Faltas de respeto – Editorial
del 18 de diciembre de 2015
El amigo
lector sabe que hace ya un año y medio ocurrió en Basavilbaso un hecho
repudiable que todavía no se ha podido esclarecer. Estoy hablando, por
supuesto, de las pintadas que se hicieron en el frente de la Sinagoga Tfilá
L’Moisés y en el de la Asociación Israelita, que consistieron en cruces
esvásticas, leyendas que nos retrotraían al exterminio de judíos en la Alemania
nazi, y referencias a este editorialista, en su condición de abogado.
Entiendo, y
espero que esto se comprenda bien, que la gravedad de este hecho está dada,
principalmente, en que por primera vez en sus ciento cuatro años de vida, las
paredes del principal templo judío de nuestra localidad, y uno de los más
importantes por su historia y su magnificencia simbólica en todo el país, fueron
profanadas de esta forma, ya que si bien en oportunidades anteriores se
produjeron hechos similares, fue el tapial exterior el objetivo, lo cual, por
supuesto, no le quita tampoco relevancia a esos otros casos, ni mucho menos.
Recuerdo, por ejemplo, al que supuestamente involucró a la persona de un colega,
por ese entonces importante funcionario provincial, que, dicho sea de paso,
tampoco se esclareció, que yo sepa.
Pero además
de la valoración religiosa y social de la violación de un lugar santo (el
nombre de la Sinagoga significa “una oración por Moisés”), a nosotros nos
preocupa la relativamente escasa repercusión que, inducida o no, ha tenido el
hecho en la comunidad de nuestra ciudad natal, pero particularmente en la de la
dirigencia de la comunidad judía y, más allá de ello, en los mismos judíos de
Basavilbaso.
Hace unos
días leíamos en una red social la apelación que hacía una amiga para que se
organizara una marcha para pedir por Grecia Arias, la niña que aún continúa
desaparecida, supuestamente, en aguas del río Gualeguay. Nosotros mismos hemos
sido promotores o difusores de otras que se hicieron, por ejemplo, en
oportunidad del robo que sufriera uno de los mellizos Schlotthauer mientras
caminaba por el acceso por Colonia N°2, y también en la que hace poco se
realizara bajo el lema “Ni una menos”, obviamente en defensa de las mujeres
agredidas en casos de violencia de género.
Sin embargo
por este tema de la profanación del templo nadie reclamó, y estoy seguro de que
si no fuera porque este medio actúa como un tábano socrático, aquél que el
filósofo griego decía que se ubicaba al lado de un caballo grande y noble pero
un poco lento, que necesitaba ser aguijoneado, la cuestión ya habría sido olvidada
por todos, hasta que se produjera un nuevo y similar hecho, lo que resulta,
lamentablemente, inexorable, porque así lo demuestra la Historia. Todo está
como si nada hubiera pasado, aunque en realidad, si vamos al caso, todavía nada
relevante pasó, aunque yo espero que pase. Y cuando digo esto no me refiero a
que quiero que alguien vaya preso, sino solamente que se esclarezca. Vamos. Hay
una realidad incontrastable. Las pintadas fueron hechas, y salvo algunos
fenómenos paranormales, como los que suelen aparecer en manchas de humedad o
los que solemos ver, con mucha buena voluntad, en las nubes, no queda duda de
que alguna mano humana las realizó. Y duele muchísimo advertir que en un pueblo
de menos de diez mil habitantes, en el que todos nos conocemos, no se haya
podido descubrir quién fue el autor, y, peor todavía, la única actividad a tal
fin la hayamos hecho quien esto firma, directamente afectado por la imputación,
y los dos fiscales que intervinieron en el caso, sobre todo el que lo está
llevando ahora, que realmente le está poniendo toda la pasión y todas las
ganas, como debe ser, por otra parte. Y respecto a las autoridades comunitarias
locales, recién ahora, por impulso de ese tábano socrático, están haciendo lo
que deberían haber hecho desde el principio. Pero como escuché decir por ahí,
parece que a algunos les importaba más a quién estaba dirigido que el hecho en
sí. Y a esa persona en particular, que sabe que yo sé quién es, le recuerdo que
el exterminio nazi comenzó de una manera similar, y muchos no creyeron que
podía terminar de la manera que terminó. Algunos visionarios lograron irse a
tiempo, y los otros, con su pasividad, permitieron que el movimiento siguiera
creciendo hasta llegar al terrible “record” que ya casi ni siquiera se recuerda
con un acto, por lo menos acá. Las cosas hay que decirlas, sobre todo cuando
parece que algunos se las olvidan o se hacen los olvidados. Hay muchas cosas
que no tienen explicación, y la condición humana nos obliga a buscárselas,
porque si no nos dominará lo que Milan Kundera definía como “la insoportable
levedad del ser”.
