jueves, 19 de noviembre de 2015

El miedo

El miedo – Editorial del 19 de noviembre de 2015
El tema del editorial de hoy tiene que ver con la perpetración de varios ataques terroristas en la noche del 13 de noviembre de 2015 en la capital francesa y su suburbio de Saint-Denis, cometidos en su mayoría por atacantes suicidas, en los que murieron 136 personas y otras 415 resultaron heridas. Un tiroteo en el restaurante Petit Cambodge, en el X Distrito de París, tuvo al menos un saldo de cuatro muertos. Un segundo tiroteo tuvo lugar en el teatro Bataclán, en el XI Distrito de París, con al menos 100 rehenes que también murieron. En una brasserie, cercana al Estadio de Francia, una explosión dejó al menos 10 muertos o heridos. La autoría de los ataques fue reivindicada por la organización yihadista Estado Islámico.
El presidente de la República, François Hollande, se encontraba en el palco del Estadio de Francia con el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, para ver el partido de fútbol amistoso entre la selección francesa y la alemana. Hollande y Steinmeier fueron evacuados por personal del lugar. El presidente galo se dirigió al Ministerio del Interior para presidir un gabinete de crisis.
La ISIS, cuyo nombre completo es el Estado Islámico de Irak y Levante, en apenas tres años de existencia se convirtió en la peor pesadilla para todo el Medio Oriente. Y dicha fuerza terrorista ha logrado lo que ninguna otra no puede ni soñar, y que es la creación de un Estado propio. Hace un año hubiese sido descabellado pensar que iba a existir un Estado Islámico que en la práctica no es otra cosa que un califato medieval en pleno siglo XXI y que ya es un realidad, porque el recién fundado Estado Islámico controla casi la mitad del territorio de Siria, más de un tercio del territorio iraquí y es más fuerte que los ejércitos formales de Siria e Irak juntos, países cuyos gobernantes y habitantes están muy asustados y desmoralizados ante el implacable avance de las fuerzas islamistas, que cuentan con un ejercito muy bien equipado y armado que ya supera los 30.000 efectivos y que no para de crecer día tras día gracias a la permanente llegada de nuevos voluntarios que viajan desde todo el mundo islámico de origen sunita para sumarse a las filas de ISIS y pelear por la creación de un califato mundial.
Pero todas estas conquistas de la ISIS solo fueron posibles debido a su extrema crueldad, al genocidio, a las limpiezas étnicas y religiosas, a las torturas y las matanzas en masa cuyo verdadero objetivo fue imponer el miedo y terror en todos sus potenciales enemigos, para doblegar su moral y voluntad de lucha y así poder conquistarlos casi sin resistencia. Y entre su practicas más reconocidas está la matanza de la totalidad de la población masculina de los pueblos conquistados, que en el mejor de los casos sólo son fusilados, y, en el peor, decapitados o incluso crucificados, todo eso mientras sus mujeres son salvajemente violadas y después esclavizadas y forzadas a casarse en contra de su voluntad con los conquistadores del Estado Islámico.
Los estudiosos de la geopolítica opinan que toda esta locura comenzó con el famoso pacto secreto de 1916 que se llamó “el acuerdo Sykes-Picot” (debe su nombre a los negociadores del pacto, sir Mark Sykes, en representación de Gran Bretaña, y François Georges-Picot por Francia) y que fue un acuerdo entre Gran Bretaña y Francia, prometiendo "La Gran Arabia" y creando “paisitos” que podían dominar con gobiernos títere. Pero evidentemente se les fue de las manos.
Lo que resulta evidente es que los miembros de ISIS se quedaron en el milenio pasado, creen que están en la Edad Antigua, época de ejecuciones con torturas, secuestros, esclavitud y violaciones. A lo que ellos le agregan el uso de niños como bombas humanas, declararle la guerra al mundo, y que el mundo no reaccione.
Quizás una de las razones es que las religiones son tolerantes con otras religiones. Está escrito en el Corán y en la Biblia. El problema es que los fanáticos distorsionan las religiones y se creen dueños de Dios, que son los únicos hijos de Dios, y que tienen derecho por mandato divino a secuestrar, violar y matar. Y no es así. Hay musulmanes que defienden al judío, al cristiano, incluso al ateo. Y son tolerantes con las ideas de otros. Pero estos fanáticos no, y le declaran la guerra al mundo. Y quieren que el mundo no se defienda. Eso sí que es estar loco.
