jueves, 16 de octubre de 2014

Los Fabulosos Cadillacs

Los Fabulosos Cadillacs - Editorial del 17 de octubre de 2014
Días pasados un lector me escribió un correo pidiéndome que critique más al gobierno local, “deslizando” que quizás pudiera haber algún “arreglo” que haga que en mis editoriales se hable con más rigor del gobierno provincial y del nacional que de nuestro Municipio.
En realidad lo que el amigo quiere saber es qué es lo que (según él) está sucediendo con los  medios de información  locales, o cómo es el arreglo que hace que, en su opinión, desde un par de años “no leo en tu periódico ni en las páginas de las dos FM”, y que “no escucho en los noticieros locales alguna queja de los conductores de dichos medios o de cualquier ciudadano”.
En principio, y antes de entrar en tema, voy a aclarar que los medios de comunicación son instrumentos utilizados en la sociedad contemporánea para informar y comunicar mensajes en versión textual. Algunas veces son utilizados para comunicar de forma masiva, para muchos millones de personas, como es el caso de la televisión o los diarios nacionales impresos o digitales, y otras, para transmitir información a pequeños grupos sociales, como es el caso de los periódicos, radios o páginas digitales locales.
Crónica, que por estos días está cumpliendo ochenta y cinco años, aunque no en forma ininterrumpida pero sí contados desde su primera aparición en 1929, se destacó, por lo menos en las dos etapas en la que lo dirigió mi padre y en la que está a mi cargo, por tener dos características bien diferenciadas. Por un lado su misión es informar sobre cualquier acontecimiento que esté sucediendo y que sea de interés general. Gracias a eso, por ejemplo, y utilizando el archivo que yo tengo y que incluye ejemplares desde el ’45 al 64, y obviamente los de esta tercera época, se ha podido brindar importantes aportes para reconstruir la historia de la Parroquia San José Obrero, de la Biblioteca “Luz Obrera” y de otras instituciones locales. Pero, por otro lado, cosa que en verdad lo caracteriza, su finalidad esencial es examinar, investigar, explicar y entender lo que está pasando para darle mayor dimensión a una noticia, pero, sobre todo, para que el público entienda las causas y consecuencias de dicha noticia. Eso lo hago a través de mis editoriales, precisamente, y teniendo en cuenta que, sin lugar a dudas, el medio impreso es el más apto para esta función (si se la quiere hacer), ya que cuenta con el tiempo y el espacio para ello. 
Respecto a la relación con la publicidad oficial, y la pregunta habitual respecto a si ella condiciona la opinión del editor, vuelvo a hablar en mi caso particular, sin dejar de expresar que en general constituye una fuente de financiamiento muy importante para el mantenimiento (no ya para ganancias, que no son muchas). La última página antes de la contratapa está pagada para la Municipalidad ($ 500 por mes), para que en ella informe sus actividades de la semana. Yo no me hago responsable de lo que allí se publique, cosa que ya aclaré más de una vez. Lo que me parece inaceptable, y vuelvo a hablar solo de mi caso, porque no conozco las otras realidades, es que por ello se prejuzgue que es imposible entonces hacer comentarios en contra de la misma.
No necesito defenderme, porque otra de las ventajas de los medios escritos es que los archivos son de fácil acceso, pero he escrito acerca de todo lo que el amigo lector dice que no escribí. Lo hice muchas veces respecto el pésimo estado de algunas calles; de la suciedad de las mismas (hace muy poco, en la tapa, hice un comentario que rozaba la ironía, y que fue muy festejado por algunos lectores, incluso varios a los que se los puede tildar de “oficialistas”), respecto a que en la esquina del locutorio que está frente al Bersa se podría hacer un cantero por la cantidad de tierra allí acumulada. Por alguna razón esa misma tarde lo limpiaron, aunque ya está sucio otra vez. Y aprovecho para agregar, ya que estamos, que lo mismo va a suceder en unos días más en la esquina de la Sinagoga, lugar al que accede mucha de la gente que visita nuestro pueblo, y es preocupante que se queden con esa imagen. También escribí editoriales en los que hacía referencia al descontrol en la venta de bebidas alcohólicas a menores, y eso me valió después comentarios discriminatorios en algunos muros de Facebook, y es constante mi lucha por el ordenamiento del tránsito, que creo es la materia en la que este gobierno más ha fallado, porque, con todo respeto, me parece que ha puesto el énfasis en la recaudación más que en la concientización y en la prevención.
