que "con fines de lucro utilizare para sí o para un tercero informaciones o datos de carácter reservado, de los que haya tomado conocimiento en razón de su cargo". Y remite la pena al artículo 256 (del capítulo "Cohecho y Tráfico de Influencias"): reclusión o prisión de uno a seis años e inhabilitación especial perpetua. Obviamente que con la justicia controlada y con fiscales y jueces con temor de ser "suicidados", todo quedó en la nada, y si mal no recuerdo la causa se cerró al año siguiente con el sobreseimiento de los dos imputados.
Todo esto permite que Cristina Fernández, llevada ante la Justicia, por motivos de "estafa al pueblo" sea transformada en una especie de Juana de Arco quemada injustificadamente en la hoguera, que termina pasando a ser mártir de la injusticia y ajena a los hechos por los cuales es juzgada. Peor aún; que se permite usar un micrófono para que por más de una hora y con un vocabulario que linda con lo sedicioso, intente organizar un golpe de estado, usando a sus seguidores incondicionales.
Todo es una parodia en la que el Estado y la Justicia siguen ausentes. El Estado sigue resignando el monopolio de la seguridad pública y la Justicia se muestra desesperada por recuperar protagonismo por sobre sus funciones específicas.
Los patos le siguen tirando a la escopeta, y parece que los zorros siguen cuidando el gallinero. Mientras tanto la inseguridad, la desnutrición infantil y la pobreza siguen causando estragos por la "herencia recibida" pero también por la falta de acción de los "herederos".
Para colmo Cristina, ya en el climax del paroxismo, se comparó con Yrigoyen y Perón, ¿desconociendo?, entre muchas otras hay diferencias irreconciliables, que:
1) Yrigoyen era rico hasta que llegó a la Presidencia. Desde allí se fue empobreciendo hasta el día de su muerte. No tengo información de que bailara, y menos previo a una declaración indagatoria, que obviamente tampoco tuvo. Y, además, lo que no es un dato menor, fue derrocado por un golpe militar.
2) Perón era hombre de costumbres austeras, o por lo menos eso daba a entender. Fue también derrocado en un golpe militar y debió pasar muchos años en el exilio. Tampoco tengo información de sus dotes como bailarín, menos ante una declaración indagatoria.
3) Cristina perdió las elecciones, o, lo que es lo mismo, las perdió quién fue su candidato. Entonces e recluyó en su millonario estilo de vida en "su lugar en el mundo". Baila y festeja citaciones a prestar declaración indagatoria. Sus excompañeros de militancia dicen que es corrupta, y si no me creen lean las declaraciones del ex vicegobernador Eduardo Arnold, del ex Diputado Rafael Flores y del ex Diputado Julio Bárbaro. Y los gobernadores no la acompañan frente a las imputaciones de corrupción. Solo la imprudencia y un egocentrismo patológico pueden animar a semejantes comparaciones.
Cristina sostiene en el final de la "introducción" (como abogado es la primera vez que leo esa palabra en un escrito judicial) de su descargo: "La causa en la que aquí presto declaración y otras que se agigantan por los medios de comunicación concentrados, son un ejemplo lamentable de lo que vengo diciendo, a punto tal que a los propios medios extranjeros, que denunciaron a escala global el escándalo de "Panamá Papers", les llama la atención el tratamiento que recibe el Presidente Mauricio Macri, implicado en el caso, y lo compara con el tratamiento que hubiera recibido quien suscribe, de haber sido la involucrada. Sostiene el diario alemán "Süddeutsche Zeitung" -periódico que dió a conocer a nivel global el "Panamá Papers"- que de haber sido la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner la involucrada, todos le hubieran pedido la renuncia en forma inmediata". Por algo será, sostengo yo, ya que estamos.
Y de todas maneras no es un método de defensa aceptada por los jueces penales la táctica de hacerlo atacando al otro, en este caso a otro que, supuestamente, comete iguales o peores delitos. Eso es más o menos como pedir un "corruptómetro".
La síntesis de la defensa de Cristina, que si yo fuera juez rechazaría "in limine", es esta: "ellos denunciaron, intentaron con una "corrida judicial" una devaluación, forzaron la salida del Presidente del B.C.R.A., devaluaron y ahora, con la complicidad judicial, pretenden colocarnos ante la opinión pública como culpables de los efectos de las medidas y decisiones que ellos adoptaron". O sea, hablando mal y pronto, y según ella, la culpa no es del que le da de comer, sino del chancho. Rarísimo.
"La peor parte de una sociedad manipulada por la política es ver a pobres defendiendo a ricos culpables de su pobreza…" Paulo Coelho.

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