jueves, 3 de junio de 2010

Las cosas mal hechas

Las cosas mal hechas - Editorial del 4 de junio de 2010
Tres sucesos concomitantes tuvieron por escenario a la ciudad por estos días, y si bien son particulares de nuestra propia realidad, cumplen con el viejo adagio de "conoce tu aldea y conocerás el mundo".
De uno de ellos ya dijimos bastante en las dos semanas anteriores, y casualmente, siendo a nuestro criterio el más importante y trascendente de los tres, es el único para el cual todavía no hay una respuesta. ¡Y lo más grave es que debería haber sido inmediata!
El segundo de ellos, y esta no es una asignación de órdenes de importancia, porque queda claro que para nosotros están en un pie de igualdad, tiene que ver con la solicitud de un grupo de jóvenes del ARI - Coalición Cívica, presentada en Mesa de Entradas del Municipio local, por la cual peticionaban una autorización para realizar una actividad política, más bien de esclarecimiento, en la Plazoleta San Martín, en los días previos al festejo del Bicentenario. Curiosamente el DEM negó esa autorización, aduciendo, ¡mucho más curiosamente todavía!, que era imposible desarrollar dicha actividad "considerando que la plazoleta es un espacio público" (¡sic doble y triple!). Llama poderosamente la atención hasta de un lego la decisión firmada por la Presidente Municipal, ya que hay principios acerca de los cuales nadie discute. Tradicionalmente, un bien público (y la Plazoleta San Martín lo es) es aquel que pertenece o es proveído por el Estado a cualquier nivel: Gobierno central, municipal o local, por ejemplo, a través de los municipios, pero en general por todos aquellos organismos que forman parte del sector público.
Esta concepción se remonta al Derecho romano, en el cual la res publica (cosa pública) hacía referencia a las propiedades de la Antigua Roma o sus ciudadanos en conjunto, tales como las fuentes de agua de la ciudad, las calles, etc. La influencia de esta acepción se ha extendido con algunas modificaciones hasta el presente, al punto que los más importantes juristas especializados en el tema coinciden en que el uso de las calles, plazas, puentes y caminos, el mar adyacente y sus playas pertenece a todos los habitantes, combinando dos criterios legales: la propiedad es estatal, el usufructo es general para todos.
Si bien es cierto que a los jóvenes del ARI, o a quienes los asesoraron, les comprende el viejo adagio legal de que "nadie puede alegar su propia torpeza", reconocido incluso por ellos mismos al justificar el envío de la nota pidiendo autorización, pero entendiendo que la misma era "una formalidad" ya que "en democracia y con plena vigencia del estado de derecho no es necesario pedir permiso para hacer política en la vía pública" (¡otra vez doble o triple sic!), no podemos echarle la culpa a ellos del desenlace del caso, porque convertiríamos a las víctimas en victimarios.
Pero las sorpresas que nos depara la vida no acaban acá. No señores. En una audiencia posterior, graciosamente (no en la acepción de chiste sino de favor) concedida por Blanca Rossi, nuestra primera mandataria expresó: "sí, yo tengo que destacar eso, porque ustedes pasaron una nota, porque por ahí hay gente que está vendiendo, hablando con la gente y por ahí nosotros no nos enteramos".
Ahora bien, ¿cómo puede ser que se confunda la ocupación de los lugares públicos por parte de agencias de automotores (casi todas las semanas), de vendedores de rifas (un poco menos frecuentemente), de "grabadores de vidrios", (hace unos días y en una por lo menos insólita interpretación de la normativa vigente, ya que en otros municipios eso se prohibió), con el ejercicio del que seguramente es el más importante de los derechos del hombre, como es el del libre ejercicio de la democracia, que le asegura la vida y la libertad, nada menos.