El pasado
jueves por la noche, durante la jura de las nuevas autoridades, se produjo una
situación por lo menos extraña, que yo creo que se podría haber evitado
mediando un poquito más de conocimiento del tema, o, en caso de
desconocimiento, de preocupación por conocer. Específicamente, en el momento en
que el nuevo Secretario de Hacienda Cr. Mauricio Serebinsky, (Moishe, para los
amigos de la infancia) se acercó al atril, el Presidente Municipal le tomó
juramento “Por Dios, por la Patria y sobre estos Santos Evangelios”, lo que
constituyó una aberración religiosa tanto de parte de quien tomó el juramento
como de quién, sabiendo que estaba mal, igual lo hizo.
Desde ese
día hasta hace solo un rato, muchísima gente me ha parado en la calle para
comentar el hecho, la gran mayoría pretendiendo hacerme creer que yo estuve mal
cuando en ese instante me levanté, cosa que no hizo ningún otro de los
presentes, me acerqué hasta la ya asumida Secretaria de Gobierno para marcarle
el error (que para mí fue más que eso) que se estaba cometiendo, y seguidamente
me retiré del acto en clara manifestación de protesta por lo que había
sucedido, pero básicamente porque nadie me había acompañado en el repudio a semejante
desatino.
Pero lo que
todos ignoran, salvo quien estaba al lado mío en mi casa cuando recibí los
llamados, es que a los pocos minutos de terminado el acto atendí
telefónicamente al nuevo funcionario, quién me explicó que había dejado un
papel a “alguien” con los términos de su juramento, que, aclaro aquí, más allá
de los que hemos escuchado por estos días en las Cámaras, son básicamente tres:
ese que utilizó con todos Gustavo Hein; otro que dice solo “por Dios y por la
Patria” (que es el que utilicé yo en mi jura como abogado), y que se efectúa
con la mano derecha levantada y la palma hacia adelante; y, finalmente, el que
dice solo “por la Patria”, utilizado mayoritariamente por quienes se
manifiestan ateos, o sea que no creen en Dios. El segundo, que normalmente usamos
quienes no somos cristianos, tiene una variante para los que somos judíos, y
que consiste en poner la mano sobre el Tanaj, nombre que en hebreo recibe el
libro que los cristianos denominan Antiguo Testamento, aunque no es exactamente
igual, por lo menos en el orden de sus partes. Si mal no recuerdo, los
concejales de nuestra fe que tuvo el HCD de nuestra ciudad lo hicieron de esa
manera, y también, si mal no recuerdo, debe haber un ejemplar del Tanaj en el
Municipio. La cuestión es saberlo, y saber dónde está. De todas maneras yo
también tengo uno, hay varios en la Sinagoga, debe haber también en la sede de
la Asociación Israelita y en la Biblioteca Lucienville. Pero como reza el dicho
popular: “el que no sabe es como el que no ve”.
A continuación
del llamado del Cr. Serebinsky (vuelvo al trato protocolar) recibí uno del
nuevo Presidente Municipal, quien casi en el mismo tono, pero seguramente con
más preocupación por la responsabilidad que le cabía, me pidió primero las
disculpas del caso, que yo acepté no en función de Mario Arcusin, sino en mi
condición de judío, y luego, seguramente consciente de la responsabilidad que
le cabía a partir de ese momento, me explicó que había habido varias fallas en
la organización del acto, atribuidas según él, en principio, al nerviosismo,
pero, básicamente, a la falta de preparación adecuada para esta nueva realidad
de parte del grupo que lo acompañaba, lo cual es atendible y entendible.
La
conversación duró casi media hora, y aunque los términos de la misma son de
índole privada y no corresponde que los divulgue acá, sí debo decir que Gustavo
se comprometió y me comprometió a que la siguiéramos el día siguiente por la
tarde (viernes), ya que, según él, le preocupaba mucho el tema y las posibles
repeticiones de este tipo de hechos. No sé por qué razón, pese a que esperé su
llamado, esa reunión nunca se concretó. Intenté verlo el lunes por la mañana en
el Municipio, a él o a la Secretaria de Gobierno, y no lo logré. Llamé por
teléfono martes y miércoles por la mañana, fui correctamente atendido por una
de las empleadas administrativas, la que, luego de algunos instantes me
comunicó que ya me llamarían a una reunión, respectivamente, para el martes (la
primera vez) y para el miércoles (la segunda vez), por las que todavía estoy
esperando.
Yo no soy
nadie especial y por eso no pretendo un trato especial. Solo estoy pidiendo
respeto.
"Los
errores poseen su valor, aunque sólo en alguna ocasión. No todo el mundo que
viaja a la India descubre América".
Dr.
Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso
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