jueves, 23 de octubre de 2014

El retrato de Dorian Grey

El retrato de Dorian Grey - Editorial del 24 de octubre de 2014
El título de hoy está tomado de una novela del autor irlandés Oscar Wilde. El protagonista, Dorian Grey, al darse cuenta de que un día su belleza se desvanecerá, desea tener siempre la edad de cuando le pintó en el cuadro su amigo Basil. El deseo de Dorian se cumple; mientras él mantiene para siempre la misma apariencia del cuadro, la figura retratada envejece por él. Su búsqueda del placer lo lleva a una serie de actos de libertinaje y perversión; pero el retrato sirve como un recordatorio de los efectos de cada uno de los actos cometidos sobre su alma, con cada pecado la figura se va desfigurando y envejeciendo.
Es por eso que se me ocurrió elegir el título, dado que estoy convencido, desde hace ya un tiempo, y muy a mi pesar, porque a las consecuencias de ello las pagamos todos, de que este gobierno nos pinta todos los días, comenzando con las conferencias de prensa de Capitanich, siguiendo con los discursos cada vez más enfáticos y agresivos de la Sra. Presidente, y culminando con las declaraciones cada vez menos enfáticas de los otrora “incondicionales”, que ahora que ven temblar el piso bajo sus pies están pensando mucho más lo que dicen y hacen. No sea que haya que abandonar el barco y nadie esté presto a recogerlos.
Una de las demostraciones más palpables de este hecho es la diferente manera cómo se están encarando desde el gobierno dos temas cruciales, que hoy intentaré “desguazar” para indicar de qué forma se manejan los “relatos” cuando no reflejan la realidad.
La AFSCA (Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual) de la mano del presidente del organismo, Martín Sabatella, siguiendo instrucciones de la Casa Rosada, ha decidido, violando expresamente normas constitucionales tales como el derecho a la defensa y a la propiedad, desguazar el grupo Clarín “manu militari”, sin importar que otros grupos (eso sí, afines al régimen) tienen un mayor grado de concentración de medios, incluido el propio gobierno, que maneja directa o indirectamente el 80% de los medios existentes en Argentina hoy. Es una clara demostración de la vocación totalitaria del régimen de Cristina Fernández de silenciar todas las voces opositoras, siguiendo el modelo venezolano. Si los ciudadanos libres de Argentina no actuamos ya, la sombra del totalitarismo se extenderá por toda la Argentina, y la Constitución Nacional pasará a ser letra muerta. No me cabe la menor duda de que no está en la mente de la Señora y de su séquito (sobre todo de los jóvenes de “la Cámpora” y demás adláteres) dejar el gobierno el 15 de diciembre de 2015, sino promover de alguna manera un sistema que les asegure que ganará alguno de sus incondicionales. Yo no me animo a descartar, incluso, si ven que “las papas queman”, un autogolpe de estado con el apoyo vital del actual Comandante en Jefe del Ejército Gral. Milani, más las fuerzas paramilitares que están al servicio del narcotráfico, al que le conviene, sin dudas, la continuidad de este régimen.
Para colmo, este actuar desordenado hace que el grupo Clarín, que no es precisamente un símil de las Carmelitas Descalzas, se sienta "intocable", haga creer a la sociedad que la Ley no es para ellos y que no se le debe aplicar a ellos. En un momento histórico en el que había que aprovechar para disminuirle la arrogancia el gobierno, por su impericia y su afán de ir por todo los colocó en el rol de víctimas de un aberrante "atropello a la libertad de prensa" (léase libertad de empresa).
La resolución 1121 de la Afsca, del 8 de este mes, promocionada el fin de semana con un spot publicitario en los partidos transmitidos por el programa gubernamental “Fútbol para Todos", contiene una “adecuación de oficio" que implica que será el Gobierno quien fije qué medios deberá vender el Grupo Clarín, defina su precio y elija a sus compradores. Y justamente ese afán de usar el canal del estado (no del gobierno) y un programa que, según su nombre, es “para Todos”, solo para hacer propaganda partidaria, les impide hacer que llegue a la opinión pública la explicación de que en la adecuación que el mismo grupo Clarín hacía, específicamente en los contratos de venta de las empresas, los “compradores” se obligaban a pagarle a este el 85% de la facturación de la nueva empresa, y además prohibían la venta a terceros durante seis años. Si el gobierno no le cuenta eso a la sociedad es porque piensa hacer lo mismo, o ya lo viene haciendo, con sus medios, o sea los del Grupo 23 de Spolsky, C5N y la TV Pública.
