jueves, 27 de octubre de 2011

El enemigo de mi enemigo

El enemigo de mi enemigo - Editorial del 28 de octubre de 2011
Aunque respecto al nivel nacional las elecciones del pasado domingo se presentaban sin la menor incertidumbre, casi como lo que los abogados llamamos "una cuestión de mero trámite", para los entrerrianos había algunas dudas en cuanto a quién iba a ser electo gobernador, aunque no tantas como a priori teníamos los basavilbasenses respecto a la persona que ocuparía el rol de ser nuestro mandatario en estos próximos cuatro años.
Por supuesto que con las cartas ya sobre la mesa es fácil pronosticar un poker de ases. Y aún cuando en los últimos días algunos hechos habían generado dudas y certezas, a la vez, hay que reconocer que nadie se atrevía a armar una planilla de resultados como la que hoy tenemos impresa en esta edición, con guarismos tan claros y contundentes. Nosotros mismos habíamos adelantado el orden, pero nunca pensamos en esa diferencia.
Con posterioridad a las elecciones internas del 14 de agosto, y ya con Perla Battilana como candidata del Frente para la Victoria, se podía avizorar un horizonte complicado, teniendo en cuenta no solo las rivalidades existentes entre los peronistas de Busti y los de Urribarri, sino también las propias heridas que el enfrentamiento interno había producido en las filas kirchneristas, dejando en evidencia diferencias de criterio y de formas de hacer política que resultaron difíciles de superar, aún cuando se confiara en que el paso del tiempo curara las heridas.
Así, y mientras públicamente se insistía en el clásico "el que gana conduce y el que pierde acompaña", las puertas no se abrían y tampoco aquellos que se esperaba que entraran demostraban demasiado interés en entrar. Era una especie de "la casa se reserva el derecho de admisión", en la que los patovicas estaban en abstracto y eran como las brujas, en las que nadie cree, pero "que las hay, las hay". Esos que ahora Battilana identifica como responsables de la derrota, asignándoles, elípticamente, "nombre y apellido", desaparecieron de la escena partidaria al punto tal de que los últimos días de campaña resultaron raros sin ellos, tanto por su ausencia de los medios (que los tenían como "clientes" permanentes en los últimos veinte años, por lo menos, en vivo o desde sus teléfonos oficiales), como por la notoria falta que le significó al folclore característico de las veredas, pasillos y galerías de las escuelas en las que se vota en Basavilbaso, acostumbradas a su tránsito permanente y casi arrollador.
Esos datos no son menores, y debían haberse tenido en cuenta desde los espacios estratégicos del FpV, ya que hacer una caravana encabezada nada menos que por el gobernador, con treinta autos de funcionarios y de candidatos, y muy pocos más de votantes convencidos o en vías de convencerse, era un llamado de atención. Casi como un pico de fiebre en medio de un simple resfrío. Y no alcanzaba para justificar el fracaso hablar de la hora impropia de un día hábil. Si así lo eligieron entonces ese es el punto de inicio del error. Casi que les hubiese convenido no hacerlo, porque en la calle se volcaron muchas intenciones de voto a la luz de esa pobreza de imagen.
Por suerte están los editoriales impresos y volcados al blog, y en ellos la referencia que hacíamos, previo al PASO, respecto a que había muchos a los que les costaba entender que, por definición, una democracia es la viva expresión de múltiples voces y múltiples opciones. Lo que acá se intentó hacer, y se pagó muy caro, fue que prevaleciera la opinión de "13" dirigentes reunidos en la sede de un partido, buscando de esa manera mantener a raya el disenso utilizando el poder.
¿Dónde están, entonces, los mil cuatrocientos votos que perdió Perla Battilana en estos dos meses que pasaron entre las internas y las generales? ¿Eran votos peronistas que ahora votaron a Valenzuela, después de haber aprovechado la oportunidad que les dio el gobierno provincial con ese invento que sólo le sirvió a Urribarri? ¿O eran votos radicales a los que, supuestamente, les convenía que perdiera Giordanengo? ¿Y dónde están, entonces, los ¡dos mil doscientos! votos de Giordanengo? ¿Fueron en parte para Rinaldi? ¿Y si es así, cuáles son los votos genuinos de la UCR?
Son demasiadas preguntas que alguien debería contestar, porque el análisis de los resultados también forma parte de la política. No alcanza con felicitar al contrario y decir que no se pondrán piedras en el camino. Si uno se proponía como opción es porque se creía mejor que el otro. Y en ese caso deberá seguir luchando por sus principios y sus ideas durante estos cuatro años, para lograr que se puedan plasmar en hechos. Y si no es así, como nos tememos, quiere decir que las opciones eran meramente coyunturales, y no había nada detrás que las sostuviera. Algo así como un decorado de un estudio de cine, que de frente parece una casa, pero ya al pasar la puerta se puede advertir que es solo una fachada, apenas sostenida por dos tirantes que ya se usaron otras veces en otras escenografías, y que se seguirán usando en tantas más, mientras la ficción supere a la realidad.
Pero lo que también hay que preguntarse, y contestarse, es qué le pasó a la oposición. Tenemos para nosotros que las carencias tuvieron que ver, en general, con la falta de visión, y en particular, en muchos casos, con la falta de talento y de grandeza. También hablamos alguna vez, y dijimos que "quién quiera oír que oiga", que hubo demasiado egoísmo, demasiada perspectiva limitada a no más allá de sus narices y, sobre todo, una falta alarmante de oídos para las necesidades y reclamos de la gente. Lo poco que se propuso no alcanzó para seducir a un electorado que hace tiempo está buscando algo "bueno por conocer", y no lo encuentra. El kirchnerismo ha hecho suya la teoría del "menosmalismo", entonces, como no hay otra cosa, se vota eso. Y si, encima, la oposición produce malas alternativas, la gente elige entre lo que tiene disponible, y decide que no es necesario cambiar, también seguramente porque las opciones que se les brindan se han empobrecido súbitamente, no por fatalidad sino por propios "méritos".
El 1º de Julio de 1896, momentos antes de su suicidio, Leandro N. Alem, fundador de la Unión Cívica Radical, escribió un testamento político y lo dejó bajo sobre, con un rótulo que decía: para publicar. De él se nos ocurrió extraer un párrafo que si bien está fuera de contexto, es sumamente claro: ¡Ah, cuánto bien ha podido hacer este partido, si no hubiesen promediado ciertas causas y ciertos factores! ¡No importa! Todavía puede hacer mucho.
Juan Domingo Perón, que también murió un 1° de julio (1974) y que si bien no dejó un testamento político único, lo dejó expresado en frases y discursos, dijo: "Para conducir a un pueblo la primera condición es que uno haya salido del pueblo, que sienta y piense como el pueblo. Quien se dedica a la conducción debe ser profundamente humanista: el conductor siempre trabaja para los demás, jamás para él".
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

No hay comentarios:

Publicar un comentario