jueves, 9 de enero de 2014

Ganó Pirro

Ganó Pirro – Editorial del 10 de enero de 2014 Yo me voy a animar hoy, después de este breve descanso de una semana, y en ocasión de tratarse del primer editorial del año 2014, a hacer un poco de periodismo de anticipación, intentando deducir (o sea llegar a una conclusión que se infiera necesariamente de las premisas existentes) qué es lo que va a pasar de acá a las elecciones de 2015. En general nadie me puede impedir que lo haga, y en particular, servirá para, como ha venido sucediendo (y seguramente esa es una de las razones de la continuidad de Crónica) casi desde los comienzos, corroborar en cuántas cosas hemos tenido razón, a veces lamentablemente. Varias han sido las banderas que ha levantado este gobierno en su constante monólogo, y como considero que todas son mentiras, y se van a ir cayendo a pedazos a medida en que nos acerquemos a diciembre de 2015, es que trataré de analizar por lo menos las más enhiestas y visibles, que son a la vez las que ellos más defienden como su razón de ser en la vida y en el ejercicio del poder. Por causas que ellos mismos decidieron privilegiar, seguramente para justificar ante los demás un progresismo que no ejercían, ya que era solamente "a la violeta" (expresión esta que se usa para referirse a aquellos que presumen de ser defensores de ciertas ideas, pero en realidad no lo son tanto, es decir, lo son de manera superficial y que incluso las más de las veces es solo una una mera pose de conveniencia o interés), se autoproclamaron los líderes por la defensa de los Derechos Humanos, relegando a un segundo e injusto lugar, o incluso olvidándose de él, a Raúl Alfonsín, respecto al que ya dije muchas veces acá, sin su "guapeza" y decisión todavía estaríamos en un sistema como el de Chile, en el que no se juzgó ni se cuestionó demasiado el accionar de la represión militar, y todavía se vive preguntándoles si está bien lo que hace la democracia. En ese marco, y juro que no estoy haciendo un simplista juego de palabras, el 24 de marzo de 2004, el Presidente Néstor Kirchner le ordenó al por entonces titular del Ejército, Roberto Bendini, que bajara de las paredes de una de las galerías del Colegio Militar de la Nación los cuadros de los Presidentes Jorge Rafael Videla y Reynaldo Benito Bignone. En ese acto Kirchner destacó que el retiro de los cuadros "marcaba definitivamente un claro posicionamiento del país, de las Fuerzas Armadas y de él mismo, en su carácter de Comandante en Jefe de esas Fuerzas, de terminar con esta etapa lamentable" y de que "esté consolidado el sistema de vida democrático y desterrado el terrorismo de Estado". Lo puse textual para que se note más la contradicción con lo que sigue. Casi diez años después, o sea ya con la "década ganada" (digo, como para trazar un paralelo con algo muy propio de los argentinos como es el fútbol) parece que nos dedicamos a hacer jueguito y a dar pases para el costado o para atrás, lo que es aún peor, (sé de partidos que se creían ganados y se perdieron por "cancherear" de esa manera), la Sra. Presidente, también Sra. del que hizo bajar los cuadros, ordenó a sus fuerzas en el Congreso y en los chupamedios, nombrar y defender el nombramiento de César Milani al frente del mismo ejército que su marido había considerado como que ya había desterrado de sus filas al terrorismo de estado. El tema es que el citado militar, que es investigado por violaciones a los Derechos Humanos y enriquecimiento ilícito, está presuntamente involucrado en la desaparición del soldado conscripto riojano Alberto Ledo y en la detención ilegal de Alfredo Olivera y su padre, Pedro Olivera. Son numerosas las organizaciones sociales, políticas, sindicales, entre ellos el Centro de Estudios Legales y Sociales, que fundara el socialista Alfredo Bravo y que ahora preside el kirchnerista Horacio Verbistzky, que reclamaron que esto sea investigado con la seriedad que amerita antes de tomar una decisión como la que avaló el ascenso de Milani. Sin embargo la Presidente lo hizo nombrar igual, y lo dotó de un presupuesto altísimo para hacer lo que es su especialidad (aunque parezca paradójico), ya que