jueves, 22 de octubre de 2015

La nave del olvido

La nave del olvido – Editorial del jueves 22 de octubre de 2015
Algunos reconocerán en el título de hoy una canción de los ’70 que hiciera popular el cantante mexicano José José (así se llamaba; no es un error mío). Pero, por supuesto, no voy a hablar hoy ni de la canción ni del cantante, aunque sí voy a comenzar por aquellos años en los que compartí mi vida con dos “cabezones”. Uno, Daniel Osvaldo Gatti, que me va a ayudar a hilvanar la historia que tan bien describiera en su libro “entreKajas”, y el otro, que por estos días festeja sus 60 años, y a quien voy a aprovechar para regalarle un ejemplar.
Es que el libro de mi amigo “Coco” o Dany, como lo llamaba su madre, la querida Polola, cuenta la historia, en forma cronológica, de los hechos de corrupción en que se vio envuelto Lázaro Báez en Santa Cruz, la forma en que se hicieron públicos y los mecanismos que lo llevaron a salir airoso de los mismos. Como dice en la contratapa (y tan bien viene a cuento por estos días hasta acá, en Basavilbaso, mi pueblo) hoy “entreKajas” resulta un libro necesario en tiempos en que la información periodística está al servicio de intereses políticos, corporativos, partidarios y materiales, pero no de la verdad o de la justicia.
La importancia de este libro está dada por el hecho de que nadie salió a desmentir su contenido, lo que le agrega una cuota importante de verosimilitud, lo mismo que el anterior del mismo autor, titulado “El amo del feudo”, la primera biografía crítica de Néstor Kirchner publicada en marzo de 2003. Y antes de este libro fue parte de la creación de la revista Malón, una publicación de investigación hecha a pulmón, de corta vida pero de alto impacto, que supo develar también los secretos del poder, entre ellos la historia de Rudy Ulloa, el chofer de Kirchner que llegó a empresario. A todo esto lo estoy contando porque me parece importante la información, porque lo quise mucho al Coco, pero, fundamentalmente, porque nunca nadie desmintió sus dichos (¡vaya con mis amigos!), lo que en criollo se conoce como “el que calla otorga”.
Primero fondearon la Sanmartiniana (marina de la Cámpora) en las Islas Malvinas y ahora se les incendió la aeronáutica en el aeropuerto de "máxima pureza". Están quemando las naves, les falta hundir la nave del Estado.
El lunes pasado por la mañana el avión Lear Jet 35 LV-ZSZ se despistó e incendió en el aeropuerto de San Fernando. A los pocos minutos se supo que se trataba de una aeronave que el mayor beneficiario de la obra pública en Santa Cruz, justamente el ya mencionado Lázaro Báez, le compró a los hermanos Juliá, condenados por narcotráfico y presos en España. Y es, también, el vehículo con el que, según la denuncia del financista Federico Elaskar, el empresario kirchnerista sacaba del país dinero del lavado. Ya que estamos, y como nos duele cuando nos quieren tomar por estúpidos, en Canal 7, alias la TV Pública, se dio la noticia de que "un avión particular se incendió en el aeropuerto de San Fernando".  Parece que no sabían quién era el dueño.
A raíz de que muchos se preguntan cómo es que un ex empleado de banco de provincia terminó siendo tan multimillonario (recomiendo encarecidamente la lectura del libro que vengo citando), y encima haciendo negocios con la familia Kirchner, en negocios de la obra pública y del famoso Hotesur, pero nadie contesta, la sospecha ronda.
El avión quedó bajo el resguardo de la Gendarmería Nacional. Esta decisión llamó la atención de los operadores que trabajan todos los días en San Fernando. Es que habitualmente cuando suceden incidentes de estas características la fuerza que toma el control de la escena es la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Los mal pensados (me gusta más “los bien pensados”) vemos en esto una preparación del tiempo y el espacio para que Sergio Berni pudiera ir a “limpiar” la escena, tal como lo hizo con el homicidio de Nisman.
A quien alguna vez haya escuchado al genial Fernando Peña parodiando a Corach/Alderete con su personaje Porelorti, la siguiente declaración de Báez le puede hacer reír: "Por otro lado, en relación a la nota publicada el lunes en un matutino porteño, con relación a los viajes al Uruguay del avión matrícula LV - ZSZ, de la empresa Top Air, de la cual soy accionista, el mismo no es solamente de uso particular sino que está afectado a dicha empresa Top Air de la cual soy accionista y dedicada al alquiler de taxis aéreos. Por lo que durante el verano, en plena temporada turística, ha sido contratado por distintas personas o empresas para asistirlas en sus traslados. Quienes contrataron los viajes que cita la nota son las empresas American Jet (Fact: 0001-00000409) Refinadora (Fact: 0001-00000406), y Consulgroup (Fact: 0001-00000427)" (sic, lo que quiere decir textual, aunque parezca una tomadura de pelo que Báez intente hacernos creer algo con tres facturas, que seguramente serán truchas).
