jueves, 10 de diciembre de 2015

Millonarios

Millonarios – Editorial del 11 de diciembre de 2015
Para el gabinete kirchnerista, la década que pasó fue pura ganancia. Los ministros del gobierno saliente se convirtieron en multimillonarios durante los últimos años, con un estilo de vida que raya el lujo en muchos casos.
Gracias a sus inversiones inmobiliarias, la compra de bonos y el éxito en su actividad privada, los funcionarios más identificados con Cristina Kirchner, al igual que su jefa política, multiplicaron sus bienes durante la gestión. Algunos dejan sus cargos investigados por enriquecimiento ilícito.
La corrupción del gobierno que se va ha sido emblemática, y la ciudadanía podría decirse que pide a gritos un traje a rayas (o varios). El peso de la ley debe alcanzar a todos los que delinquen. Los malos ejemplos bajan como torrente desde las altas cumbres del poder y de alguna forma estimulan hasta las transgresiones del ciudadano común, que se siente habilitado por la impunidad de los de arriba. En un momento en que muchos jueces ya han comenzado a levantar la mano tímidamente, el milagro se hace probable.
El diario La Nación publicó una lista de los bienes, encabezada por los de Guillermo Moreno, cuyo patrimonio fue el que supuestamente más creció, ya que de $33.000 que tenía cuando ingresó al gobierno, logró escalar hasta el cuarto lugar en el ranking, con más de $4,3 millones declarados el año pasado.
De todas maneras, si se rankea a los ministros por su fortuna, el titular de Salud y gobernador electo de la provincia de Tucumán es, por lejos, el ministro más rico del gabinete. Sus bienes ascienden a los $23 millones, un 234% más que cuando asumió en 2009. Investigado por enriquecimiento ilícito, el funcionario se caracterizó por la compra y venta de acciones y por las operaciones inmobiliarias.
Pero, paradójicamente, Carlos Zannini aparece como el más austero. El secretario Legal y Técnico y excandidato a la vicepresidencia, apenas varió su patrimonio y es uno de los funcionarios que no llegó a su primer millón: pasó de $500.000 a casi $800.000 declarados. De todas maneras, y como a mí me enseñaron a leer entre líneas, el segundo de Zannini, Carlos Liuzzi, tiene más propiedades que los elementos de la Tabla Periódica de Mendeléyev. Debe ser el funcionario que más se enriqueció en toda la Administración Pública Nacional. Incluso en los círculos cercanos al poder se comenta que sus bienes en realidad no son suyos, sino que es el testaferro del “Chino”.
Nunca olvidemos que, cuando se habla de lo declarado por estos ladrones profesionales, no   estamos teniendo en cuenta la parte “negra” y por lo tanto no declarada de su patrimonio que, normalmente, como lo calculan muchos contadores de la AFIP, incluido Echegaray, se tiende a concluir que sus patrimonios son en realidad cuatro veces lo declarado.
Toda  esta gente, y muchos más que faltan en esa lista (Florencio Randazzo, Axel Kicillof, Aníbal Fernández, Julio De Vido, Amado Boudou, el mismo Echegaray, y Oscar Parrilli) como los Insfrán  de Formosa con su gabinete; Los Capitanich del Chaco con   sus  gabinetes;  los  Alperovich y sus adláteres, los  Gioja, los  Scioli, los Urribarri , los Maurice  Closs  de  Misiones, etc., está en similar situación. Se  calcula, por estudios elaborados por entidades extranjeras,  que lo robado a las arcas del estado argentino ronda  los 35.000  millones  de  dólares, en donde no tenemos  que olvidarnos de incluir  a los  empresarios transportistas, constructores, proveedores  de  medicamentos,  etc., etc., etc. Amigos y blanqueadores de dinero profesionales que se encargaron de ordenarles los patrimonios,   mientras los "patriotas" kirchneristas  se  ocupaban  de “atender  a  los  pobres” (que en realidad todavía no nos dijeron cuántos son,  porque parece que es un secreto mayor que el de la fórmula de la Coca Cola).
De esta década no debemos olvidarnos, de  lo  contrario en la próxima perderemos el país completo a manos de otros  grandes "patriotas",  y  ahí  ya  no  tendremos  ninguna  oportunidad  de  volver a saludar la bandera, y menos de cantar  el  himno, porque seremos colonia.