procede del arma de Inteligencia. Muchos suponen que la razón está, entonces, en contar con un aliado a la hora de empezar a pinchar teléfonos, infiltrarse en medios, apretar jueces, etc., materia en la que el nuevo jefe del ejército es, aparentemente, un eximio exponente. El otro tema del que se jacta el gobierno, sobre todo porque se durmió en los laureles de los logros conseguidos en 2003, de la mano de Roberto Lavagna en Economía, es de los índices de crecimiento, de descenso de la pobreza, de aumento del trabajo, de la nula inflación, etc. Sin embargo, hace unos pocos días, el semanario británico The Economist consideró que la pobreza junto a un "mal gobierno, los bajos niveles de las prestaciones sociales, las tensiones étnicas y una historia de los disturbios", hacen a la Argentina un país con "muy alto riesgo de desorden social". El análisis explica que aunque las dificultades económicas son "casi una condición necesaria para la grave inestabilidad" social, sólo cuando este problema se combina con una "amplia desigualdad de ingresos, el mal gobierno, los bajos niveles de las prestaciones sociales, las tensiones étnicas y una historia de los disturbios", el riesgo de conflicto es alto. ¿Clarito, no? Considero que actitudes como las que ha tenido a fin de año el responsable de la Administración Federal de Ingresos Públicos, Ricardo Echegaray, de borrar con el codo lo que escribe con la mano e irse a pasar las fiestas en Río de Janeiro, no solamente sin explicar cómo en pleno "cepo cambiario" consiguió los dólares y los justificó, sino, encima, yéndose en la línea aérea de los Emiratos Árabes, en vez de hacerlo, como les corresponde a los funcionarios públicos, en la línea aérea estatal, Aerolíneas Argentinas, es una prueba de ello. Es tan hipócrita que hace un tiempo, en discurso por la cadena nacional, justificando ese "cepo", dijo, otra vez textualmente, "preferimos que los argentinos veraneen en el país". Claro que él se compró un lujoso departamento en Punta del Este en el que ya está instalada su familia. Otra vez uno entiende eso de la "década ganada". Se refiere, obviamente, al crecimiento económico de la familia Kirchner y de sus amigos y adláteres. Porque en lo demás, vamos perdiendo por goleada, tenemos un promedio bajísimo, y no sería raro que si seguimos así nos vayamos a la "B". El plan de entrega de netbooks, que ahora por fin, en un sinceramiento ético se va a llamar, desde este año, Plan votar.ar, en vez del eufemístico nombre de educar.ar que tenía, es otra demostración palmaria de las "victorias pírricas". En las escuelas no se usan o se usan muy poco, por lo que las más de 4.500.000 de computadoras que se han entregado, han servido para el propósito inicial que fue el de beneficiar al fabricante, que debe ser del círculo íntimo de amigos del poder, y para que se potencien los votos de la familia, ya que a "la compu" la usan el padre, la madre, el abuelo, el tío, el hermanito menor (que no vota pero opina) y también el beneficiario, es cierto. Pero para jugar y conectarse al Facebook. Nunca para estudiar. Suelo terminar mis editoriales con una frase, en este caso de Juan José Campanella, conocido director de cine argentino: "El país que tenemos hoy no es el que imaginamos, y el país de mañana será mucho peor de lo que imaginamos. No hay respeto. No hay educación. No hay diálogo. La búsqueda de la excelencia se abandonó por completo. Nos acostumbramos al atropello del poder político, al patoterismo. Al corto plazo sin una visión de país que nos ilusione. Que nos enamore. ¿Qué queremos? Volver a sentir orgullo de ser argentinos. Viajar seguros. Ver un desarrollo cultural sostenido. Transitar por las calles sin piquetes. Escuchar a un presidente conectado con el mundo. Poder decidir qué comprar. Qué libros leer. Respetar al maestro. Estadistas conduciendo al país. Economistas manejando la economía. Calma y paz. No al odio y la crispación. Los tres poderes funcionando. Comprar dólares. O no. Recibir cosas del mundo y poder enviar cosas al mundo". Así de simple. Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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