Y yo he titulado al editorial de hoy como “El Miedo” porque entiendo que nadie está libre de recibir un ataque como el de la semana pasada en Paris. De hecho, la Argentina es un campo propicio para ello ya que acá se cometieron dos atentados hace 23 y 21 años, respectivamente, de los cuales todavía muy poco se sabe, entre otras cosas por la complicidad de las autoridades del país y las comunitarias de ese momento, y la poca voluntad de esclarecimiento de los gobiernos que se sucedieron, en especial de este, que llegó al extremo de firmar un vergonzoso Memorandum que entregaba nuestra soberanía judicial al país sindicado como autor intelectual y encubridor de ambos atentados. Y no me llama la atención tampoco que esa sea la constante, dado que incluso en nuestro propio pueblo llevamos casi un año y medio de investigación de una serie de “pintadas” nazis de las que, salvo la víctima individualizada, nadie se ocupó de propiciar su investigación. Hay un testigo clave que se “abrió de gambas” (se ve que no leyó aquél poema que varias veces transcribimos aquí) y al que, al igual que a la comunidad que no reaccionó más allá de un tibio acto, que nunca se le ocurrió constituirse en querellante para instar el proceso, y a la que parece que la posibilidad de repetición de este tipo de hechos, basada en la impunidad, le tiene sin cuidado, los derechos del otro poco les preocupan. Espero que la próxima vez (inexorablemente va a haber una próxima vez) alguien lea públicamente esta parte del texto y se golpee el pecho con aunque sea un pequeño sentimiento de culpa.
A nivel nacional ya se sabe que en nuestro país opera una importante célula de la ISIS que tiene su base de operaciones en un bunker subterráneo que, dicen, está debajo de la Mezquita de Palermo, establecimiento religioso apadrinado por Arabia Saudita, lo que hace que el lugar goce de privilegios diplomáticos especiales como si se tratara de una embajada. Por esta razón es imposible allanar el lugar para revisarlo. Pero, además de toda esta protección diplomática de la que disfrutan estos terroristas que operan en Argentina, también disfrutan de importantes beneficios que le otorgan algunos sectores de los servicios de inteligencia. La prueba de la permeabilidad está dada por un hecho ocurrido casi en simultáneo al momento en que escribo este editorial. Seis sirios que tenían previsto viajar a los Estados Unidos fueron detenidos en las últimas horas con pasaportes falsos, cinco de ellos en Honduras y el restante en Paraguay, luego de hacer un transbordo en la Argentina, por donde pasaron sin problemas.
Y conste que no creo que todo lo de “este” lado esté bien y lo de “ellos” esté todo mal. Sé que tienen sus creencias, algunas muy peligrosas y extrañas, pero lo que me parece un poco ignorante es el hecho de que la gente este "tan conmovida" con lo que pasó en París, y no se conmueva con otras cosas. De hecho los parisinos, que ahora cantan la Marsellesa y nos emocionan con eso, fueron en gran parte cómplices del nazismo, teniendo que optar por la clandestinidad aquellos franceses que decidieron combatir contra Hitler. Pero hay mucha gente inocente también en Siria que desea escapar de ese terrorismo que los invade. Los franceses atacan y toda la gente está contenta de que hayan bombardeado a tantos ciudadanos inocentes. Pero da igual, porque así también pasó con Japón, por ejemplo. Los japoneses atacaron al ejército de EEUU, pero cuando ese país lanza la bomba de Hiroshima todos quedan contentos y se creen héroes después de haber matado a tanta gente inocente que no tiene, como siempre, nada que ver con los problemas políticos de los países, la mayoría de las veces originados en el mismo negocio de los armamentos.
Lamentablemente la educación recibida en estos últimos años en la Argentina por los jóvenes les ha generado la incapacidad de reflexionar y pensar críticamente.
Generalizar a un grupo humano únicamente por su creencia religiosa, como ocurrió (¿debería decir ocurre?) con los judíos, no hace más que acrecentar los odios entre iguales (sí, la raza humana). Que un grupo terrorista de creencias radicales haya decidido denominarse Estado Islámico, no implica que represente realmente a la religión islámica, la cual es tan válida como la cristiana, la judía, la budista o cualquier otra.
"No andarás tras la muchedumbre para hacer el mal, y no obrarás en un proceso inclinándote por la mayoría para desvirtuar la justicia".
                                   Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso


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