De Vido  manejó el mayor presupuesto de la Nación desde la primera hora. Había levantado una increíble mansión en Zárate, propia de un jeque de Emiratos.  Durante  los primeros 5 años de la década famosa su esposa fue la jefe de la Auditoria General de la Nación, ¿Quién se va a encargar de revisar esas cuentas y sus aprobaciones?
Es una aberración pensar que a un Jefe de Gabinete, Ministro de Justicia o de Seguridad, como lo fue Aníbal Fernández, se le permita seguir ejerciendo de abogado y de contador. Digo, porque justifica gran parte de su incremento patrimonial en los ingresos profesionales. Me imagino los jueces totalmente intimidados por su cargo y, claro, así habrá ganado todos los juicios. Pero lo que no entiendo es de dónde sacaba el tiempo, porque cuando los Tribunales están abiertos él debía estar trabajando como Jefe de Gabinete o como Ministro. Leí hace poco el caso de un de Gendarme o policía (no recuerdo bien) que para redondear su magro salario en sus horas libres cantaba en un pub por el sándwich y la coca, y cuando se enteraron sus superiores le iniciaron un sumario y lo cesantearon, por ejercer una profesión no permitida por el reglamento. Qué estricto  ¿no? Parece que para los funcionarios más poderosos eso no ocurre, pese a que reciben sueldos por lo menos diez veces mayores, y además se les permiten "licencias" horarias para ejercer, como en este caso, de abogado exitoso.
Yrigoyen se retiró pobre; Marcelo T. de Alvear, cuya fortuna era inconmensurable, cuando dejó la presidencia la misma había disminuido considerablemente; Alfonsín se fue con lo que tenía puesto: su departamento de siempre, en la Av. Santa Fe y su casa de Chascomús; Elpidio González, que fue vicepresidente de Alvear, al dejar el gobierno se ganaba la vida vendiendo anilinas y pomadas con una valijita, casa por casa.
Me gustaría saber, entonces, cuál es el secreto para hacer que el patrimonio de un funcionario crezca exponencialmente como el de Etchegaray o Moreno. Evidentemente hay una alta correlación entre ser político de primera línea y ser un exitoso empresario. ¿No debería alguien investigar por qué aumentaron el patrimonio de semejante manera? Por más que hayan “blanqueado”, eso por sí solo no significa que no hayan cometido algún delito. Lo que hay que entender es que esta gente es empleada del Estado, y el conflicto de intereses sí es un delito.
Milagros del populismo. Tolerado por los habitantes, a cambio de fortunas los más poderosos, y de migajas los más infelices. El subsidio clientelista es la herramienta para que nunca salgan de su situación, bajo distintos relatos y gobiernos. Si alguna vez se dan cuenta de los hechos, reeditarán la Revolución Francesa con la misma furia de hace siglos.
Creo que fue José Luis Manzano, en una entrevista, el que dijo: "el sistema está hecho para robar. Cuando llegas a la función pública  te das cuenta de que todo está organizado para que te caiga en las manos".
Si la corrupción de los funcionarios públicos fuera severamente castigada, y en el caso de que su robo al Estado causara la muerte, directa o indirecta (recuerden la Tragedia de Once) de ciudadanos, la pena fuera el embargo de los bienes robados y cárcel de por vida, los funcionarios públicos la pensarían bien antes de tocar un cenicero.
“Todo lo que una persona recibe sin haber trabajado para obtenerlo, otra persona deberá haber trabajado para ello, pero sin recibirlo. El gobierno no puede entregar nada a alguien, si antes no se lo ha quitado a alguna otra persona. Cuando la mitad de las personas llega a la conclusión de que ellas no tienen que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y cuando ésta otra mitad se convence de que no vale la pena trabajar porque alguien les quitará lo que han logrado con su esfuerzo, eso, mi querido amigo, es el fin de cualquier Nación. No se puede multiplicar la riqueza dividiéndola". La cita no es de “Cambiemos”. Es de Adrián Pierce Roger, pastor bautista estadounidense.
                                                   Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso













No hay comentarios:

Publicar un comentario