jueves, 30 de enero de 2014

Los “ni - ni”

Los “ni - ni” – Editorial del 31 de enero de 2014 La última vez que hablamos de la Sra. Presidente hacíamos referencia a que había estado bailando y golpeando una cacerola en la Plaza de Mayo, convirtiendo en una fiesta a un país que por esas horas sufría con los saqueos, las revueltas policiales y las decenas de muertos. Y ahora, casi dos meses después, en los que se dedicó a encerrarse en sí misma, tenemos que volver a hablar de ella con otro sinsentido. El miércoles 22 de enero, durante el día, se vivió la mayor devaluación desde 2002, el "blue" a más de 12 pesos y la sensación de que en la City se cocinaba algo horrible. Y por la noche, batucada en la Casa Rosada, lluvia de subsidios para el millón y medio de chicos que ni trabajan ni estudian (no entiendo cómo tantos chicos dejaron pasar la década ganada) y tres discursos que nos hablaron del país que no sabemos ver. ¿Debemos marchar hacia la utopía de una sociedad absolutamente igualitaria?, arrojó a sus adeptos, desde una de las galerías de la Casa de Gobierno, la primera mandataria y empresaria muchas veces en colisión con su carácter de empleada pública, para el regocijo de la muchachada, de lo cual se desprende que el camino a la igualdad es premiar al que se rasca, frente al gurí que tiene tres laburos y cursa una carrera universitaria rindiendo libre, estudiando en el trabajo, en el horario del almuerzo y en el baño. Para colmo, para justificar la idea de los planes estudiantiles, Cristina señaló que los chicos "ni-ni" son producto del neoliberalismo que dejó sin empleo a sus padres. Sus hijos, los de la Sra. Presidente, tampoco estudian ni trabajan, y con $ 600 pesos apenas podrían pagar un tercio de los lentes negros de Florencia, por ejemplo. Hay miles de motivos para que alguien no estudie ni labure, y no siempre esos motivos tienen que ver con pasar necesidades. Eso, en pueblos chicos como el nuestro es muy fácil de ver, y con mis veintitrés años de docencia podría marcar cientos de ejemplos de quienes no estudian ni trabajan porque no quieren, y porque sus padres, por permisivos y facilistas, se lo consienten. Y a eso no lo va a arreglar Cristina con su Plan Progresar. Ni Magoya. Pero por otra parte la falta de estudios superiores no anula la posibilidad de acceder a un empleo y cualquiera que sepa escribir su nombre y sumar de a tres dígitos califica para cajero de supermercado. Estudiar se hace por ganas, por voluntad. Las ganas de estudiar las desencadena un modelo de vida, una aspiración a seguir. Y las aspiraciones van de la mano de la realidad. En un país en el que se puede ser propietario sólo si se es hijo único y los padres se mueren, la aspiración personal se ve limitada a lo que se puede alcanzar: un alquiler, pilcha, salir de "joda", un autito. Antes se admiraba a los que se pasaban la vida estudiando, "metiendo" posgrados, doctorados y aprendiendo tres idiomas mientras trabajaban en empleos que no tenían nada que ver con lo que estudiaban. Ahora yo los miro con ternura, porque es envidiable la fe que tienen en que algún día podrán ser "grosos" en lo que hacen, cuando hace tiempo que la meritocracia se convirtió en un concepto atacable, maligno y sinónimo de "garca". Lo mejor es militar (de militancia) en el partido de gobierno, recibir un empleo público, o en su defecto un Plan, y apostar a que tanto el gobierno como su Plan se prolonguen indefinidamente en el tiempo. No pueden hacer frenar los trenes y pretendemos que frenen la inflación y el dólar. No logran que una sola empresa funcione y queremos que arreglen algo. No pueden garantizar que haya luz en verano ni gas en invierno. Saqueos, policías y docentes hambreados, chicos que manguean en cadena, gente que duerme en la calle de a tres por cuadra, muertes sádicas en "choreos cotidianos" o por el inusitado crecimiento del narcotráfico, créditos hipotecarios para el que demuestra que no lo necesita (bienvenidos sean, pero reconozcamos que son para un nivel de ingresos "medio-alto", porque si no tienen que optar entre pagar la cuota o comer), sistemas de salud colapsados y una presión tributaria escandinava para una calidad de vida subsahariana. Nos dijeron que venían a poner un Estado presente y nos trajeron un Estado que nos abre la heladera, nos insulta por no tener cerveza y pregunta qué hay para comer mientras ocupa el sillón del living. Pero eso sí, presente. Y así, después de once años del crecimiento más grande de la historia