jueves, 20 de enero de 2011

Disforia

Disforia - Editorial del 21 de enero de 2011
La Disforia (del griego dysphoros, difícil de llevar) se caracteriza generalmente como una emoción desagradable o molesta, como la tristeza, ansiedad, irritabilidad o inquietud. Es el opuesto etimológico de Euforia.
La disforia se refiere sólo a un desarreglo de las emociones y se puede experimentar en respuesta a acontecimientos vitales ordinarios, como la enfermedad o el duelo.
Como nos divierte utilizar palabras “nuevas”, un poco con la idea de contrarrestar lo que están haciendo contra el lenguaje desde los mensajitos del celular hasta las redes sociales con sus límites de tiempo y espacio, y sus abreviaturas absurdas, la buscamos para el título, lo que nos posibilita no tener que usar otras más fuertes, sinónimos, por ejemplo, de “me tienen repodrido”. Esto dicho, por supuesto, en referencia a los que Le hacen creer a la gente, con argumentos endebles y estúpidos, que los “enemigos del sistema” son los que piensan distinto que ellos.
En la “TV K”, mal llamada “TV Pública” (no creemos necesario aclarar otra vez que público quiere decir “de todos”) no hemos visto en ese engendro televisivo apodado “6, 7, 8” (que es un espacio de publicidad y no un programa periodístico) ninguna mención al video que circula por muchos medios (y que nosotros tenemos y se lo podemos aportar, si es que les falla el archivo) en el que el progresista Néstor Kirchner recibe en Río Gallegos a Carlos Menem, vociferando que se trataba del mejor presidente de la historia de los argentinos.
Tampoco hemos visto analizar allí la foto que nosotros también tenemos, por las dudas, en la que el mismo ínclito recientemente fallecido expresidente posa junto a integrantes del gobierno de facto del Proceso, con una cara de “muchos amigos”. Por supuesto que eso es anterior a su decisión de cambiar sus antecedentes personales, fraguándolos, y haciéndose pasar por un militante de la resistencia peronista de los ’70. ¡Andá! Militantes de esos, de café y “Las venas abiertas de América Latina” debajo del brazo conocemos muchos. No es exclusivo de Néstor y Cristina el invento de su inexistente militancia supuestamente clandestina y “jugada”. O, en todo caso, lo que hicieron después, como por ejemplo enriquecerse gracias a la usura y al apoderamiento de bienes a través de las consecuencias nefastas de la “1050” borra todo lo demás. ¡Y eso también debería ser dicho en ese programa, en el que, en una forma burda y repugnante, todos se prosternan, perdiendo el orgullo, para chuparle las medias al gobierno! ¿A cambio de un plato de lentejas?
Mucho menos hemos escuchado reconocer, ahora que el puching ball es Duhalde, que el kirchnerismo llegó al poder gracias a la influencia que el mismo Duhalde tuvo dentro del partido para elegir a su “delfín”, y a la buena prensa que significaban los logros que bajo el gobierno del caudillo de Banfield y su ministro Lavagna se habían obtenido. ¡Y pese a ello Kirchner perdió en primera vuelta nada menos que con Menem!
Tampoco entendemos, y esto es todavía muchísimo más grave, por qué todos son peronistas cuando les conviene, pero “se abren de gambas”, literalmente, a la hora de hacerse responsables de las enormes metidas de pata (acá deberíamos haber puesto “cagadas” pero nos pareció inadecuado para un medio serio como el nuestro) que se mandaron todos los que antes se cobijaron bajo esa misma bandera.
¿O es ser gorila decir que el comisario Villar, reconocido jefe de la Triple A y asesino despiadado de cientos de militantes políticos en los ’70 (se salvaron, entre unos pocos, Néstor y Cristina, ya sabemos, y algún conocido de por acá), fue nombrado Jefe de la Policía Federal por el General Perón a poco de asumir su tercer gobierno? Si Montiel merece ser juzgado por tres muertes ocurridas en los disturbios del 2001, el ajusticiamiento de Villar a bordo de su lancha en el Tigre amerita un monumento público en el que se detalle, clara y contundentemente, quién lo puso en el lugar desde el cual organizó las primeras represiones “legales”.
A estas cosas no las dice nadie, pero son importantes, porque pareciera ser que estamos gobernados por los más iluminados prohombres, siendo que son parte de la lacra que ellos mismos defenestran.
Mirando ese mismo programa (¿y qué?, hay gente que fuma sabiendo que le hace mal) nos sorprendimos con una canción supuestamente irónica que hacía referencia a las Haylux, Amrok y otras marcas de camionetas que se compraba la gente del campo. Obviamente que esto estaba relacionado con las medidas dispuestas por la Mesa de Enlace, que generaron en la intelligentzia (elite intelectual que piensa y lleva adelante ese programa), una “genialidad” para lo único que se les ocurrió contestar, demostrando que son reaccionarios, quizás más que los mismos a los que ellos critican.
De últimas, los hombres de campo tienen sus hectáreas, heredadas, compradas, lo que quieran. Y los políticos tienen su “quintita”. ¿Se entiende? Hemos dicho acá que conocemos muchos dirigentes que, aunque ¿no? literalmente, “matarían” por mantenerse en el lugar en el que están. ¿Por qué? Porque nunca hicieron otra cosa, porque la jubilación que obtendrán será mucho más importante que la que hubiesen gozado si se quedaban en el ámbito privado, porque están acomodando a su familia, porque reciben un trato inmerecido que de otra manera no les darían, porque, porque, porque. Si hasta los llamaríamos a los genios productores del programa para dictarles una canción similar, pero con los autos y camionetas que se compran los funcionarios que vemos todos los días. Repetimos, los hombres de campo que nosotros conocemos (no es una regla porque hay muchas excepciones), más allá de las diferencias que mantenemos “gracias” a la soja y al glifosato, se levantan a ordeñar a las cuatro y media de la mañana, recorren el campo, sufren y han sufrido por créditos que no han podido o no pueden pagar, y tiemblan mirando al cielo esperando una lluvia que no llega o rogando porque no caiga un granizo que los arruina.
En cambio estos otros tipos, que también conocemos, ordeñan todo el día. Y todos los días. Por eso no quieren que se les termine la leche y se creen que tienen la “vaca atada”.
Alguna vez usamos acá los versos de “El Orejano”, el tema que popularizara Jorge Cafrune en nuestro país y Los Olimareños en su paisito y en todos lados. Hoy recurrimos a algo similar, que volvimos a escuchar el otro día con un amigo, y que ejemplifica muy bien esta actitud de denunciar las cosas que creemos que están mal. O, mejor dicho, muy mal. Se darán cuenta, obviamente, que se trata del “Permiso” de José Larralde:
Sé que me van a decir que esto ya lo dijo alguno,
y que soy medio ovejuno y me acoplo en el sentir,
pero les debo advertir que son muchos los que sienten
y se callan de prudentes o por temor a la biaba,
y comen en las yerbeadas churrascos de agua caliente.
Soy un pájaro que canta, soy hijo del sentimiento,
juro que pa'lo que siento me está faltando garganta,
soy tigre que no se espanta ante la vida o la muerte,
soy guasca sobada a diente, soy de la lanza la punta
soy potro que no se junta, con los domao a palenque.

Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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