Yo creo, desde este humilde periódico de pueblo, que lo que de verdad se intenta, es terminar con la prensa independiente. No importa si es legal o no, no importa lo que hagan los "otros", no importa nada: sólo hay que callar a los que no se pegan al oficialismo y a su corrupción. Hay que apagar las voces críticas y anestesiar al pueblo.
Si no existen medios independientes del Gobierno y periodistas que descubran y hagan conocer la corrupción de los gobernantes, todos estaríamos a merced de los discursos y del relato que el Gobierno nos quiera mentir. Todo estaría bien:  nuestros problemas serían culpa de los demás, la administración sería un ejemplo de rectitud, no sabríamos de las valijitas de Wilson, ni de los “afanos” de Skanska, ni de los terrenitos fiscales de Calafate prácticamente regalados, ni de los negociados, ni de las valijas de dinero al kilo, ni de las cuentas de Báez.
Y ya que estamos, vamos al segundo tema. Precisamente llama muchísimo la atención que casi al mismo momento en que Sabatella hace un gráfico detallando con nombres y apellidos los testaferros de Magneto, el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, un día después de haber afirmado que la Presidenta no es socia del empresario patagónico, corrigió su explicación, precisamente después de que se reveló una investigación por facturas falsas.
Esos “vínculos comerciales”, que a cualquier hijo de vecino le significaría entender que uno le vendió al otro un Renault 12 modelo 1980, y recibió en parte de pago un terreno en Villa Soldati, en realidad significa que tienen un condominio sobre un terreno de 87.000 metros cuadrados que la Presidenta y Báez comparten como copropietarios en El Calafate desde hace años. También, un complejo de diez departamentos que el empresario construyó en Río Gallegos, sobre la calle Mitre, a través de un fideicomiso, junto con Néstor Kirchner, que así lo consignó en su declaración jurada ante la Oficina Anticorrupción (OA).
A ese primer emprendimiento inmobiliario se sumaron luego otros dos grupos de departamentos, también en Río Gallegos. Uno en la calle Alvear y otro en la calle Mariano Moreno. Este último se construyó en un terreno de los Kirchner, aunque luego Báez también alquiló -por valores superiores a los del mercado- esos departamentos para alojar allí a varios gerentes de sus empresas, con cheques que emitió a nombre del ex presidente.
Además de los alquileres, Báez también les compró a los Kirchner al menos nueve departamentos, casas y terrenos en apenas un año, que terminaron bajo el dominio de Austral Construcciones, justamente la “nave insignia” del “Grupo Báez”, hoy involucrada en la investigación por “facturas truchas”, en tanto que la constructora Epelco se encargó de adquirir la casa de Kirchner en el centro de Río Gallegos.
Otra firma de Báez, Valle Mitre SA, se encargó de los vínculos en el rubro turístico: administró los hoteles de la familia presidencial, a los que le alquiló más de 1100 habitaciones por mes, durante años, en el Alto Calafate, sin usar esas reservas, pero reportándoles ingresos millonarios, lo que el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, confirmó, pero redujo a un "negocio entre privados", cuando el diario La Nación lo reveló en diciembre pasado.
Alguna vez dije acá que este gobierno es marxista. Pero no por Karl Marx, pese a Axel Kicillof, sino por los Hermanos Marx, famosos cómicos estadounidenses de los años ’20.
Uno de ellos, Groucho, seguramente el más filoso de todos, dijo una vez: “Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros”.                                            
                                               Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso


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