jueves, 6 de septiembre de 2012

Pacta sunt servanda

Pacta sunt servanda - Editorial del 7 de septiembre de 2012 A manera de preparación para lo que se viene, inexorablemente, y por ahí dejando de lado, como tantas otras veces lo hice, temas más coyunturales, quiero explicar el porqué de mi temprano rechazo a la idea de una re reelección, tal como está planteándose desde sectores que responden al "cristinismo". Es harto evidente que este proyecto político estaba basado en una sucesión indefinida entre Néstor Kirchner y su esposa, tanto por su propia convicción de "salvadores de la patria" cuánto por la propia abulia de la oposición, que no puede convertirse ni siquiera por inercia en una opción válida para enfrentar a este sistema ideado para el enriquecimiento personal de sus más altos representantes, en algunos casos con resultados positivos también para la Nación, y en muchos no, aunque eso no sea, evidentemente, lo que les interese. Recuerdo con mucho afecto, de mi época de estudiante secundario, la pertenencia a un grupo teatral que por entonces era emblemático en Basavilbaso. Se llamaba TIM (Teatro Independiente Mascarada). Pero no es precisamente de las mascaradas de lo que quiero hablar, sino del programa de sala de una obra que alguna vez, en uno de esos intercambios que caracterizan a las actividades culturales vocacionales (ahora me pasa con el Coro), representó un grupo de Concepción del Uruguay. Al dorso de la tarjeta que entregaban a los espectadores estaba impresa una frase que me quedó grabada, y que viene muy a cuento para explicar las razones de este proyecto re reeleccionista: "La vida es así; te cambia los planes. La muerte también". Aquellos a los que se les va la vida (casi literalmente) detrás de este proyecto (y no precisamente por una cuestión de ideales), no tienen ahora otra opción, después de la desaparición física de Néstor, que apostar al slogan "Cristina para Tod@s y para Siempre", lo que vendría a completar la idea que comenzara con las milanesas y siguiera con el pescado. Y, también, debo reconocerlo, la implementación de este plan de continuidad de "ella" es un aporte inestimable a algo que venía dejándose un poco de lado. Estoy hablando, por supuesto, de que finalmente tendremos "Cultura para Todos", por lo menos desde el punto de vista literario, ¡porque ya estamos escuchando cada verso! Los discursos de los funcionarios de segunda línea que son el soporte del kirchnerismo apuntan a sostener la continuidad en base a un liderazgo fuerte y a una concepción patrimonialista del poder (esto dicho desde por lo menos dos de los conceptos de la palabra patrimonio), ya que les interesa tanto incrementar su capital como basar la autoridad en la presencia del "pater familiae", que en este caso, sabemos, es una mater. A estos "prohombres" de la nueva política argentina les importa mucho más la dimensión popular de la democracia (expresada, por ejemplo con el Fútbol para Todos y el uso de los fondos públicos para la propaganda partidaria) que las salvaguardas institucionales que frenan las ambiciones de los gobernantes. Es por eso que en los razonamientos (¿razonamientos?) que ya se están escuchando poco se habla de fortalecer la República mediante la profundización de una cultura política que nos muestre aptos para resolver el problema crucial de la sucesión presidencial. El título que elegí hoy no es de ninguna manera casual. Por lo contrario, es muy causal, ya que la frase en latín define una regla básica de los sistemas democráticos y que tiene que ver con que los pactos se formulan para ser cumplidos. Una cualidad de esta forma de gobernarnos que hemos elegido los argentinos, sobre todo desde la Ley Sáenz Peña en adelante, es precisamente que la leyes no deben toquetearse ni hay que tratar de cambiarlas según lo que piense en cada momento el grupo que está en el poder. Las leyes escritas, que en la democracia ateniense (Atenas es la cuna de la democracia) eran como una Constitución, muy raramente se modificaban. La Asamblea, que era soberana, no podía cambiar las leyes sino solo proponer la conveniencia del cambio de alguna. Y digo esto porque precisamente la llave para conseguir sin problemas la tan mentada re reelección está en los comicios legislativos del año 2013, que es hacia donde apunta el kirchnerismo para conseguir las mayorías que le aseguren evitar la discusión y el debate, que son el principio fundamental de la democracia, que no es solo votar, debemos recordarlo, sino primordialmente razonar, argumentar, discutir honestamente entre todos, con respeto mutuo y sin atropellar a nadie. Y de todo esto, la verdad, estamos viendo bastante poco últimamente. De lo que sí estamos viendo mucho, o mejor dicho demasiado, es de la demagogia populista que caracteriza a este tipo de objetivos, y que en esta versión está corregida y aumentada con el propósito de hacer votar a los chicos de 16 años que, convengamos, y salvo algunas excepciones que por supuesto no son la regla, no tienen ni idea de lo que se está decidiendo. Y no la van a tener tampoco por obra y gracia de esa "militancia" sugerida y dirigida desde "la Cámpora" que tanto nos resistimos a aceptar. Aristóteles nos advierte que, cuando se pretende recurrir a la presión del público para tratar de modificar las leyes constitucionales, proliferan como hongos los demagogos y los adulones. "Los demagogos aparecen en los regímenes en los cuales las leyes no son soberanas. Hacen germinar déspotas que pasan a ser los que reciben los honores y todo se vuelve análogo a la forma tiránica de una sola persona". Esto fue dicho por el filósofo griego allá por el año 350 a. C., pero a mí no me engaña. ¡Es evidente que estuvo mirando a Cristina por la cadena nacional! Sin ánimo de jactarnos de hacer periodismo de anticipación, (y acá vuelvo a la primera persona del plural porque no voy a hablar solo de mí), y dado que los archivos de Crónica son un documento inalterable, mal que les pese a algunos, mi amigo el Mono escribía (y firmaba, lo que es más importante todavía, en tiempos de tanto comentario anónimo y cobarde) en la edición del 11 de septiembre de 2009, o sea hace tres años: "¿Qué significa esto? (agrego yo que hablaba en ese momento de una "cruzada política" del kirchnerismo frente al problema con el campo y con los medios), pues sencillamente que el nuevo congreso electo debe ser el encargado de legislar al respecto de este y de otros temas de la misma importancia, como lo son, por ejemplo, la ley de medios y otra ley que parecen impulsar desde el gobierno casi en forma silenciosa y que es de vital importancia para las aspiraciones futuras de régimen, y es la de modificar la mayoría de edad. Y Ud. se preguntará estimado lector ¿qué puede haber de malo en ello? A mi criterio en tanto sea impulsada por un gobierno que promueve el consumo de drogas entre la juventud a través de su despenalización, no solo carece de legitimidad constitucional sino también ética, porque seguramente y sin temor a equivocarme, en algún párrafo de esa ley se prevé habilitar a quienes cumplan 16 años a votar en las elecciones del 2011". ¡El Mono le erró por dos años! Tengo para mí que el oficialismo no debe equivocarse. Es cierto que la oposición está haciendo muy mal las cosas, y que tiene peor discurso que el mismo kirchnerismo. Pero con nosotros deben tener cuidado, porque, como le hace decir Víctor Hugo a Jean Valjean en "Los Miserables" (otra vez debo aclarar, por las dudas, que me refiero al escritor francés y no al vendido relator uruguayo): "Aquellos que no aceptan que los humillen y que no entregan sus conciencias, aunque anden desnudos y tan sólo coman mendrugos de pan, son mucho más dignos que los que se visten de seda a expensas de sus conciencias". Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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