En realidad el incendio del avión y las sospechas de lo que había o debía haber adentro, me hace acordar a un famoso cuento: el hijo de Al Capone llega a la casa llorando. El padre le pregunta qué le ocurre, y el chico responde que la maestra lo reta, le dice que es un vago y que no quiere estudiar. Al Capone lo consuela: "no te preocupes, mañana voy a ir a hablar con la maestra". A lo que el niño responde: "Esta bien, papá, pero que parezca un accidente..."
La verdad es que hay una parte importante del kirchnerismo (la condena a Jaime y su aceptación de un juicio abreviado que significa reconocer la culpabilidad en el delito de cohecho, vulgarmente llamado coima) que es solo un calco rancio del populismo de los '90 de Menen, aunque muchísimo más perverso, decadente y oscuro. La esencia de esos kirchneristas es un menemista de segunda, con complejo de guerrillero frustrado, que se vende como peronista, actúa como fascista, piensa que es socialista, vive como capitalista y roba como oligarca. Su razón de ser es únicamente el dinero. Su objetivo es únicamente el poder. Su meta es únicamente la impunidad. Su anhelo es únicamente la perpetuidad y el mármol. Es aquel que les promete a todos y a todas mientras te saca la guita a vos para guardársela es su bolsillo. La realidad no hace más que confirmar lo dicho día a día, una y otra, y otra vez. Quien quiera ver que vea. Quien quiera oír que oiga. Esos son los hechos. Y son, irrefutables, Negro.
La noticia "del accidentado avión de Lázaro”, tantas veces investigado por viajes sospechosos en traslado de dineros lavados que serían de orígenes espurios lleva a que no se torne creíble la voluntad política que expresa Scioli (a través del citado Berni, que en su gabinete sería el Ministro de Seguridad) de “tomar el toro por las astas” en cuanto al tema del narcotráfico. No hablar claro, en cuestiones medulares deja serias dudas sobre pactos de impunidades con las más altas jerarquías. Deberían ya decir qué van a hacer con todos estos casos de denuncias detenidas y qué van hacer con la masa de nuevos nombramientos judiciales efectuados por el oficialismo a efecto de continuar con la impunidad que ya les brindaron Oyarbide, Rafecas y Cía.
Es simple: está ocurriendo lo mismo que siempre ocurrió aquí, en el mundo todo y en toda la historia de la humanidad. Esto es, la mentira y la corrupción siempre se vuelven, a la corta o a la larga en contra de quienes las practican, en este caso la más gigantesca y siniestra mentira, entrega y corrupción organizada y sistemática de toda la historia de la Argentina. El incendio del avión, rarísimo en su forma y más raro aún en la explicación de lo que se dijo y en la comparación con lo que se vio, parece demostrar que lo que se está buscando es meter a algunos (ya lo hicieron con Jaime y con Schiavi por la tragedia de Once) en una “nave del olvido”, que si se quema, mejor. Las caretas se caen y cada vez más y más aceleradamente. Y no hace falta que lo diga Lanata. Está a la vista que esta gente robó tanto, se enriqueció de tal manera, que ninguno de ellos puede comprobar cómo hicieron tanta fortuna en tan poco tiempo. Si hasta parece el título de una película italiana: “su jardinero y su chofer”, Lázaro, Elaskar, Fariña, Máximo, etc., etc., etc.
Sé que en esta época casi nadie quiere molestarse en leer textos extensos, por lo tanto nadie se entera de la verdad. Y con la verdad oculta, sigamos la fiesta que está muy buena. Como el Tío Rico de Donald, "no hay placer más hermoso que nadar sobre las monedas de oro". Robamos porque nadie dice nada y si alguien se molesta, lo hacemos desaparecer a "garrotazos" de Twitter y de mail, y si insisten, les echamos los galgos de la justicia y si insisten, tenemos lo "punteros y sus bravos". ¿Vieron que todo se da en carácter transitivo, hasta la inmoralidad?
No lo voy a escuchar a Brancatelli porque seguro que dice que el avión no se quemó, sino que lo tostaron. Y no se accidentó, sino que Magnetto, en contubernio diabólico con Stiusso, los fondos buitre, la CIA y el Mossad movieron el planeta entero para sacarlo de la pista. ¡Andá!
                                          Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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