Los Fabulosos Cadillacs - Editorial
del 17 de octubre de 2014
Días pasados
un lector me escribió un correo pidiéndome que critique más al gobierno local,
“deslizando” que quizás pudiera haber algún “arreglo” que haga que en mis
editoriales se hable con más rigor del gobierno provincial y del nacional que
de nuestro Municipio.
En realidad
lo que el amigo quiere saber es qué es lo que (según él) está sucediendo con
los medios de información locales, o cómo es el arreglo que hace que,
en su opinión, desde un par de años “no leo en tu periódico ni en las páginas
de las dos FM”, y que “no escucho en los noticieros locales alguna queja de los
conductores de dichos medios o de cualquier ciudadano”.
En
principio, y antes de entrar en tema, voy a aclarar que los medios de
comunicación son instrumentos utilizados en la sociedad contemporánea para
informar y comunicar mensajes en versión textual. Algunas veces son utilizados
para comunicar de forma masiva, para muchos millones de personas, como es el
caso de la televisión o los diarios nacionales impresos o digitales, y otras,
para transmitir información a pequeños grupos sociales, como es el caso de los
periódicos, radios o páginas digitales locales.
Crónica, que
por estos días está cumpliendo ochenta y cinco años, aunque no en forma
ininterrumpida pero sí contados desde su primera aparición en 1929, se destacó,
por lo menos en las dos etapas en la que lo dirigió mi padre y en la que está a
mi cargo, por tener dos características bien diferenciadas. Por un lado su misión
es informar sobre cualquier acontecimiento que esté sucediendo y que sea de
interés general. Gracias a eso, por ejemplo, y utilizando el archivo que yo
tengo y que incluye ejemplares desde el ’45 al 64, y obviamente los de esta
tercera época, se ha podido brindar importantes aportes para reconstruir la
historia de la Parroquia San José Obrero, de la Biblioteca “Luz Obrera” y de
otras instituciones locales. Pero, por otro lado, cosa que en verdad lo
caracteriza, su finalidad esencial es examinar, investigar, explicar y entender
lo que está pasando para darle mayor dimensión a una noticia, pero, sobre todo,
para que el público entienda las causas y consecuencias de dicha noticia. Eso
lo hago a través de mis editoriales, precisamente, y teniendo en cuenta que,
sin lugar a dudas, el medio impreso es el más apto para esta función (si se la
quiere hacer), ya que cuenta con el tiempo y el espacio para ello.
Respecto a
la relación con la publicidad oficial, y la pregunta habitual respecto a si
ella condiciona la opinión del editor, vuelvo a hablar en mi caso particular,
sin dejar de expresar que en general constituye una fuente de financiamiento
muy importante para el mantenimiento (no ya para ganancias, que no son muchas).
La última página antes de la contratapa está pagada para la Municipalidad ($
500 por mes), para que en ella informe sus actividades de la semana. Yo no me
hago responsable de lo que allí se publique, cosa que ya aclaré más de una vez.
Lo que me parece inaceptable, y vuelvo a hablar solo de mi caso, porque no
conozco las otras realidades, es que por ello se prejuzgue que es imposible
entonces hacer comentarios en contra de la misma.
No necesito
defenderme, porque otra de las ventajas de los medios escritos es que los
archivos son de fácil acceso, pero he escrito acerca de todo lo que el amigo
lector dice que no escribí. Lo hice muchas veces respecto el pésimo estado de
algunas calles; de la suciedad de las mismas (hace muy poco, en la tapa, hice
un comentario que rozaba la ironía, y que fue muy festejado por algunos
lectores, incluso varios a los que se los puede tildar de “oficialistas”),
respecto a que en la esquina del locutorio que está frente al Bersa se podría
hacer un cantero por la cantidad de tierra allí acumulada. Por alguna razón esa
misma tarde lo limpiaron, aunque ya está sucio otra vez. Y aprovecho para
agregar, ya que estamos, que lo mismo va a suceder en unos días más en la
esquina de la Sinagoga, lugar al que accede mucha de la gente que visita
nuestro pueblo, y es preocupante que se queden con esa imagen. También escribí
editoriales en los que hacía referencia al descontrol en la venta de bebidas
alcohólicas a menores, y eso me valió después comentarios discriminatorios en
algunos muros de Facebook, y es constante mi lucha por el ordenamiento del
tránsito, que creo es la materia en la que este gobierno más ha fallado,
porque, con todo respeto, me parece que ha puesto el énfasis en la recaudación
más que en la concientización y en la prevención.