de la Vía Láctea, el gobierno se dedica al asistencialismo. Diría que en algo fallaron, pero sería olvidarme de que, en su esencia, el kirchnerismo es eso: la administración de la pobreza por parte de quienes abusan de su riqueza. ¿No es que no hay desocupación? ¿Y si no la hay, por qué no trabajan los "ni-ni"? ¿Y por qué estos "ni-ni" no aprovecharon la década "ganada"? ¿O eso de "ganada" es puro verso? Cambiando el ángulo, los que conocimos el rodrigazo vemos con preocupación que se está repitiendo, aunque ahora "en cuotas". La presidente informó el pasado miércoles 22 de enero que los trabajadores argentinos teníamos el mejor salario mínimo vital y móvil de la región, equivalente a 600 dólares. El lunes 27, siguiendo esas mismas cuentas oficiales, ese salario equivale a 450 dólares (un salario mínimo de 3600 pesos con un dólar oficial a 8). Es otra clara expresión de cómo el gobierno les cobra a los trabajadores el evidente ajuste. Pero quizás esto del Plan Progresar es peor, dada la destrucción de las instituciones, de los valores, de la justicia, de la educación...en fin, de todo el tejido social de nuestra Patria. Un amigo, en una de esas charlas de café sin café que tienen los pueblos chicos, y que se hacen en las esquinas o en el medio de la plaza, nos acotó algo importante: el valor de la educación familiar, el haber crecido en la cultura del esfuerzo, el haber logrado un título, un trabajo, todo por propios méritos y no por dádivas. Quizás debamos fortalecer justamente los lazos familiares que nos legaron estos valores y apoyarnos en ellos para transmitirlos a los más jóvenes. ¿Por qué una dádiva si es que hay "pleno empleo"? ¿Por qué seguir esquilmando el país si ya estamos tocando fondo? Saludo fervorosamente a cada uno de los amigos "de buena voluntad" que piensan como yo, y ¡tengamos ánimo! Ánimo que yo ansío tener y que quisiera contagiar...pero hay miles de jóvenes que mamaron de la década de la desidia, del desinterés por estudiar...de la falta de respeto por los mayores...''una generación perdida'' o al menos jaqueada por el falso y cómodo "triunfar" de la vagancia paga...''Juventud divino tesoro'', decía Rubén Darío en "Canción de otoño en primavera". ¡Qué lejos estamos de eso...y que difícil será remontar esta porquería! Pero acá en Entre Ríos tenemos algunos agregados al tema. En primer lugar la titular del Inaubepro, Mayra Cresto, dijo que "habría" que estudiar la posibilidad de que haya una colisión entre el sistema de becas que ya existe en la provincia con el que ahora se ha inventado desde la presidencia. En ese caso, los "ni-ni" autóctonos tendrían doble "beneficio". Y el otro, no menos importante por sus consecuencias, es la creación, por parte del gobernador, poco antes de viajar a Cuba [ya que estamos, viajó tres días antes de la Cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) ¿a hacer qué?], de una Unidad Ejecutora Provincial para poner en marcha el Plan Progresar, incluso antes de saber si la teoría de Mayra Cresto es acertada. Pero bueno, mientras tanto, como contribución a la idea de Cristina, Don Urribarri aporta lo suyo haciendo Progresar a un número indeterminado de acólitos que pudieran haber quedado en lista de espera al momento de nombrar los funcionarios al principio de la gestión. Estas "Unidades Ejecutoras" son ideales para eso, ya que para integrarlas no hay que tener ninguna capacitación específica, ni hay tampoco un límite establecido para la cantidad de integrantes. Si algún día el gobierno da a conocer la conformación de la misma, aquellos que estamos acostumbrados a leer entre líneas nos encontraremos con más de una sorpresa, seguramente. Podría haber imitado, pero no lo hizo, al gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, que dejó cesante a partir del viernes a la totalidad de sus funcionarios para la reestructuración de su planta política, previendo que la nueva estructura contemplará a 170 colaboradores, lo que representa la mitad de los actuales cargos. A su vez, las remuneraciones de los funcionarios ratificados tendrán una reducción del 15 por ciento de sus haberes. "Cuando la mitad de la población cree la idea de que no tiene que trabajar porque la otra mitad de la población va a mantenerla, y cuando la otra mitad cree que no vale la pena trabajar para mantener a la primera mitad, entonces llegamos al principio del fin de una Nación". Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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