Lo que sí no te permito (a vos, amigo lector que me mandaste el correo) es que digas que “nadie salió a comentar sobre el paso de los integrantes del Frente Entrerriano Federal hacia el FPV”. Yo dediqué un editorial sobre el tema inmediatamente de producido ese “pase”, lo que también me costó ciertas llamadas telefónicas al día siguiente, incluso de algunos que, incorrectamente, pretendieron mezclar las cosas. Y acá me animo a decir que, más que seguro, el hecho de que muy pocos se animen a opinar (salvo, como vos decís, en algún momento el “Mono” Parinelli, casi como columnista, y algún otro amigo en forma aislada), tiene que ver con el temor a que le pase eso, y a la falta de coraje para afrontar las consecuencias. Muchas de las críticas que yo hago en mis editoriales están basadas en ideas que me “tira” la gente, aclarándome que no lo hacen ellos directamente, porque “mi marido es municipal”, “soy docente”, “estoy anotada en un plan de vivienda”, “tengo una hija que recibe una beca”, y cosas por el estilo. ¿Y por qué yo llevo escritos con éste 885 editoriales, sobre temas muy diversos, y la gran mayoría de ellos críticos, y acá estoy, sin que me haya pasado nada? Aquellos que me amenazaron se quedaron en la amenaza; los que mezclaron las cosas tuvieron que aceptar que cometieron un error con ello; los que pensaron que borrándose de la suscripción iban a “apretarme”, no lo consiguieron. Y acá, querido amigo, creo necesario recordarte que la frase “Irritarse por la crítica es reconocer que era merecida”, que ilumina la tapa de Crónica, es de Tácito, pero pasó a ser mía durante el gobierno radical de Ángel Roque Medina. Digo, porque entre otras cosas, vos consideras que mi condición nunca negada de radical me impediría reconocer los errores que comete mi partido. Eso es no conocerme, ni siquiera en otra de mis facetas que a vos te toca muy de cerca, porque durante el surgimiento del movimiento de “autoconvocados”, nacido en Basavilbaso y que revolucionó el gremio docente a fines de la década del ’90, frente a administraciones radicales, no me tembló la voz, ni el pulso, ni me faltaron huevos para defender a mis compañeros de trabajo, como síle faltan ahora a muchos peronistas.
Y en cuanto a que la crítica se centra más en los errores que cometen los gobiernos provinciales y nacionales (cosa que se hizo también con Montiel y De la Rúa, que conste), mucho tiene que ver con que a los funcionarios locales les puedo decir las cosas personalmente, como se las digo casi todos los días respecto a lo que me parece que no están haciendo bien, y en cambio a los otros o no los conozco, o no los veo tan asiduamente, o no les importa ni le dan trascendencia a lo que se le dice “cara a cara”, y por eso apelo a dedicarles una hoja entera cada semana.
Nunca oculté mi oposición a este gobierno, porque además soy un convencido de que la democracia no se construye solamente con los que piensan igual que los que tienen el poder. Eso da lugar a la demagogia y al relato, cosas a las que son muy afines nuestros actuales dirigentes. Pero también resalté los logros, cuando los hubo, aunque fueran menos, a mi entender, que los fracasos. Y hay  que tener en cuenta, amigo (y te digo amigo porque te despedís en tu carta, textualmente, con “un gran abrazo y el respeto de siempre a vos y tu familia”), que un gobierno municipal no tiene únicamente la función del alumbrado, el barrido y la limpieza. Vos y yo sabemos que el deporte y la cultura, o la cultura y el deporte, son espacios que a veces no tienen la difusión que se merecen, pero a los que algunos funcionarios locales apuestan aún a costa de la opinión contraria del resto, porque, es cierto, no dan mucho rédito político.
En mi opinión, la cosa comienza por un cambio local. Es por eso que a veces me cuido con la crítica “despiadada” hacia el gobierno municipal, que sí utilizo respecto a los otros ámbitos, a los que, considero, son (y acá el error intencional del título), como los autores de “Cómo me voy a olvidar”, o “Siga el baile”, casualmente.
Sí, acertaste. Los Auténticos Decadentes.
                                               Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso


No hay comentarios:

Publicar un comentario