Como las actividades que mencionamos a modo de ejemplo se extienden normalmente por varios días, uno debe suponer que no son clandestinas, o sea que la autoridad "se ha enterado" y lo ha permitido. Y ni que hablar del uso que del predio del museo ferroviario han hecho desde el mismo partido del gobierno hasta otro tipo de asociaciones u organizaciones. No dudamos que en todos estos casos, más allá de esa "propia torpeza" que mencionábamos más arriba, obrarán en los archivos los correspondientes pedidos de autorización para el uso de esos espacios públicos, así como las razones que aconsejaron en todos esos casos concederla, contrariamente a lo que se decidió en respuesta al pedido de la juventud del ARI - Coalición Cívica.
Por suerte nuestra compueblana, ex compañera (de coro), y por voluntad mayoritaria (en su momento) elegida intendente, dejó en claro que "una vez que veo las cosas hechas ya no vuelvo atrás". Y está bien que lo haya aclarado, para que uno sepa a qué atenerse, aunque después se queje de que "me tildan de autoritaria, de déspota y demás, y a lo mejor lo parezco, pero no lo soy. Bajo ningún aspecto quiero serlo" (cuádruple sic).
El tercer tema, que sigue manteniendo cosas en común, es el de la notable pelea interna que se está dando en el Partido Justicialista de la provincia, y que tiene su "efecto rebote" en el ámbito local, que aporta al gobierno de Entre Ríos un Diputado Provincial de destacado desempeño (Horacio Fabián Flores) y un funcionario muy ejecutivo (el Dr. Julio César Aldáz, Presidente del Instituto Autárquico Provincial de la Vivienda).
En efecto, las diferencias entre quienes hasta hace poco se definían mutuamente como "mi amigo… (y ahí seguía el nombre de cada uno de ellos, o el sobrenombre) son tan evidentes que, si uno no conociera la historia del peronismo y sus muy especiales características, debería pensar que ya son irreconciliables. Eso sí, la peligrosidad que nosotros notamos, más allá de parecernos anecdótica la "pelea", está dada en el hecho de que arrastra en esa marea a los concejales (que ya manifestaron públicamente la escisión del bloque) y al pueblo todo, que votó una opción en forma de cadena, de la que, como dijo una amiga, "ya ni los eslabones están sanos". Ahora cada uno de nosotros, de los que tenemos participación pública y comunitaria, estamos obligados a mirar con mucho cuidado qué obras mencionamos o cuáles agradecemos, porque de esa manera, inevitablemente, nos congraciamos con unos pero nos enemistamos con los otros.
Que ésto pase restando todavía un año y medio de gestión de gobierno, y con consecuencias todavía impredecibles, le hace mucho daño al sistema, ya que lo vuelve desconfiable (si se nos permite el término), porque el cartel que hace poco fue retirado (¿apresuradamente?) del frente de la Unidad Básica local nos mostraba una imagen que duró lo que, como decía Gardel, duran los "amores de estudiante", que "flores de un día son".
Igualmente, y tal como a partir de hoy ponemos en nuestra tapa, en una súplica ciudadana de igual valor, por lo menos, que la que exigieron los chicos del ARI y la que piden los concejales pertenecientes al ahora nuevo bloque del Peronismo Federal, esperamos una respuesta de los responsables de la decisión de no hacer una ceremonia multiconfesional en los festejos públicos del Bicentenario en nuestro pueblo de "criollos, judíos y gringos".
Eso sería coherente con los valores y el método que se debería llevar adelante si nos "bancamos" vivir en democracia, lo que incluye: dar la palabra, autorizar al otro, reconocer en el otro a un sujeto y nuevamente, creer que se puede. Que se puede convivir mejor. Sin pretender aspirar a la venturosa felicidad imposible, esa huidiza meta, sino aportar a que los sujetos puedan gozar mejor de sus vidas.
Aunque haya que volver atrás las cosas mal hechas, Susy.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

1 comentario:

  1. IMPECABLE MARIO TU APRECIACION Y EL JUSTO CRITERIO AL DESARROLLAR LA EDITORIAL!

    María Delfina Maza Díaz

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