Lo que sí no
te permito (a vos, amigo lector que me mandaste el correo) es que digas que
“nadie salió a comentar sobre el paso de los integrantes del Frente Entrerriano
Federal hacia el FPV”. Yo dediqué un editorial sobre el tema inmediatamente de
producido ese “pase”, lo que también me costó ciertas llamadas telefónicas al
día siguiente, incluso de algunos que, incorrectamente, pretendieron mezclar
las cosas. Y acá me animo a decir que, más que seguro, el hecho de que muy
pocos se animen a opinar (salvo, como vos decís, en algún momento el “Mono”
Parinelli, casi como columnista, y algún otro amigo en forma aislada), tiene
que ver con el temor a que le pase eso, y a la falta de coraje para afrontar
las consecuencias. Muchas de las críticas que yo hago en mis editoriales están
basadas en ideas que me “tira” la gente, aclarándome que no lo hacen ellos
directamente, porque “mi marido es municipal”, “soy docente”, “estoy anotada en
un plan de vivienda”, “tengo una hija que recibe una beca”, y cosas por el
estilo. ¿Y por qué yo llevo escritos con éste 885 editoriales, sobre temas muy
diversos, y la gran mayoría de ellos críticos, y acá estoy, sin que me haya
pasado nada? Aquellos que me amenazaron se quedaron en la amenaza; los que
mezclaron las cosas tuvieron que aceptar que cometieron un error con ello; los
que pensaron que borrándose de la suscripción iban a “apretarme”, no lo
consiguieron. Y acá, querido amigo, creo necesario recordarte que la frase
“Irritarse por la crítica es reconocer que era merecida”, que ilumina la tapa
de Crónica, es de Tácito, pero pasó a ser mía durante el gobierno radical de
Ángel Roque Medina. Digo, porque entre otras cosas, vos consideras que mi
condición nunca negada de radical me impediría reconocer los errores que comete
mi partido. Eso es no conocerme, ni siquiera en otra de mis facetas que a vos
te toca muy de cerca, porque durante el surgimiento del movimiento de
“autoconvocados”, nacido en Basavilbaso y que revolucionó el gremio docente a
fines de la década del ’90, frente a administraciones radicales, no me tembló
la voz, ni el pulso, ni me faltaron huevos para defender a mis compañeros de
trabajo, como síle faltan ahora a muchos peronistas.
Y en cuanto
a que la crítica se centra más en los errores que cometen los gobiernos
provinciales y nacionales (cosa que se hizo también con Montiel y De la Rúa,
que conste), mucho tiene que ver con que a los funcionarios locales les puedo
decir las cosas personalmente, como se las digo casi todos los días respecto a
lo que me parece que no están haciendo bien, y en cambio a los otros o no los
conozco, o no los veo tan asiduamente, o no les importa ni le dan trascendencia
a lo que se le dice “cara a cara”, y por eso apelo a dedicarles una hoja entera
cada semana.
Nunca oculté
mi oposición a este gobierno, porque además soy un convencido de que la
democracia no se construye solamente con los que piensan igual que los que
tienen el poder. Eso da lugar a la demagogia y al relato, cosas a las que son
muy afines nuestros actuales dirigentes. Pero también resalté los logros,
cuando los hubo, aunque fueran menos, a mi entender, que los fracasos. Y
hay que tener en cuenta, amigo (y te
digo amigo porque te despedís en tu carta, textualmente, con “un gran abrazo y
el respeto de siempre a vos y tu familia”), que un gobierno municipal no tiene
únicamente la función del alumbrado, el barrido y la limpieza. Vos y yo sabemos
que el deporte y la cultura, o la cultura y el deporte, son espacios que a
veces no tienen la difusión que se merecen, pero a los que algunos funcionarios
locales apuestan aún a costa de la opinión contraria del resto, porque, es
cierto, no dan mucho rédito político.
En mi
opinión, la cosa comienza por un cambio local. Es por eso que a veces me cuido
con la crítica “despiadada” hacia el gobierno municipal, que sí utilizo respecto
a los otros ámbitos, a los que, considero, son (y acá el error intencional del
título), como los autores de “Cómo me voy a olvidar”, o “Siga el baile”,
casualmente.
Sí,
acertaste. Los Auténticos Decadentes.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario
Crónica de Basavilbaso
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