jueves, 19 de mayo de 2011

Club de enemigos (o “Se acabó lo que se daba”)

Club de enemigos (o “Se acabó lo que se daba”)
Editorial del 20 de mayo de 2011
La inminencia del cierre de las listas para la interna abierta que se desarrollará el 14 de agosto, precipitó algunas discusiones y rupturas que se veían venir, y que nosotros auguramos desde hace tiempo, cuando todavía la “cadena” estaba impecable (por lo menos a simple vista), y el inmenso cartel que decoraba cual capitel la entrada de la Unidad Básica de nuestra ciudad mostraba los rostros sonrientes y próximos de quienes hoy son irreconciliables. Todo se agrava si tenemos en cuenta que son los mismos que, en la campaña electoral de 2007, se comprometían a trabajar juntos por el bien, por lo menos, de los basavilbasenses. Uno supone que esa fue la causa principal del arrasador triunfo de aquél año, y por eso se siente decepcionado.
Como los argentinos somos muy dados a los análisis meramente coyunturales, y hoy pareciera que las ecuaciones a resolver tienen que ver nada más con que el candidato a Presidente Municipal por el Frente Para la Victoria sea, en reelección, Blanca Rossi, u optemos por la experiencia organizativa del Dr. Sergio Giordanengo o por la capacidad funcional de Perla Battilana, nosotros vamos a intentar desarrollar nuestra idea respecto a que la cosa no se reduce a eso.
Porque la cuestión, entendemos, es mucho más profunda. Hemos dicho acá muchas veces que nos mueve siempre en estos temas la íntima convicción de que el sistema democrático es lo mejor que tenemos como forma de gobierno, y que dentro de él los partidos políticos son como la sangre que fluye por sus venas. Sin ese líquido vital el organismo no puede vivir. Y la sangre, señores, es una de las pocas cosas que el hombre todavía no pudo fabricar. Se ha trabajado con sucedáneos desde hace ya mucho tiempo, pero no le encuentran la vuelta. La sangre es la sangre.
Y así como no hay sangre artificial, tampoco dan resultado los inventos de acceso a la política de personas que, como dice en esta misma edición Héctor Parinelli, tienen el mérito de que “son bien vistos”. A la corta o a la larga lo que sucede es que se quedan sin sustento partidario, o son víctimas del tira y afloja de aquellos que los llevaron al lugar en el que están, uno agarrado de cada mano, y terminaron soltándole las dos.
Quizás decir que las peleas comenzaron al otro día de asumir (estamos hablando de poco más de tres años atrás) sea mucho, pero recordamos que ya por febrero o marzo de 2008, o sea a tres meses de ser ya Diputado Provincial, Fabián Flores se quejaba de que no era recibido por el gobernador. Por supuesto que esto siguió así hasta que derivó en la ruptura del FPV en Entre Ríos y la consecuente aparición del Peronismo Federal, que nucleó detrás de Jorge Busti (seguramente la razón de ser de este enfrentamiento) a todos los que, desde sus departamentos, se oponían a los que respondían a Urribarri. Flores contra Aldáz en Basavilbaso (como estandartes departamentales), Strassera (debemos decir que también estaban los Cresto, pero “billetera mata galán”) contra Bordet en Concordia, y así sucesivamente. Y, a decir verdad, en las últimas horas parece que la billetera está matando a otros galanes. ¡De uno y de otro lado!
Cuando enseñamos Historia en el colegio explicamos para qué sirve. Y hacemos hincapié en que la mayor utilidad que presta esa ciencia es aprender de los errores (también de los aciertos, pero más de los errores). Y usamos como ejemplo (lo que los abogados llamamos leading case) el de Napoleón, que invadió Rusia en invierno y terminó con su ejército diezmado por las inclemencias del tiempo (recomendamos leer La Guerra y la Paz de Tolstoi). Por no entender bien la historia, y también por aquello de “a mí no me va a pasar”, más de un siglo después Hitler comete exactamente el mismo error (¡por suerte!).
Si bien acá no estamos en Rusia, no tenemos ningún emperador loco con la mano dentro de la chaqueta ni, mucho menos, un cabo fanatizado y fanatizante arengando multitudes (¿no?), el caso nos debe servir a los votantes y a los votados como timbre de alarma. Lo que ya pasó una vez puede volver a pasar. Tanto en la derrota como en el triunfo. Así estas divisiones pueden ser un regreso al escenario que permitió el triunfo de Ángel Medina frente a Julio Aldáz (casi impensado y debido, sin dudas, a la pelea interna del PJ, que fue tan sangrienta que en algunos todavía no cicatrizó), cuánto en una hipótesis de triunfo de un proyecto armado a las apuradas, solo con nombres, y que comience a hacer agua a poco de salir del puerto.
Es que la lucha interna hace rato que no deja ver cuáles son los verdaderos problemas de la ciudad. Y tampoco los de la provincia, ocupados como están en licitar obras públicas, como si este fuera el fin último de los gobiernos. Nos encontramos dentro de un círculo vicioso en el que hay que contratar para beneficio de la “corona”, y así generar fondos para la campaña que nos permita volver a ganar y entrar devuelta en la rueda. Mientras tanto la gente, la que los votó y la que no, se debate entre problemas insolubles, que son más profundos para quienes menos tienen. Desde Agmer se ha hecho notar que “cada vez menos personas tienen acceso a un plato de comida porque son indigentes, que es un escalón más, debajo de la pobreza”.
Estos ciudadanos, que son tan entrerrianos como nosotros, no pueden hacer alianzas, ni construir un frente, ni postularse para una candidatura, porque “no tienen cómo pensar en el mañana, en sus dolores o molestias que deberán superar sin pena; en el frío que no podrán calmar con sus medias rotas, o zapatos o zapatillas con agujeros. Estos hermanos saben bien que el abrigo de la noche será un gato o perro, sus fieles amigos, y que compartirán el colchón con sus hermanos y que, en muchos casos, ese colchón serán cartones”.
Y en Basavilbaso, el absurdo olvido de los barrios que ellos denominan “periféricos”, en los que chicos y grandes se entierran en el barro cada vez que llueve, porque no tienen la suerte de los funcionarios de poder moverse en sus fastuosas 4 x 4, conseguidas con los emolumentos que estimulan la indigencia. ¡Vergonzoso! Y también podemos hablar del verdadero caos en el tránsito de Basavilbaso, en el desorden del estacionamiento, en el incumplimiento a la luz del día de las ordenanzas vigentes, sin medir las consecuencias que, tarde o temprano, este desentendimiento va a ocasionar. ¡Acuérdense de Cromañon y de las penas por incumplimiento de los deberes de los funcionarios! Y por qué no referirnos al desperdicio de los desperdicios, que podrían ser una fuente de trabajo organizada y contribuir a los gastos del municipio, si se utilizaran inteligentemente.
Pero es claro. El tiempo no da para gobernar. ¡La rosca es lo que importa!
Pero la gente está aprendiendo, despacito, a cantar la letra de El Orejano, que llevaran por todo el mundo Los Olimareños:
“Porque no me llenan con cuatro mentiras
los maracanaces que vienen del pueblo
a elogiar divisas ya desmerecidas
y hacernos promesas que nunca cumplieron”.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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